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Trouble for kill {SasuNaru} por -drxrry

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Notas del capitulo:

Disfrutad del largo capítulo


{002}

 

 

Y como bien dijo Tsunade, habían pasado ya dos días y no hubo ni rastro de su hermana, nada de nada, como si se hubiese esfumado como el humo de un cigarrillo. Naruto había estado con los nervios a mil mientras veía y ayudaba a sus padres a encontrar de alguna manera a Naruko, sin embargo, todos sus intentos fracasaron cuando se llegó el día de comenzar el trabajo secreto que se le había venido encima por culpa de su hermana.

 

Tal día como hoy, Naruto iba a ser la escolta del empresario más rico de Konoha, Sasuke Uchiha.

 

Y tal día como hoy, el rubio se encontraba frente al espejo que había en la recámara de su madre, con el Jutsu Sexy utilizándolo.

 

—¡Ah!

 

Un quejido salió de los labios de Naruto cuando Kushina le había colocado en la oreja uno de los elegantes y oscuros pendientes.

 

—Son pendientes de pega, cariño, para estar guapa hay que sufrir. —comentó con tono cantarín su madre, volviendo a colocarle el otro pendiente en la siguiente oreja, y de nuevo, Naruto gruñó, pero esta vez no lo hizo por el daño que le estaban haciendo los pendientes, sino por el término que había utilizado su madre: guapa.

 

Naruto quiso que la tierra le hubiese tragado hace mucho tiempo, y así pues, que también se llevara consigo los desastrosos pensamientos que estaba teniendo en ese momento.

 

El rubio no dejó de observarse en el espejo mientras su madre le arreglaba para estar completamente listo, y cuanto más miraba su reflejo, Naruto no lograba reconocerse, porque básicamente no era él, no era el chico que siempre fue, sino que ahora se parecía mucho más a su hermana, aunque no mucho es los aspectos físicos.

 

Naruto volvió a gemir por lo bajo como un perrito.

 

Kushina le había peinado con cuidado las dos altas y rubias coletas de su ahora largo cabello, mientras que él había estado observando con algo de curiosidad cómo su madre disfrutaba peinándole y colocándole el negro y largo vestido que en esos instantes estaba portando, con una pierna al descubierto, ya que el vestido tenía ese ligero remate. No entendía cómo su madre se encontraba tan feliz sabiendo que él iba a ser el sustituto de Naruko, una chica, estaba hablando de una chica, todo lo contrario a como era él. Nunca en su vida pensó que utilizaría el Jutsu Sexy para un trabajo tan peligroso como lo era aquel.

 

—Has estado practicando bastante estos dos días, Naruto, lo harás bien. —la voz de Kushina se hizo escuchar de nuevo por la habitación, teniendo la atención de su hijo al momento—. Te he estado observando. Lo haces bien, manejas a la perfección las armas, y hasta caminas de lujo con los tacones que llevas ahora. —rió con suavidad, peinando una última vez las largas coletas de Naruto.

 

Naruto presionó con suavidad los labios, bajando la mirada una vez más para verse. Sí, había estado practicando con los tacones, y de la misma forma también lo había hecho con los gestos y expresiones, aunque él creyó que no podría cambiar mucho eso. Su hermana solía ser muy delicada respecto a sus movimientos femeninos, y él intentó con esfuerzo tener una compostura para nada masculina. Viendo a su madre y recordando a su hermana, había logrado por lo menos lo esencial.

 

Él se movía muy bien con los tacones, y le pareció algo extraño que él mismo estuviera orgulloso de aquello, pero era un hecho…

 

Cuando Kushina terminó de arreglarle pequeños detalles, posó con suavidad sus manos en los hombros de Naruto, ambos viéndose sus reflejos en el espejo.

 

Kushina sonrió. —Estás perfecta, Naruko. —dijo con felicidad mientras le daba un ligero apretón en los hombros—. A partir de ahora tendrás que utilizar el nombre de tu hermana, hijo.

