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Ramo de Flores por Abyss

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Notas del capitulo:

Siento que al fin me acerque a los sucesos del manga :,D

No esconde la sorpresa que aparece en su rostro cuando observa la enorme mansión frente a sus ojos, su teléfono, donde tiene la dirección de aquel lugar, resbala lentamente antes de que pueda reaccionar y sostenerlo para evitar la vergüenza de recogerlo del suelo. Traga saliva nervioso, el tamaño del lugar es lo de menos, después de todo, el que fue su hogar durante varios años era de un tamaño similar, aunque, lo que realmente le hacía sentirse fascinado y hacía que la sorpresa se mostrará por toda su expresión, eran las banderas que se encontraban a los lados de la gran puerta, las cuales ondeaban mostrando su escudo de armas, un antiguo linaje y de los pocos que quedaban.

¿Qué clase de familia, tan tradicional, seri capaz de mostrar tal cosa en una de las ciudades más modernizadas de Hoenn?

Realmente nunca había sido era sencillo escuchar algo de la Familia La Rouss, incluso en los tiempos más antiguos, se habían mantenido en silencio, casi totalmente en las sombras mientras ayudaban a la familia real de aquel entonces, manteniendo los pocos bienes y salvaguardando la tierra que tenían en aquel entonces. No llamaban realmente la atención, incluso con todo lo que había logrado extraer del pasado, se notaba claramente la intención de ellos sobre no resaltar en la sociedad a la que pertenecían y donde habían brillado debido a su exótico aspecto, lo que les había valido para conseguir algunos lazos importantes en la sociedad de aquel entonces.

Hasta que pasó.

Los hechos ya estaban demasiado borrosos por el tiempo y mucha información escrita tampoco se dejó, lo único con lo que contaba, era con las viejas historias que hablaban sobre el rey de aquel entonces, en uno de sus viajes dio con la familia y tras presentarse pidió al último descendiente para que se convirtiera en la reina que la región necesitaba en aquel entonces. Un hermoso rostro público que, en cuanto a belleza, intimidaría al resto de regiones en las pocas reuniones que hasta el momento se hacían para establecer pactos de paz.

Dinero, poder, gloria y un territorio mucha más extenso, todo cuanto desearan el rey se los iba a dar, siempre y cuando el pago fuera uno de ellos.

—¡Drew, feliz cumpleaños!

Siente la felicidad correr todavía más cuando ve al de cabello verde bajar las escaleras. Está más que fascinado con el interior del lugar, hay tantas antigüedades que fácilmente puede deducir que ahí hay una gran parte de la historia que se está perdiendo y lamentablemente no es algo que puede tocar tan fácilmente como quisiera.

—Steven, te dije que esto no era necesario.

Verlo sonreír hace que se relaje un poco tras la sorpresa inicial que le ocasionaba el lugar, no era un ignorante como para no haber supuesto que Drew podría estar relacionado con el apellido, pero por su forma de actuar, esperaba que fuera algún primo lejano del apellido y no que estuviera tan relacionado con ellos.

—Y yo te dije que, sí lo era, tu fuiste a mi fiesta de cumpleaños, no podía dejarte a ti a un lado —responde sinceramente, entregando la pequeña caja blanca donde tenía a salvo el regalo para el menor—. Catorce años.

—Siempre estaré detrás de ti —comenta con tranquilidad el de ojos verdes, tomando el regalo entre sus manos y abriéndolo lentamente, sin siquiera sorprenderse ante el elegante listón con una esmeralda en el centro, tan similar a aquellos que obtenía en los concursos de coordinación Pokémon—. Es hermoso Steven, no tenías que haberte molestado.

—No es necesario que insistas con eso, sabes que en realidad no me cuesta nada.

No hay muchas más palabras de por medio, el silencio entre los dos es más que confortable y es todo lo que necesitan al momento, moviéndose casi de forma sincronizada para sonreírse mutuamente y sentarse en el sofá para dos que hay en la sala, mientras un discreto movimiento con la mano era la señal para que un sirviente les atendiera.

—Entonces, ¿no quieres una fiesta por…?

Está inclinado en el sofá, usando uno de sus brazos para apoyarse mientras observa a Drew fijamente, el mismo que parece estar mucho más tranquilo de lo que alguna vez lo había visto. El, por su parte, se puede sentir casi como un pez en el agua, está en el mejor lugar donde podría haber llegado y siente que hay algo en todo eso que necesita, aun si no lo puede tomar ahora, sabe que tendrá que hacerlo.Y por eso, por sus hermosos ojos y esa amistad junto al amor que tanto se había encargado de ir cultivando, no lo iba a dejar ir.

—Las fiestas son demasiado para mí, aparte, es incómodo invitar a gente a este lugar. —no quiere verse sospechoso, pero la sonrisa de Steven él hace sentir ligeramente incómodo, casi como si pudiera sentir que está planeando algo en lo que estará involucrado aún en contra de su voluntad.

—¿Qué hay de tus amigos? Podrían hacer una fiesta por fuera.

—Casi no tengo amigos.

—Entre dos o tres personas se pueden hacer grandes cosas.

El regalo está sobre la mesita central, junto al té y unas cuantas galletas, la sirviente se ha retirado de la sala para darles una privacidad que en ningún momento había pedido, es más, la forma tan incómodo en la que los ojos de Steven parecen observarlo le hacen desear sacarlo a patadas de su casa y cuestionarse ¿Por qué lo invitó? Si bien que lo conoce, sabe de sus deseos de coleccionista y su reciente obsesión por investigar el pasado de la región. Algo que no está mal, es más, hasta puede aplaudirlo por su perseverancia… Pero hay algo en su mirada, que no termina de encajar.

—No soy mucho de fiestas, como tú, podrías entender.

Y aun así no lo corre, porque lo aprecia y ama más de lo que debería, cree que no será tan estúpido como para pedirle algo que claramente no debe de pedir, de esa información que siempre es mejor mantener salvaguardada en un libro que dejarla expuesta al mundo. Menos mal que, se supone, la no tenía ninguna clase de permiso para acceder a esa clase de información.

—Lo hago.

Es el silencio lo que los envuelve una vez más, una tranquilidad sospechosa que le hace odiar su suerte y suspirar. Nunca debió de haber invitado a Steven a entrar a su casa.

—Oye Drew, ¿Crees que haya algún problema, si regresó después a visitarte?

No debería de sentirse feliz ante aquellas palabras, porque sabe que, desde hace relativamente muy poco tiempo, hay algo malo pasando en la región y nadie quiere decir nada. Pero prefiere ser ignorante y probablemente fingirá sorprenderse cuando la verdad sea revelada.

—Por supuesto, yo te aviso cuando estaré aquí.

De aquí en adelante, solo debía practicar sorprenderse.

 

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Betónica: Sorpresa


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