Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

En ausencia de ángeles. por ReedVIII

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lean la nota de abajo, plox.

El silencio era lo que reinaba entre ambos, porque todo pareció callarse cuando esos dos juntaron sus labios. Y aunque uno de ellos los movía con torpeza no dudó ni un segundo en corresponderle al otro, que parecía querer saborearlos con todo afán.
Pero el rubio se separó, apegando su espalda al respaldo, alejándose lo más que pudo en ese reducido espacio del moreno, quien pareció algo aturdido y confundido. Inmediatamente se encargó de calmar su respiración, la cual estaba bastante acelerada. Pero no había sido por eso que se separó.

 

— Lo siento, yo. . — Se disculpaba el azabache.

 

— Ábrame. — Ordenó Jonghyun, más que listo para salir del auto.

 

— Eh, aguarda. — Murmuró, acercando su diestra con intención de tocar al más bajo, pero éste se alejó.

 

— Ábrame en éste puto momento o juro que romperé el vidrio, por favor. — Su lloroso rostro y la firmeza de sus palabras sólo advertían que no jugaba.

 

— Jonghyun. .— Intentó llamarle con pasimonía una última vez, intentaba disculparse. Pero otro estruendoso pedido por parte del adverso de que le abriera le hizo sobresaltarse y desactivar los seguros del coche.

 

— Quite este coche de mi frente, por favor, profesor.

 

Jonghyun salió del coche, y rebuscó rápidamente en su mochila su respirador. Porque el 'beso' se había llevado todo el aire de sus pulmones. Pero más que nada porque estaba confundido, y asustado, no sabía qué había sucedido, o por qué había sucedido, en ese momento no entendía nada, y su cabeza le estaba doliendo terriblemente, se preguntó por qué había aceptado ese 'post-almuerzo' desde un principio. Así que lo último que hizo fue girarse hasta donde estaba el coche del mayor, cual propietario lo estaba observando atentamente. Negó con su cabeza, y éste al ver su reacción entendió, encendió el motor. Por parte del más aturdido de los dos se volvió a dar la vuelta y caminó hasta su hogar mientras inhalaba frenéticamente del respirador; asumió que ya el otro se había ido, porque escuchó cómo unas ruedas se movían por la carretera. Rascó su nuca; le picaba, y bastante.

No encontraba sus llaves. Y era que en ese momento estaba tan alterado que ni se molestó en buscarlas mucho más. Antes de tocar en la puerta de entrada de su propia casa intentó calmarse; porque sin darse cuenta estaba llorando nuevamente, y se estaba rascando su cuello y brazos como un demente. Le estaban dando alergias. Su pecho le estaba doliendo, como si un yunque estuviera sobre su pecho, sentía que éste caía cada vez más en su torso, y por eso su corazón estaba latiendo rápidamente, y por eso le pesaba tanto. De nuevo se estaba aferrando a ése inhalador como si fuera lo único en el mundo que podía mantenerlo con vida. Porque así era.
Pero el rubio palideció, su corazón y demás incomodidades de repente parecieron detenerse cuando escuchó unas voces a través de la delgada madera. Comenzó a sudar frío.
Reconocía esa voz. Era la novia de Sunbohyung.

 

— Bebé, vamos. Independientemente de su condición ya está lo suficientemente grandecito como para vivir con su hermano mayor, ¿no crees? Míralo, ya es todo un hombre, y tiene veintitrés años. Va solo a sus citas del doctor, mantiene un control, va a la universidad y tiene buenas notas. Su salud está mejor que nunca, no ha necesitado ser internado en un hospital hace casi un año. Habla con él, por favor. Quiero que seamos sólo tú y yo. Nosotros.

 

Hubo un pequeño silencio.

 

— Luego hablaré con él, ¿está bien? — Respondió Sunbohyung.

 

Jonghyun se apresuró en esconderse tras un muro que quedaba justamente al lado de la puerta de entrada. Lo hizo a tiempo como para que cuando aquella pareja saliese de la morada no lo vieran.

 

— Hablando de él, se está tardando en llegar. —Comentó el pelirrojo.