 

«Oh, genial» pensó él con desagrado, rodando los ojos.

 

—Bien, ahora te podré informar un poco más —dijo ella, alejándose de Naruto para sentarse en la cama a medida que dejaba escapar un suspiro—, estate muy atento. —levantó el dedo.

 

Naruto se volteó y no dudó en asentir. Sus padres no habían podido informarle mucho debido al trabajo y él, debido a las técnicas que tuvo que practicar durante esos dos eternos días (según él). Cuando Kushina tuvo toda la atención de su hijo, comenzó a hablar, ahora con una expresión más serena:

 

—Bien, hay dos guardaespaldas que escoltarán a Sasuke, y tú serás uno de ellos. —comenzó diciéndole—. Necesitas tener mucho cuidado si te llegan a herir, ya que podrían deshacer el Jutsu en un pispás. —chasqueó los dedos al terminar de decirlo—. Debes tener un determinante control con el chakra para que no puedan descubrirte tan pronto, y en eso confiamos plenamente en ti, Naruto. —sonrió con dulzura.

 

Naruto esta vez sí que sonrió, asintiendo con decisión. En ese caso podría decirse que él era mucho mejor controlando el chakra que su hermana; ella aún carecía de práctica con el control, pero de igual forma sus movimientos eran bastante buenos, tan buenos, que no tuvo necesidad de saber controlar bien el chakra, puesto que no podrían herirla tan fácilmente.

 

Pero ahora, Naruto se dio cuenta de que era completamente distinto. Él se la estaba jugando, toda su familia se la estaba jugando con este inesperado trabajo, o más bien, se la estaban jugando queriendo asesinar al jefe y rico empresario. Pero de verdad debían de hacerlo si querían recuperar la vida que tuvieron antes.

 

—Espero que consigas terminar tu trabajo con éxito —siguió su madre—, en unos minutos vendrá a recogerte el chofer personal de Sasuke para llevarte a la empresa, y allí es seguro que lo conozcas por primera vez, Naruto.

 

Nuevamente los nervios del rubio ascendieron de manera abismal. De sólo escuchar el nombre del Uchiha, no tardaba mucho en tragar saliva con dificultad. ¿De verdad era el adecuado para el trabajo? Lo llegó a dudar, pero al ver la decisión y orgullo en la mirada de sus padres, Naruto pensó que no le quedaba de otra. Tenía que hacerlo por su familia y dejar de preocuparse tanto.

 

Madre e hijo se sobresaltaron al escuchar la bocina de un coche ser tocada, y entonces los nervios volvieron a Naruto cuando supo de quién se trataría.

 

El chofer ya estaba esperando por él, o bueno, ella.

 

Kushina alzó ambas cejas y se levantó de la cama para darle cortos y leves empujones a Naruto, haciendo que saliera de la habitación con el corazón latiéndole a mil por hora. El rubio bajó con éxito las escaleras llevando puestos los negros tacones, y cuando estuvo abajo, él comenzó a respirar hondo varias veces, queriendo relajarse y no estar tan tenso en un día tan importante como aquel.

 

Minato se acercó a ellos cuando los vio, y le entregó a Naruto la maleta en donde llevaba todo el armamento; desde un simple puñal, hasta un fusil. Naruto sonrió una vez más y cogió el asa de la maleta, la cual pesaba bastante con las demás armas que llevaba en su interior.

 

—Cada vez que te veo, Naruto, te pareces más a tu hermana con el Jutsu. —comentó con nostalgia su padre, haciendo bufar al susodicho.

 

—Muy gracioso, papá. —rodó los ojos, suspirando—. Aunque… nunca antes me había sentido tan ligero, la verdad. —frunció los labios con un tierno gesto mientras se veía de nuevo la esbelta figura que ahora tenía—. Ser mujer también tiene sus ventajas, ¿cierto?

 

—Puedes seducir a cualquier hombre. —le susurró Tsunade en el oído, quien también se había acercado a él para despedirse—. Sobretodo a un hombre como Sasuke Uchiha. Más fácil caerá en la trampa. —se separó de él y le guiñó el ojo con travesía, provocando en Naruto una nueva sonrisa.

