Se mantuvo acostado con un brazo sobre sus ojos en aquel sillón de aquella casa que obviamente no era la suya, mucho menos era la de su padre.
—Hiciste algo estúpido, ¿Verdad?
Pregunto sin mucho tacto él líder de gimnasio de Arrecípolis, quien se encontraba cómoda y elegantemente sentado en uno de los sillones individuales y no dejaba de mirar con un toque burlón —y ligeramente cruel— a su amigo de la infancia, quien tenía dos horas de haber llegado a su casa, arrastrando los pies y con la mirada perdida en él suelo, su buen amigo no había tardado mucho tiempo en hacer su camino al sillón y simplemente echarse ahí, sin abrir la boca en ningún momento.
—¿Se nota mucho?
—¿Es necesario que responda?
Y él silencio se hizo una vez más en la sala, hasta que pocos minutos después finalmente Steven se alzó de donde se había encontrado acostado, dejando ver claramente las leves ojeras que se apenas se estaban formando bajo sus ojos.
—Hice algo estúpido.
Soltó él de cabellos plateado después de haberse sentado correctamente y mirando a los ojos a su amigo de la infancia, con los hombros sueltos en señal de que se encontraba cansado. Ante esta declaración Wallace no hizo otra cosa más que asentir y continuar sonriendo levemente, sin dejar de mirar a su amigo de aquella forma burlona.
—El trabajo en la liga te esta acabando, amigo mio…
Mencionó él de cabello azul con su mano diestra acariciando su barbilla, curioso ante la vista que tenía de Steven.
—No, las ojeras también es por la estupidez que hice…—confesó él de cabello plateado bajando la vista una vez más—No he dormido muy bien por lo mismo.
Wallace se mantuvo callado, esperando pacientemente a que Steven soltara algo más consiste con lo cual trabajar, o que al menos le diera una pista sobre lo que hizo. Su mejor amigo era bueno para mantener secretos —y también para desaparecer sin que nadie de con el— tanto propios como los que se le eran confiados, razón por la cual presionarlo no serviría de nada, si no quería decirlo no lo diría ni aunque lo torturaras —algo comprobado cuando tiro una piedra fuego al mar para que le dijera donde escondía los dulces— por lo que no le quedaba de otra mas que esperar.
Pero justamente ahora no tenía muchas intenciones de ponerse a esperar, saber la razon del porque su mejor amigo se veía tan… Acabado, le consumía de tal forma que la necesidad de insistir hasta que suelte todo se hizo presente de manera inmediata.
—¿Algo en especial que me quieras confesar?
Steven mantuvo un momento más la mirada perdida en él suelo, hasta que finalmente se armó de un poco de valor para mirar fijamente a su amigo quien esperaba de manera impaciente a que dijera algo mas, solo para bajarla un momento después y ocultar su cabeza entre sus brazos.
—Yo… ¿Recuerdas que te dije que me reconcilie con un amigo?
Él de cabello turquesa tuvo que hacer un gran esfuerzo por escuchar —incluso hasta se inclinó hacia Steven— para posteriormente ponerse a recordar. Poco después de que Winona —el simple hecho de recordarla le deja una sensación de vacío en él estomago— lo corto recuerda haber pasado unos días de depresión en su casa, para posteriormente ir con Steven —a quien ya tenía tiempo de no ver— quien se encontraba en una situación depresiva similar o peor que la propia, razón por la que ambos terminaron viendo películas hasta entrada la mañana, mientras comían helado y soltando todo lo que tenían guardado. Justamente ahí descubrió que su amigo había hecho una amistad que había terminado apreciando de tal forma —admitía que escucharle hablar de aquel amigo le hizo sentir envidia— que perderlo simplemente le quito los colores a su vida.
Si Wallace ese dia no hubiese estado igualmente deprimido por él rompimiento con su novia de tres años y sin sentimientos, probablemente hubiese caído en cuenta desde un principio que, su mejor amigo, no solo había encontrado a otro amigo en la vida, sino que —sin darse cuenta— desde un inicio pareció demostrar otra clase de sentimiento por al que consideraba simplemente como un amigo.
