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Bizarro por Polaris

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Notas del capitulo:

A leer!!!!

                Bruce pensó que debía de retirar todos los cuadros de Jason en la mansión. Porque era duro tenerle de cualquier forma. Bastaba con el traje en su cueva.

                El traje era todo lo que necesitaba tener.

                Y debía de ocultarle a Tim lo cercano que Jason había sido para la familia.

                Ocultar todo rastro de Jason nacía de una premura que desconocía. Como si una especie de hilo oscuro y venenoso le atascara por la garganta y le instara a comportarse como el padre loco que no era. Hasta Dick se había quedado un rato en la mansión a hacerle compañía.

                Como si Dick tuviera tiempo que desperdiciar.

                Sin embargo… Bruce no podía dejar de pensar en su hijo. El hermoso hijo que había perdido en Sarajevo.

                Con el año trascurrido, era extraño haber tomado a Tim como nuevo Robin.

                Bruce regreso a patrullar esa noche.

                Porque debía de calamar su alma al poner a salvo a cualquier otro niño que estuviera siendo brutalizado por algún adulto.

                La mala sensación no se fue de su cuerpo por lo que resto del año.

 

.

.

.

 

                Mao sostuvo a Jason. Refrescándole un poco al dejarle caer el agua sobre la frente. Mao sabía que los Omegas estaban bien diseñados para aguantar el alumbramiento. Independientemente de su sexo. Los Omegas eran resistentes pero eso no evitaba que se les murieran desangrados en el desierto.

                La orden no contaba con buenas parteras. O médicos especializados.

                El hecho de que R´as personalmente fuera al exterior a conseguir a un experto en el tema, puso de nervios a todo el mundo.

                R´as de antemano sospechaba que no era fácil.

                Y Jason pese a ser un Omega no combatiente por el momento, era la clase de persona que se hacía querer. Los Alfas de la orden estaban siempre sobre Jason, cuidándolo bajo la orden de R´as. A esas alturas del partido, Talia ya no encontraba tan bueno que su buena obra robara la atención de su padre, no cuando ella tenía al heredero perfecto gestándose en un tubo de ensaye.

 

-Nacerá muerto – Dijo el galeno apenas obtuvo las primeras muestras sanguíneas de Jason. Él estaba siendo forzado a atender al Omega. Si lo dejaba morir, la Liga asesinaría a su familia. A la que habían tomado como rehenes – Si quiera sé porque esperaron tanto.

 

                Por supuesto que el hombre se calló de inmediato después de su opinión. Él juraba que los latidos de embrión desde la gestación eran irregulares y que no soportaría el trauma del nacimiento. Y que resultaba mejor practicar el aborto. Sin embargo, Jason se había aferrado a la posibilidad de vida que R´as sólo pudo demandar que se hiciera la voluntad del hijo de su Detective.

                Jason debía de saber algo que ellos no.

                R´as pensaba que era un <<instinto>> de gestante.

 

-Comenzaremos – Aviso el doctor con el bisturí en mano.

 

                Jason apretó los dientes.

                No había epidural para él.

                Debía de estar lo más natural posible a causa de sus particulares condiciones. No todos los día un Omega resurrecto paria en las salas de la Liga de asesinos.  

                La incisura vertical hizo chorrear un poco más de sangre. Jason maldijo en árabe y Mao sintió que la fuerza del que fuera el viejo Robin aparecía de nuevo, casi rompiéndole la mano. Aunque era un honor asistir al guerrero en su nueva batalla.

                El líquido amniótico se dreno y el galeno empezó con sus órdenes de pujar.

                Metería los dedos para jalar si era necesario.

                Desde arriba, otros Alfas autorizados por R´as empujaban el vientre hacia abajo, tratando de deslizar el engendro para ayudar a Jason.

                El parto no debía de alargarse por horas, a consideración del médico.

                Pero tampoco tenían la opción de cesárea.

                Jason tenía todo en contra.

                Jason se sintió partir. Se sintió morir… en esa neblina de pensamientos, se quedaban los de sus sueños, o los recuerdos como tanto insistía R´as. La palanca de metal estaba muy presente. También lo estaban los sentimientos negativos, los que se le dificultaban entender puesto en la Liga no sufría de nada parecido.