 

— ¿Ves a lo que me refiero? De seguro está con sus amigos. Ya está grande, amor. —Respondió la pequeña castaña, mientras que subía junto a su novio a un auto, emprendiendo camino. Seguramente el mayor la llevaría a su casa, como siempre.

 

El auto arrancó.
Pero Jonghyun seguía sin procesar lo que acababa de suceder.
. . . ¿Sunbohyung lo abandonaría?
El cuerpo de Jonghyun se deslizó poco a poco por la pared hasta caer al césped. Si antes todo su cuerpo picaba ya lo no hacía, si antes su corazón latía a mil por hora ya no lo hacía, o no lo sentía. Si antes su cabeza dolía ahora sólo había un vacío en ella. Cayó al suelo, y todo su cuerpo le temblaba. Por pura cólera, por puro enojo y cabreo.

 

— ¡AGH!

 

Se escuchó repentinamente un grito que alarmó incluso a los perros de las calles más lejanas.
Luego un rubio estaba pataleando el suelo con odio y frustración, era lo único que sentía, lo pateaba con fuerza, o toda la fuerza que un chico débil y en su condición podía hacerlo. De repente acercó sus rodillas a su pecho; pero eso no detuvo para que las siguiera moviendo rápidamente y que siguiera pateando a la nada erráticamente, irracionalmente, desenfrenadamente, en ocasiones sus rodillas alcanzaron a golpear su torso. Él estaba abrumado. Comenzó a mover su cuerpo en varias direcciones, aveces cayó de cuerpo completo al suelo, y otras veces sólo chocaba fuertemente contra paredes, pero no le importaba, porque seguía. Estaba abrumado. Al lograr sentarse a cuenta nueva sus frías manos se posaron primero en su mandíbula, acariciándola con miedo. Quería saber si todo lo que estaba pasando era real, si él era real,, y no un sueño, un mal sueño, un puto y jodido mal sueño, o un juego, a fin de cuentas. Luego se deslizaron más al norte, terminando por enrredarse en sus cabellos, tirando de ellos con fuerza. Sólo porque no terminaba de entender, y quería entender.
Cerró sus ojos fuertemente mientras lloraba, lloraba peor que un niño, peor que cualquier cosa. Estaba llorando porque sufría. Luego cuando se echó hasta atrás golpeó violentamente su cabeza contra la pared de ladrillos, le dolió, pero siguió golpeando su cabeza contra la fuerte muralla un montón de veces, por un segundo recostó su cabeza de la pared, paró para poder soltar un sollozo mezclado con un grito que le estaba oprimiendo el pecho, hasta que no pudo más, porque sin haberse dado cuenta por la adrenalina del momento su corazón estaba latiendo más rápido que la vez anterior, y lo dejó sin energías. Aún seguía sollozando cuando su cuerpo lo obligó a caer por completo al suelo, pero aún así sin perder el conocimiento. Había perdido la voluntad.
En durante los pocos minutos en que aún estaba consciente los usó para llorar. Lloró porque su cabeza le estaba doliendo, tanto por los golpes como por un dolor común. Lloró porque no se podía mover, su cuerpo ya no tenía voluntad. Y lloró porque terminó por confirmar lo que más temía; iba a morir solo. Y porque Kibum quizá tenía razón. Él no importaba en nada, y nada sería diferente sin él.

 

* * *

 

