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Juro que serás mío por BlackHime13

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Notas del capitulo:

Helloooo ya he acabado el capítulo jejejeje.

Espero que os guste y nos leemos en las notas finales (=^w^=)

El aire se había tornado pesado, tanto que la mayoría de los presentes sentían que no podían respirar. La situación era completamente tensa e incómoda, y al no saber qué hacer para remediarlo prefirieron callar y observar en el más absoluto de los silencios.

Un castaño de metro ochenta, ojos azul bebé, piel pálida y cuerpo bien formado se encontraba sonriendo con burla a un joven rubio de cabello largo, ojos azules y piel pálida quien a duras penas y le llegaba al hombro. Este miraba al contrario completamente sereno cosa que hizo que el ceño del más alto se frunciera, claramente enojado por la falta de reacción del otro.

-¿No me has oído inútil? ¿Qué crees que un pobretón como tú está haciendo en el mejor hotel de la ciudad? Me parece que sigues sin comprender que este no es sitio para una escoria como tú. Deberías de simplemente desaparecer y ahorrarnos el mal trago de verte la cara.- dijo con todo el veneno que pudo escapar de sus labios. La respiración de los presentes se cortó por la impresión de oír semejantes insultos hacia el doncel. Este por su parte solo alzó una de sus cejas, la única que estaba visible, y siguió callado, esperando a que siguiera hablando.- Hmp. Ya veo que ahora no tienes ni las agallas para responder. Te has vuelto mucho más patético de lo que ya lo eras, aunque supongo que un cobarde es mejor que un salvaje... ups, me equivoqué, si no recuerdo mal ese era el demonio que tienes por hermano, ese que parece un zorro. Tal vez debería llamar al zoológico para ver si lo encierran en una jaula que es lo único que se merece.- la risa del castaño resonó por todo el lugar, pero fue abruptamente cortada por un fuerte estruendo de algo golpear el suelo y un quejido lleno de dolor.

Sin saber como el varón ahora se encontraba en el suelo intentando recuperar el aire causado por un fuerte dolor en el pecho que no le dejaba respirar. Miró con odio al joven doncel quien sin inmutarse lo más mínimo se acuclilló en frente suyo y le agarró con dureza el cabello haciendo que alzara la vista para mirarle. Un gruñido salió de sus labios ante la brusquedad que el de ojos azules había empleado.

-Sabes... me importa muy poco lo que puedas decir de mi, pero no pienso dejar que nombres a ninguno de mis hermanos con esa pútrida boca que tienes. Al parecer debes de ser muy masoquista si no has aprendido la lección después de que Naru te rompiera el brazo hace poco más de un año... a lo mejor te entrará en la cabeza el dejarnos en paz si soy yo quien te da la paliza que te mereces, aunque yo no soy tan bueno como él... si te rompo algo iría a por el cuello.- habló con voz clara y tranquila lo que hizo que la amenaza fuese aún más aterradora para todos los que la oyeron sumando el hecho de que su mano derecha había agarrado el cuello del más alto. Los ojos de este se llenaron de pánico cuando notaron como la mano ajena se apretaba y viendo como la expresión en el rostro del doncel no cambiaba su cuerpo tembló de terror.

De repente el ojiazul sonrió y le soltó bruscamente para luego levantarse, sin borrar la clara burla que mostraba su cara limpió el polvo de sus pantalones.

-Pero ahora mismo estoy trabajando y no tengo tiempo para malgastarlo en un deshecho humano como tú. Si todavía tienes algo que decirme lo puedes hacer más tarde, aunque creo que deberías de preocuparte más por la prostituta de tu hermanita quien si no recuerdo mal está desesperada por encontrar a un imbécil que se haga cargo de ella y de su bebé.- comentó maliciosamente al tiempo en que daba la media vuelta y comenzaba a caminar a paso tranquilo en dirección a la salida de la habitación, no importándole las miradas sorprendidas y casi atemorizadas que recibía por parte de los trabajadores que seguían allí arreglando cosas. Su mirada se cruzó con la de cierto moreno y no pudo evitar apartarla, no sabiendo lo que pensaría el mayor de él después de presenciar todo aquello.

