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Juro que serás mío por BlackHime13

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Notas del capitulo:

He tardado lo mío en escribir el capítulo, pero por fin está aquí n.n

Este es el final del fic (; No estaba muy segura de cómo escribirlo, pero me guastó como quedó y espero que también lo disfrutéis >////<

Nos leemos en las notas finales (=^w^=)

Exhaustos era decir poco. A penas hacía unos minutos que habían logrado regresar a su casa y lo único que fueron capaces de hacer fue dejarse caer sobre el sofá de la sala. Bueno, solo el rubio menor pudo hacerlo pues los tres no cabían allí por lo que los otros dos se sentaron pesadamente sobre el par de sillones que ahí reposaban. Dejaron escapar un suspiro repleto de cansancio.

Aquel día se les había hecho eterno. Primero fueron arrastrados bien temprano al centro comercial donde pasaron horas probándose ropa, zapatos y distintos accesorios, además de la peluquería, lugar donde no regresarían incluso si eso le costaba la vida. No solo casi les dio un infarto al ver la factura, sino que tener que aguantar como distintas mujeres y donceles les manoseaban la cabeza mientras les aplicaban distintos productos no les gustó.

Comieron en un restaurante tan elegante que si no fuese porque iban tan arreglados les habría dado vergüenza el simple hecho de pasar por delante de la puerta, pues entrar ya les hizo dar un brinco al corazón. Sinceramente fue una comida amena y algo romántica, sus acompañantes hicieron un muy buen trabajo en tenerlos entretenidos para que no se sintieran embargados por la incomodidad, pero aun así ese tipo de lugares no eran los que ellos solían frecuentar y apenas era el mediodía y sentían que había montado en una montaña rusa incontables veces.

Dejaron que los varones pagaran la cuenta y no se dignaron a mirar cuanto había costado, sabiendo que tendrían otro ataque si lo hacían. A continuación, llegó el momento que tan ansioso tenía al mayor de los donceles: el desfile de modas seguido por el cóctel, este último organizado por su persona. No solo estuvieron sentados en primera fila ataviados con preciosas ropas de una marca tan exclusiva como lo era Sharingan sino que fueron sacados a la pasarela sin ningún tipo de aviso previo. Si las miradas de toda aquella gente famosa y poderosa ya les hacía sentir incómodos antes, aquello fue la gota que colmó el vaso.

Ya detrás del escenario, no dudaron en reclamar a ese trío de idiotas que se hacían llamar sus novios, bueno, de momento solo el de cabello azabache salía con el rubio menor, pero los otros dos iban por buen camino. El caso es que entre gritos y reproches los mayores les dieron una bastante buena explicación. Mejor dicho… fue la morena madre de estos quien les explicó mejor la situación en la cual se habían visto envueltos sin poder evitarlo. Ahí ya llegó la cumbre de la vergüenza pues conocer a tu suegra o futura suegra mientras estás agrediendo física y verbalmente a sus hijos… digamos que no es la mejor situación para dar una buena impresión.

Luego de tal espectáculo llegó la fiesta donde nada más entrar al salón donde se celebraría fueron rodeados y bombardeados a preguntas y alabanzas por parte de los invitados. ¡Incluso más de uno les presentó a sus hijos varones! Esa parte fue divertida pues los morenos, quienes no se habían apartado de su lado en ningún momento, sonrieron de una forma tan siniestra que hizo que a todos los presentes les recorrieran un escalofrío por todo el cuerpo, si incluido ellos mismos. A continuación, les rodearon la cintura con un brazo, atrayendo más sus cuerpos a los propios, y luego dijeron al mismo tiempo lo siguiente:

Lo siento, pero ya les hemos echado el ojo a estas bellezas y no están disponibles.”

Vale, cierto que habían accedido a darles una oportunidad y no tenían derecho a declarar que no estaban disponibles, pero extrañamente… ese comentario no les molestó, más bien les avergonzó y alegró en cierta medida. Su actuar y sus palabras daban a entender lo muy en serio que iban con sus personas y aquello les gustó.

