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Mi misión es encontrarte
Capitulo 2
Casi dos años después, luego de separarse, y que cada uno de ellos hubo tomado un camino distinto, unos habían vuelto a sus colonias y otros se habían quedado en la tierra para ayudar. Wufei trataba de contactarlos para que se unieran a la organización Preventers para una nueva misión, a Heero no tuvo que buscarlo ya que sabia que estaba con Relena Darlian, como guardaespaldas, apenas lo invito, este acepto, de todos modos iba a renunciar ya que no quería estar mas con ella.
A Trowa lo busco en L3, seguía en el circo, solo tuvo que decirle que Heero había aceptado y el acepto enseguida, Trowa fue el encargado de buscar a Quatre y Wufei fue a buscar a Dúo a L2.
Encontrar a Dúo no fue fácil, Wufei llego a casa de Hilde pensando que lo encontraría allí, pero ella le informo que solo había estado 3 meses después de la ultima batalla, se aburrió y busco otro trabajo, así que ahora estaba en el espacio trabajando como barrendero, que pasaba meses viajando antes de tocar puerto en la colonia. Wufei utilizo los recursos de Preventers para localizar la nave de Howard, donde estaba Dúo.
Wufei estaba sorprendido, al principio había creído que Dúo sentía algo por Heero, luego al separarse y ver que regresaba a L2 con Hilde, pensó que Dúo había decidido tener una familia, como siempre quiso, el los había considerado a ellos 4 como su familia y el que se separaran así, sin una palabra, sin una promesa de volverse a ver, había herido a Dúo. Y esa fue la razón por la que Wufei no lo busco más, ni quiso saber nada, intento olvidarlo, pero ahora era diferente, Dúo había vuelto con el único que podía llamar familia, después de ellos.
Dos semanas después Wufei abordaba la nave de Howard y encontró a Dúo, su sorpresa fue grande al verlo, habían pasado casi dos años desde la separación, Dúo ahora estaba un poco más alto que él, más delgado que Quatre y sus rasgos se habían estilizado, su cara ya no era redondeada sino alargada, ovalada con la barbilla mas fina, pero sus ojos eran los mismos, grandes, brillantes, su cabello más largo que antes y ya no lo llevaba trenzado, tenia una cola sujeta por debajo de los hombros, envuelta en una cinta casi hasta el final de la misma, sin trenzar. Llevaba jeans, botas, un suéter y chaqueta de cuero, guantes y la cruz por encima del suéter, al verlo sonrió como el solo podía hacerlo.
- Amigo Wu!!! Cuanto tiempo sin verte – dijo esto y se le lanzo encima abrazándolo – Como has estado?, Que es de tu vida y que te trae aquí?
- Ya para Maxwell, veo que en algo no has cambiado, hablas demasiado – dijo Wufei avergonzado, todos allí los veían, pero le devolvió el abrazo fuertemente.
Wufei le contó porque había ido a buscarlos y le dijo que los otros ya habían aceptado, Dúo le pidió tiempo para pensarlo, Wufei se sintió decepcionado, esperaba que aceptara inmediatamente y se fuera con él. Le dio su teléfono y dirección, se despidió de Dúo muy desilusionado, en verdad quería que estuvieran juntos otra vez, no se había dado cuenta de lo mucho que lo extrañaba.
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Los cuatro pilotos llevaban un mes viviendo juntos en una casa, trabajaban y se entrenaban en Preventers, les estaba contando la convivencia juntos, les faltaba el elemento conciliador, el que los unía, estaban reunidos en la pequeña sala donde se reunían para conversar, cuando un día sin aviso apareció Dúo con su equipaje. Todos lo miraron asombrados porque no había avisado que llegaría y contentos de verlo y de que estuviera allí, pero había algo en el que les pareció extraño, no era el mismo Dúo de antes.
- Hola Heero, como has estado, te boto Relena? – dijo mientras se acercaba a Heero y le daba una palmada en la espalda.
- Idiota, no cambias verdad, Relena no me boto, yo renuncie.
- Si claro!, Trowa y tú que?, te dejaste de payasadas.
Todos, hasta el aludido rieron de la broma de Dúo.
- Quatre!, te he extrañado – abrazo fuertemente a Quatre y le dio un beso en la mejilla, que Quatre correspondió, Dúo era más que un amigo para él.
- Que tal Chang!, estarás contento, gracias a ti Howard me boto y no me quedo otra que venir aquí, puesto que Hilde tiene pareja y yo no seré un mal tercio.
