Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sick obsession. por Emi_Sakura

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Holo.

Espero les guste esto, traté de hacerlo lo mejor que pude.

En fin, léanlo y juzguen ustedes, nos leemos abajo.

 

P.D. Samy, noticéame carajo. ;-;

 

 

 

Empezaba lentamente a abrir los ojos, de sus labios brotó un pequeño quejido ante el inminente dolor de cabeza que lo invadió.

 

Finalmente pudo despegar sus párpados, abrió y cerró varias veces sus ojos y trató de analizar la situación.

 

—Mmm, sólo fue una pesadilla… —dijo para sí con voz algo carrasposa. Formó una pequeña sonrisa. Con algo de esfuerzo extra se levantó del lugar donde reposó toda la noche, frotó sus ojos con ambos puños desperezándose. Aún estaba muy aturdido por el cansancio y el sueño.

 

—…¿Vegeta? —llamó suavemente mientras caminaba con paciencia por la habitación, finalmente encontró el marco de la puerta. Asomó su cabeza por ahí.

 

Sus ojos ahora desorbitados no daban crédito con todo lo que veía en ese momento.

 

Una especie de cuarto con varios monitores, todos con varias ventanas en las que se mostraban vídeos de cámaras escondidas… filmándolo a él.

 

De repente sintió un horrible dolor de estómago cuando vio una pantalla donde se reproducía una cinta en la cual salía bañándose, la cámara hizo zoom cuando se empezó a lavar sus partes íntimas. Llevó una mano a su boca tratando de contener las náuseas. No podía sentir su pulso, estaba incrédulo.

 

Hasta había un filme donde aparecía hace pocos años amamantando a su hijo recién nacido.

 

Otro vídeo un poco más bizarro era uno donde salía yendo al baño, todo en cámara lenta: cuando entró al baño, cuando se bajó la cremallera, cuando sacó su miembro y cuando por fin dejó salir la orina. Ahora definitivamente se sentía muy mareado, todo aquello le producía muchísima repulsión, se hallaba muy confundido. En frente de todos esos monitores estaba una silla con el respaldo muy grande, de repente ahora todo tenía sentido.

 

La abrumadora sensación de peligro y desesperación se apoderó de todo su ser y comprendió que aquello no había sido para nada una pesadilla, se miró a sí mismo y encontró que no poseía ropa interior sino una vieja camisa blanca traslúcida de botones que apestaba a algo familiar.

 

Su pulso nuevamente se aceleró de manera desmedida, sus pupilas se contrajeron bruscamente al ver la silla girarse y con eso encontrarse a su pesadilla: su secuestrador.

 

Involuntariamente retrocedió un paso totalmente asustado, el hombre se puso de pie y le miró con una horrible y enferma mirada indescifrable mientras… se masturbaba así mismo con mucha ansiedad. Se estaba masturbando con los vídeos del joven pelinegro.

 

Gracias, vuelva pronto… Gracias, vuelva pronto… Gracias, vuelva pronto… —sonaba sin parar la última cinta en bucle que poseía el hombre. Una en la que simplemente se despedía de un cliente con una reverencia.

 

El hombre sudaba sin control, su mirada vacía y desquiciada se posó en el joven. El pelinegro no supo hacer otra cosa que correr hacia la habitación y hallar una maldita rápida manera de salir de ese lugar.

 

Nuevamente… esa sensación de suciedad e incomodidad… Ahora podía recordarla perfectamente.

 

Angustia.

 

—Haa… Haa… —los jadeos y pasos del hombre cada vez más se acercaban a él. Con mucha desesperación buscaba en las cuatro paredes sólidas algún lugar por el cual huir y salvarse. Pero, no.

 

Sumido en su inestable respiración tropezó sin querer en la colcha en la cual despertó hace unos tenebrosos momentos. Cayó de espaldas al abultado objeto amortiguando su caída. Su pecho subía y bajaba bruscamente, sus ojos exageradamente grandes miraban con cautela al hombre que salía de las sombras y se le acercaba cada vez más produciendo esos grotescos sonidos. Se paralizó cuando vio que éste seguía tocando con insistencia su órgano sexual. Rápido, brusco, enfermo. Probablemente buscando algún tipo de placer retorcido para satisfacer sus más oscuras necesidades.