 

Intentaría meterse bastante en el papel de mujer para poder seducirlo, y de la misma forma intentaría quitarse de la cabeza el hecho de que era un hombre, no una mujer. Aquel pensamiento se tenía que ir si debía ser escolta de Sasuke.

 

Naruto cerró los ojos y dejó escapar un profundo suspiro, antes de abrirlos y despedir a sus familiares con un abrazo.

 

—Te queremos, hijo, y sabemos que serás capaz de lograrlo. —Minato posó sus manos en los hombros de Naruto, transmitiéndole confianza—. Tendremos nuestras esperanzas puestas en ti, hijo.

 

Naruto sonrió, pero en ese instante fue una pequeña y casi torcida sonrisa, cosa que intentó disimular.

 

«Ya tengo otra carga más en mis hombros» pensó con tristeza el chico.

 

No duró mucho más en despedir a sus familiares, y cuando aquello terminó, Naruto salió de su casa con determinación en su mirada. Y nada más salir, observó con fascinación cómo un lujoso, reluciente, y negro coche estaba estacionado en frente suyo. Naruto no pudo evitar ampliar su sonrisa. ¿Iría en un coche tan moderno como aquel? Hacía mucho tiempo que no veía tal vehículo por los alrededores.

 

—Permítame guardarle la maleta, señorita.

 

Naruto alzó su azulada mirada hacia el dueño de aquella profunda y melodiosa voz, encontrándose con un hombre alto con traje y corbata negra; el rubio se quedó viéndolo por unos segundos, sintiendo sus mejillas arder un poco. Aquel hombre era unos centímetros más alto que él, su plateado cabello estaba peinando hacia arriba, un poco revuelto, dándole ese aire atractivo. Su rostro era sereno y portaba una expresión amable, aunque Naruto no supo distinguir mucho si estaba sonriendo o no, debido a que llevaba una oscura máscara que tapaba su boca.

 

Naruto parpadeó, apretando el asa de la maleta. Por un momento se había quedado perdido en la intensa mirada del hombre, y no pudo evitar que le resultara atractivo, diantres.

 

—Mi nombre es Kakashi, soy el chofer personal del señor Uchiha, y a partir de hoy estaré al cargo de recogerla cuando lo necesite, señorita Uzumaki. —seguido de aquella presentación, el hombre inclinó su cuerpo en una perfecta reverencia, para después volver a mirar los azules y asombrados ojos de Naruto.

 

Naruto, saliendo de su estupor, sonrió a Kakashi con sinceridad y le entregó la maleta para que la fuera guardando en el maletero. Naruto se sorprendió más al ver que el platinado no tuvo problema alguno en cargar la pesada maleta, sino que lo cargó como si no tuviera peso para él. Seguramente él no pudo cargarla con facilidad al ser mujer y no tener la misma fuerza que antes…

 

El rubio no dejó de sorprenderse; hasta el chofer le abrió él mismo la puerta del coche, como todo un caballero. Naruto reprimió una amplia sonrisa y agradeciéndole, se sentó en los asientos traseros, colocando bien el vestido. Kakashi cerró la puerta y se dirigió al asiento del copiloto, posando sus manos en el volante mientras arrancaba el auto.

 

Apenado, Naruto observó por la ventanilla cómo su casa se alejaba cada vez más de su campo de visión. Volvió a mirar al frente y comenzó a tamborilear los dedos en sus rodillas como signo de nerviosismo. No podría negarlo, estaba nervioso, y era claro que no sabía cómo relajarse estando a solas con un hombre tan caballeroso como Kakashi. A primera vista, el hombre le había caído bien, parecía amable y el hecho de que portara aquella oscura máscara, le hacía ver aún más misterioso.

 

—Se ve un poco nerviosa, señorita. ¿Se encuentra bien?

