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Ramo de Flores por Abyss

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Es posible que sea el karma de alguna vida pasada o tal vez gritos del futuro que le advierten sobre lo que está por venir, intentando hacer que retroceda por las decisiones ya tomadas o que está por tomar, que se replantee todo lo que tiene hasta el momento y se pregunte…

¿Es lo correcto? ¿Lo está haciendo bien? ¿Es un sueño, una premonición o una simple pesadilla?

Tiene los ojos tan abiertos, que no sabe si se ha tomado el tiempo suficiente para parpadear o simplemente continua con la vista pegada al techo, lo cual también es cuestionable, porque la habitación está a oscuras y no alcanza a apreciar mucho del lugar, por lo que igual podría tener los ojos cerrados y no haberse dado cuenta hasta ese momento.

Respira profundo, sintiendo los huesos de su espalda tronar mientras el estrés se acumula en sus hombros, sabe que gran parte de la culpa por su reciente falta de sueño es por su propio subconsciente, la información que ha recopilado hasta el momento y las preocupaciones que lo acechan a diario, lo acompañan hasta que finalmente se recuesta en la cama del hotel, al lado de Drew, con un vacío en el estómago y una falsa sonrisa que el de cabello verde no acepta como verdadera.

Pero al final se acuestan, intenta dormir cuando la habitación queda a oscuras, hace lo posible por conciliar el sueño mientras Drew descansa tranquilamente a su lado.

Y es entonces cuando aparece, la oscuridad con la que se duerme se desvanece por completo y solo hay caos a su alrededor, junto a un macabro silencio que le avisa que todo lo que ahí ocurrió ha terminado desde hace un buen rato, lo sabe por las ruinas a su alrededor, el mar en calma y el cielo que lentamente parece despejarse, aunque los rayos del sol que apenas y alcanza a filtrarse, no llegan tan lejos y mucho menos calientan.

Aunque la falta de calor podría ser el aviso de que es un sueño, una pesadilla, pero no lo toma en cuenta, porque es tan real que decide investigar todavía más.

Camina por el lugar intentando reconocer las estructuras, buscando alguna pista que le dé la ubicación de donde se encuentra con exactitud, acariciando de vez en cuando algunas piedras que se le hicieron extrañamente familiares, demasiado blancas para ser de un lugar lejano, teniendo ese extraño deja vu de haberlas visto durante casi toda su vida, pero incluso ahora no podía decir con exactitud el dónde lo había hecho.

Está tan distraído con su reciente descubrimiento, que no nota el movimiento a sus espaldas, hasta que es demasiado tarde y un gruñido le hace girarse de inmediato, reconociendo entonces el tono verde del Pokémon de tipo dragón, el cual tiene el pecho casi pegado contra el suelo, observando hacia un lugar que todavía estaba muy lejos de su rango de visión.

Pero no por mucho tiempo, porque la curiosidad es demasiada e intenta ir hacia ese lugar, sobre todo cuando la gente reunida ahí poco a poco se vuelve clara ante sus ojos y dejan de ser manchas oscuras que es incapaz de reconocer. La Elite Four, Winona y un chico de cabello verde que está llorando, con el rostro hundido casi en el suelo… No, no es el suelo, es una persona.

Siente la boca seca conforme se va acercándose, hasta que siente como si una pared invisible apareciera en su camino y le impide avanzar más, aunque tampoco es como si necesitara hacerlo, porque desde su lugar es más que suficiente para ver la escena y que se quede grabada en sus retinas.

Drew llora, sobre su pecho, lo mueve y parece gritar cosas en voz alta, quejas que no alcanza a escuchar, probablemente lo esté llamando mentiroso o algo similar, pero no lo sabe, probablemente es demasiado tarde para saberlo ya. Y como si eso no fuera suficiente, su cuerpo no es el único que está tirado en suelo, siendo observado con pesar y tristeza, no, Norman el quinto líder de gimnasio también se encontraba ahí, con un aspecto cansado y demacrado, como si la vida se le hubiera ido en algo que requería, literalmente, de su vitalidad y Wallace, su mejor amigo, también estaba ahí, aunque manchado de sangre, parecía que no solo había decidido estar a su lado en la vida… Sino también en la muerte.