Despertó. Estaba realmente incómodo, así que jadeó por lo bajo, estaba recostado en una mala posición; lo aseguraba. Abrió sus ojos y los tuvo que cerrar de inmediato; se le fue difícil acostumbrarse a la luz. Parecía tan intensa como la de un sol. Y al ya poder abrir en la totalidad sus ojos cercioró que era la luz del sol. Estaba tirado en el césped. Y la luz del sol le pegaría directamente de no ser por unos árboles que estaban un poco más allá. Tampoco es como si hubiese esperado ser encontrado; ya que estaba en un espacio bastante pequeño y que sólo un ladrón que intentase entrar a casa lo hallaría. Se sentó, y su cabeza dió vueltas. Tuvo que apoyar a la misma sobre su mano. Se tomó su tiempo para calmarse, aunque la sensación de estar vuelto mierda no desaparecía, ¿Así era que se sentía una resaca? Nunca había tenido una, y según le contaban se sentían así. Notó que el auto de Sunbohyung no estaba, Signfiicaba dos cosas; o no había vuelto anoche o ya había ido a trabajar. Se puso en pie a cuestas, y tomó su mochila, arrastrándola; y él se arrecostaba de cuantos muros se le pusieran en frente. Y al estar ante la puerta de entrada buscó en su mochila las llaves, ésta vez las encontró con más facilidad. Entró a 'casa' y todas las luces estaban apagadas, el lugar estaría oscuro de no ser por unos rayos que entraban por la ventana. Había un silencio aterrador. Nunca le gustó el silencio. Siempre se mantenía escuchando música, o ocupándose en algo. Porque nunca quería estar en silencio. Porque nunca quería escuchar a su cabeza. Porque después de todo, ni sus pensamientos eran tan lindos ni quería tenerlos. Dejó la mochila junto a la puerta de entrada y se dirigió lentamente hasta la cocina, se sirvió un vaso de agua y buscó rápidamente unas pastillas; dolor de cabeza, dolor muscular, y unas pastillas para dormir. La combinación de esas tres pastillas eran el paraíso para el rubio. Las tomó, y subió a su habitación. Debía esperar a que al menos la última ingerida hiciese efecto, y ocurrió lo que menos quería. Pensó. O más bien, recordó. Recordó lo que pasó anoche, y se entristeció. Pero más aún, no esperaba ése último recuerdo; Sunbohyung diciendo que dejará solo a Jonghyun. Quedó perplejo. Siempre supo que quedaría solo. Unas lágrimas recorrieron su rostro, se sentía muy mal, quería ir con el doctor Jinki, seguramente él sabría qué hacer. Sentía muchos escalofríos y su corazón latía lentamente, estaba sudando, y podía asegurar que sudaba fiebre. Pero le restó importancia, e intentó dejar de pensar. Estaba preparado para dormir, cuando repentinamente su móvil comenzó a sonar. No quería contestar, era un número desconocido, además, la pastilla ya lo había atontado por demás, y estaba luchando por mantener sus ojos abiertos.
Dejó de sonar.
Se recostó.
Durmió.

* * *

Para Jonghyun estaban claras unas cuantas cosas.
La primera de ellas, era que había que tenerle bastante lástima a un chico con una condición como la de él como para atreverse a besarle, para jugar con él. Nunca le gustó que le tuvieran lástima, siempre prefiría fingir que estaba bien. Incluso una vez al rubio le estaba dando un ataque de asma en pleno público, y no avisó, sólo se mantuvo estático, por eso fue que terminó en una convulsión. También lo mismo para las fiebres, había veces en que tenía más de cuarenta grados y actuaba normalmente.
La segunda, era que le entristecía admitirlo, pero era verdad. Ya estaba grande para vivir con su hermano mayor. Pero no tenía un trabajo. Ni una carrera completa, ni podría completarla. Y nadie conociendo su condición le daría trabajo, ni tanto eso, sino que no tendría la energía suficiente como para trabajar, ya de por sí escribir en su cuaderno lo agotaba. Y Sunbohyung era su único apoyo, sólo con él había logrado estabilidad, o sólo con él la había conseguido. Y por sobre todas las cosas, era su hermano, no quería abandonarlo, o más bien que no lo abandonen. No quería quedarse solo.
Y la tercera y última era que su tiempo en la universidad se había acabado, sólo se mantendría allí unas semanas más, y le dejaría. Quizá sería lo mejor. Ya no haría tantos esfuerzos, además, lo mejor de todo, nada de Kibum. Lo triste era que todos ésos años de soñar ser un psicólogo se fueron al caño. Era lo único que anhelaba, y ahora fue a la basura.

* * *

Jonghyun no fue a la universidad por más de una semana. Sunbohyung le había preguntado si todo estaba bien, y él se excusó con que pescó un resfriado. Tampoco es como si quisiese hablar con su hermano. Después de todo, planeaba abandonarlo.

* * *

 

Jueves, primeros días de octubre. 2016.


[ . . . . ]

Éste día tenía literatura poética.
Decidió no ir.
Era más que obvio, por éso ahora estaba en la oficina de coordinación, pidiendo un cambio de grupo.
Estaba esperando que trajeran la lista que tenía los grupos a los que solicitaría un cupo, pero todo se desmoronó cuando GaIn, la coordinadora principal volvió con una cara de malas noticias, y vaya que lo fueron.