Wufei no dijo una palabra, cuando Howard le dijo que él lo convencería, no imagino que lo echaría y obligaría a aceptar la oferta.
- Bien chicos, estoy cansado, el viaje fue muy largo y la entrevista con Noin aburrida, quiero darme un baño y dormir, cual es mi habitación?
- Ven Dúo, yo te la muestro y así hablamos de porque dejaste de visitarme, de responder mis llamadas, y porque tampoco me has llamado en tanto tiempo, eres un mal amigo, yo te he dejado como mil mensajes, que paso?.
- En serio?, no he visto mi correo en meses Quat, lo siento, en estos meses me he sentido perdido, sin saber que hacer.
- Todos nos hemos sentido así en algún momento Dúo.
- Si, pero tu tenias donde regresar y Trowa también, Heero tenia a Relena y Wufei solo quería seguir luchando, pero yo no sabia que hacer, ni donde regresar, mi única familia, la que conocí y tome como mía murieron cuando yo era un niño, pensé en Hilde y trabaje con ella, pero me sentía prisionero, asfixiado y cuando Howard apareció no lo pensé, me fui con él hasta que ese chino estupido me encontró y me echaron, así que aquí estoy, ya veremos por cuanto tiempo.
- Has cambiado Dúo, si que has cambiado, vamos te muestro tu habitación y el baño.
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- Que hiciste Wufei, lo obligaste a venir aquí?
- No, no fue así Barton, Howard hablo conmigo y dijo que Dúo no estaba bien, el no sabia que le pasaba, que había perdido su alegría y tenia miedo de lo que pudiera pasarle y que lo convencería de venir aquí, no pensé que lo echaría.
- No Puedo imaginarme a Dúo triste, sin su loca sonrisa, me cuesta creerlo.
- Es cierto Heero, tenemos que animarlo, así como el nos animaba en la guerra, muchas veces me dio animo para seguir, siempre molestándome con sus bromas, pero era su manera de sacarme de la depresión que a veces me embargaba.
- Si, te entiendo Wufei, pero creo que ahora esta molesto contigo.
- Si, tienes razón, asi que ahora lo molestare yo.
- Bien, a quien le toca preparar la cena?
- A mi Trowa y no quiero quejas – Heero se levanto y se dirigió a la cocina a preparar la cena.
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En la oficina central de Preventers una reunión se llevaba a cabo, en ella estaba la plana mayor de Preventers, la Directora Coronel Une y el comandante en jefe Peacecraft, además de varios oficiales de alto rango, también se encontraba la teniente-coronel Poh. El motivo, un nuevo grupo terrorista, una nueva rebelión que había que destruir de inmediato, así que se designo al comandante Peacecraft a liderar la nueva operación. La primera fase seria de información y quien mejor que los antiguos pilotos gundam para esta operación.
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Milliardo viajaba hacia la Base de entrenamiento de Preventers, donde se encontraban los pilotos residiendo en ese momento, habían dejado la casa y se habían establecido en la base donde se entrenaban. Milliardo se alegro un poco, pues vería a su querida amiga Noin, pensó mucho en ella, porque no se enamoro, si es una chica especial, bella, fuerte, una guerrera, buena soldado, el sabia que ella sentía mas que cariño hacia el, pero no la quería de esa manera, le tenia aprecio, la quería como a una hermana. No la amaba, no sentía pasión por ella, Milliardo solo vivía por una obsesión, algo que se había convertido en una enfermedad. El sabia que no estaba bien, pero no podía olvidarla, en esos casi dos años, solo había pensado en ella, en encontrarla en lo que haría si la encontraba; se imaginaba acariciando ese hermoso cabello, verse reflejado en esos hermosos ojos violetas, en apoderarse de sus labios rojos y carnosos, poseer su boca, que esas mejillas ardieran solo por el, acariciar su frágil cuerpo y hacerla suyo, poseerla una y otra vez. Rayos! Se estaba excitando de solo pensarlo.
La había buscado durante la guerra en ambos bandos y luego después de esta, algo le decía que no había muerto, que ella vivía y el la iba a encontrar, no se daría por vencido, su ángel-demonio aparecería algún día y seria de el.
Al llegar a la base hablo con Noin y solicito una reunión de inmediato con los pilotos. En ella solo estaban Heero, Quatre, Trowa y Wufei, ademas de Milliardo y Noin, nadie más debía saber de la misión.
- Buenas tardes caballeros…, pero Noin, no falta uno.
- Si comandante, Maxwell solo tiene tres días aquí y aun esta en entrenamiento, aquí tiene los resultados de sus pruebas físicas y psicológicas, aun no son concluyentes.