Fue sacado de sus pensamiento cuando le agarraron fuertemente del brazo ocasionando que parara su andar y girara con el ceño fruncido, molesto y asqueado por que el castaño le tocara.

-¡No hemos acabado! ¿¡Quién te crees que eres para hablar así de Mina?! ¡Ella se casará este fin de semana!- gruñó encolerizado apretando más su agarre en el brazo ajeno. Una ligera mueca de dolor cruzó el rostro del rubio, pero con rapidez liberó su extremidad de las manos contrarias.

-Me creo lo mismo que tú al meterte con los míos... ¿y estás seguro de eso? Creo que deberías de comprobarlo.- fue la respuesta que recibió completamente desinteresada por parte del ojiazul.

-¡¿Qué quieres decir con eso?!- exclamó furibundo, pero antes de que el contrario pudiera responder otra persona lo hizo por él.

-Quiere decir que Shion me llamó ayer suplicándome que volviera con él después de romper el compromiso con ella.- ambos giraron hacia la puerta donde un pelirrojo de ojos aguamarina les miraba. Su voz había sonado completamente calmada y desinteresada como si no hubiera dicho que él era la causa de que la boda de otra persona se hubiese cancelado por su persona. A su lado se encontraba el rubio menor y los otros dos morenos quienes miraban y escuchaban todo con los ojos abiertos como platos.

-Me parece que sigues sin saber cerrar la boca Yuuya... tal vez debí hacer algo más que romperte el brazo la última vez. ¿Qué te parece si me dejas remediarlo?- dijo ahora el menor de los Namikaze quien le miraba con los ojos brillando por el enfado. Se veía como un animal salvaje a punto de saltar sobre su presa. Sin poder evitarlo el castaño tembló al ver el rostro del rubio y al recordar lo doloroso que fue hace un año comenzó a negar rápidamente con la cabeza, aterrorizado de pasar otra vez por eso.

-Sabes... cuando vi tu nombre en la lista de empresas que trabajarían en este proyecto, pensé en pedirle a Itachi que buscara un sustituto, pero dado que esto es trabajo creí que no sería muy profesional si me dejaba influenciar por mi opinión personal así que no dije nada. Ayer, me insultaste nada más verme y me callé por que no quería montar un escándalo, pero hoy vienes y vuelves con lo mismo... por lo que estoy pensando en serio lo de buscar a otra persona que haga tu trabajo.- rompió el silencio el rubio mayor. El moreno de cabellera larga frunció el ceño al oír aquello último.

-¡No tienes autoridad para eso!- replicó burlón el castaño, pero sin dejar de mirar al menor de los hermanos con detenimiento.

-Deidara es el organizador de este proyecto y está en todo el derecho de pedir un cambio si el trabajo de alguno de los presentes no cumple las expectativas. Una palabra suya es todo lo que se necesita para sacarte del evento. Aunque no me sorprende que no lo supieras pues hoy ibas a conocerle formalmente, cosa que habría pasado si no hubieras comenzado a menospreciarle en el mismo momento en que entró por la puerta.- se dejó oír por primera vez el Uchiha mayor quien se encontraba completamente serio. El contrario comenzó a sudar frío cuando al mirar a su alrededor los demás trabajadores asintieron y le miraron nerviosos, ya comenzaba a comprender por qué todos le habían mirado con espanto cuando se dirigió al rubio de aquella forma.

-A-apenas queda... un día pa-para la fiesta... no podríais encontrar un... reemplazo tan rápido.- logró decir entre tartamudeos.