 

Sólo quería volver, estar en la calidez de su hogar, besar a su marido y arrullar a su pequeño hijo… ¿Era mucho pedir?

 

No merecía esto, nunca le había hecho daño a nadie… Ni siquiera lo pensaba, cada día de su vida de madurez había estado centrado en trabajar lo mejor que podía y así ahorrar… ahorrar dinero para la prótesis de Vegeta y ayudar a sostener a su familia que ahora iba a crecer más…

 

La distancia finalmente se cortó, el joven ahora en un estado parecido al catatónico veía cómo de repente cortos chorros de líquido blanquecino caían en su rostro, acompañados de fuertes jadeos roncos por parte del hombre más grande.

 

Estuvo así varios minutos, como tratando de sacarse hasta la última gota de su esencia, su mayor éxtasis era ver el rostro de sus sueños empapado en sus más íntimos fluidos, su fantasía se volvía realidad.

 

Un último ‘disparo’ viscoso cayó justo en la pequeña boca semiabierta del joven quien ahora temblaba anonadado. Con la impresión un poco más baja, trató de reconocer el rostro del hombre por primera vez desde que despertó, todo esto en sólo segundos, sin embargo, sólo podía ver su mirada oscurecida por las sombras, como siempre: Un ojo con muchas ojeras que siempre permanecía con la pupila negra contraída, distante de sí, de todo.

 

El hombre de pie notó como el otro individuo le miraba fijamente, por lo cual, llevado por la manía, salió a paso rápido del lugar, cerrando con un portazo. Más tarde se escucharon sonidos de cadenas y llaves, sellados al final con un candado muy grande, al parecer.

 

Goku de pronto sintió la enorme necesidad de vomitar. No encontraba dónde, otra vez se vio desesperado, no vio otra que tragarse su contenido gástrico.

 

Como pocas veces y de manera involuntaria, sus ojos se desbordaron en pequeñas cascadas saladas que humedecían sus mejillas pálidas. Sus manos a sus ojos, como tratando de consolarlos, se seguía preguntando qué había hecho mal, también se preguntaba por cómo estarían Vegeta y su pequeño Daiku. Se desahogaba en silencio.

 

¿Cuánto iba a durar esto? Con lo obstinado y celoso que era su marido, guardaba la esperanza de que pronto andaría buscándolo debajo de cada roca de la ciudad. No pudo evitar llevar una mano a su pecho,  justo en el corazón, y apretar allí, brotando de sus labios una pequeña sonrisa cálida.

                                                                                                                       

Se tiró cansado de tantas emociones en tan sólo unas horas. Empezaba a encontrar algo cómodo el horrible colchón.

 

Sonidos de cadenas cayendo, nuevamente.

 

Justo cuando estaba a punto de cerrar por completo sus ojos, los abrió de golpe. Escuchó pasos y, como nada, sintió todo cegado una vez más por un fuerte impacto en su cabeza.

 

 

 

 

Esta vez abrió los ojos de inmediato, encontrándose muy cómodo, se sentía extraño.

 

¿Q-Qué...? —pensó mientras divagaba en una posible respuesta. Estaba en un cuarto decente, comparado con el anterior; metido en unas sábanas muy suaves. Algo aturdido por los repentinos corrientazos de dolor que atravesaban su cabeza, decidió levantarse e investigar, para otra de sus sorpresas encontró un par de pantuflas de su talla exacta esperándolo en el suelo. No pensó mucho y las usó para recorrer lentamente el lugar, no podía más con su cansancio.

 

La habitación pequeña, decorada de una manera muy similar para su disgusto… Las paredes blancas impolutas, cama grande y mullida, hasta el armario se le hacía muy conocido.

 

Divisó en una mesita a un rincón, un reloj digital con fecha incluida. Llevaba cinco días allí metido.

 

Eso era todo, demasiada incomodidad, no quería pasar un minuto más junto a ese degenerado; quería salir de ese maldito loco infierno ya. No estaba del todo seguro, pero, al diablo, sí estaba seguro.

 

Lo noquearía.