                Luego estaban esos ojos.

                Azules vidrios que le penetraban y le herían.

                Una piel tratada al sol.

                Pero esos ojos azules permanecían.

                Jason podía oler el aroma de ese Alfa.

                Podía sentirlo rompiéndolo, jodiendolo… tomándolo. Era parecido a esto, se dijo Jason cuando su hijo se le encajo en las caderas, atorándose en su pelvis. Así sentía el recuerdo de ese Alfa violándolo en uno de los callejones de la sucia ciudad que ahora ni recordaba.

                Tan doloroso.

                Aun para su celo.

                Doloroso.

                Tortuoso.

                Como acero.

                Y la paz no existía. Porque sabía que debía de esconder el hecho. Botándolo debajo de las sábanas y enterrándolo en lo profundo del armario.

                Nadie debía de enterarse.

                Aunque se repitiera.

 

-Un poco más… - El Galeno tomo la cabeza del bebé, metiendo sus dedos en el conducto mojado y sangriento. El nacimiento era una de las cosas más desagradables en la vida. Desagradable pero enaltecida. Como si fuera bello estar viendo una masa de grasa, excremento, sangre y liquido rancio con orina para traer al mundo a una criatura arrugada y azul, más fea y peluda que los adultos. Era bueno en su trabajo, justo porque no le gustaba. Era pura razón y acierto  - ¡Puja, omega!

 

                Jason le soltó una patada.

                El medico se derrumbó de espalda.

                Odiaba que le gritaran. Nadie lo hacía, ese medicucho no vendría a hacerlo.

                R´as se rio discretamente y se emparejo a Jason.

 

-Puja o se muere, Jason – Advirtió – Puja y termina este sufrimiento.

               

                Jason obedeció.

                El medico admitía que tenía Omegas temperamentales en el consultorio. Eso no era extraño. Estaba acostumbrado a sus arrebatos.

                Con los últimos esfuerzos, el hombre consiguió tener al hijo de Jason en sus manos. Y aunque la sorpresa inundo su rostro, no dejo ver nada del pánico que sentía. Puesto que era la primera vez que veía algo como <<eso>>.

                Le peso.

Le midió.

                La cinta métrica iba y venía desde los pies hasta el cráneo. Media la manita y la cintura. Pasaba por la cadera y regresaba al cuello. Anotaba rápidamente con su letra pulcra, cosa rara en un médico, las cifras precisas con comas y puntos.

                Incluso le abrió los parpados para asegurarse que no hubiera una ceguera visible, ya fuera en el tono azul fantasmal o en el velo espectral.

                Todo bien.

                Los reflejos del enano eran buenos.

                Incluso había cronometrado el nivel de reacción al sonido y al agarre. El apgar no había salido mal pese a todo lo que indicaba debía de ser.

 

-Es sorprendente – Suspiro, rascándose la cabeza. Arrancándose algunos cabellos. R´as entonces miro al hijo de Jason y su mente comprendió que había sucedido – El nivel de palpitaciones es de 240 por minuto…. Es rápido, aun para un bebé. Eso indicaría sufrimiento fetal. Pero no hay sufrimiento – Grito – Y no es todo… su piel… indica cianosis, pero, de nuevo, no hubo algo que indicara que faltara oxigeno – R´as estaba seguro de que debería de matar al médico apenas terminara de trabajar en Jason y el cachorro – Aunque… aún es muy pronto para estar seguros, podría ser sólo una mal formación, por, ya sabe… el pozo.

 

-Jason falleció – Volvió a proporcionar. Mao estaba acompañando a Jason, mientras que terminaban de extraer la bolsa del interior de su matriz. R´as recordó el nacimiento de sus hijas e hijos. Era nostálgico – Lázaro le revivió… y revivió lo que ya estaba dentro de su cuerpo, gestándose. Ni siquiera recordaba que un Alfa le inflo el vientre. De seguro ni siquiera lo sabía. No creo que fuera así. El Detective nunca hubiera permitido a su familia peligrar en este tipo de particularidad.  

