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Juro que serás mío por BlackHime13

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Notas del capitulo:

Estamos llegando casi al final n.n

Nos leemos en las notas finales (=^w^=)

Se encontraba con los nervios a flor de piel. El tiempo había pasado muy rápido después del pequeño incidente con el castaño y ahora se encontraba junto a sus hermanos a punto de presenciar el desfile de la nueva colección de ropa para parejas que presentaba la madre de los morenos.

Sharigan era la mejor compañía y marca dentro del marco de la moda y el nombre de Uchiha Mikoto no podía pronunciarse a la ligera. A esos eventos acudían todo tipo de celebridades y cada vez que veía a todas aquellas personas tan bien vestidas se sentía más fuera de lugar.

Podía notar como sus hermanos se encontraban en el mismo estado que su persona por lo que agarró la mano de cada uno de ellos para intentar transmitirles una tranquilidad y seguridad que definitivamente él no sentía.

-Dei-nii… creo que eres tú quien está más nervioso que nosotros.- comentó el rubio menor a su derecha.

-No puedo evitarlo… siento como si me juzgaran con la mirada a pesar de que claramente no nos están mirando. susurró con las mejillas coloradas el mayor de los tres.

-Comprendo lo que sientes… además que estas ropas son realmente incómodas...- habló ahora el pelirrojo, despeinándose un poco el cabello a causa del nerviosismo.

El menor de ellos asintió mirando hacia otro lado al tiempo en que sentía sus mejillas colorearse al recordar lo que había sucedido aquella mañana.



*Flashback*

Se levantaron inusualmente temprano para ser sábado. Tal vez era por que el mayor se encontraba tan nervioso que había comenzado a limpiar la casa en cuanto salió el sol. Dado que aquella tarde se llevaría a cabo el tan esperado cóctel que el de ojos azules había organizado era de suponer que este se encontraría tan inquieto.

Nadie quiere que algo en lo que se ha esforzado tanto salga mal por lo que no sabiendo controlar sus emociones decidió usar esa rebosante cantidad de energía en algo productivo, resultando en él moviendo muebles de aquí para allá con el objetivo de limpiar hasta el más mínimo rincón.

Cuando comenzó a pasar la aspiradora se vio encarando a dos adolescentes muy enfadados que le miraban con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

-¿Se puede saber que demonios haces limpiando a las 7:30 de la mañana un sábado?- preguntó con voz sombría el rubio menor.

-Emm… lo siento… es solo que no puedo quedarme sin hacer nada hasta esta tarde y pensé… que hacía mucho que no limpiaba a fondo la casa así que…- intentó excusarse el mayor riendo nerviosamente.

-Así que decidiste hacerlo ahora.- finalizó por él el pelirrojo mirándole con una ceja alzada.

-Dei-nii… entiendo que lo de hoy es muy importante para ti, pero no lograrás nada comportándote así. Tienes que intentar relajarte un poco y creo que dormir es una forma muy buena de quitar toda esa tensión que tienes acumulada.- habló suavemente el de ojos zafiro intentando convencer al mayor para que fuese de vuelta a la cama.

-Es que… ¡No puedo! ¡No dejo de pensar en todo lo que podría salir mal y eso me impide descansar!- exclamó perdiendo la compostura por completo.

-¡Entonces no nos dejas más opción que dejarte K.O!- gritaron los mellizos saltando hacia el más alto. Ellos querían dormir y si este decía no poder hacerlo les daba igual si tenían que golpearlo hasta que se estuviera quieto.

Soltando un grito de guerra corrieron hacia el rubio de coleta quien salió huyendo como conejo asustado. Por el brillo de los menores sabía que estos iban en serio al decir que le dejarían inconsciente. En su momento no recordó el mal despertar que ambos tenían después de no haber dormido lo suficiente.

Error mío. Los fines de semana son sagrados y no debí despertarlos.” pensó para si el mayor mientras corría por toda la casa siendo perseguido por aquellas bestias salvajes.