-No subestimes mis contactos mocoso. Tengo una lista enorme de empresas que estarían dispuestas a hacerlo todo mañana sin retraso ni peros de por medio.- declaró con confianza el de ojos brunos. La dureza con que dijo esas palabras sorprendió al rubio quien le miró con los ojos abiertos, no esperando que el mayor respondiera de aquella forma. Cogió aire y exhaló intentando calmar el acelerado latir de su corazón. Una parte suya estaba emocionada de que el contrario se hubiera molestado con el castaño y le defendiera de esa forma, pero otra se sentía culpable por que sabía que toda esa situación podría hacer que el proyecto saliera mal parado.

-Itachi... no hace falta que llames a nadie. Dejaré que siga en esto siempre y cuando no tenga que volver a verle la cara.- fue la decisión que tomó ocasionando que todos le miraran con estupefacción.- Sinceramente preferiría no tener el más mínimo contacto con él, pero como dije antes yo si quiero ser profesional y no dejar que mis problemas personales afecten el trabajo.- habló seriamente, mirando al moreno a los ojos los cuales parecieron adquirir cierto brillo de ternura.

-De acuerdo, pero eso no significa que no reporte su comportamiento a la compañía para la que trabaja. Ellos se encargarán de decidir lo que harán con él.- dijo con contundencia, no dando a lugar a ningún tipo queja o reclamo. El rubio simplemente asintió y después de dar las últimas órdenes para que hicieran los preparativos que faltaban salió seguido de sus hermanos y los Uchiha, sabiendo perfectamente que había mucho que tenían que contar.

Una vez ya se encontraban en el pasillo, miraron a los morenos en claro signo de pregunta. No iban a contar algo tan personal allí por lo que debían de buscar uno donde estuvieran a solas. Ellos parecieron comprender la situación y les indicaron que les siguieran hasta el ascensor. Una vez allí subieron hasta la última planta y se adentraron a la suite principal.

Los donceles se quedaron sin respiración ante tan bella estancia, pero sabían que no podían simplemente ponerse a admirar los detalles del lugar así que se sentaron en uno de los realmente caros sofás acto que los varones imitaron con el que había en frente. El silencio que les rodeaba era espeso y estaba inquietando e incomodando mucho a los menores cosa que notaron los otros tres quienes suspiraron y relajaron sus facciones las cuales hasta el momento se encontraban completamente serias.

-Si no queréis hablar de esto no tenéis por qué hacerlo.- dijo finalmente el azabache mirando a su pareja con una sonrisa pequeña pero repleta de sinceridad.

-No es que no queramos sino que no sabemos por donde empezar.- murmuró suspirando cansado el rubio menor quien le sonrió quedamente.

-Además que después de ver y oír todo eso no es como si pudiéramos dejaros en la sombra.- comentó nervioso el pelirrojo.

-Vale... primero quiero disculparte contigo Itachi... no he dado muy buena imagen hoy y estás en todo tu derecho de enfadarte conmigo por ello. Estábamos trabajando y que esto pasara...- se excusó rápidamente el mayor de los Namikaze sin mirar a los ojos al contrario. Se encontraba completamente avergonzado de su actuar momentos atrás y tenía miedo de saber que era lo que opinaba ahora le mayor de su persona.

-Deidara... ese tipo comenzó a insultarte de repente y si tú no le hubieras puesto en su lugar lo habría hecho yo. Quien no actuó con profesionalidad fue él y no tú.- le aseguró el ojinegro su voz era clara y no había duda alguna sobre su honestidad. El ojiazul suspiró aliviado y le sonrió en agradecimiento, la verdad es que le había asustado de sobremanera el pensar que el más alto ahora le odiaría por su actuar y saber que con quien se encontraba enfadado no era con él le agradaba de verdad. Sus hermanos le miraron contentos por él, pero volvieron a enfocarse en el tema principal.

-Bueno... supongo que empezaré yo.- habló el de ojos aguamarina atrayendo la atención de todos los presentes en la sala.- Hace poco más de un año comencé a salir con un varón llamado Shion. Estuvimos juntos casi medio año, pero los dos últimos meses comenzó a portarse extraño.- dijo lentamente notando como el ceño del moreno se fruncía con desagrado al oír sobre su ex-novio cosa que le hizo sonreír levemente.