 

— Jonghyun, cariño, necesitas al menor haber asistido a tres clases para solicitar un cambio.

 

— Ah. . Pero es que no me gusta la literatura poética. Y quiero un cambio, ¿no hay algo que pueda hacer? ¿Alguna excepción?

 

— Por ahora tendrás que volver cuando ya hayas cumplido tres días allí. Según ésto — mencionó zandeando un papel al que veía con suma atención — sólo has asistido una clase, y se han dado dos, pero a ésa no asististe. Pero justo ahora se está dando la tercera. Deberías ir si tanto quieres el cambio.

 

Báh. Basura pura.

 

[ . . . . . ]

Fue aún más terrible cuando optó por entrar a clase.

[ . . .. ]

 

El profesor Choi estaba dictando alguna clase sobre Henry Miller, lo sabía porque el nombre de éste estaba escrito en mayúsculas en la pizarra. Pero por desfortuna el rubio había llegado sólo unos cinco minutos antes de que acabase la clase, por eso le habían pedido que se quedara, para otra amena charla con su profesor favorito. Cuando ya toda la clase salió y el aula quedó en completo silencio sólo se podía divisar a un cohibido Jonghyun ante el escritorio caoba del opuesto. Pasaron unos eternos segundos antes de que alguno de ellos mediara palabra.

 

— ¿Por qué no has venido éstos días? He dado clases importantes, y se han hecho exámenes, y noticias. ¿Dónde te has metido? ¿Me has traido un récipe médico?

 

— No, profesor.

 

— ¿Por qué has llegado tan tarde a la clase? — Dijo en un tono severamente serio el moreno.


— Estaba ocupado. — Se limitó a contestar, desviando su mirada. No sabía por qué, pero estaba nervioso, pero a la vez molesto.


— Si no es por asuntos médicos no me importa, no tienes justificación, y lo sabes. — Jonghyun sólo asintió, porque estaba en la razón, si sus faltas no eran médicas ya no había excusa alguna. — ¿Me has traído el trabajo sobre los próceres literarios que te pedí? — Negó repetidas veces con su cabeza cuando vió al menor de los dos hacer lo mismo en primer lugar. — Sabes que si sigues así no podrás pasar mi clase y graduarte, ¿no es así?

 

— ¿Piensa siquiera que voy a graduarme? — Preguntó, con ironía viva.

 

Toda la seriedad e imponencia de MinHo se derribó y se esfumó, todo fue reemplazado por lo que parecía ser un sincero rostro intentando disculparse. Aunque en cierta forma su cara decía un ‘no cambies de tema, Jonghyun’.

 

— Sólo te daré una oportunidad más para que entregues el trabajo, pero sólo una, ¿vale?

 

— No es necesario, profesor.

 

— Jonghyun, así no alcances a graduarte podrías pedirle al director Wu que te adelante todo. Ya no te queda tanto para terminar tu carrera, podrías pedirle algún examen final o eso, tu título lo puedes obtener. Tus notas van excelentes en todo, no veo por qué no podrías pedirle.

 

— Vale. Yo luego me las arreglaré, profesor ¿puedo irme?

 

Quién escogería una magarita en un jardín de rosas. Y es que, aunque se intenten cortar las flores nadie haría que la primavera desaparezca.

 

— No, no puedes. Te tienes que quedar a hablar conmigo. — Ordenó. Su voz fue autoritaria.

 

Ah..

 

— ¿Sobre qué?

 

Hubo otro silencio entre ambos. Minho le hizo un ademán de que se sentase en una silla que estaba al lado de su escritorio. Allí era donde él ponía sus papeles, también. El rubio acató la orden, sólo porque se sentía muy mal.

 

— Acerca de lo del beso, yo..

 

— Profesor. No hablemos de ésto, por favor, evitémoslo, ¿vale? Me cambiaré de curso, y usted y yo no nos volveremos a ver jamás, y ésto habrá quedado en el pasado.

 

— Sólo lo siento, ¿bien? Lo siento, no quería hacerlo. Tampoco esperaba que te lo tomaras tan mal.