Y él idiota que tenía frente a su persona seguía sin darse cuenta. Anda, que hasta pena daba su situación.
—Creo recordar, si… Algo así viene a mi memoria—comento de una forma burlona intentando cambiarle él humor a Steven con su tono de voz, algo que ni siquiera así le hizo reaccionar—Aunque a estas alturas ni él nombre me has dado.
Steven soltó un suspiro, como si él simple de tener que decir aquel nombre le ocasionará alguna especie de dolor.
—Drew… Se llama Drew.
—¿Y qué fue lo que le hiciste a Drew?—insistió él de cabello turquesa mientras pensaba detenidamente en él nombre que le acababa de decir Steven.—¿Le gritaste otra vez?... ¡Oh mierda Steven!¿¡Ahora si lo golpeaste!?
Se levantó asustado del sillón donde minutos antes se había encontrado tan cómodamente sentado, poniéndose nervioso e histérico en menos de cinco segundos, ¡Si él Sr. Stone se enteraba le iba a dar un paro cardiaco!
—¡Claro que no!—se defendió rápidamente Steven también alzándose al ver la forma en que amigo reacciono al llegar a una conclusión totalmente errónea a lo que realmente había hecho—¡No le hice daño!... O al menos no de esa forma...—soltó lo último en un susurro bajando sus hombros una vez más en señal de derrota, deprimiendose una vez más.
—Oh… Menos mal...—dijo aliviado Wallace soltando un suspiro hasta que algo en lo recién dicho por Steven llamó poderosamente su atención—¿Qué clase de daño le hiciste entonces?
Lo único que se escuchó a continuación fue silencio mientras Steven volvió a sentarse y él se mantenía en pie, con los brazos cruzados y viendo directamente a su amigo quien se negaba rotundamente a decir algo más.
—Steven, te dejare en claro unas cuantas cosas— soltó, finalmente cansado de que aquella conversación no iba a ningun lado, asi que rodeo la mesita de noche para sentarse a su lado—En primera, no soy adivino, lamentablemente aún no perfeccionó la técnica ancestral para saber que te ocurrió sin que me lo digas.
Wallace escucho muy levemente un sonido hecho por la persona sentada a su lado que parecía alguna especie de risa muy silenciosa, al menos su comentario había logrado un cambio, aunque pequeño pero bien apreciado… Además de que así al menos estaba seguro que si tenia toda la atención del sujeto deprimido a su lado.
—En segunda, él que no habla dios no lo oye—continuó hablando él de cabello turquesa a la vez que contaba con sus dedos, repitiendo una frase que su maestro le había dicho cuando lo vio envuelto en cobijas en la mansión de Steven, porque si, su maestro tuvo que ir a buscarlo hasta haya— y por último, puede que tenga paciencia, pero tampoco abuses, ¿Si?
Él silencio entre ellos se hizo una vez más, algo que Wallace —sinceramente— estaba comenzando a odiar, sin embargo no tuvo siquiera oportunidad alguna de quejarse o hacer alguna mueca de molestia, cuando un pequeño susurro llamó su atención.
—¿Dijiste algo?
Cuestiono agachándose un poco más hacia Steven, acercando su oreja derecha en intento de escuchar mejor.
—Yo… Lo hice llorar.
Wallace se quedó un momento en aquella posición, estática y con su rostro demostrando sorpresa, para finalmente volver a sentarse correctamente de una forma —tal vez— excesivamente recta.
Para finalmente echarse a reír, sin consideración alguna por él de cabellos plateados.
—¡Wallace!—exclamó obviamente ofendido él de cabellos plateados mientras veía y escuchaba como su mejor amigo, casi hermano, se reía en su cara.