 

Naruto dio un leve brinco en el asiento al haber escuchado de nuevo aquella profunda voz, síp, también sintió cómo su cuerpo se había estremecido por el pequeño susto. Intentó volver a tranquilizarse. Como para no estar nervioso, se dijo a sí mismo.

 

—Quiero hacerlo bien en el trabajo, ya sabe, es mi primer día, después de todo. —y en serio no supo cómo había terminado diciendo esas palabras tan sinceras. ¿Los nervios, quizás?

 

Naruto se dio cuenta de que Kakashi lo estaba observando desde el espejo retrovisor, y eso lo hacía ponerse cada vez más nervioso.

 

—Lo hará bien, señorita, no se preocupe. —dijo el hombre con un tono de voz suave y melodioso, volviendo a mirar al frente.

 

Naruto tampoco supo cómo, pero en un minucioso instante sus nervios se esfumaron de él y sintió cómo su corazón volvía a palpitar con normalidad. De alguna manera, con sólo escuchar la voz del chofer, le fue suficiente para distraerse un poco mientras conversaban durante el trayecto. Kakashi le había caído muy bien.

 

 

 

{···}

 

 

 

Naruto se pegó a la ventanilla del coche una vez llegaron a la grandiosa ciudad de Konoha, y no se lo quiso perder por nada en el mundo. Después de todo, tampoco iba a ser tan malo ser guardaespaldas estando en una ciudad tan increíble como aquella.

 

Sus azulados ojos brillaban cada vez más cuando veía los altos y elegantes edificios, así como también los grandes parques y los saludables árboles a sus alrededores. Naruto se quedó con aquella amplia sonrisa mientras veía el paisaje desde la ventanilla, sin percatarse de la dulce mirada que le estaba dando el chofer desde el espejo retrovisor. Kakashi tuvo que admitir que nunca antes había conocido a una mujer tan divertida y alegre como lo era la señorita Naruko.

 

Llegaron a la empresa en unos cortos minutos de entrar a la ciudad, y Naruto no se había despegado de la ventanilla en cuanto el auto se paró en frente de un enorme edificio con relucientes ventanales. El rubio cayó en cuenta de que ya habían llegado, y tragó saliva duramente, como si pensara que iría a entrar directo a la boca del lobo.

 

Kakashi volvió a abrirle la puerta como todo un caballero, aunque Naruto ahora lo creyó normal, porque después de todo era el chofer. Nada más salir, observó cómo su maleta ya estaba en frente suyo, al lado de Kakashi.

 

—Espero que vaya bien en su trabajo, señorita. Esperaré aquí para luego recogerla. —habló el platinado, volviendo a inclinar su cuerpo en una reverencia.

 

Naruto parpadeó curioso. ¿Recogerle? ¿Pero no iba a estar en la empresa como escolta? El rubio sacudió ligeramente la cabeza, haciendo que sus largas coletas se movieran en el movimiento.

 

Agradeció una vez más a Kakashi y se despidió, entrando a la empresa con la pesada maleta en sus finas y ahora pequeñas manos. Observó con detenimiento y curiosidad todo cuanto veía de aquella empresa; nunca había entrado y al parecer, el interior era igual de enorme que el exterior. Se sobresaltó de nuevo al ver cómo una mujer se le había acercado con tal rapidez, que por un momento tuvo que contener la respiración. ¿La gente estaba teniendo la manía de querer darle un paro cardiaco, o qué?

 

—Bienvenida, señorita Uzumaki. —le saludó una mujer de unos treinta y pico años, portando entre sus brazos unas carpetas. Un momento, ¿cómo supo que él era…?—. Como puede ver, en Mr Lucky se llevan a cabo negocios con patrimonio, tanto con cuentas bancarias como del mercado.

 

A la extraña mujer pareció haberle visto cara de curioso por querer explicarle aquello, o en este caso, cara de curiosa. Aunque agradeció internamente el que se lo dijera, puesto que nunca supo lo que realmente hacían ahí dentro, y ahora lo tenía todo más claro. Seguramente en algún lugar de esta empresa yace guardado el dinero que se le había arrebatado a su familia.