 

MinHo pensó en que si Jonghyun fuese más sociable fuera ése típico chico que la universidad llamaría popular.

 

— Voy tarde a una cita en el hospital, profesor Choi, nos vemos.

 

[ . . . . ]

 

Otra vez estaba en la parada de autobús, esperando por uno que lo llevase a una cita con el doctor Jinki, que si seguía así, iba a llegar atrasado.
Un deportivo negro se colocó a una velocidad impresionante ante la acera, y el vidrio bajó, dejando mostrar su profesor. Pensó en que podría acusarle con Wu y hacerle saber que al nuevo profesor que había contratado acosaba a sus alumnos.

 

— ¿Te llevo? — Cuestionó el moreno. Jonghyun negó con la cabeza.— Escuché que hubo un choque de autos por la vía principal, y tu autobús estará por acá cerca de las siete de la noche.

 

— Púes caminaré.

 

Jonghyun se puso en pie, y con su bolso guindando en su espalda comenzó a caminar en dirección al este. Pero su cara denotaba el enojo que sentía cuando el auto del otro emprezó a paso lento a seguirlo. Y ni llevaba ni media acera recorrida cuando comenzó a cansarse.
. . agh.

 

[ . . . ]

El silencio no pudo haber sido más que incómodo.
Ni la música que reproducía la radio pudo apaciguar la atmósfera.
Ni siquiera los intentos de Choi por intentar iniciar una conversación.
Jonghyun estaba tan reácio como desde el primer día.

 

[. . . ]

— ¿Quieres que te espere?

Preguntó Minho al estacionarse frente el lugar. Jonghyun negó, y pareció huir de allí, apresurándose a entrar al sitio.

[. . . ]

 

Había mucho movimiento en la sala de espera, como de costumbre. Así que ésta vez tuvo que sentarse a esperar su turno.
Ése 'más tarde' llegó pronto, ya que dentro de nada estuvo dentro frente el escritorio de Jinki, mientras éste último revisaba unos papeles. Aunque Jonghyun no se pudo permitir relajarse siquiera un poco, ya que en ése consultorio no estaban sólo Jinki y el rubio, sino que se les sumaba el chico de la última vez, el de pelo morado aquel. La incomodidad de Jonghyun no pasaba desapercibida.

 

— Lamento que él esté acá. Pero sus padres no han podido venir a por él y les he prometido cuidarlo y llevarlo a casa.— Se excusó Jinki.

 

A Jonghyun le parecía admirable la forma en que el doctor Jinki se preocupaba tanto por sus pacientes. Tanto así que se involucraba en todo lo que se le hiciese posible. Jonghyun era la viva prueba, ya que éste incluso un día lo acompañó a su escuela para además de revisar que todo estuviese en órden, avisar que no podría asistir al colegio por una semana por asuntos médicos. Quedaban muy pocos doctores como él.

 

— No viniste a tu cita con el psicólogo. ¿Por qué? — Interrogó el mayor.

 

— Pesqué un resfriado.

 

Hubo incredulidad en el rostro ajeno, pero después de unos eternos minutos volvió a hablar.

 

— Puede que tus defensas estén bajando más rápido de lo que creí.

 

— Supongo. — Respondió, sintiéndose en verdad incómodo por hablar de su situación de salud frente a un desconocido.

 

— Debo salir un rato. — Anunció el de hebras castañas — Taemin, compórtate. — Le dijo al otro, quien le puso los ojos en blanco. Por último se giró al rubio.— Vuelvo enseguida, Jonghyun.

Y salió del consultorio.
Jonghyun volvió a sentirse incómodo, porque sin haberse dado cuenta la mirada de aquel chico estaba sobre él. A pesar de que no lo dejara ver y su rostro era pura seriedad, estaba nervioso.

 

— ¿Tú eres Yongjeon? — Se le escuchó al pelo morado.

 

— Jonghyun. — Enfatizó.

 

— JonYun. — Continuó.

 

— Jonghyun. Jong Hyun. No sé cómo no puedes pronunciarlo.