 

-Pues no sé de qué habla – Por él como si hablase de las axilas de Wonder Woaman. El cachorro era lo increíble -  Su fisionomía indica retraso… aún es muy pronto para saber qué tan profundo es. Pero, a lo mejor se pueda hacer algo.

 

-¡R´as! – Grito Jason… - Quiero a mi cachorro – Grito intentando ponerse en pie. R´as reconoció el instinto - ¡R´as!

 

                R´as cargo al bebé y en cuanto le dio la espalda al médico, uno de sus hombres le había cortado la cabeza.

                Nadie debía de conocer los milagros de lázaro.

                O sus maldiciones.

 

-Es un cachorro defectuoso, Jason  - Aviso, a tiempo… si Jason lo rechazaba sin verlo, R´as lo arrojaría por el acantilado para asegurarse de que no sobreviviera… o al menos lo intentaría, porque estaba visto que ese bebé aguantaría mucho – A lo mejor, hasta idiota.

 

                Talia que estaba presente admitió que si fuera su hijo, lo hubiera asesinado.

                Ella no criaría bastardos defectuosos… ella buscaba la perfección.

                Jason sólo estiro las manos, ignorando a los Alfas cociéndole el conducto partido por su hijo.

 

-Y tiene mucho de su padre – Advirtió.

 

                Jason siguió estirando sus brazos.

                Ansioso.

 

-R´as.

 

                R´as entrego a su hijo.

                Sabiendo que Jason no lo rechazaría ahora.

                Mao apenas alcanzo a guardar el jaleo de sorpresa y un poco de repulsión.

                Por su parte, Jason, le sonrió a su cachorro… medio azulado, algo feo, lo sabía y admitía, pero todos los bebés eran feos.

                La frente era ancha.

                Tenía poco pelo.

                Las manos eran algo grandes y las piernas demasiado juntas en la parte de las rodillas.

                Aun con eso su hijo balbuceaba con sus labios azulados, grisáceos… un tono antinatural para una piel.

                El mentón era fuerte y cuadrado, aun para un recién nacido, aun mas  para uno pero a Jason le pareció encantador.

 

-Tiene una piel muy dura – Hizo notas R´as.

 

                Jason asintió.

                Era dura pero muy cálida.

                Jason obedeció a su instinto de nueva cuenta y se descubrió el pecho.

                La estampa enterneció a los presentes.

 

-Felicidades por tu cachorro, Jason – Dijo Mao, sobándole la cabeza al Omega y al Alfa… porque se notaba que el cachorro era un Alfa.

 

-Debes ponerle nombre, Jason – Indico R´as.

 

                Jason se mantuvo en silencio por varios minutos.

                Por demasiados.

                Debía de pensar en un buen nombre. En algo que definiera a su cachorro pero que en algún momento pudiera servirle. Talia estaba orgullosa de su nombre.

 

-El padre de tu cachorro es un hombre muy valiente, Jason – Jason no le pregunto a R´as como era que sabía eso. Era imposible que R´as no supiera algo… y si eso pasaba, Jason desconocía del tema – Un buen hombre que no es del todo uno. Pero puedes pensar en él como el sol, porque así es. Piensa en él como el día. Fuerte, brillante y amable.  Un icono de la esperanza de la humanidad.

 

                Jason no recordaba a un Alfa así… al menos el de sus pesadillas no era como R´as lo describía.

 

-Bizarro – Dijo Jason una hora después – Mi cachorro se llama Bizarro.

 

                Mao escribió la palabra en la frente de Bizarro, lo hizo con la sangre del médico que habían decapitado. Esa era la primera sangre que lo hacía miembro del gremio.

 

-Un extraño valiente – Tradujo R´as. Jason asintió – Es un buen nombre.

 

-Mi lindo, Bizarro – Bizarro gorgojeo apenas Jason le beso – Bienvenido al mundo.

 

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Notas finales:

Y esta historia continua…

Gracias por leer.

Por su paciencia.

Espero poder actualizar más seguido ahora que estoy graduada de la universidad.

Besos.


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