 

—Me llamo Shizune y soy la secretaria del señor Uchiha. —se presentó la mujer, haciendo una corta y rápida reverencia—. Nos ha llegado un informe de usted mientras venía en camino hacia Konoha. Ahora pasaré a explicarla lo fundamental que debe saber, no hay tiempo que perder, debe empezar ya mismo. —comentó.

 

Naruto hizo una mueca. Por alguna razón no le gustaba nada el porte que mostraba Shizune, mucho menos le gustaba la seria y calculadora expresión que tenía, y peor aún, aquellas finas gafas la hacían parecer aún más fría. Por primera vez pensó que no le iba a caer bien la mujer desde el primer día.

 

—Naruko, estará conviviendo las veinticuatro horas del día en la propia mansión del señor Uchiha. Su permanencia en la mansión será necesaria cuando él se encuentre allí. Será el único guardaespaldas que se alojará con él. —le fue informando mientras apuntaba algunas cosas en una de las carpetas.

 

Shizune no se percató de la inminente sorpresa que se acababa de llevar Naruto, quien abrió los ojos de golpe por escuchar tal información, volviendo a sentir cada palpitación de su corazón más rápida.

 

—¿Por qué a mí? —habló él, aclarando poco después la garganta para ser más educada—. Quiero decir, si no me he informado mal, hay otro guardaespaldas con el señor Uchiha…

 

Shizune clavó súbitamente su fija y fría mirada en los ojos azulados de Naruto, haciéndole tragar saliva con dificultad.

 

A todo esto, Shizune sonrió con una diminuta pizca de maldad, y asustó más a Naruto.

 

—Porque según la información que hemos recibido de usted, señorita, está mucho mejor cualificada para estar cerca del señor Uchiha en torno a sus especialidades con el arma. —Shizune dirigió su fija mirada en la maleta que Naruto estaba llevando, y entonces el rubio cayó en cuenta de que ella sabía que ahí llevaba el armamento.

 

Naruto quiso reír, pero de esas risas pesadas y tristes.

 

—Bien —prosiguió la mujer, anotando algo más en la carpeta—, por si acaso, debes portar siempre un arma en tu cuerpo, algo escondido.

 

Naruto reaccionó. —Oh, sí, de eso no se preocupe. —estaba bien con eso, después de todo tenía una cinta negra alrededor de su muslo derecho donde solía portar un puñal.

 

Shizune asintió, y siguió: —No debes permitir que alguien que no sea cercano a la empresa se acerque al señor Uchiha. Por eso tienes esto. —al terminar de hablar, la mujer se volteó y dejó sus carpetas para coger un enorme taco de folios, entregándoselo a Naruto, quien lo cogió entre sus brazos con bastante sorpresa.

 

Con un simple vistazo, Naruto supo a la perfección que aquel taco de folios era donde venían todas las fotos y nombres de los cientos de empresarios y socios de Mr Lucky.

 

«¿¡Tengo que memorizar todo esto!?» pensó él histérico, a pesar de tener una expresión calmada.

 

—Estate muy atenta de miradas sospechosas hacia el señor Uchiha. —continuó Shizune, volviendo a coger la carpeta para ir apuntando cualquier cosa—. Tendrás descanso y tiempo libre dos días al mes. —los ojos de Naruto brillaron por aquella información. Después de todo iba a tener descanso también, eso ya le hacía feliz—. Y por último, se te pagará una cantidad apropiada de dinero. El salario base se elevará según los pluses de peligrosidad.

 

Naruto se había informado también un poco de aquello, y supo que el salario base eran entre los novecientos y los mil euros. El día parecía mejorar para él. Con esa cantidad de dinero podría ayudar mucho más a la economía de su familia.

 

Una vez que la fría mujer le había informado de lo fundamental, ésta se despidió con una corta reverencia y le volvió a indicar el camino hacia el chofer, quien no se había movido de su sitio.

