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Juro que serás mío por BlackHime13

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Notas del capitulo:

Iba a esperar a la próxima semana, pero he decidio que subiré los que quedan y que este será el último fic largo que publique, por que está visto que nadie tiene la intención de comentar.

Nos leemos en las notas finales (=^w^=)

Las cosas cambiaron entre ellos, no de forma totalmente radical, pero si que hubo ciertos sucesos que desconcertaron un poco a los varones. La actitud de los donceles no era tan distinta, pero era como si estuviesen más abiertos... como si la reticencia que sentían a que ellos se acercaran ya no estuviese más allí.


Un ejemplo claro sería el pelirrojo quien le dejó muy claro a su respectivo moreno que solo hablarían durante los descansos de la cafetería, pero para sorpresa de todos, un rato después de lo sucedido con el rubio y moreno mayores, este se acercó y dejó de forma brusca un papel con su número de teléfono en él.


-No te lo doy para que me molestes todo el día, pero supongo que no me matará hablar contigo de vez en cuando.- fueron sus palabras para a continuación dar media vuelta y seguir trabajando, ignorando la mirada sorprendida del de ojos negros.


-¿Acaba de...?- murmuró estupefacto este mirando con los orbes brillando a sus dos familiares quienes solo asintieron en silencio.- ¡Genial!- casi gritó extasiado saltando de la silla la cual cayó estrepitosamente al suelo.


-Cálmate idiota.- ordenó rodando los ojos el azabache menor suspirando ante la reacción de su primo.- No se que habrá pasado ahí dentro, pero parece que las cosas se pondrán más interesantes de ahora en adelante.- comentó mirando a su hermano mayor quien parecía estar muy metido en sus propios pensamientos.


El azabache decidió ignorarlos a ambos y sonrió de lado cuando vio a su rubio acercarse hacia él.


-¿No me dirás que pasó?- cuestionó curioso cuando este se sentó a su lado.


-Mmm... son cosas de hermanos.- fue su respuesta con voz divertida y su pareja notó el brillo maliciosos que inundó los orbes zafiro de este cuando volteó a ver a sus familiares. El moreno decidió no meterse en lo que fuese que ese trío de hermanos estuviesen planeado con los suyos, después de todo él tenía otras cosas en las que enfocarse.


La tarde pasó sin ningún percance más y cada familia volvió a su propio hogar. Los menores hablaron por mensajes como la noche anterior, aunque esta vez procuraron que no fuese hasta tan altas horas de la madrugada.


Al día siguiente volvió a ir a recoger a su novio quien ya le esperaba en la entrada de su casa con una sonrisa en los labios.


-¿De verdad no te importa llevarme?- le preguntó algo preocupado.


-Como te dije ayer... no quiero perder ninguna oportunidad de pasar tiempo contigo y si resulta que me encuentro con ella, simplemente le dejaré bien claro que si se atreve a hacerte algo las pagará muy caro.- declaró en una mezcla de dulzura y seriedad que sorprendió de sobremanera al joven sentado a su lado.


-Eres extraño... te tomas muy enserio lo nuestro a pesar de saber que solo durará una semana...- murmuró en voz baja a la vez en que volteaba a mirar por la ventana.


-Así es como quedamos si... pero no significa que al final logre hacerte cambiar de parecer en cuanto a mi y decidas darme una oportunidad de intentarlo en serio. Es mi trabajo hacer que eso suceda.- respondió mirándole de reojo. El rubio se sonrojó al notar la decisión en la voz ajena y no dijo nada lo que resta de viaje, pues estaba muy metido en sus propios pensamientos.


Cuando llegaron a su destino una gran cantidad de mujeres y donceles les esperaban siendo la cabecilla de todo el asunto una pelirosa que el azabache reconoció al instante. Frunció el ceño enojado al saber lo que la chica tenía planeado.


-Sasuke... no digas ni hagas tonterías.- advirtió el rubio antes de bajarse del auto.- ¿Puedo saber a que viene este comité de bienvenida? No creo que tengáis tanto tiempo libre como para andar perdiéndolo en recibirme.- comentó casi de forma aburrida.


-Queremos saber la verdad de todo el asunto.- dijo una voz por el fondo siendo seguido por otras exclamaciones afirmativas.


-¿Y por qué debería de daros una explicación de lo que haga? Es mi vida privada y quiero que siga siendo así.- contestó con contundencia. Tanto su voz como mirada dejaban entrever lo serio que era el asunto y lo muy enfadado que estaba por que se metieran donde nadie les había llamado.- Pero si tanto os interesa...- dijo con una sonrisa juguetona para luego acercarse a su novio, quien se encontraba apoyado contra la puerta del coche mirando la escena en silencio. Este alzó una ceja curioso por lo que fuese que el ojiazul planeaba hacer, el cual al estar frente suyo le jaló del cuello de la camisa y le besó. Fue sorprendente para todos los espectadores incluido el moreno quien no cabía de la impresión. Solo fue un contacto breve y como vino se fue, pero sentía como su corazón latía más acelerado de lo normal.