Inmediatamente después la situación pareció dar un giro de ciento ochenta grados. La conversación pasó a ser sobre cuando se conocieron, cuánto llevaban saliendo, si tenían pensado seguir modelando para la morena diseñadora y más por el estilo. Los varones respondieron a todas las preguntas con sonrisas ladeadas en sus rostros: tan solo una semana; todavía no salían oficialmente, pero estaban haciendo progresos (el de cabello azabache anunció orgullosamente que el rubio si era su novio); ni si quiera sabían que lo iban a hacer en esa ocasión (confesaron los donceles). Solo lograron deshacerse de sus curiosas preguntas e inquisidoras miradas cuando la única mujer de la familia Uchiha hizo su aparición junto a su marido pidiendo hablar con sus hijos y yernos. Esa última palabra hizo sonrojar de sobremanera a los menores, pero como estaban deseando escapar de tanto escrutinio no objetaron nada y se dejaron arrastrar hacia el balcón del lugar.

El patriarca de la familia era de pocas palabras, bastante contrario a su mujer quien parecía estar realmente excitada por saber lo más posible de los tres hermanos, pero, aunque este no hablara mucho se notaba que escuchaba con atención y les analizaba con mucho cuidado. Lo sorprendente fue que no les incomodó a como cuando sucedió lo mismo con los demás invitados. Se notaba que este no les estaba juzgando con la mirada, sino que estaba interesado genuinamente en saber sobre ellos. Les pareció tan similar a la forma que tenían los tres varones de mirarles en algunas ocasiones que sin pensarlo soltaron una risita divertida. En ese momento, por suerte, solo la mujer se encontraba acompañándolos, dado que el varón mayor se había alejado un poco para hablar con sus tres hijos (Sai ya era considerado como tal), y esta les miró sin comprender. Decidieron ser sinceros y admitir lo que les había hecho reír y, para su sorpresa, ella también rió.

Les confesó que la actitud de sus hijos en cuanto al romance se trataba era idéntica a la de su marido cuando recién se conocieron y, era por ese mismo motivo, que ella pudo aconsejarles cuando acudieron a su persona hace unos días. Ellos ya sabían que los morenos habían pedido consejo, ellos mismos lo confesaron, pero oírlo de los labios de ella les hizo comprender la magnitud que aquello conllevaba. Ella aseguró que sus hijos siempre habían sido muy independientes y que si tenían un problema solían solucionarlo sin la ayuda de nadie, razón por la cual cuando acudieron en su ayuda se sintió tan inmensamente feliz. Y eso es lo que hizo que los donceles miraran con cierto brillo en los ojos a los varones pues si antes habían decidido darles una oportunidad, en ese momento sabían que ya no había marcha atrás. Ese trío de bobos se habían vuelto especiales para ellos y estaban seguros que habían tomado la decisión correcta cuando les dejaron acercarse a sus personas.

Fue en ese momento en que los cuatro hombres regresaron y, sin la más mínima duda, los varones menores les rodearon con un brazo la cintura. Para sorpresa de ellos, el rubio mayor le sonrió al moreno de cabello largo, el pelirrojo apoyó su cuerpo aún más en el pecho del contrario y, Naruto, ni corto ni perezoso, le dio un tierno beso en la mejilla al azabache. Siguieron hablando entre ellos, Mikoto se enteró entonces que Deidara era quien organizó el cóctel y alabó su trabajo sin vergüenza ninguna. Su marido también parecía muy complacido con el resultado y confesó que siempre había deseado que las parejas de sus hijos fueran trabajadores, pues no le gustaba la idea de tener por yernos a alguien aprovechado que no hace nada por ganar su propio dinero.

Hablaron y hablaron hasta bien entrada la noche. Los donceles bostezaron agotados y fue ante esa bella y tierna imagen que los varones decidieron llevarlos de regreso a su hogar. El viaje se les hizo extremadamente corto, demasiado idos como para prestar atención a lo que les rodeaba. Minutos después ya se encontraban en la puerta de su casa siendo despedidos por un tierno y casto beso en la mejilla y un leve y dulce susurro de buenas noches.