Sintió su respiración acelerarse, la importancia de observarlo todo, pero no poder intervenir, alzando las manos para tocar la barrera invisible, empujándola con todas sus fuerzas intentando moverla, cerrando los ojos para intentar concentrarse, solo para abrir los ojos y darse cuenta que ya no estaba ahí.

Reconoció el lugar como su habitación compartida en Rustboro City, el departamento rentado al cual no había podido darle mucho uso, pero que de igual manera ya le habían agregado los famosos “toques hogareños” que todo hogar debería de tener, una forma de no sentir extraño el ambiente y dormir con mayor tranquilidad cuando les toca quedarse en ese lugar. No tarda mucho tiempo en decidir salir de la habitación, sintiendo ahora todo demasiado realista, olvidándose por completo que ninguno de los dos se encuentra en Hoenn, no, ambos están de “vacaciones” en Johto, aprovechando los días libres para poder recorrer la región y algunos lugares de interés. Pero nada de eso importa cuando entra en la sala y lo ve, sentado en el sofá que normalmente comparten para ver la televisión, con la mirada perdida en un elaborado arreglo floral, cuyas flores no alcanza a reconocer y mucho menos puede adivinar el significado que podrían tener.

Pero sabe que son importantes, porque el símbolo de la empresa Devon S.A está ahí, como si fuera alguna clase de broche de oro para que se supiera de parte de quienes son.

Por un momento piensa en hablar, decir algo para llamar su atención y enterarse de una vez por todas que es lo que está ocurriendo, pero no es capaz de decir absolutamente nada en cuanto nota que niega con la cabeza, como si deseara deshacerse de molestos pensamientos que no parecen dejarlo en paz.

Y entonces su mirada se pierde, desviándose del ramo de flores para dirigirse al balcón, el lugar donde lleva varios días intentando hacer que las flores sobrevivían más de una semana sin ayuda alguna.

—Me dicen…

Su voz suena ahogada y rota, llama inmediatamente su atención, dándose cuenta que hasta el momento, no había escuchado ninguna clase de ruido desde que… ¿apareció ahí?

—Tienes la vida por delante.

o.O.o

—¡Steven!

Abre los ojos, asustado, aferrándose a la sábana que cubre la mayor parte de su cuerpo, antes de notar que esta sudado y todo parece pegársele de una forma que le desagrada. Parpadea confundido varios minutos, aletargado por el reciente sueño que no es capaz de recordar con exactitud y molesto por la luz que ahora inunda la habitación. El reloj marca las cuatro de la mañana con treinta y seis minutos, demasiado temprano para que cualquiera de los dos esté despierto.

—¿Qué pasó? —pregunto, aun confundido e intentando no fruncir el ceño, algo difícil debido a la luz que le molestaba.

—No lo sé, te empezaste a mover mucho de repente y cuando desperté estabas sudando.

Siente el alivio llegar como toalla a su rostro, absorbiendo la mayor cantidad posible de sudor que de un momento a otro parecía había recorrido todo su cuerpo, notando que la habitación en sí, no estaba tan caliente como para ponerse a sudar de esa forma.

—Steven, ¿Tuviste otro mal sueño?

Observa el rostro preocupado de Drew, con ojeras que poco a poco se le empiezan a marcar, recordándole que si él no duerme su compañero tampoco lo haría, recordando entonces, que esa expresión que lentamente parece demacrarse, no es la primera vez que la observa.

—Si… Creo que si…

En verdad espera que sean solo eso, malos sueños.


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Amapola blanca: Sueño

 


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