-¿Qu-qué demonios crees que haces?- exclamó una exaltada ojijade quien miraba la escena con los puños apretados.


-Besar a mi novio.- fue la escueta respuesta que recibió.- Diré esto ahora... la próxima persona que cuestione lo que hago o dejo de hacer, no saldrá bien parado ¿estamos?- casi amenazó con voz gélida cosa que hizo que a todos los presentes se les erizara la piel, recordando ciertos sucesos que todos preferirían borrar de sus mentes, pero que les perseguirían en sueños para siempre. Asintieron apresuradamente y de igual forma casi corrieron alejándose de allí. Cuando el rubio se enfadaba era verdaderamente aterrador y nadie quería vérselas con él de esa forma. A la pelirosa la arrastraron sus amigas de igual forma, dejando solos al azabache y rubio este último suspiró intentando calmarse.


-Sasuke...- susurró al tiempo en que giraba para encararle, pero fue detenido por los fuertes brazos del contrario los cuales rodearon su cintura firmemente. Sintió todo el cuerpo del contrario apegado a su espalda y el aliento del más alto en su oreja.


-Eso fue tan malditamente atractivo que siento unas fuertes ganas de sostenerte y no soltarte nunca.- murmuró con voz grave y sensual directamente en su oído. Una corriente eléctrica recorrió toda la espalda ajena y sintió como la temperatura de su cuerpo se elevaba considerablemente. Sus mejillas se colorearon irremediablemente y aunque quiso decir algo el timbre de inicio de clases sonó.


-Llegarás tarde...- murmuró el rubio y con lentitud el varón le soltó.


-Nos vemos luego kitsune.- prometió para adentrarse de nuevo al vehículo dejando a un nervioso ojiazul quien prácticamente tuvo que correr para llegar a tiempo a su primera clase.


Por otra parte el mayor de los rubios caminaba a paso tranquilo por los pasillos. No tenía clases ese día, pero había decidido hacer uso del aula de pintura durante la mañana, sabiendo que no estaría ocupada por nadie. Sentado mirando el lienzo dejó que lo que sentía en esos momentos se plasmara en él de forma libre, pero apenas llevaba unos minutos allí que su móvil sonó.


-¿Qué quieres?- preguntó algo cansado. Del otro lado soltaron una risita burlona.


-Aunque amo oír tu voz, esta vez juro que tengo una razón para molestarte.- dijo el azabache.


-La última vez dijiste lo mismo y tu tan estupenda razón era simplemente el desearme buenas noches.- comentó resignado a escuchar otra tontería por parte del mayor.


-Quería hablar de tu proyecto. Ya han terminado con los cambios y quería preguntarte si tienes libre hoy para pasarte por el hotel donde lo organizaremos.- explicó seriamente.


-¿Ya terminaron? A penas hicimos los cambios ayer...- habló sorprendido el rubio.


-Bueno la fiesta es este sábado así que solo tenemos dos días para preparar el salón y lo bueno de trabajar con empresas de alta reputación es que se toman el trabajo muy enserio independientemente del tiempo que tengan.- informó tranquilamente, pero no pudo evitar sonreír de lado ante lo lindo que podía llegar a ser el contrario, incluso si no le veía sabía que tendría los ojos abiertos por la sorpresa y los preciosos ojos azules brillando de la emoción.


-Vale... si puedes yo ahora mismo estoy libre.- fue su respuesta intentando contener el grito de felicidad que quería salir de su garganta. No todos los días tu sueño de planificar un evento para gente importante se hace realidad y aunque también estaba un poco nervioso sobre como resultaría todo, no podía compararse a la emoción que sentía.


-Por mi perfecto. Estoy en la entrada de tu universidad así que aquí te espero.- accedió sin problemas. De forma rápida el rubio comenzó a recoger sus cosas.


-¿Y qué demonios hacías aquí?- cuestionó entre dientes al tiempo en que salía y caminaba por los pasillos apresuradamente.


-Tuve el presentimiento que incluso si hubieras tenido clases habrías accedido a venir. Noté lo excitado que te encontrabas por este proyecto y no te perderías ni un solo momento por nada del mundo.- dijo divertido.


-Bueno... no es culpa mía. Es la primera vez que hago esto y quiero que todo salga bien. No solo por que tendrá influencia en mi nota sino por que esto es a lo que me quiero dedicar en el futuro y...- se excusó con rapidez y nerviosismo.