Y ahora los vemos en el comedor descansando. Tiraron los zapatos lo más rápido que pudieron pues al no estar acostumbrados a llevarlos, y mucho menos estar de pie tanto tiempo con ellos, sus pies dolían horrores.

-Olvidamos decirles que les devolveríamos la ropa…- medio gruñó el rubio menor con su cara enterrada en uno de los cojines del sofá. A la porra con el maquillaje. Ya lavaría la funda y su cara más tarde para eliminar los restos.

-Mmm… no habrían aceptado de todas formas…- susurró perezosamente el pelirrojo quien tenía la cabeza echada hacia atrás en el sillón a su izquierda.

-Cierto… su madre parecía tan feliz de ver como llevábamos su ropa que de seguro se habría negado si lo hubiéramos mencionado…- concordó el rubio mayor quien estaba sentado de igual forma a su hermano de ojos aguamarina, solo que en el sillón opuesto.

-No es como que tengamos oportunidad de volver a llevarlo…- comentó de nuevo el de ojos zafiro.

-Hmp… sabes que ellos encontrarán una excusa para volver a vernos así ¿verdad?- inquirió medio divertido el de cabello largo.

-Tch. Conociéndolos así será… aún más si seguimos viéndoles y la cosa se vuelve más oficial.- murmuró el pelirrojo mirando fijamente el techo. No tenía ganas de moverse en lo más mínimo.

-Si… hablando de eso… ¿ya decidisteis qué hacer?- cuestionó curioso el menor.

-Pues… le dije a Itachi que hablaríamos sobre ello cuando acabáramos con el trabajo así que…- divagó el mayor, recordando su promesa al mayor de los Uchiha.

-Yo ya le dije a Sai que había decidido darle una oportunidad y aunque no creo que vaya a llamarle mi novio en un futuro cercano… creo que llegaremos a ese punto en algún momento.- confesó tímidamente el de ojos aguamarina.

-Mmm… ya veo.- dijo pensativo el rubio pelicorto.

-¿Y tú? Tu trato con Sasuke termina mañana.- habló de nuevo el mayor, pero no obtuvo respuesta por su parte por lo que giró a mirarle, notando que se había quedado dormido. Sin poder evitarlo una pequeña risita escapó de sus labios, pues recordó que cuando eran más pequeños el rubio solía quedarse dormido en el sofá y no había quien lograra despertarle, sobre todo cuando se encontraba exhausto como en ese mismo momento. Giró para pedirle al pelirrojo que le ayudara a llevarle, pero entonces vio como este también dormía. Con una dulce sonrisa se levantó y fue a buscar un par de mantas para taparles. Aunque quisiera no podía llevarlos a sus habitaciones por lo que tendrían que dormir allí hasta que se despertaran, ya fuera en un rato o a la mañana siguiente.

Lo más silenciosamente que pudo les tapó con las mantas y subió las escaleras hacia su cuarto. Bostezó y se dejó caer sobre colchón igual de cansado que los menores, y dejó que Morfeo le llevara hasta su reino.

Despertaron horas más tarde, sobresaltados por un fuerte ruido que provenía de la puerta de entrada. Gruñendo el mayor se levantó de su cómoda y atrayente cama, restregando uno de sus ojos para desperezarse, bajó las escaleras oyendo los gruñidos molestos de sus dos hermanos pequeños quienes al parecer seguían en el salón. Abrió la puerta sin preguntar quién era y entonces reconoció tres cabelleras oscuras. Por acto reflejo cerró la puerta de golpe en sus caras, mayormente por la sorpresa, pero luego soltó un chillido agudo al recordar que no se había cambiado al llegar a noche y tampoco se había desmaquillado. Asustado se asomó para ver el reflejo en el espejo en el pasillo de entrada y gimió avergonzado a más no poder. Se veía horrible con todo el maquillaje corrido, el cabello despeinado y la ropa desacomodada. Sin pensarlo corrió hacia donde se encontraban sus hermanos quienes se habían despertado más o menos. Gaara se había levantado para estirar las piernas y le miraba sin comprender por qué su agitación, mientras que Naruto se había sentado y se restregaba los ojos todavía medio dormido. Evidentemente, ambos donceles se encontraban igual de desarreglados que el mayor.