-¡Vuelve aquí estúpido rubio!- gritó encolerizado el pelirrojo.

-¡Naru también es rubio! ¡Y nunca dejaré que me atrapéis vivo!- fue la respuesta que recibieron los mellizos quienes sonrieron con completa maldad.

-¡Eso podemos arreglarlo!- exclamaron al unísono.

Los gritos y pasos apresurados continuaron por casi una hora siendo detenidos por el sonido del timbre de la entrada. Los menores chasquearon la lengua molestos y se levantaron de encima del mayor a quien por fin habían conseguido placar al suelo.

Gruñendo se dirigieron hacia la puerta y la abrieron de golpe dispuestos a gritar a quien fuese que les había interrumpido en su objetivo de volver a dormir. El mayor por su parte se quedó en el suelo intentando recuperar la respiración la cual se encontraba agitada por tanto ejercicio. Nunca en la vida había corrido tanto y no quería volver a hacerlo en mucho tiempo.

Miró extrañado en dirección a la puerta cuando oyó pasos acercarse hacia donde estaba él.

-¿Se puede saber qué haces en el suelo?- cuestionó una voz que reconoció al instante. Se incorporó rápidamente y sintió sus mejillas teñirse de rojo al ver al moreno de cabello largo mirarle con una sonrisa de lado claramente divertido.

-Nada… intentando que mis hermanos no me mataran.- murmuró avergonzado al notar su desaliñada apariencia.

-Cosa que habríamos logrado sino hubierais llegado de repente.- comentó el rubio menor haciendo un puchero. Detrás suyo entraron los otros dos morenos junto a su hermano.

-No voy ni a preguntar por qué querían matarte.- dijo después de soltar una leve risita al tiempo en que ayudaba al doncel a levantarse.

-Se ha levantado al mismo tiempo en que el sol lo hacía y se ha puesto a limpiar la casa.- explicó el pelirrojo frunciendo el ceño.

-¿Y que tiene de malo el que haya querido limpiar?- preguntó con curiosidad el moreno mirando a su, todavía no, pareja.

-Pues que no nos ha dejado dormir.- gruñó el de ojos zafiro mirando al moreno como si la pregunta hubiese sido la más estúpida que hubiera oído en su vida.

-Tendré eso en cuenta para el futuro.- habló el azabache mirando lo lindo que se veía su novio con la ropa mal puesta, el cabello desordenado y ese puchero en el rostro por la falta de sueño.

-No es divertido teme.- murmuró sonrojado el doncel al notar la mirada que el más alto le daba.

-Bueno dejando de lado el hecho de que sois como fieras al no haber dormido lo suficiente…- comentó con la voz repleta de diversión el moreno.- Hemos venido por que tenemos mucho que hacer hoy, así que vestíos que tenemos que irnos.- ordenó mirando a los hermanos.

Estos le miraron sin comprender, pero al notar que no iban a decir nada más simplemente suspiraron y subieron a sus respectivas habitaciones para arreglarse un poco. Como no tenían ni idea de a dónde se dirigirían decidieron que ir con simples tejanos y camisetas era la mejor opción.

Bajaron unos minutos más tarde y salieron junto a los varones quienes les sonrieron y les invitaron a entrar en la furgoneta que traían.

-No sabía que también tuvierais este tipo de vehículo…- susurró el rubio menor después de acomodarse en su asiento junto al azabache. Delante suyo se encontraba su pelirrojo hermano junto a Sai y Deidara estaba de copiloto, siendo Itachi quien conduciría.

-No sería práctico si hubiésemos tenido que ir en tres coches diferentes.- explicó como si nada el joven a su lado.

-¿Y dónde se supone que vamos?- preguntó curioso el mediano de ellos.

-Pronto lo veréis.- fue la respuesta que obtuvo y tan solo hicieron falta unos minutos para darse cuenta de cual era el destino. El enorme centro comercial se erguía orgullosamente frente a sus confundidos ojos.