-No hace falta que me des explicaciones Deidara... comprendo que esto es importante para ti y por eso quiero apoyarte. Has hecho un plan increíble y eres muy profesional por lo que intentaré ayudarte en lo que pueda.- aseguró con seriedad.


-Ya te dije que solo por que estés interesado en mi...


-Y yo te dije que no es por eso.- le interrumpió el moreno.- Esto es trabajo y por lo tanto tengo que asegurarme que todo salga bien, por que la reputación de la empresa está en juego. Ahora mismo estoy apostando por ti por que creo en el talento que tienes y no por mis sentimientos personales.- prometió conciliadoramente.


-Lo siento... supongo que los nervios me están ganando. Después de verte trabajar al otro día se que no mientes y te tomas esto con toda la profesionalidad que posees...- se disculpó en voz baja.


-No te preocupes... lo que debo hacer ahora es darte un poco de seguridad para que no pienses en tonterías y te puedas centrar en lo que verdaderamente importa que es el éxito del evento.- animó con un tono de voz sorpresivamente suave y dulce.


-Gracias Itachi...- murmuró el ojiazul no en el teléfono sino a la cara del de ojos negros, pues ya había llegado a su lado mientras hablaban. El mayor abrió sus orbes oscuros sorprendido no habiendo notado la llegada del contrario quien sonrió levemente por eso.- ¿Nos vamos?- instó este señalando el coche donde estaba apoyado el mayor.


-Claro.- accedió abriéndole la puerta del pasajero e invitándole a entrar al llamativo deportivo rojo metalizado que poseía. Nervioso lo hizo y se removió un poco incómodo en el asiento antes de suspirar e intentar relajarse para disfrutar del trayecto.- ¿Es tu primera vez?- oyó que le preguntaban poco después de que el vehículo arrancara. Le miró sin comprender y notó como la sonrisa en el rostro ajeno aumentaba, pero no era de altanería sino de dulzura.- Me refiero a estar en un coche como este. Sasuke me comentó que Naru-chan parecía nervioso e incómodo cuando le llevó por primera vez en su coche y por tu reacción supuse que también pasaba lo mismo contigo.- elaboró más al ver la confusión en la cara ajena.


-Si bueno... no me gustan este tipo de cosas tan ostentosas. Mientras pueda llevarme a los sitios, algo menos llamativo estaría mejor.- admitió avergonzado.


-Mmm... entonces si yo te regalara un coche...


-Te obligaría a tragarte las llaves.- le interrumpió frunciendo el ceño. El moreno hizo algo totalmente impropio de él, soltó una fuerte carcajada.


-Definitivamente eres diferente a los demás. Eres la primera persona que conozco que me amenaza por querer hacerle un regalo... incluso si solo era una situación hipotética.- dijo cuando su pequeño ataque pasó.


-Hipotético o no, no necesito algo como eso. Me sentiría demasiado culpable si alguien me hiciera un regalo como ese solo por que sí.- gruñó por lo bajo.


-¿Y si fuese por algo importante como un aniversario o por tu boda?- cuestionó curioso mirándole de reojo.


-Pues... en ese caso supongo que estaría bien... a veces hay padres que les regalan un piso o la casa a sus hijos cuando se casan... así que un coche no sería algo tan descabellado... pero que conste que solo en una situación como esa lo aceptaría.- respondió con sinceridad absoluta. El moreno hizo nota mental de aquellas palabras, asegurándose de no olvidarlas para un futuro que esperaba no fuese muy lejano.


Ya era medio día cuando notó que su teléfono volvía a vibrar indicando la llegada de un nuevo mensaje. Había perdido la cuenta de cuantas veces había sucedido aquello en lo que llevaba de día.


Gaa-chan no me ignores. Se que estás en el descanso.” casi podía ver el puchero en el rostro del otro chico, cosa que en parte le parecía graciosa pero por la otra le molestaba.


Sai te he dicho que dejes de enviarme mensajes cada dos por tres.” envió un exasperado pelirrojo.


Solo quiero saber más cosas de ti y a menos que quieras que contrate un detective privado para que lo averigüe todo simplemente tendrás que contestar tú.” fue la respuesta que recibió del moreno.


Por que será que te veo capaz de cumplir con eso...” suspiró resignado.


Soy obstinado y lo sabes.” casi podía ver la sonrisa altanera en su rostro.


De acuerdo, contestaré, pero solo te doy 20 minutos y luego promete que no volverás a molestarme en lo que resta de día.” envió con el ceño fruncido aunque algo dentro suyo sabía que incluso si el contrario se lo prometía no cumpliría con su palabra.