- No tenemos tiempo para esto Noin, la situación es delicada y los necesitamos a todos, por lo pronto les informare lo que esta pasando, luego nos reuniremos todos para planificar la misión.
La reunión no duro mucho tiempo y hablaron de los motivos y causas de la misma y acordaron reunirse al día siguiente todo el equipo. Los pilotos salieron cada uno meditando sobre lo que iba a pasar y lo que debían hacer y en el hecho de que nuevamente lucharían, pero esta vez evitarían la guerra.
Milliardo se quedo sentado en la mesa de conferencias y saco de su bolsillo la cinta, siempre la llevaba con el, era como su amuleto, se quedo distraído viéndola y no se dio cuenta cuando Noin entro nuevamente y se le quedo mirando fijamente pensando que Milliardo no era el mismo, el siempre estuvo confundido en cuanto a sus ideales, pero no se dejaba vencer por nada, ni nadie, pero últimamente sentía que el había dejado de luchar. Se fijo en lo que tenía en la mano y le pareció familiar.
- Que es eso que tienes ahí Zechs?
- Ah! Que?... te refieres a esto, es una cinta que encontré, parece que es para el cabello.
- Puedo verla, me parece familiar.
- Si?, sabes a quien pertenece? – se la entrego a Noin esperanzado.
- Si, esta cinta es de Maxwell, le vi otra igual, pero de otro color cuando vino a presentarse, mira aquí están sus iniciales D.M. (Dúo Maxwell). Debe habérsele caído cuando vino, es raro, si quieres puedo devolvérsela.
- No!, yo… yo lo haré, por favor pídele que venga a verme, por favor.
- Ahora?
- Si Noin, ahora mismo.
Noin salio y Milliardo se quedo pensando – No, no podía ser cierto, Noin estaba equivocada, era una mujer, era una chica la que el vio, no un hombre, no podía ser un hombre – Agarro los expedientes que estaban sobre la mesa y busco el de Dúo Maxwell, lo abrió y leyó, no había mucho, no decía nada de su pasado, solo descripción, resultado de exámenes y tomo las fotos, eran actuales, – no podía creer lo que veía, acaso podía ser ella – La imagen era la de un joven muy bello, aunque con otras ropas y peinado podía pasar por mujer, el color de los ojos no podía apreciarse bien, su pelo era castaño claro, sus facciones eran finas, la descripción solo nombraba las características físicas, edad, pero no decía nada que le hiciera pensar a Milliardo que era ella, así que se dispuso a esperarlo.
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Acababa de bañarse después del entrenamiento, cuando Noin le aviso que el comandante Peacecraft quería verlo, le pareció extraño, pero no dijo nada, se puso unos jeans, botas, una playera manga larga, ajustada al cuerpo de color negro, seco su cabello y lo peino en una cola envuelta en una cinta y siguió a Noin hasta la sala de conferencias, entraron y Milliardo le pidió a Noin que saliera, ella se asombro, no esperaba eso, pero igual salio y cerro la puerta tras ella.
- Para que quería verme comandante.
- Acércate por favor – Estaba de espaldas a la puerta y cuando sintió que Dúo estaba cerca, volteo y se quedo mirándolo fijamente, intensamente, comparándolo con la imagen que guardaba en su memoria – Puedes acercarte mas?
Porque?, porque me mira de ese modo? – Dúo tenia los ojos fijos en los ojos de Milliardo y sin querer, inconcientemente dio dos pasos hacia el, se sentía atraído por esos ojos azules brillantes, furiosos como aquellos, como los de aquel maldito que le quito su preciada cinta.
Milliardo extendió la mano y tomo su barbilla levantándole la cara para poder apreciar el color de sus ojos con la luz, Dúo al sentir el contacto de su piel con la calida mano de Milliardo, sintió una ola de calor, ruborizándose sin querer, el comandante al ver que esa pálida piel se coloreaba de repente, tomo el pelo de Dúo y soltó su cabello. Dúo intento alejarse sin lograrlo, Milliardo lo sostuvo con ambas manos tomándolo de las muñecas, halándolo y haciendo que sus cabellos se vinieran al frente, enmarcando su rostro, y con esto el comandante no tuvo mas dudas, ese era el mismo rostro, mas estilizado, pálido con un fuerte rubor en sus mejillas, esos grandes ojos violetas que lo miraban con miedo y dolor y su boca abierta jadeando por la intensidad y turbación del momento.