-¿Extraño en qué sentido?- preguntó el azabache llamando su atención.

-Su familia no tenía una... posición económica elevada, para ser sinceros entró a la escuela con una beca deportiva y sus notas no eran las mejores que digamos... el caso es que de repente se compró un coche nuevo y no era precisamente barato, junto a ropa de marca y accesorios de lujo. Aquello me pareció raro, pero como su actitud conmigo no había cambiado no le comenté nada... cosa de la cual me arrepiento...- explicó entre dientes, pero lo último lo dijo en apenas un susurro.

-Por aquel entonces yo conocí a Yuuya y medio empezamos a salir... a pesar de que su personalidad no era la mejor, sinceramente era un completo cretino, pero no logré verlo en su momento. Él me gustaba y dejé pasar algunos comentarios...- apretó los puños y frunció el ceño al recordar los insultos que el castaño le dirigía a ciertas personas que se cruzaban en su camino.

-¿Comentarios?- cuestionó el mayor de todos para instarle a seguir.

-Cuando quedábamos en algún sitio siempre era en lugares de moda o muy caros. La verdad es que esos sitios me incomodaban muchísimo, pero siempre que le sugería ir a un parque o una cafetería normal acabábamos discutiendo por que se negaba a pisar una lugar repleto de pobretones. Tenía la costumbre de despreciar a las demás personas solo por su apariencia o según lo que los padres de estos ganaran.- aclaró no viendo como fue capaz de salir con alguien como él. El de cabellos azabache le miró con los ojos inundados de comprensión, pues ahora entendía mucho mejor la actitud del rubio el día que se conocieron al igual que sus palabras sobre la gente rica y el noviazgo.

-¿Qué pasó con ambos?- fue ahora el moreno restante el que indagó.

-Al parecer Shion se había liado con la hermana de Yuuya y no tuvo las agallas de decírselo a Gaara por lo que estuvo más de dos meses poniéndole los cuernos.- respondió el rubio pelilargo claramente cabreado. Por su expresión se notaba que quería golpear algo u alguien, pero se estaba conteniendo. Sai frunció el ceño al oírle sintiendo como sus propias ganas de buscar al susodicho y darle una lección se formaban en su interior.

-La forma de enterarme no fue precisamente bonita.- dijo ahora el mencionado llamando la atención de los varones de nuevo hacia él.- Un día vimos aparcado un mercedes último modelo enfrente de la escuela y de este salió una preciosa castaña de ojos verdes como la esmeralda. Yo iba con Shion y este se quedó paralizado por lo que yo paré a mirarle, claramente preocupado por que mi novio pareciera a punto de desmayarse. La sorpresa que me llevé cuando esa belleza se lanzó sobre él para besarle y decirle lo mucho que le amaba y que estaba feliz de que fuese el padre de su futuro hijo.- explicó con una débil sonrisa, incluso después de tanto tiempo aquella situación no era algo que le gustase recordar.

-¡Hijo de puta!- exclamó un cabreado moreno quien se levantó de su asiento y le dio una patada a una silla como forma de desahogarse. Los donceles sonrieron levemente al ver su reacción y por la expresión sombría en el rostro de los otros dos estaba claro que compartían la misma opinión.

-Claramente Gaara no supo cómo reaccionar y la cosa empeoró cuando Yuuya bajó del mismo coche. Se acercó a él y comenzó a decirle todo tipo de cosas como que era imposible que Shion le prefiriera a él que a su maravillosa hermanita y que los donceles como él solo servían para calentar la cama en unas cuantas ocasiones e incluso se ofreció a consolarle.- siguió ahora la historia el rubio menor.- Ni siquiera se dio cuenta de que yo estaba ahí y para cuando me di cuenta le había cogido del brazo con el cual había rodeado la cintura de Gaara y se lo rompí. No recuerdo la cantidad de insultos que le dirigí, pero se que no fueron muy bonitos que digamos y como seguíamos en la puerta de la escuela hubieron muchos espectadores.- finalizó rascándose la nuca nerviosamente, se arrepentía un poco de lo que pasó ese día. No de lo que le hizo al varón sino de haberlo hecho delante de tantos testigos, tuvo suerte que estos se encontraran tan aterrorizados de su comportamiento como para hacer algo que hiciera que su ira fuese dirigida hacia ellos.