Mmm... bueno está bien, pero más te vale responder a todo sinceramente.” rodó los ojos al leer la respuesta y comenzó a responder a todas las preguntas que llevaba recibiendo toda la mañana. Menos mal que era el descanso para la comida y tenía un buen rato para ponerse a ello sino de seguro que el ojinegro continuaría molestandole.


-Supongo que no hace falta que te pregunte con quien hablas-ttebayo.- comentó su rubio hermano quien se encontraba sentado a su lado almorzando.


-Hasta hace a penas un minuto tú también estabas pegado al teléfono y en mi caso es porque la vibración no ha dejado de interrumpirme toda la mañana.- medio gruñó hastiado. El moreno le había estado preguntando tantas cosas que algunas de ellas le parecían hasta estúpidas. ¿A quién le importa qué zapatilla se ha puesto primero esa mañana? Entendía sobre sus gustos o hobbies, ¿pero en serio? Aquello era simplemente ridículo.


-Creo que solo está entusiasmado por el hecho de haber conseguido tu número.- molestó divertido el ojiazul.


-Sabes... me suena algo como que esta mañana cierto hermano mío ha besado a su novio delante de la pelirosa y luego a prácticamente amenazado a todos los presentes sobre lo de meterse en su vida privada.- contraatacó el pelirrojo sonriendo maliciosamente cuando la reacción a sus palabras fue que el rubio escupiera el zumo que bebía. El sonrojo que cubrió las mejillas ajenas le hizo sonreír más ampliamente. Su hermano solo le fulminó con la mirada sin volver a abrir la boca lo que resta de descanso.


Lo que queda de día pasó tranquilamente excepto por el hecho que el de ojos aguamarina recibió varias llamadas de un número que no reconocía, sorprendentemente el de ojos negros cumplió con su palabra. Fue en su descanso de la cafetería cuando su móvil sonó por decimosexta vez y harto se levantó de la mesa que compartía con su hermano y ambos morenos. Extrañamente Deidara no se encontraba ahí, por algo de la universidad que no les explicó del todo, solo les avisó que no llegaría para su turno ese día y tampoco estaba el mayor de los varones.


Salió al callejón para atender la llamada completamente enfadado, cosa que notaron sus acompañantes.


-¿Por qué está tan enfadado?- preguntó Sai al rubio menor.


-Gaara lleva toda la tarde recibiendo llamadas de un número desconocido y creo que ya se ha hartado...- murmuró mirando en dirección a donde su hermano se había marchado con preocupación evidente en sus orbes zafiro.


-¿Naruto?- cuestionó ahora su pareja extrañado por la actitud del menor.


-Yo... reconozco ese número... y no creo que vaya a ser bueno que Gaara conteste a esa llamada.- respondió con rapidez y salió casi corriendo detrás de su hermano.


En ese momento entraron los mayores de ambas familias, el moreno mirando al ojiazul quien parecía inquieto.


-¿Donde están mis hermanos?- preguntó al llegar junto a ellos mirando alrededor con curiosidad.


-Llamaron a Gaa-chan quien salió a atender la llamada mientras que Naru-chan corrió detrás suyo después de decir que reconocía el número y que sería malo que contestara.- explicó Sai mirando en la dirección por la cual ambos chicos habían desaparecido poco antes.


Los ojos del mayor se abrieron enormemente y su cuerpo se tensó visiblemente.


-Joder...- susurró para luego salir corriendo también. Los tres varones le siguieron no aguantando tanto misterio, pero no sabían que lo que verían no les gustaría absolutamente nada.


Para cuando llegaron allí el pelirrojo se encontraba sentado en el suelo llorando desconsoladamente mientras que el rubio menor intentada hacer todo lo posible por que se calmara, pero con unos resultados para nada favorables. El mayor se acercó a ambos y simplemente les abrazó susurrando palabras que ellos no llegaron a escuchar, pero que parecía que estaba funcionando.


Mientras eso ocurría ellos no eran más que meros espectadores de una escena que a cualquiera le partiría el corazón. Pocos minutos después los hermanos se marcharon sin decir nada, más que dirigirles una sonrisa y miradas a son de disculpa. Los varones se quedaron allí sintiendo como la impotencia les embargaba y apretaron los puños enfadados con sigo mismos por no haber podido hacer nada. Se habían dado cuenta de lo poco que conocían a esos donceles y se prometieron que al día siguiente no les presionarían sino que harían lo posible por darles su espacio y hacerles saber que podían contar con ellos incluso si no sabían muy bien que había sucedido.


 


...Continuará...

Notas finales:

No quedan muchos caps. Este ha sido el tercer día, como dije todo transcurre en una semana, a si que queda poco para el final.

Nos leemos en el siguiente (=^w^=)


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