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Ramo de Flores por Abyss

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Intenta no respirar profundo para evitar ahogarse con el aroma del agua salada que esta por todas partes, sus pies patean un poco de arena conforme intenta seguir caminando, prestando total atención al relato de Steven, escuchando la historia que se había aplazado por ya un largo tiempo, poco más de un año si intentaba hacer cuentas, pero mejor no hacerlo, al fin está teniendo lo que quiere, lo que necesitaba, la información le llega lentamente conforme los distintos puntos son tocados, su caminata por la solitaria playa continua mientras le dan la vuelta al lugar, una pequeña isla que Steven había decidido comprar de último momento, con una cabaña vacía tan deteriorada por el clima y el tiempo, que cada vez que dormían intentando mirar el cielo, al final terminaban apreciando el cielo que se podía ver claramente por un gran hueco sobre sus cabezas, uno que no planeaban arreglar ya que su visita era temporal, al final, ese lugar terminaría vendiéndose más temprano que tarde, solo era un lugar de paso, un sitio tranquilo sin nada y sin nadie, más que sus Pokémon y ellos, para descansar. 

—Parecía una buena idea, usar la energía de los legendarios, de las mega piedras, ¡son una fuente infinita de poder! 

—Entiendo que el tema te apasione, Steven, pero cualquiera que te escuche pensaría que estas a un paso de convertirte en un villano. 

—¿Lo parece? 

—Un poco, recuerdo haber oído de un loco en Sinnoh, que intento usar a los legendarios para crear su propio universo. 

—Mm, si lo pones de esa forma, ¿entonces nosotros somos los malos? 

Todo el tiempo de la conversación habían mantenido la mirada al frente, hasta ese momento, donde finalmente cada uno gira su cabeza lo suficiente para buscar el rostro contrario, buscando la respuesta a la última incógnita, antes de sonreírse mutuamente cuando el otro lado encontró la referencia en la frase. 

—Entonces, el problema con... Zinnia, y su clan, ¿es sobre el uso de esa energía? 

—Amm, no exactamente... 

Siguen avanzando, a paso lento, sin cansarse mientras el sol sigue descendiendo conforme su plática avanza, llega un punto donde encuentran un tronco donde sentarse unos minutos, estirando las piernas mientras esperan a que la arena baje su temperatura conforme el sol descienda, aunque no por ello la conversación se detiene, avanza con el tiempo, uno que no les preocupa gastar mientras están desaparecidos del resto del mundo, tienen la fe puesta en que a nadie le importa que repentinamente no estén, esperan que su falta de presencia pase totalmente inadvertida, sin pena ni gloria. 

—¿Entonces? ¿Ahora qué sigue? —cepilla su cabello verde con una mano, extrañando tomar un baño en buenas condiciones, pero que al momento es mejor no hacerlo si al fin puede tener respuestas que tanto ha buscado, así que solo se resigna a tomar su saco de dormir, como todas las noches y empezar a extenderlo sobre las partes más limpias del suelo de madera. 

—¿Qué sigue? —esta al otro lado del fuego extendiendo su propio saco para dormir, más relajado que otros días, sin el dolor en los hombros debido al estrés y cada segundo más feliz al notar como los ojos verdes que le regresan la mirada de vez en cuando ya no tienen tantas ojeras como antes, todo parece ir bien, al fin, está tomando las decisiones correctas. ¿verdad? 

—Si, de ahora en adelante, ¿tienes algo en mente para decepcionarme? Digo, para ir mentalizándome y recordarme que yo elegí esto, o decidir que nos separemos de una vez, ponerle fin a todo sin dejar nada por decirse de por medio, alejarnos sin remordimientos, detenerme antes de ir demasiado lejos como para arrepentirme otra vez y que la gente solo me mire como diciéndome que no debería de haber tomado esta decisión. 

