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Ramo de Flores por Abyss

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Notas del capitulo:

Este suceso ocurre durante mi fanfic "Karma" 

Es facil de ubicar si tenemos en cuenta que estan discutiendo dentro de la casa en Mossdeep city :3

Es un momento crítico cuando se conocen, todos están tensos y hacen un esfuerzo por simplemente rodear la casa, pero no forzar la entrada, intentando pensar que todo está bien adentro, a pesar de los gritos que se escuchan en el interior y tiene a todos con los pelos de punta, literalmente. Pero saben que deben de permanecer tranquilos, excepto, claro, si escuchan cosas romperse o un grito demasiado alarmante, es solo ahí cuando decidirán que nada está bien y entrar por la fuerza, algo no realmente difícil para seis de ellos, cuyo peso combinado podría tirar la casa abajo sin problema alguno.

Así que solo se mueven por ahí, algunos se acomodan en alguna esquina, saludándose después de tanto tiempo de no verse y buscando la manera de encontrar una tranquilidad necesaria, esperando a que sus respectivos entrenadores salieran por la puerta, con una sonrisa, para calmarlos a todos y decirles que la comida no tardaría mucho en llegar, que solo esperen un poco más.

El sol brilla maravillosamente sobre sus cabezas, ilumina todo a su alrededor y le permite observar el bonito lugar con interés, Metagross le ha explicado los límites que rodean el lugar, antes de irse a restregar con un Pokémon blanco, muy elegante, que paso de su existencia como si no fuera la gran cosa. Todos ellos han sido liberados al aire libre en un impulso, uno generado por discusión en caliente que sus entrenadores decidieron seguir en el interior de la casa, confiados en que sus respectivos Pokémon estarían mejor fuera de sus Poké ball que dentro.

Eso o tal vez ambos temían empezar un acalorado combate en el pequeño lugar, algo con mucho sentido conforme le daba la vuelta a la casa y se fijaba en el detalle de que no, el lugar no era realmente grande.

—Todavía hay mucho escándalo...

Se queda al lado de una ventana por unos cuantos minutos más, escuchando las tenues voces del interior, los cuales probablemente eran gritos que a sus escondidos oídos llegaban de forma demasiado amortiguada. Aburrido, da la vuelta sobre su propio eje y empieza a dar pequeños brincos nuevamente, dispuesto a dar otra vuelta, buscar entre los arbustos algo interesante o tal vez un pedacito de tierra lo suficientemente blando como para enterrarse a sí mismo y entonces darle un susto de muerte a todos a su alrededor por no ser encontrado.

Esta distraído, aburrido, caminando sin realmente ver el camino, hasta que da la vuelta en la siguiente esquina de la casa y entonces abre los ojos, más grandes de lo que alguna vez los había tenido, quedándose totalmente clavado en su lugar, ahí, a pocos metros de distancia, hay un Pokémon un poco más alto que el, cuya cabeza blanca parece resplandecer con el roció y su verde cuerpo resalta a pesar de la corta distancia que mantiene con un rosal. No sabe en qué momento empezó a moverse, lo único que sabe es que el rojo y el azul llaman poderosamente su atención, con su elegante movimiento acariciando las hojas y unos cuantos botones de flor que ahí están creciendo.

—Quiero...

Piensa, hechizado, sin perder de vista la delicada manera en que las "manos" con forma de rosas acarician con delicadeza a sus familiares lejanos, no detiene su avance a pesar de que hay un exclamación de fondo que no alcanza realmente a escuchar y los movimientos ajenos se detienen, algo que el mismo hace cuando se da cuenta, demasiado tarde, que está lo suficientemente cerca como para poder comprar sus estaturas fácilmente, un detalle que le hace ver hacia arriba, aun curioso, solo para ser recibido por una bella sonrisa y unos llamativos ojos rojos que le están mirando fijamente.

—Hola.

Su esponjoso collar blanco se infla inconscientemente cuando aquella aterciopelada voz le saluda, el instinto le grita que mire hacia todas partes para asegurarse de que es a él a quien le está hablando, pero está paralizado en su lugar, tanto que ni siquiera es capaz de reaccionar cuando ella acomoda sus brazos, uno en su cadera y el otro bajo su barbilla, escaneándolo, observándolo con curiosidad sin dejar de sonreír, antes de deshacer su más reciente posición para mover su rosa roja frente a sus ojos, intentando llamar su atención, la cual tenía por completo, siendo hasta incapaz de contestar.

—Eres tan curioso y muy lindo... Bienvenido al equipo del entrenador de cabello plateado.

No sabe en qué momento la casa se quedó totalmente en silencio, lo único que sabe es que hay algo agradable tocando su frente y posteriormente empieza a caer lentamente hacia atrás, con su espalda tocando el suelo mientras a su rostro le daba directamente el sol, hay un sonido de exclamación viniendo de algún lado, pero lo ignora totalmente, sobre todo cuando su cuerpo empieza a sentirse caliente y lentamente una sensación de debilitación aparece. Y aun así en su rostro tiene una sonrisa soñadora, sintiendo el suave tacto tocando su frente y mejillas mientras nuevos gritos aparecen a su alrededor, los que le obligaban a abrir los ojos y darse cuenta que sus compañeros y los otros Pokémon se han reunido a su alrededor.

Ah... Esta envenenado...

Sabe que su expresión cambia por la forma en que el bello Pokémon de las rosas se le acerca repentinamente, y entonces vuelve a sonreír, afiebrado y debilitándose lentamente, no hay mucho que le pueda importar mientras tiene su atención por completo, recibiendo las caricias que aquel arbusto había tenido segundos antes, tan agradable como había pensado que lo seria mientras le observaba a la distancia.

Aceptaría ser envenenado a diario, si con ellos podía tener tan cerca a ese Pokémon...


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