 

— No es un nombre muy común. — Se excusó. — Así que, Jonghyun, ¿no? — El nombrado asintió, y aunque aún se mantenía algo reacio se sintió alegre de que el otro recordase su nombre. — El que tiene cáncer, ¿no es así? — Hubo sorpresa en la cara del rubio. — Tranquilo, que Jinki no me contó nada, ya sabrás lo reservado que es. Me colé entre sus documentos.

 

— ¿Te colaste entre sus documentos? — Preguntó, incrédulo.

 

— Sí. Trata a demasiadas personas como para ganar tan poco. Tú estás en estado terminal. Te quedan unos tres meses, tienes cáncer.

 

— Me das miedo. ¿Y tú qué?

 

Se arrepintió de preguntar éso.
Ya que consiguientemente 'Taemin' se paró de la silla, y se acercó hasta el escritorio de Jinki, junto con Jonghyun. Tomó una lapicera, y después de alzar la manga de su chaqueta dejó su brazo expuesto. El rubio notó unas marcas, recientes y antiguas. A continuación, enterró la punta de ésta sobre su brazo, haciéndolo sangrar. Jonghyun parecía no reaccionar. Arrastró toda la punta por toda la extensión del brazo, hasta dejar una grieta sangrienta, y sonriente, dejó la lapicera de nuevo sobre el escritorio. Después de limpiarla, claro está. Jonghyun seguía estático.

 

Insensibilidad congénita al dolor. — Explicó, volviendo a cubrir la reciente herida. — No es algo terminal, ¿sabes? Pero Jinki es el mejor, no sólo en casos como los tuyos. — Pasados unos segundos, estiró sus gruesos labios en una sonrisa, agitando su mano frente al chico perplejo que tenía en frente. — Hahaha, ¿vas a reaccionar hoy?

 

— ¿No te duele?

 

— ¿Las palabras 'Insensibilidad al dolor' te dicen algo?

 

Después de haber pasado un buen rato los dos hablando sobre los casos de ambos, hablaron sobre cómo era vivir con sus casos. Y era en realidad divertido la forma en que dos personas hablaban sobre lo asocial que eran y sobre las miles de anécdotas que tenían sobre un tema tan mórbido sobre la muerte. Porque por parte de Taemin, a él le gustaba jugarle a la muerte, e intentar suicidarse le parecía divertido.



— HAHAHAHAH, eres jodidamente genial, Jonghyun. — Halagó el más alto de los dos, con una gran sonrisa plasmada en su rostro.

 

— Tú estás genial también. — Después de una corta pausa, Jonghyun inquirió, como un niño cuadrando una cita de juegos. — ¿Qué harás mañana?

 

— ¿Mañana? Pues.. planeaba hacerme una perforación.

 

— ¿Te perforarás? — Preguntó incŕedulo.

 

— Sí.

 

— ¿No has pensado en que quizá duele? — Después de analizar sus propias palabras, se sintió idiota. Claro que no duele, al menos a él.

 

— Ni que fuera la primera.

 

— ¿Ya te has perforado? ¿Dónde?

 

Con el ápice de su dedo índice, señaló su lengua, a la par sacándola para dejar ver una pequeña argolla en ella. Luego haciendo a un lado su cabello dejó ver una oreja llena de perforaciones. Jonghyun sonrió.

 

— Pero si quieres podemos salir en la tarde, dejarlo más allá de la noche, y pasadas las once lo podría hacer también. Hasta me puedes acompañar.

 

— ¿Dónde te vas a tatuar después de las ocho?

 

— Por el centro hay una calle a la que llaman 'Las 24'. Se refiere a que todo en ésa calle está activo las veinticuatro horas del día. Así que puedo ir a cualquier hora del día. Hay una tienda de tatuajes donde también perforan. Quiero perforarme la nariz. Deberías de intentarlo, te sientes realizado al hacerle un cambio a tu cuerpo.

 

— No lo creo, no me va, supongo. — Alzó sus hombros.

 

— Después de todo, — continuó hablando, ignorando por completo el comentario del otro — ¿No te quedan solo tres meses? Aprovéchalos y vívelos como quieras. Manda a la mierda a todo y a todos. Eres dueño de tu vida, Jonghyun. Después de todo el único que no se da cuenta eres tú. Has cosas que nunca has hecho pero siempre las has querido hacer, roba a un banco, folla con tu profesor de matemáticas. Asesina a alguien. Ya sabes, todas esas cosas que serían genial hacer. Arriésgate. Déjate llevar.