Drew esta acostado en su lugar, mirando su parte del techo mientras termina de decir aquello con cierto cansancio, tal vez por caminar todo el día, moviéndose de un lado a otro constantemente porque no pueden estar quietos ante todos los temas que tocan a lo largo del día, y aquellas palabras, tan sinceras y directas, son las que lo hacen arrastrar su propia cama a un lado de su, aun, novio, recostándose en su lugar para observar también lo poco que cubre sus cabezas, disfrutando de la limpieza en el ambiente y el silencio que los rodea, sus Pokémon descansan, tranquilos y sin preocupación alguna en sus Poke ball, solo son ellos los que viven estresándose constantemente, ante lo que puede o no pasar, o que incluso ya paso. Esos días aislados, aunque le sirven para finalmente decir todo lo que tenía que decir desde hace mucho, al final no arreglaran todas las estupideces que ya ha hecho a lo largo del tiempo. 

—No había pensado que hacer después... ¿Quieres estar conmigo para cuando finalmente me decida a hacer algo de provecho en mi vida y bien aceptado por todos? —gira la cabeza, esperando encontrarse con los ojos verdes, solo para observar la manera en que Drew le da la espalda, preparándose para dormir. 

—No lo sé, necesito pensarlo. 

—Si, yo también. 

Pasan unos cuantos días más cuando la conversación finalmente termina, todo lo que tenía que decirse finalmente dicho, sin secretos que esconder hay un ambiente más tranquilo entre los dos, están cómodos una vez más, lo que se nota aún más cuando comienzan a empacar y pensar en su siguiente destino, asegurándose de dirigirse a algún hotel cinco estrellas para mayor comodidad, sus sacos de dormir podrían ser buenos, pero la espalda le duele a cada uno y aunque las bromas en Steven son divertidas por intentar culpar a la edad, para el de ojos verdes, que ha tenido una que otra mala noche por amanecer casi con el de cabello plateado encima por ser casi tan cómodo como un colchón, no era tan agradable como podría sonar, si es que sonaba agradable. 

Y entonces, todo se les salió de las manos, una vez más. 

—¡¿Que hicieron que?! 

Ambos están sentados casi cómodamente en un sillón doble, intentando convertirse en uno con el inmueble mientras evaden los rostros de sus familiares, Joseph Stone está caminando de un lado a otro, asediado por sirvientes que van y vienen cada cinco segundos, siempre uno distinto, jamás uno repetido. 

Los primos de Drew, sorprendentemente, están en la casa de los Stone, Waldo permanece lo más impasible posible, aunque es clara la obvia dificultad que tiene para respirar de vez en cuando, sin palabras en la boca para gritarles a los dos tontos que tiene ahí sentados. 

Y, como si todo aquello no fuera suficiente, fuera de casa hay un montón de reporteros que apelan por conseguir una exclusiva, tomar más fotos o incluso preguntarle a la familia como se siente ante la noticia, y hacer más preguntas incomodos que realmente nadie quería responder, razón por las cual los sirvientes iban de un lado a otro, intentando pedir auxilio de policías para poder disipar a la gente o al menos evitar que intentaran trepar las barreras de la mansión. 

Sentados casi cómodamente en el sofá, Steven y Drew ni siquiera comparten la mirada, aunque el rostro de ambos está totalmente rojo, ambos se niegan a emitir palabra alguna, el mayor de veintiséis años, casi veintisiete, está mirando hacia algún punto perdido en la pared, lejos de los ojos acusadores que después de varios minutos ya no saben ni como mirarlo para ver si siente un poco de culpa. Drew, más afectado por su compañero, esconde el rostro tras las palmas de sus manos, murmurando cosas que solo el parece entender, en su mano izquierda, sin embargo, brilla una argolla de matrimonio puesta en el dedo correcto y que hace juego perfectamente con la que Steven ni siquiera intenta esconder. 

¿Cómo fue que los medios se enteraron? Fácil, un montón de fotos tomadas en el momento y lugar exacto, con ambas personas tan distraídas como para siquiera pensar en otra cosa que no fuera poner el anillo en el dedo correcto, y seguir las indicaciones del cura que los estaba casando en donde sea que lo hubieran hecho. 

No falta decir el escándalo que se generó a raíz de eso en el momento en que se hizo y sigue siendo tendencia en alguna aplicación en línea que todos los familiares habían decidido no ver, sobre todo cuando el ambiente paso de sorpresa a gente ofendida, como Wallace al no haber sido invitados a la ceremonia privada. Decir que los medios estaban un poco emocionados por la noticia... Era poco.  

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Eléboro: Escándalo 

 

 


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