 

Prosiguió con su investigación, encontró un cuarto pequeño de baño el cual tenía en su interior un lavabo individual, un retrete y, en uno de los cuatro rincones, una ducha.

 

Una pastilla de jabón, un cepillo de dientes que al parecer estaba usado, aunque poco, y un tubo pequeño de pasta dental. Ahora se encontraba más confundido.

 

Intentaba despejar su mente y pensar mejor, debía concentrarse. Miró en todas las direcciones encontrándose con una pequeña ventila en el sitio de la ducha, rápidamente se acercó, tomó el cepillo de dientes y con mucha ansiedad empezó a desacomodar la rejilla. Unos cuantos minutos luego, sacó por fin la rejilla, cabía su cabeza, observó que la rejilla daba al exterior, un exterior horrible, la zona estaba cubierta por una fina capa de pasto muerto, árboles sin gracia y por todo el sector que su rango de visión le permitía divisar, casas de aspecto horrible y desagradable. Tragó duro, la confusión estaba que le paraba el corazón.

 

Pronto se escucharon cadenas cayendo, candados abriendo, se apresuró con el pulso a mil por hora sentándose en su cama aparentando haberse levantado en ese instante.

 

No pudo evitar dar un respingo al ver la anatomía del hombre adentrarse en la habitación. Como siempre, sin mencionar una palabra entró y en la mesita de noche dejó una bandeja con desayuno, su respiración se contuvo un momento cuando se dio cuenta que el joven estaba despierto y mirándolo con una mirada difícil de descifrar. Su visión se agudizó y su ritmo cardíaco despegó a las nubes, una fina capa de sudor cubría su frente pálida.

 

Se dispuso a salir corriendo, como siempre, por alguna extraña razón sin lógica aparente.

 

—¡E-Espera! —el sujeto frenó en seco la huida—  N-No sé qué pretendes, estoy muy confundido, si quieres algo de mí, ¡sólo dilo! ¡Por favor! —casi suplicó al hombre más grande. El tipo se quedó observándole con esa repulsiva mirada, chasqueó su lengua y salió de allí con un portazo. La mano del joven pelinegro quedó extendida en el aire, como anhelando tocar o alcanzar algo, no pasó un minuto y la recogió abrazándose a sí mismo.

 

—N-No entiendo… absolutamente nada… —llevó ambas manos a sujetar fuerte su cabeza— ¡¡QUIERO QUE ESTO ACABE YA!! —gritó con toda su capacidad pulmonar hacia el techo. Segundos más tarde, el rugido de su estómago en evidente hambruna le sacó de su oscura burbuja. Miró con recelo la bandeja en la mesa de noche: tostadas con el borde perfectamente dorado, tres huevos fritos con la yema blanda, mucho tocino que a simple vista se veía demoníacamente crujiente, y por último pero no menos importante, una gran taza de chocolate humeante.

 

Arqueó una ceja, ese solía ser su desayuno favorito. Tragó duro y empezó a sudar al ver el cuadro casi erótico que la bandeja repleta de comida formaba. El vértigo se apoderó de él al divagar en las posibles formas en las que este sujeto se podría haber enterado de esa información.

 

—Tal vez si no como y hago una ‘huelga de hambre’ decida escucharme y por fin hablar conmigo… —dijo para sí casi susurrando. Su estómago protestó con un gutural rugido.

 

—A-Ah… —se quejó apretando su abdomen— ¡No ayudas en nada!

 

No pudo contra su ser, en instantes se encontraba devorando sin compasión la deliciosa bandeja de desayuno. Al finalizar se sintió culpable por no tener fuerza de voluntad en situaciones como ésta.

 

Pronto su vista se nubló y su cabeza empezó a dar vueltas, estaba horriblemente mareado.

 

—¿C-Cómo…? N-No… puede… ser… —cayó desmayado y evidentemente drogado, a la cama.

 

 

 

 

No sentía nada en lo absoluto, pero el gran hombre le tomó en brazos y lo llevó a un gran baño de paredes blancas impecables.

 

El sujeto como si de un jarrón de finísimo cristal se tratase, colocó al joven junto a la bañera para darse el tiempo de llenarla, medir la temperatura exacta y preparar los baños aromáticos.