-Tuviste suerte de que no te denunciara... aunque supongo que nadie querría ganarse la ira de un doncel que a pesar de su frágil y pequeña constitución fue capaz de hacerle algo como aquello a un varón que casi le doblaba el tamaño... en eso saliste completamente a mamá.- comentó divertido el mayor de los tres ganándose un puchero del rubio pelicorto, pero una sonrisa sincera se posó en su rostro al recordar a su progenitora.

-Cierto... mamá era terrorífica cuando se enfadaba.- dijo el pelirrojo soltando una risita divertida, pero con cierta melancolía en los ojos.

-Bueno esa es toda la historia, no hay mucho más que contar.- finalizó el de ojos zafiro.

-Antes dijiste que Shion te llamó.- recordó Sai mirando al mediano de los tres quien suspiró.

-Si... fue ayer. La verdad es que en su momento entré en shock y quise olvidarlo todo, pero cuando volví a escuchar su voz recordé todo lo sucedido y... simplemente no pude evitar llorar. Aunque siendo sincero me vino bien, ahora me siento más ligero, como si me hubiera quitado un peso de encima.- respondió con honestidad.

-Al parecer el bebé de ella no era suyo. Por capricho esperaron a tener al niño para casarse, pero Shion estaba nervioso por todo y cada vez le entraban más dudas. Solo había estado una noche con ella y acabó pidiendo una prueba de paternidad la cual dio de resultado negativo. Según dijo, la chica se fue de fiesta y acabó en la cama con tres varones distintos y de los cuales no recordaba ni el nombre así que estuvo durante un par de semanas buscando un idiota que se tragara el cuento, quien resultó ser Shion.- explicó Deidara algo tenso por que se notaba lo ansioso que se encontraba el moreno.

-Nada más enterarse de la verdad canceló el compromiso y llamó a Gaara suplicando que le diera otra oportunidad.- continuó el rubio menor sonriendo levemente dado que quería tranquilizar un poco al ojinegro.

-Pero evidentemente lo rechacé. Vale, puede que lo de ser padre hubiera sido una mentira, pero el hecho de que se dejó seducir por regalos caros y me engañó con otra no era algo que pensara perdonar. Cierto que ya no le odio, pero eso tampoco significa que siga queriéndole. Ya he pasado página respecto a él y le dije que lo mejor era que él también lo hiciera.- terminó el de ojos aguamarina logrando que el moreno le mirara esperanzado.- No me mires así. Te dije que te iba a dar una oportunidad y no soy de los que mienten o se retractan después de prometer algo.- dijo rápidamente sintiendo sus mejillas arder cuando el varón saltó a abrazarle presa de la felicidad que le embargó.

Sus hermanos rieron divertidos, pero poco les duró pues los otros dos Uchiha decidieron que también querían ponerse cariñosos por lo que acabaron siendo abrazados por dos ojinegros quienes se sentían muy contentos. Ahora los otros dos igualaban el color de cabello del mediano, pero aunque era embarazoso se sentían realmente tranquilos pues ahora que se habían sincerado estaban seguros que las cosas entre ellos irían mucho mejor.



...Continuará...



Notas finales:

Pues ahora ya sabéis por que odian a la gente rica y su reticencia por dejar que los varones se les acercaran.

Espero que os haya gustado y me animará mucho saber vuestra opinión por lo que espero vuestros reviews con ansia >///<

Nos leemos en el siguiente (=^W^=)


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