- Eres tu…, tu eres ella o ella eres tu, no puede ser – Dijo en un susurro Milliardo y a la vez soltando sus muñecas – No, no puede ser.
- De que esta hablando, que es lo que quiere decirme, señor?
Milliardo levanto la mano y le mostró la cinta, aquella que había atesorado durante casi dos años, el chico abrió los ojos con sorpresa, se la arrebato de las manos y se la llevo a su rostro acariciando con ella su mejilla.
- Usted fue quien me la quito aquella vez en la base de Córcega, el que casi me atrapa y halo mi trenza, pensé que nunca mas la vería y me dolió perderla, tanto que casi pierdo la vida, si no fuera por Wufei…
- Durante todo este tiempo pensé que eras una mujer.
- Queeeeee!
- En ese momento cuando te hale y caíste encima mió tirándome al suelo, todo tu cabello cayo sobre mi y lo olí, su olor era tan rico como huele ahora, yo no supe que hacer, tus ojos asustados y el rubor en tus mejillas me sorprendieron, tu cuerpo tan delgado que mis manos cubrían toda tu cintura. No pude, ni quise golpearte, creí que eras una niña, me golpeaste fuerte en la pierna, te soltaste y corriste a la ventana. Cuando te mostré la cinta supe que era importante para ti, tus ojos me lo dijeron y extendiste tu mano como pidiéndomela – Milliardo hablaba en voz baja y con los ojos cerrados, rememorando ese momento – Te grite que abrieras el paracaídas, con horror vi que lo abriste tarde y que te precipitaste a tierra con mucha velocidad, golpeaste el suelo varias veces y te quedaste inmóvil, yo deje de respirar hasta que vi como te levantabas del suelo cojeando y te subiste en el vehiculo, yo reaccione cuando oí las explosiones.
Guarde la cinta y lleve conmigo todo este tiempo, porque tenía que encontrarte.
Dúo no dijo nada, se quedo mirando a Milliardo a los ojos, deseaba seguir escuchando lo que tenia que decirle.
- Durante este tiempo he imaginado como seria encontrarte, lo que yo haría – Milliardo hablo con una voz baja, ronca, llena de emoción – soñé muchas veces con tus labios, a los que yo besaba una y otra vez, soñé con tus ojos grandes y hermosos y me veía reflejado en ellos, soñé que acariciaba una y otra vez ese hermoso cabello tuyo, soñé con tu delgado cuerpo que yo acariciaba y poseía una y otra vez, porque siempre pensé que eras mujer, pero ahora se que eres un hombre, que siempre fuiste un hombre y me confundo mas y mas, te miro y eres la misma persona y aun… aun a pesar de todo, deseo besarte… a pesar de ser un hombre, te miro y quiero besarte…, lo siento pero yo debo hacerlo.
Milliardo se acerco a Dúo, quien no se movió, con un brazo rodeo la cintura del chico y con la otra mano tomo su cara y se fue acercando poco a poco, Dúo cerro sus ojos con fuerza, su mente le decía que se alejara, pero su cuerpo no le obedecía, temblaba y se estremeció cuando sintió los labios de Milliardo sobre los suyos y no supo mas nada. Milliardo lamió suavemente los labios de Dúo y con su lengua lo forzó a abrir su boca y con su lengua la recorrió toda, Dúo sintió como una corriente que recorrió todo su cuerpo, le quemaba su cuerpo y en contraste a lo que sentía, tembló cuando la mano de Milliardo que tocaba su cara, la llevo hasta la nuca, apretando mas el beso, de la boca de Dúo salio un gemido que se ahogo en la boca de Milliardo, este acaricio su espalda por encima de su hermoso cabello y pudo sentir como Dúo arqueaba su cuerpo en busca de mas contacto, profundizo el beso, suave al principio, luego se volvió brusco, su lengua se enredaba con la del bello chico, no supo cuanto tiempo estuvieron así, se separo bruscamente de el cuando su entrepierna excitada rozo con la entrepierna también excitada de Dúo, se le quedo mirando, las mejillas rojas, la boca abierta jadeando, los labios rojos e hinchados, el chico temblaba y las piernas no lo sostuvieron y cayo de rodillas frente a el. Milliardo sintió algo romperse dentro de el y dio dos pasos atrás totalmente desconcertado, confundido, avergonzado, dolido y dijo…
- Lo siento, lo lamento tanto, yo no debí hacer eso, perdóname, por favor perdóname!.
Milliardo salio apresurado, dejando a Dúo confundido, muy confundido. Se levanto como pudo y corrió hasta la habitación que compartía con los otros pilotos.
Continuara…