 

Una vez completa la tarea, se dispuso a desabotonar su camisa del cuerpo del joven, sus ojos cual niño abriendo un ansiado regalo en navidad. La tela se deslizó fuera, enseguida piel blanca aporcelanada relució, el hombre casi babeaba al descubrir su mayor tesoro, no creía que cupiera tanta belleza y perfección en un solo individuo. Su respiración se tornó muy fuerte desde que pasaba de finas mejillas rosadas, nariz pequeña y perfilada, labios suavemente carnosos; a cuerpo esculturalmente tonificado, pechos justo en su lugar con pezones traslúcidos saludando, abdomen marcado, piernas contorneadas y entrepierna deliciosamente discreta. Tembloroso pero decidido, tomó al joven y lo depositó con muchísima cautela en el agua tibia, luego, se desnudó y acompañó al otro en el baño.

 

Casi con miedo llevó un dedo a dibujar los labios del más pequeño, se sorprendió mucho al notar su suavidad, siguió bajando, paseando con su índice por cada sutil curva del menor, no pudiendo ocultar su asombro ante las nuevas y delirantes sensaciones descubiertas.

 

Su erección demandaba atención inmediata, así, su cuerpo mojado se levantó en la cerámica. Tomó su virilidad dirigiendo la punta con muchas ansias a la boca del desmayado, otra de sus fantasías se estaba haciendo realidad, quería morir por la emoción.

 

Frotó y esparció su líquido preseminal en los rosados labios del joven aún inconsciente cual bálsamo labial, luego de ello, con un dedo abrió la boca del otro haciéndolo babear, sin perder tiempo se introdujo a sí mismo en la cavidad.

 

Con movimientos suaves marcaba pequeñas embestidas en aquella boca, disfrutando la cúspide del paraíso en la cual se encontraba su hombría.

 

Casi muere al notar cómo los labios del chico se movían a medida que introducía y retiraba.

 

Para satisfacer otra terrible ansia, decidió obstruir la respiración del menor y, ahora sí, dirigir todas sus energías a su cadera.

 

No se hizo esperar el muchacho, despertando de la inconsciencia, tosiendo ante la irritación, luego, por la necesidad del oxígeno vital. No pudo divisar bien la situación cuando, al tiempo en que el otro sujeto se liberaba en su garganta, caía en la inconsciencia otra vez.

 

El hombre jadeaba feliz, mirando con ojos casi desorbitados al cuerpo que parecía vomitar fluidos de otra persona.

 

 

 

 

Se encontró nuevamente, en la habitación, en la cama, muy cómodo, esta vez con un aspecto algo retorcido y diferente. (…)

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

¿Qué tal? Espero les haya gustado, le puse todo mi empeño a este trozo de melda.

Necesito saber su opinión, díganme qué tal escribo, si lo hago bien, si me excedo, qué les gustaría ver o cambiar de mi escritura...

En fin, déjenme su opinión, teorías y comentarios de este capítulo en los reviews allá abajito (valga la redundancia), no les cuesta nada y eso me ayuda a mejorar en mi hobbie como escritora.

Continuaré este fic si veo aceptación de él, hasta ahora no veo mucha, esperemos en este cap a ver qué tal.

Ya saben qué hacer si quieren ver conti lo más rápido posible. ^^

Estoy en la universidad luchando por sacar el semestre limpio, así que no dispondré de tanto tiempo para este mundo del yaoi. Espero que si estás leyendo esto valores el esfuerzo impregnado en cada una de las 2300 palabras de este capítulo.

 

También tengo un especial de Halloween híper-atrasado por cuestiones de tiempo, va bien, Vegita222 me ha dado ánimos para seguir escribiéndolo, creo que será un One-shot o Two-shot, no sé, depende de la aceptación igualmente y aviso que no es exclusivamente VegeKaka, estoy experimentando en otros campos ^^. Si quieren leerlo avísenme por aquí.

 

Nos leemos pronto, me largo a estudiar a mi triste y pesarosa vida como estudiante universitario.

 

Saionara~

[Sé que casi no entras a AY pero, por favor, Glitch actualiza por lo que más quieras, maldita sea.]

-Remiya.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).