-Si querías salir de compras podías haber preguntado primero.- dijo el de ojos zafiro mirando a su pareja quien solo sonrió divertido.

-Cierto que quiero tener una cita contigo, pero no es por eso que os hemos traído.- declaró cogiéndole de la mano e instándole a caminar a su lado.

-¿Entonces?- inquirió sin comprender el mayor de los donceles.

-Necesitáis ropa adecuada para el desfile por lo que decidimos que saldríamos de compras.- respondió el pelinegro sonriendo de lado.

-¿Desfile? ¡Espera! ¿No querrás decir ESE desfile?- exclamó el pelirrojo entrando en pánico. La sensación de temor se extendió a sus dos hermanos cuando como respuesta solo vieron las sonrisas maliciosas de ese trío de ojinegros.

Fue de esa forma que pasaron toda la mañana yendo de tienda en tienda, probándose una infinidad de trajes y vestidos que los morenos argumentaban que les quedarían bien. Se notaba lo mucho que disfrutaban de verles con todas aquellas ropas, cosa que no les gustaba mucho a los donceles, pero sabían que no podrían escapar de tal situación, no cuando esos tres se habían aliado a los empleados para que les mantuvieran vigilados cuando se iban a buscar nuevas prendas de vestir.



*Fin flashback*



Así fue como terminaron en aquella habitación llena de gente de clase alta, vestidos con unos trajes para donceles de la marca Sharingan, maquillados con tal maestría que resaltaban sus finos rasgos y delicada apariencia.

-Pienso devolver este traje en cuanto este día acabe.- medio gruñó el rubio de cabello corto mirando sus manos las cuales apretaban la tela azul cielo de su regazo.

-Ya somos dos… no se qué es lo que más me molesta, el que nos hayan tratado como muñecas y jugasen a vestirnos o que nos hayan traído hasta aquí para luego desaparecer.- comentó el pelirrojo frunciendo el ceño al recordar como esos tres se habían esfumado en cuanto los llevaron hasta sus asientos, que por cierto se encontraban en primera fila.

-Hmp, no se qué planean, pero es cierto que ahora mismo tengo muchas ganas de golpear a Itachi.- aseguró el mayor mirando hacia el escenario con los brazos cruzados.

No es que odiaran aquella ropa es solo que no estaban acostumbrados a llevar cosas de ese estilo y al estar en un lugar claramente nuevo, hacia que todo se volviera aún más incómodo para los chicos quienes solo querían salir corriendo de allí y encerrarse en su hogar. Pero los mayores se habían tomado muchas molestias en traerlos y no querían dejarles plantados, a pesar de que no daban señales de vida desde que llegaron al local.

Antes de que pudieran decir algo más, las luces se apagaron y los focos iluminaron la pasarela. Una mujer de mediana edad, cabello color ébano y ojos de un precioso tono pizarra hizo su aparición, presentándose como la diseñadora y anfitriona del evento. Con su suave y dulce voz dio la señal para que comenzara el desfile.

Durante todo lo que este duró los menores no pudieron evitar quedarse admirando todas y cada una de las prendas, junto al magnífico trabajo de las y los modelos quienes hacían resaltar aún más dichos conjuntos. La mujer volvió a salir con una sonrisa enorme adornando su fino rostro.

-Queridos invitados ha llegado la hora de mostrar mis últimos diseños los cuales serán modelados por las tres personas que más quiero en el mundo, a parte de mi marido.- comentó riendo divertida, palabras que hicieron sonreír a más de uno entre el público incluidos los donceles, quienes a continuación miraron sorprendidos a más no poder cuando los tres morenos salieron al escenario.

Estos caminaban bajo las luces de los focos con decisión, atrapando a todos los espectadores con su porte digno y refinado junto a esa mirada profunda y salvaje. Los menores sintieron que les faltaba el aire al verles parados en frente suyo con esa actitud arrogante que les hacía ver tan varoniles.