Fueron interrumpidos por Jinki. Quien entró junto con unos cuantos papeles, le dijo al hebras moradas que le esperase afuera. Taemin se despidió de Jonghyun y de su doctor para después irse, al menos a aguardarles. Cuando el rubio y Jinki volvieron a quedarse a solas, el menor no pudo evitar morderse la lengua.

 

— Es genial.

 

— ¿Quién? — Dijo, revisando unos papeles, sin darle importancia al tema.

 

— Ése chico, Taemin.

 

— Es un buen chico. — Jinki parecía ser tan frío que aveces daba miedo.

 

— Se hizo un raspónen el brazo.

 

— ¿Un raspón? — Ahora toda la atención del doctor estaba sobre él.

 

— Sí, con la lapicera con la que está escribiendo. Se la enterró en el brazo y de hizo un corte de acá a acá. — Dijo, señalando su propio brazo.

 

Jinki soltó espantado la lapicera, observando estupefacto a Jonghyun sonreír de oreja a oreja.

 

* * *

 

— Vendrás el domingo, ¿si? Necesito que te hagas los exámenes de sangre, y pasa con Yoona, te entregará una bolsa con las pastillas que debes tomar. Te entregará también unos papeles que tienen los horarios de tus medicinas, asegúrate de tomarlas.

 

— Ahá. — Respondió desinteresado, mientras miraba a la ventana.

 

— También necesitas hacerte ésos exámenes con urgencia. — Siguió Jinki.

 

— Ahá. — Contestó.

 

— No podemos permitir que ésto avance mucho más. Necesito mantenerte vivo hasta al menos año nuevo.

 

— Ahá.

 

— Hoy le he sacado un órgano a un niño mientras asistía en una operación. —Dijo con sarcasmo, ya cansado de las respuestas del otro.

 

— Ahá--.. ¿Ah? ¿El órgano a un niño?

 

Jinki sonrió al ver la cara de sorpresa de Jonghyun. Y negó varias veces con la cabeza.

 

* * *

 

Salió del sitio, y se sorprendió al ver aparcado en todo el frente del edificio el auto del moreno, esperando allí. Se sorprendió porque había llevado más de dos horas metido en el consultorio. Éste estaba dormido. A lo lejos vió a Taemin aproximarse de nuevo hasta él, y se confundió. ¿No se había ido?

 

— ¡Hey, Jong!

 

— ¿Aún no te has ido? — Preguntó el rubio.

 

— Ah, es que aún estoy esperando a que el Doctor Jinki termine el no sé qué, ¿Y tú por qué no te has ido?

 

— Estaba por hacerlo.

 

— ¿Tienes quién te lleve? — Cuestionó, y Jonghyun observó unos instantes el deportivo en el que había llegado, pero negó, y Taemin continuó; — Pues vamos, sé que Jinki te llevará con gusto.

 

— Estoy bien tomando el autobús.

 

— Nada de autobús, vamos. — Insistió el muchacho.

 

— ¿Me das cinco minutos?

 

— La furgoneta negra de al frente, no te tardes. — Y se fue en dirección a éste auto.

 

Quizá Taemin tenía razón, y debía dejarse llevar. Arriesgarse.

Abrió la puerta del copiloto, y entró allí, sentándose a su lado, sorprendiendo y despertando al de hebras castañas.

 

— Pude haber sido un ladrón, y te hubiese podido someter fácilmente. ¿Por qué no pasaste los seguros?

 

MinHo no pareció reaccionar, puesto a que además de que aún estaba algo dormido y desorientado, estaba impresionado por el repentino cambio de humor del menor. Al ver que ahora el mayor era quien no terminaba por reaccionar, el rubio continuó hablando.

 

— Minho. — Dijo. Era la primera vez que Jonghyun llamaba a Minho por su nombre sin un 'Choi' o 'Profesor por delante'. — ¿Dónde vives?

 

Pasaron unos veinte segundos. El de tez morena no terminaba por entender.

 

— Tu dirección, imbécil.

 

Pasaron otros veinte segundos. Jonghyun bufó, hastiado. Minho pareció reaccionar.

