”Por favor que alguien me salve, este hombre me va a violar, no debí haber venido, maldito Daniel, donde estas cuando te necesito”, susruegos fueran escuchados y por el reflejo del espejo vio como la puerta del baño fue forzada y abierta por aquel hombre de mirada perfecta que había estado observándolo desde el otro lado de la pista mientras se encontraba en la barra. El hombre corrió hacia donde ellos estaban arrojando al mesero contra la pared y noqueándolo al instante.
Esteban se encontraba con los ojos abiertos del pánico y lo único que atino a decir fue gracias, para caer al suelo desmayado frente a su salvador. Marcus vio a ese hermoso ángel que se había desplomado frente a sus pies, no pudo resistirse a tal vista, aquel hombre de cuerpo delgado pero marcado, piel blanca y cabellos rojo, además de esas exquisitas pecas que acentuaban esos rasgos delicados y esos carnosos labios, pero la vista solo le excitaba, aquel muchacho tenía la camisa abierta, sus pezones estaban duros y su cara conservaba un toque rojizo producto de la excitación provocada por la droga que le habían puesto en la bebida.
Desde que entro al bar se percató de su presencia, perfecto, había pensado y pronto se dio cuenta que el mesero se había compaginado con el bar-tender para drogarlo y violarlo, es por eso que en cuanto vio que el chico se había dirigido al baño seguido del mesero se levantó para evitar que se le adelantaran en disfrutar a esa exquisitez. Suavemente lo levanto y o tomo entre sus brazos y cual princesa lo cargo hasta la salida, en cuanto se estaba preparando para salir huyendo del lugar con el pequeño escucho que gritaban un nombre.
- Esteban!!! ¿a dónde lo lleva? ¿Es usted algún guardia? ¿Por favor que le paso a mi amigo?
- Agradecido deberías de estar, lo drogaron y por poco lo violan - dijo Marcus, con el ceño fruncido ya que por culpa de ese tonto sus planes se fueron al caño.
- Lo siento, podrías ayudarme a llevar a mi amigo a mi coche, está a una cuadra. Por favor.
Decepcionado y frustrado Marcus llevo al chico hacia el coche de aquel tonto. Una vez llegaron lo deposito en el asiento trasero del auto.
- Por cierto, soy Daniel, tienes alguna tarjeta o algún número donde te pueda llamar. Le diré a Esteban que te llame para que te agradezca, no debí dejarlo solo sabiendo que es un imán de patanes, no es que tú seas uno solo que siempre le pasan cosas como estas.
- No te preocupes, toma dile que me llame cuando quiera- si no es que antes yo lo visito pensó- me llamo Marcus, díselo a tu amigo, nos vemos después.
Apenas Daniel guardo la tarjeta aquel hombre había desaparecido, “mierda, en qué momento se fue este tipo, maldito Esteban siempre lo persiguen hombres demasiado buenos y este tonto que no les hace caso”.
Detrás de un árbol se podía ver esa figura alta y perfecta grabando a lo lejos cada detalle de aquel pelirrojo que inconscientemente lo había seducido y que ahora sería suyo, aunque fuera solo por una noche.
- Con que este pequeño ángel está solo, ya veremos si eso cambia dentro de poco dulce Esteban…
Perdiéndose en la noche diviso otro jovencito, lo tomo por sorpresa y se perdió con él en un callejón oscuro, para evitar que algunas miradas curiosas los molestaran, aquel chico se sentía en las nubes esperando a que ese adonis lo devorara, sin imaginar el trágico final que le esperaba.