Oyeron leves murmullos de sorpresa y exclamaciones de admiración, pero ellos no podían apartar la mirada de los morenos quienes les miraron con esa sonrisa ladeada que les caracterizaba. Todo pasó tan rápido que sin saber cómo ahora se encontraban junto a los varones en la pasarela siendo rodeados por la cintura por su respectiva pareja.

Los demás presentes gimieron estupefactos ante la repentina acción, pero miraron maravillados tanto las prendas de ropa que cada uno llevaba como a los modelos. Los conjuntos eran perfectos el uno con el otro, claramente diseñados para ir con el otro.

-Bueno amigos, con estas bellezas modelando es como doy por finalizada esta presentación a mi nueva colección. Espero que os haya gustado y nos veremos en el salón de fiestas para el cóctel que hemos preparado para todos ustedes.- anunció la morena cuando sus hijos salieron de la pasarela junto a los menores quienes todavía parecían no comprender del todo la situación.

Los aplausos no se hicieron esperar y ella fue tras bambalinas para agradecer a todos los presentes por su trabajo. Allí se encontró con una escena que no esperó ver nunca, ni en sus más descabellados sueños imaginó que sus hijos se esconderían tras los tocadores para resguardarse de sus furibundas parejas quienes les lanzaban sin reparo alguno todo tipo de cosméticos a la cara.

-¡¿Qué demonios fue eso!?- gritó el mayor de los donceles mirando con enojo palpable a su hijo mayor.

-Espe- ¡Deidi!- se quejó cuando un bote de laca le dio de pleno en el rostro.

-¡¿A quién se le ocurre sacarnos sin previo aviso?!- reclamó ahora el joven pelirrojo quien había optado por coger unos zapatos de tacón negros y lanzarlos hacia Sai quien logró esquivarlo por los pelos, dejando el objeto clavado en la pared. Los demás presentes miraban con horror la escena, no sabiendo si debían intervenir o no, puesto que si lo hacían no tenían muy claro si saldrían de una pieza.

-¡Estúpido teme! ¡Ven aquí y da la cara como un hombre!- ordenó el menor de todos quien parecía a punto de saltar sobre el pobre azabache quien intentaba por todos los medios tranquilizarle.

-¡Dobe! ¡Si me dejaras hablar treinta segundos te lo explicaría!- medio suplicó el de ojos brunos alzando los brazos para parar el nuevo proyectil que su querido novio le había lanzado.

-Tienes diez segundos.- declaró con firmeza, parando todo movimiento a su alrededor.

-Emm…- murmuró nervioso el varón.

-Se te está acabando el tiempo Uchiha.- advirtió levantando lentamente el brazo derecho el cual agarraba un estuche de maquillaje, con claras intenciones de usarlo para dañar al más alto.

-¡Fue idea de nuestra madre!- gritaron los morenos espantados logrando que los donceles pararan con sus ataques.

-¿Qué?- exclamaron sin comprender. Fue ahí que la mujer decidió intervenir.

-Por muy divertido que haya sido ver a mis hijos ser tratados de esta forma, creo que os debo una explicación.- comentó sonriendo ampliamente. Los chicos la miraron y apartaron los ojos al tiempo en que se sonrojaban de sobremanera, claramente avergonzados del espectáculo que habían protagonizado.- No tenía intención de mostrar estos últimos diseños por que durante meses no encontraba a ninguna mujer o doncel que pudiera lucirlos, pero cuando oí a los chicos hablar de vosotros supe que definitivamente os quedarían bien. Es por ello que les pedí que lo hablaran con vosotros, pero se negaron alegando que nunca accederíais a salir en el desfile por lo que no me dejaron de otra que obligarlos.- declaró sonriendo maliciosamente. Los menores la miraron con una gota bajándoles por la sien.

-No queríamos obligaros, pero si os hubiéramos dicho lo que ella planeaba definitivamente no habríais accedido, por lo que decidimos no deciros nada y sacaros por sorpresa.- se excusó el mayor de los morenos.