Aun así no supo de qué otra forma reaccionar, ni qué otra cosa decirle en cuanto a su situación, que sí, que había hecho llorar a Drew, y aunque eso era algo que le pesara en él alma —principalmente porque era doloroso pensar en las lágrimas que derramó por su culpa— lo que en realidad pesaba en su consciencia era nada más ni nada menos… Que la razón por la cual le hizo llorar. Algo que fácilmente empeoraba cuando caía en cuenta que aquella acción no estaba… Totalmente consentida —porque era más fácil pensar eso que pensar que no, nada de lo que hizo fue consentido— pero Wallace no tenía porqué enterarse de eso… No, no podía dejar que se enterara de eso.
—¿Y?—preguntó él de cabellos turquesa finalmente dejando de reír—¿Eso es todo?
—Bueno… Es que… Me sigue hablando… Aunque en ocasiones me esquiva, o no deja que lo toque… Pe-pe… Pero se siente feo saber que lo hice llorar.
Una vez más Steven pensó en sus acciones, si lo miraba más detenidamente no tenía nada de extraño que Drew no quisiera ser tocado, es más, hasta era la cosa más normal del mundo, pero su actitud esquiva o él simplemente contestar de forma cortante a alguna de sus conversaciones lo hacía sentir… Horrible, y más porque aunque él menor hacia eso, aun continuaba dejándolo estar cerca, aun le permitía ser su amigo. Sinceramente no sabía si sentirse agradecido o no…
Por su parte Wallace tarareo una canción que de repente vino a su cabeza —por la necesidad de hacer ruido— mientras paseaba su vista por la sala de su casa, no tenia mas dudas; Steven era un idiota. Pero como ya no tenia mas necesidad de ahondar en él tema —y que las ultimas palabras tambien parecian ser las ultimas de la conversación— se propuso a pensar en darle alguna especie de apoyo a Steven, porque si había ido a verlo era por eso, no tenía que ser un genio para saberlo. Sus mirada finalmente cayó sobre él jarrón con flores artificiales que se encontraba en él centro del comedor. Y nuevamente, las palabras dichas por su maestro —bendito sea Juan, sin él su vida podría haber sido un desastre— volvieron a su memoria, algo que —como pasó con él— tal vez tambien podrian ayudar a su amigo.
—Steven… ¿Sabes cual es él significado de la “Eglantina”?—Dijo aquello en un tono amable, soñador y tranquilo, para finalmente apoyar toda su espalda contra él respaldo del sillón y mirar él techo con una ligera sonrisa.
—¿La que?—pregunto desconcertado Steven, alzando él rostro y girando un poco para ver a su amigo, cuya actitud le causo un poco de envidia.
—Eglantina, es una especie de flor muy bonita…—continuo Wallace como si no fuese la gran cosa y cerrando los ojos para provocar más interés en él tema a la persona que tenía al lado.
—Oh…—Fue lo único que dijo Steven obviamente curioso, era un experto en piedras no en flores, por lo que aquella mención sin duda alguna llamó su atención.
—Cada flor tiene un significado, ya sea por él tipo que es o por él color—el de cabello turquesa dijo aquello como si tuviese alguna especie de adoración hacia aquella planta, algo que le parecio por demas interesante a Steven, pues no sabia que su amigo tuviera algún conocimiento en flores—Signifca; “Quien te quiere, te hará llorar”
Él campeón de la región se grabó en lo más profundo de su mente aquel significado, aquellas palabras que su amigo le había dicho por alguna razón… Pero lo único que pudo hacer fue guardar silencio y pensar una y otra vez en lo que acababa de descubrir, Wallace sin duda alguna le quería decir algo con la “Eglantina”, pero parecía que él era lo suficiente pendejo como para no darse cuenta sobre él porque.
Una vez más él silencio duró un largo rato… Hasta que Juan llegó porque había una fila de retadores en él gimnasio y la Elite Four tambien parecia estarlo buscando, pues al parecer ya habían llamado a toda la región para preguntar sobre su paradero.
Sin duda alguna su trabajo no le dejaba mucho tiempo libre.