-Están aquí.- anunció como si estuviera hablando de fantasmas, completamente pálido y alterado.

-¿Quiénes?- preguntó sin comprender el menor mirándole extrañado.

-¿¡Quién va a ser!? ¡Tu novio y los otros dos!- exclamó exaltado.

-¿Y? Ábreles.- dijo tranquilamente el pelirrojo.

-¿No os habéis visto a un espejo? Estamos horribles ahora mismo.- respondió y casi subió las escaleras corriendo para dirigirse a su cuarto a ponerse un poco más presentable. Los dos que se quedaron ahí se miraron y gritaron para seguidamente hacer lo mismo que el mayor. ¡Por dios que parecía que les habían dado una paliza! Corrieron a lavarse la cara, el rubio miró a son de disculpa el cojín que fue víctima de su vagueza, se prometió mentalmente lavarlo hasta que quedara como nuevo. Minutos más tarde se cambiaron por unos pantalones algo caídos y sueltos en la cadera, unas camisetas simples, Deidara de color blanco, Gaara marrón y Naruto azul oscuro, y se peinaron lo mejor que pudieron, en este caso el rubio menor quien tenía un cabello que parecía tener vida propia y se rehusaba a quedar en su sitio.

Cuando terminaron volvieron a bajar y fue el mayor quien se dirigió a la puerta de nuevo. Respiró para armarse de valor y volvió a abrir, pero antes de que el mayor abriera la boca, cosa que vio su intención de hacerlo, le interrumpió.

-Ni una palabra de lo que viste ¿estamos?- ordenó con los dientes apretados. Los tres morenos solo asintieron con la cabeza algo asustados por la mirada que el mayor de los Namikaze les dirigía. Cierto que les había sorprendido el verle abrir la puerta con la ropa de ayer y sin desmaquillar, pero el moreno mayor tenía que reconocer que le había parecido adorable el saber que el rubio se encontraba tan cansado la noche anterior que ni se molestó en ponerse algo más cómodo ni en lavarse la cara. Los otros dos varones se lamentaron por no poder haber visto a sus donceles de igual forma, pues estaba claro que el mayor les avisó que se arreglaran, lo oyeron desde detrás de la puerta. Esos gritos y pisadas fuertes les había dicho lo suficiente.

Caminaron hasta la sala donde se encontraban los otros dos adolescentes sentados en el sofá, lugar donde el mayor de ellos se dejó caer.

-¿Y? ¿A qué habéis venido?- inquirió el pelirrojo mirándoles con una ceja alzada.

-Vinimos por que tenemos que hablar.- le respondió el moreno sentándose en el brazo del sillón que ocupaba el moreno mayor. Sasuke se había sentado en el otro sillón pues era el que se encontraba más cerca del rubio menor.

-¿De qué?- quiso saber ahora el Kitsune con curiosidad.

-Pues de lo nuestro.- dijo claramente el de ojos negros dedicándole una leve sonrisa. Los tres se tensaron al oír esas palabras.

-¿Tiene que ser ahora mismo?- cuestionó el mayor de ellos, claramente todavía estaban cansados. Pero aunque los varones querían darles más tiempo para descansar, la incertidumbre los estaba matando. Es por ello que en cuanto vieron que habían dado las 12 del mediodía decidieron que era hora de ir a hablar del asunto.

-Particularmente... es más importante que hablen Sasuke y Naru-chan, por lo de su trato y tal... pero tanto Sai como yo necesitamos saber hacia dónde va esto.- habló el moreno de cabello largo. Los hermanos se miraron y suspiraron, sabiendo que tendrían que cumplir.

-Sai... te dije que te daría una oportunidad y yo no miento con ese tipo de cosas. No puedo llamarte mi novio ahora mismo, pero... si seguimos conociéndonos y pasando tiempo juntos... creo que podemos llegar a serlo.- dijo con completa sinceridad el pelirrojo.