-De una u otra forma ibais a salir y ya estabais lo suficientemente nerviosos por asistir al desfile como invitados, si hubiésemos dicho que saldríais al escenario lo más seguro es que habríais salido corriendo.- aseguró el de cabellos azabache mirando a su pareja a son de disculpa.

-Mmm… eso lo entiendo, pero fue demasiado repentino. ¿Y si nos tropezábamos y quedábamos en ridículo qué?- dijo claramente alterado el rubio kitsune.

-Nunca habríamos dejado que eso pasara. Nosotros somos los encargados de cuidaros en este tipo de situaciones.- declaró firmemente Sai mirando con decisión al pelirrojo quien se ruborizó y apartó la mirada.

-Idiota…- susurró nervioso.

Los donceles se miraron y suspiraron, al parecer no podían seguir enfadados por que los argumentos que los varones les habían dado eran muy convincentes. Estos al notar que ya no estaban en tanto peligro se acercaron a los jóvenes para rodearles por la cintura en un tierno gesto de disculpa.

-Siento no haber dicho nada antes y dejarte solo ahí fuera.- murmuró el de ojos brunos.

-Está bien teme… te perdono por esta vez, pero más te vale no volver a hacer algo como esto de nuevo.- dijo en voz suave el rubio sonriendo dulcemente.

-Puedes golpearme si quieres, pero he de decir que te veías espectacular ahí arriba.- alagó Sai al pelirrojo quien ciertamente le dio un golpe en la cabeza como respuesta, nervioso y avergonzado.

-Me preguntaba qué demonios planeabais, pero nunca me imaginé que sería algo así.- comentó divertido el rubio pelilargo.

-Bueno… nos gusta sorprenderos de vez en cuando.- habló algo burlón el moreno mayor.

Quienes presenciaron toda la escena no podían creer ese cambio radical en los donceles. Pasaron de ser bestias salvajes a tiernos animales de compañía. Por su parte la morena se encontraba encantada por todo lo que había podido presenciar. Esos chicos tenían el carácter suficiente como para controlar a sus hijos y era evidente que entre ellos había mucha confianza y complicidad, cualidades muy importantes si quieres tener una relación a largo plazo con otra persona.

-Con esto dicho...- comentó la mujer llamando la atención de las tres parejas.-¡No puedo creer lo lindos y adorables que sois!- gritó completamente extasiada, lanzándose a abrazar al menor de los rubios.-Aww… tan tierno ¿os puedo adoptar?- preguntó con los ojos brillando y su mejor mirada de cachorro apaleado.

-Mamá… no son mascotas.- murmuró Itachi suspirando ante las acciones de su madre.

-Pero me gustan… ¡quiero llevármelos a casa!- declaró haciendo berrinche cosa que le pareció curiosa y divertida a los donceles quienes miraban a la mujer riendo levemente.

-No se por qué, pero siento que se parece mucho a mamá.- comentó Naruto hacia sus hermanos quienes solo asintieron sonriendo.

-¡Podéis llamarme mamá cuando queráis!- dijo ella felizmente.-Después de todo ahora salís con mis hijos.- añadió solo para volver a ver el sonrojo en los menores, cosa que logró con mucha facilidad.

-¡Mamá!- exclamaron estos también avergonzados. La mujer solo rió divertida y salió rumbo al salón de fiestas, dejando a los menores allí. Estos solo suspiraron y sonriendo levemente instaron a los donceles a seguirles pues ese día todavía no había terminado, todavía tenían un cóctel que disfrutar.

 

...Continuará...

 

Notas finales:

Primero: esta es la ropa que usan en el desfile ---> AOD-Ropa

Segundo: ¿que os ha parecido Mikoto? ¿Esperábais que pasara algo como esto? ¿Qué imagináis que pasará durante el cóctel?

Espero que os haya gustado n.n esperaré los reviews super nerviosa, me animará ahora que estoy con las clases de la uni (;

Nos leemos en el siguiente cap. (=^w^=)


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