 

En el auto Naruto se sintió mucho más seguro. Conversar con Kakashi era otra cosa, y lo alegraba cada vez más porque por una vez, podría ser él mismo con alguien, a pesar de ser ahora una mujer. Kakashi le había caído muy bien, y aunque el platinado portara una máscara en su boca, Naruto supo a la perfección que unas cuantas sonrisas habían surcado por los labios del hombre.

 

Una vez que el lujoso auto había comenzado a disminuir la velocidad, Naruto volvió a pegarse a la ventanilla del coche por contemplar con fascinación lo enorme y elegante que era la mansión de Sasuke Uchiha. Pero otra vez, los nervios se habían apoderado de él nada más el coche frenó por completo y Kakashi le abría la puerta.

 

Naruto bajó y agarró el asa de la maleta con fuerza, apretando sus finos labios con suavidad. No le gustaba la idea de tener que convivir en un mismo sitio con alguien a quien no conocía mucho, y sobretodo no le gustaba la idea de saber que ese alguien sería nada y nada menos que el jefe y rico empresario Uchiha. Pero una parte de él se alegró bastante, puesto que así, sería muchísimo más fácil de deshacerse de él.

 

Kakashi lo acompañó hacia la entrada de la mansión y Naruto se sorprendió de que tuviera las llaves de la enorme puerta. Una vez dentro, el rubio dejó caer la maleta y entreabrió la boca al ver el interior, el maravilloso interior que la mansión tenía. Todo era blanco y elegante, justo en frente, a unos pocos metros de ellos, había unas largas y blancas escaleras que llegaban al segundo piso. Las pareces, también blancas, estaban ricamente decoradas con adornos florales del color de la mora.

 

Y entonces, sus ojos brillaron y apretó los puños con una encantadora sonrisa, totalmente fascinado por ver tal increíble y bien ordenada mansión. Jamás en su vida había presenciado tal edificio.

 

Pero su mirada se dirigió rápidamente hacia un hombre que había salido de una sala mientras que se iba acercando con lentos pasos hacia ellos. Y entonces Naruto lo reconoció. Se quedó completamente de piedra cuando vio que aquel hombre era Sasuke Uchiha, y en serio en persona era mucho más apuesto de lo que pensaba.

 

Su cabello era de un color azabache, sus rasgos eran muy masculinos y serenos, y sus ojos, aquellos oscuros e intensos ojos no habían dejado de mirarlo de arriba abajo.

 

Naruto rápidamente hizo una reverencia al igual que Kakashi, y entonces se presentó:

 

—Buenas tardes, señor Uchiha, a partir de hoy seré su nueva escolta. Mi nombre es Naruko.

 

Sus dos rubias y largas coletas se habían posado en sus hombros y Naruto volvió a erguirse para colocárselas de nuevo hacia atrás, soplando un poco hacia arriba para ordenarse también los ligeros mechones. Miró a Sasuke con detenimiento, y todo el cuerpo de Naruto se estremeció al ver cómo aquella fría e intensa mirada penetró en sus azulados ojos.

 

Logró escuchar cómo Sasuke chasqueó la lengua con notable molestia, dedicándole aquella mirada poco amigable.

 

—Organízate como te dé la gana, Naruko. —se dignó a decir el azabache con dureza, metiendo ambas manos en los bolsillos de su pantalón del traje y desapareciendo de su vista para entrar en otra sala.

 

Naruto se quedó una vez más de piedra. Se sorprendió bastante con esa reciente actitud del Uchiha. El rubio siempre creyó que era una persona amable, que mostraba sonrisas a todo el mundo, y ahora, ni siquiera a él le había dedicado una simple sonrisa.

 

¿Ese era el verdadero Sasuke Uchiha? Si esa era su verdadera personalidad, Naruto supo que le iba a odiar bastante, y que de esa manera, sería mucho más fácil deshacerse de él.

 

Notas finales:

Espero que os haya gustado, y si es así, hacérmelo saber ♥


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