Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ramo de Flores por Abyss

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Lo último que necesitaba, era una flor en su jardín.

¿Qué se supone que es? ¿Una plaga? ¿Una mala hierba? Se supone que es una flor, hermosa, cuyos significados varían por el color, como si de una rosa quisiera tratarse. Ella puede ser un recuerdo de los amigos ausentes… La constancia, la bondad o el recuerdo, son significados simples y sencillos que podrían expresarse con otras flores y hacer un ramo más colorido y llamativo, aunque si la usabas únicamente a ella, terminarías teniendo uno sencillo y agradable, de flor constante y distintos mensajes, aun siendo la misma flor.

Pero ahora, viéndola sentada en la sala de “SU” casa, siente que es una presencia todavía más invasiva que el Ruby que le observa de vez en cuando con detenimiento, aunque este segundo se mantiene en una especie de limbo entre los celos y el respeto, probablemente Wallace finalmente había dado con la clase de coordinador que era y ahora había una especie de… Algo, por el simple hecho de que estaban relacionados por la misma profesión, al menos, el de ojos rojos era todavía algo más fácil de tratar para su, ya de por sí, complicada vida que no tendría que ser tan complicada si su novio, el “adulto” de la habitación, se comportara como uno por una vez por todas y no tuviera que ser el, quien saliera de casa a tener que darle la cara a varios reporteros que aun insistían en sacarles algo, lo que sea.

Sobre todo ahora, tras lo ocurrido con la posible destrucción del mundo a manos de un meteorito, momento en el cual tuvo que respirar profundo y esperar pacientemente una respuesta, que al final no llego, solo millones de disculpas que no necesitaba, una invitación al centro espacial al que evito ir tras decir que no se sentía bien y un silencio medianamente cómodo en el cual habían empezado a vivir cuando Steven tomo la sabia decisión de desaparecerse del mundo, por algunos días que terminaron en semanas.

Todo porque las cámaras no dejaban de acosarlo de casa al trabajo y viceversa, incapaz de huir más lejos debido a la posibilidad de que descubrieran la casa en Mossdeep city, el único lugar del que no quería que nadie se enterara para poder tener, aunque fuera un lugar, donde esconderse cuando se cansaran de Rustboro City.

¿Resultado? Una reunión en la sala del apartamento, que ocurrió mientras él tuvo que ir fuera por algunas cosas que faltaban, y que le tomo demasiado tiempo conseguir tomando en cuenta que parecía caminar bajo un reflector y los flashes de las cámaras, mínimo las entrevistas ocasionales que empezaba a dar, a recomendación de un Harley emocionado que había visto algunas portadas que trataban exclusivamente de él, intentando sacar siempre a mención su carrera, dejar de lado su vida personal y acabar con un simple, “estoy ocupado, tal vez otro día sigamos.” Para entonces huir de nuevo, con dirección al apartamento, solo para descubrir a los invitados no invitados.

—¡Drew! Qué bueno que ya llegaste, tenemos visitas.

Vestido de manera casual, dejando de lado su apariencia siempre elegante como presidente de una gran corporación y campeón de la región, Steven estaba sonriendo ampliamente, disfrutando de la plática con las visitas, mirándolo desde su lugar en el sofá.

—Si, veo. Buenas tardes tengan.

Hace lo posible por mostrar una sonrisa antes de desaparecer de camino a la cocina, sin nada con ellos, ofrecer bebidas y botana estaría bien. Tenía que ser un buen anfitrión, uno de los dos tenía que recordar serlo en las cosas más básicas.

Y lo hace, antes de desaparecer hacia la habitación principal, nervioso, incomodo y sin ser invitado en la conversación, no veía razón alguna para quedarse, eran amigos, por más invasivos que podría sentirlos. Solo estaba, demasiado acostumbrado a que solo fueran ellos dos, tenía que acostumbrarse, que ahora la gente podía ser invitado en cualquier momento a sus pequeños hogares.

Sin embargo, días después, lo que había sido una pequeña ansiedad, no había hecho otra cosa más que crecer cada vez más, conforme todo iba avanzando y su pequeño lugar de paz, junto a su cordura por la gente externa, empezaban a hacer mella en su tranquilidad.

—Creí que habías dicho que no saldrías.

Comenta desde el balcón mientras cuida de las delicadas y olvidadas Peonias, como si la razón por la cual estuvieran ahí hubiera sido solo momentánea, la emoción de simplemente tenerlas para luego tirarlas a una esquina y olvidarlas.

—Era la idea, pero al parecer Zinnia tiene un problema con volver a su hogar.

—¿Zinnia?

—Si, que estaba en silla de ruedas cuando vino.

—Oh, creo que entiendo. ¿Pero esta parapléjica? No lo parecía mucho cuando la vi.

Deja la regadera a un lado, dando unos pasos para acercarse a Steven quien terminaba de arreglarse y, probablemente, estaba planeando una manera de salir del apartamento y escapar sin ser visto por los medios u otras personas a su alrededor.

—No lo está, pero su condición aun es delicada, de hecho, iba de camino a Mossdeep city ya que les prestare mi casa por un tiempo.