 

— Residencia Mar Azul, al este.

 

— Sé más específico, rápido, que me voy.

 

— Casa 349. — Se apresuró a contestar el otro

.

— No te duermas, ¿si? Espérame allí, sin dormirte.

 

Antes de que el moreno pudiese contestar algo, ya Jonghyun había salido corriendo del auto, sin siquiera poderse ofrecerse a llevarlo.
Así que al moreno sólo le restó observar la forma en que Jonghyun se iba corriendo hasta cruzar la calle, y entrar en una furgoneta negra.
Aún tenía sueño, y no procesaba todo con exactitud, pero si había entendido todo bien, le habían dicho que hoy día debía quedarse despierto hasta tarde.

 

* * *

Viernes por la madrugada, octubre, 2016.

Tocó la puerta.
Nadie respondió.
Volvió a tocar la puerta un montón de veces hasta que notó que las luces se encendieron.
Cuando la puerta fue abierta dejó ver a un MinHo en unos vaqueros deportivos y una remera, sus azabaches hebras estaban desordenadas, y parecía estar adormilado. Otra vez.

 

— ¿Te dormiste? — Preguntó Jonghyun. Y ya se empezaba a hastiar, porque el mayor acabado de despertar parecía estar en frío y no reaccionar a nada. Chasqueó su lengua.— Minho.

 

— Ah.. — Fue la primera respuesta que obtuvo. Y después de pestañear un sinfín de veces volvió a hablar.— ¿Qué-- Qué hora es?

 

— Las..—Sacó su móvil de su bolsillo trasero, y verificó la hora antes de volver a guardarlo.— Tres y veintitrés.

 

— ¿Qué haces acá a éstas horas?

 

— Te dije que no durmieras. — Le reprendió.

 

— Te esperé hasta las doce treinta, creí que ya no vendrías. ¿Cómo llegaste hasta acá? — Cuestionó al ver la calle totalmente desierta, y debido a las horas que eran, era extraño ver a Jonghyun allí.

 

— Taxi.

 

Hubo un largo silencio, y cuando Minho hizo ademán de invitarlo a pasar el rubio negó.

 

— ¿Me llevas a tatuarme?

 

Dijo Jonghyun, mirando atentamente al mayor.

 

— ¿Qué? — Aún somnoliento restregó sus puños contra sus ojos, intentando salir de su sueño. — ¿Estás loco?

 

— Iré a tatuarme con o sin ti, sólo pensé en que te gustaría acompañarme.

 

— ¿Para qué vas a tatuarte?

 

— Pensé en que sería divertido hacerlo.

 

— Éso sería irresponsable. Pareces un niño actuando impulsivamente. Uno, ah, uno no se tatua porque es divertido.

 

— Bueno. Supongo tomaré otro taxi. — Concluyó el otro, frunciendo sus labios.

 

— ¿A tu casa? Yo te llevo, dame cinco minutos.

 

— ¡No! A tatuarme, imbécil.

 

— ¿Dónde rayos planeas tatuarte a éstas horas?”

 

— En Las 24.

 

— Esa calle es un peligro total, Jonghyun.

 

— Ah, ni tiene caso intentar. ¿Sabe cómo salgo de acá a la vía principal? Nunca había estado por aquí.

 

— ¿De verdad lo harás?

 

Dió media vuelta y estaba más que preparado para irse, pero Minho lo llamó una vez más.

 

— Dame cinco minutos y vamos.

 

Una sonrisa triunfante figuró el rostro del menor. Quizá el moreno que tenía por profesor no era tan malo después de todo, y si se quería aprovechar del rubio, púes bien, sería bueno un cambio de vida. No más aburrimiento.
Y con el de hebras negras sería un buen inicio; después de todo, su sonrisa denotaba algo de lo que Jonghyun no había sido testigo en mucho tiempo; felicidad.
Quería ser un tanto feliz, y Minho parecía tener la clave.

Notas finales:

Well. Quizáz éste capítulo sea aburridísimo, incluso yo debatía en si subirle o no, pero era ésto o nada.

Perdónenme por haberles hecho esperar tanto, espero alguien aún siga leyendo ésto.

Nos vemos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).