-¿Quieres seguir yendo lento?- quiso saber y el doncel asintió.- Ya veo... por mi bien. Mientras quieras seguir aguantándome seré feliz con eso.- añadió con una sonrisa en el rostro. El contrario se ruborizó por sus palabras, pero una leve risita divertida escapó de sus labios junto a un susurrado “idiota”.

-Por mi parte... no he pensado mucho en eso... con lo de organizar la fiesta de ayer mi mente no estaba como para distraerse, pero... me ha gustado pasar tiempo contigo. He visto varias caras tuyas y quiero seguir descubriendo más de ti Itachi. Estoy como Gaara en ese sentido. ¿Tú qué opinas?- quien dijo esas palabras fue el rubio mayor quien miraba nerviosamente al mayor de los Uchiha.

-Por mi perfecto. Quiero seguir conociéndote Dei y ya luego veremos qué tan lejos va esto. Aunque por mi parte se muy bien hasta donde quiero llegar.- comentó riendo divertido, después de todo en su cabeza ya había comenzado a planear hasta su boda por lo que más en serio no podía ir con el rubio.

-Sasuke... antes de responder, me gustaría preguntarte algo.- pidió el Namikaze menor y esperó a que el azabache asintiera para continuar.- ¿Por qué has decidido venir hoy a por una respuesta? Podrías... no se, haber esperado hasta mañana y hoy... podríamos haber salido o algo así.- preguntó curioso y con cierto brillo en los ojos que el mayor no supo identificar.

-Naruto... quiero salir en una cita contigo, pero... no quiero que sea como novios temporales. Quiero que nuestra primera cita sea como pareja oficial y que sea la primera de muchas otras. Este trato... era para que vieras si yo era un buen prospecto para novio ¿verdad?- el contrario asintió lentamente.- Pues ya debes de haber visto lo suficiente como para tomar una decisión. Por mi parte... si me dices que si, yo no pienso dejarte ir. Por que yo no pienso callarme como mis hermanos y si te conviertes en mi novio no te dejaré ir nunca. Estaré contigo hasta que te canses y decidas dejarme.- declaró con absoluta convicción. El silencio reinó la sala hasta que, lentamente el rubio comenzó a sonreír ampliamente.

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Por que el amor no se desarrolla de un día a otro. Por que necesitamos conocer más de esa personas que nos llamó la atención en un primer momento y, dependiendo de nuestras decisiones, esa atracción puede evolucionar al sentimiento más puro que el ser humano conoce el amor. A veces se necesitan unos días, para otros son meses e incluso para algunos años, pero ese sentimiento acaba llegando.

El mio llegó en tan solo una semana. Conocí a un hombre que valía todo el esfuerzo del mundo. Alguien con quien deseé pasar el resto de mi vida. Un varón que me enamoró en muy poco tiempo. Con quien decidí que caminaría a lo largo de mi futuro. Quien ahora, después de 10 años es el padre de mis dos hijos. Con quien me despierto y acuesto todos los días. Quién juró no dejarme ir nunca y hasta el momento ha cumplido con su promesa.

Os he contado solo una pequeña parte de nuestra vida. Hay mucho que podría decir sobre nosotros y nuestras familias, pero creo que es suficiente con saber el cómo nos conocimos por que el resto... solo tienen importancia después de que tomé la decisión de decirle que si.

Quién sabe. Tal vez algún día os cuente algo más de nosotros, pero por el momento. Esto es todo lo que necesitáis.

...FIN...

Notas finales:

Esto es todo amigos XD Tenía pensado hacer un pequeño epílogo, pero creo que así quedó bien. No sé, ¿qué opináis?

Espero que a los quehayan llegado hasta el final les haya gustado y esperaré los reviews ansiosa n.n

Si queréis darme ideas para algún fic, pasáos por mi blog y dejad un mensaje ahí (; haré lo que pueda por escribirlos (pero solo si os digo que lo haré, claro está mwm)

Y pues... solo me queda decir que si os guta el Katsudeku podeis leer los oneshots que tengo publicados, que parecen no tener muchas visitas ni comentarios ;____;

Bye Bye, nos leemos en otra ocasión (=^w^=)


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