—…. ¿Qué?

—Ella vive en Meteor Falls, pero no puede regresar por su condición, así que se quedara en Mossdeep city mientras se recupera antes de volver, no sé cuánto tiempo pueda ser eso —se explica, antes de tomar sus Poké ball y acomodar cuello de su camisa por última vez—. Volveré pronto.

—Esta… Bien.

Al final se queda solo, no uno, ni dos días, pasa casi una semana hasta que tenga noticias de Steven, si, noticias, porque el apartamento esta tan bien custodiado por la gente que regresar podría convertirse en toda una odisea y debido a que estaban viviendo juntos, tiene comida de sobra para dos personas, así que salir no es una prioridad, no cuando su ansiedad por el silencio le dice que duerma en la sala ya que su novio podría volver en cualquier momento.

—Esto es estúpido…

Dice para sí mismo, sentado en el sofá a mitad de la madrugada, el teléfono sonando mientras espera a que se conteste del otro lado de la línea, lo cual ocurre tras unos segundos, escuchando una voz somnolienta al otro lado del auricular, una que claramente no se escucha muy feliz por tener que despertarse demasiado temprano.

—¿Diga?

—Buenos días, Wallace, lamento mucho la molestia.

—…. ¿Drew? Es… Es extraño que marques, ¿le paso algo a Steven?

Juega con el cable torcido del aparato, respirando lentamente mientras Wallace parece despertar totalmente por el teléfono, y es con sus preguntas, que duda si debe de preguntarle al mejor amigo de su novio donde, exactamente, está el de cabello plateado.

—No, disculpa, creo que me equivoque de número, iba a marcar a mi familia.

—Oh, ¿estás seguro?

—Si, si, perdona la molestia. Nos estamos viendo.

Cuelga antes de que pueda contestar, alejándose del aparato hasta el otro extremo del sillón mientras se engarruña en su lugar. Se queda dormido de esa manera, hasta que pasan de las diez de la mañana y el hambre se hace presente, junto al dolor de espalda por tan mala posición para dormir.

Al final, solo es otro día en que Steven no regresa, pero algo en su pecho se calma cuando va pasando canales y entonces lo ve, una grabación que los medios de espectáculos exhiben sin miedo, el excampeón paseando por Meteor Falls en compañía de varias personas, fácilmente reconocibles, Ruby, Sapphire y ¿Zinnia? Supone cuando la ve en la silla de ruedas empujada por un caballeroso Steven.

Su mirada se queda en él y pone el “mute” antes de que empiecen a sacar sus teorías las personas del programa, no necesita oírlos, no quiere, únicamente se queda ahí, sentado en la soledad del sofá, ya han pasado casi más de seis años desde que se conocen, son pareja oficial, ante todos, igual que con Diantha, no tiene por qué malinterpretar nada, no está para hacer escenas como con Ruby. En realidad, no tiene fuerzas ni para hacerlas.

Pasa otra semana más, antes de que Steven finalmente decida, o pueda, volver al apartamento. El sigue ahí, viviendo en la entra de la casa porque de repente, dormir en la cama, que se supone es de los dos, se sentía incomodo, sumando la llegada en cualquier momento que el otro podría hacer, justo como ahora, realmente no tenía muchas ganas de moverse de la única entrada del lugar.

—¡Drew! No esperaba, que estuvieras aquí.

Esta realmente cansado como para sonreír o responder con un ánimo que no tiene, así que solo se acomoda en su silla, sin decir nada mientras la puerta se cierra y los pasos de Steven resuenan por el lugar conforme avanza. Así que suspira, porque al menos entro y no se dio la vuelta para volver a salir, aunque por el tono de voz, quiso hacerse a la idea de que realmente no estaba decepcionado por verlo ahí.

—Lamento ser una sorpresa. —intenta usar un pobre sarcasmo, jugando con sus propias llaves en una mano, haciendo un esfuerzo por no explotar.

—¿Qué? No, no, bueno, si me sorprende, escuché de un concurso y… Creí que estarías ahí. —se explica, con una sonrisa antes de quitarse el saco y dejarlo en el sillón, mismo en el que decide ignorar los cojines y sabanas del dormitorio.

—¿Y por eso volviste? ¿Por qué creíste que no iba a estar esperándote?

Retrocede en su silla mientras se tapa la boca, sabiendo que tal vez fue demasiado violento al decir aquello, algo que comprueba tras ver la sonrisa paralizada de Steven y la falta de movimiento, como si estuviera pensando en que hacer o decir para arreglar la situación.

—Yo, lamento hablarte así, es que, no sé cuánto es para ti un “volveré pronto” —se muerde la lengua una vez más, la mirada clavada en la lengua y las palabras saliendo casi por sí solas, diciendo, literalmente, todo lo que le estaba molestando—. Perdón, apenas vas llegando y yo…

—No, no, no es tu culpa, tienes razón, me tarde mucho. Lo siento —avanza con cuidado, dejando una distancia prudente para no irritar, todavía más, al de cabello verde—. No te vez bien, ven, vamos a la habitación para que descanses.

Baja la cabeza un momento, frotándose los ojos ya que tiene días de no haber dormido bien, el tono amable que el mayor usa le hace sentir peor, tan dócil, que si tuviera la fuerza suficiente se levantaría para intentar darle un golpe, pero aun así hay diez años de diferencia entre los dos, un golpe de su parte no podría ni hacerlo retroceder.

—Steven, quiero que hablemos —deja las manos sobre la mesa, alzando la cabeza con decisión mientras intenta mirar al compañero con el que ha pasado cinco años de su vida.

—¿Hablar? ¿Sobre qué?

 —No lo sé, hay tanto que no se, tanto de lo que estás haciendo ahora, como lo que hiciste, los legendarios, las megaevoluciones. Creo que, mínimo, debo de estar consciente de alguna parte de lo que haces, por más mínimo que fue, solo, quiero saber.

Hay un silencio incomodo entre los dos, momento en el que se miran fijamente y, tras varios minutos, es finalmente Steven quien desvía la mirada, como si buscara huir de la situación, la conversación, como siempre, tal vez pensando en las disculpas con las cuales podría tapar lo ocurrido o desviar la atención, justo como ya lo había hecho dos veces.

—¿Steven?

—Podríamos hablar en otro momento, yo, en realidad voy de salida.

Respira profundo, abriendo y cerrando los dedos mientras traga aquellas palabras, sonriendo repentinamente, aunque no de felicidad, no es como si en aquella situación pudiera hacerlo de una manera que no fuera irónica.

—Steven, en verdad, esta conversación, la estas posponiendo desde hace mucho y realmente, la necesito.

—Lo sé, mira, prometo que ahora si volveré pronto, no me tardare, lo juro, hablaremos cuando Zinnia…

Golpea sus manos contra la mesa, dejando las llaves en la superficie, el llavero que mantiene una pequeña piedra preciosa colgando como adorno, haciéndole compañía a las dos llaves más importantes que tenía por el momento, la que abría la casa y la del apartamento, abandonándolas sin pensárselo dos veces, mientras se alzaba de su asiento, empujando la silla cuando realizo aquel movimiento.

—¡Es suficiente!

Usa una mano para cubrir sus ojos, frotándolos, lo único que quería hacer era hablar, una conversación que no les llevaría más de una o dos horas si es que Steven decidía ser sincero y no darle vueltas al asunto, lo único que quería era dejar de ser un ignorante, prepararse para los momentos en los que, tal vez, tendría que hacerse a la idea de que su novio iba a volver en un ataúd.

—¿Sabes qué?

Da la vuelta al pequeño comedor, dándole la espalda al balcón donde las preciosas Peonias viven, mientras él se encarga de mantenerlas vivas, hace un esfuerzo por ver por ellas, que sigan ahí mañana. Aprieta los puños, mientras infla el pecho a la par que alza la cabeza, lo único que quería era un momento, sabe que no están atados, y solo las palabras dichas en un comentario inocente semanas atrás vuelven a su cabeza, este apartamento no es su casa, ni la de Mossdeep… Nada es suyo, en realidad, entonces, ¿Por qué sigue ahí esperando como un idiota?

—¡Me regreso a MI casa, con MI familia y tú…! —lo señala con un dedo, a un muy sorprendido Steven que lo ve, literalmente, con los ojos abiertos, pero es suficiente, no va a esperar otro mes a que lo arregle con disculpas y regalos, eso no es lo que quiere, ni lo que necesita—. ¡Puedes seguir haciendo lo que estás haciendo, como siempre lo haces, ya no quiero hablar, ya no necesito hablar contigo!

Avanza rápido, sin decir nada más, abre y cierra la puerta intentando no hacer mucho escándalo, porque afuera hay gente que, probablemente, este espiando, sino es que los vecinos están pegados a la pared escuchando, pero aun así nada de eso es suficiente para caminar lo más rápido que puede y a la primera oportunidad saca a su Flygon, siendo su turno de huir. Al final, todo quedaría como un mal recuerdo, como una zinnia amarilla marchitándose.

.

. 

Zinnia amarilla: Recuerdo.

.

.

—Sus ojos están rojos y siente que se pueden cerrar rojos.

Sus labios tiemblan mientras se mantiene de pie, lo más dignamente, fuera de la mansión, mirando hacia la reja donde se encuentra su primo, Waldo, quien parecía ir de salida con unos amigos por su sencilla forma de vestir, y que, en un momento, apenas y la reja se hizo a un lado, lo tomo de los brazos y lo zarandeo, preocupado, buscando cualquier señal que le indicara que algo estaba mal, además de las lágrimas y los ojos rojos.

—¿Qué te paso? ¿Estas lastimado?

—No, yo… Estoy bien —responde con un hilo de voz, los labios temblorosos se mueven intentando formar una sonrisa mientras las lágrimas siguen cayendo—. Debes tener prisa, ve a hacer tus cosas, estaré en mi cuarto, hablaremos después.

—No, hablaremos ahora.

Si, probablemente era lo que necesitaba, escuchar y ser escuchado.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).