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No seas estúpido [VMin] por Mantequilla Voladora

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Notas del capitulo:

La cuarentena ha sido infinita y, vergonzosamente, no he escrito nada x__x

"Han pasado 84 años..." y aquí estoy, con estos capítulos que escribí hace un año, más o menos.

 

Taehyung infló sus mofletes, preguntándose dónde podría estar su camiseta roja –su favorita–. Había revisado sus gavetas ya y no la había encontrado. Sintió algo de culpa, pues sabía que Jin era el único que ponía la ropa a lavar, y cuando se secaba la doblaba y las repartía en las habitaciones. Si ayudase más seguido y por voluntad propia tal vez eso no estaría pasando.

Como Jin no estaba en la sala y no oía ningún ruido de la cocina, se encaminó a la habitación del hyung mayor, donde dormía junto al maknae.

Empujó la puerta, encontrando a Jungkook acostado de lado en su cama, en dirección a la pared. Pero lo que lo sorprendió fue que el menor estaba con el rostro enterrado en el pecho de Jimin, que hacía de almohada y le acariciaba el cabello algo adormilado. Jungkook lo abrazaba, y Jimin tenía un brazo sosteniendo al menor de la cintura para tenerlo más cerca.

Mentiría si dijera que no sintió una punzada de envidia muy profunda en el pecho. Y dolor, también dolor.

A pesar de que el menor fuese irrespetuoso a veces con Jimin, se veía que lo quería mucho, siguiéndolo a todas partes, imitándolo todo el tiempo y acercándose a él siempre más que a los demás. Jimin le inspiraba mucha confianza. Y Taehyung notaba que Jimin gustaba del menor. Y ahí lo tenía, como si fuera su pareja, durmiendo entre sus brazos, sin importar si entraba Jin o cualquiera y los veía en una situación un tanto romántica.

Taehyung recordó las múltiples veces en que se imaginó durmiendo en su cama con Hobie, abrazados y sonrientes, y sintió un vacío en el pecho que no le permitía respirar.

Jimin se percató de que V estaba ahí, y le dedicó una sonrisa cansada. Las mejillas de Taehyung se calentaron un poco, y desvió la vista hacia el maknae que se removía ligeramente abrazando apretadamente al cachetón. La melancolía volvía a inundar su corazón, y antes de que pudiese seguir pensando en ello se retiró de la habitación, recordándose que era a Jin a quien buscaba.

 

 

El chico de cabello naranja, después de buscar a Jin por todo el departamento sin éxito, decidió volver a su habitación. Escuchó que la puerta principal era abierta, pero se sentía lo suficientemente deprimido como para que prefiriera dejarlo pasar; encontraría su camiseta gracias a Jin luego. Se acostó boca abajo en su cama, la que estaba entre de la Yoongi y la de Jimin, y suspiró temblorosamente.

Había pasado algo así como un par de semanas desde que…

Desde que se había armado de valor y se había confesado a Hoseok.

O más bien, no haberse confesado. Enterró su cabeza con ahínco en la almohada, estrujándola entre sus manos. No se veía un comeback cerca —a pesar de que Yoongi-hyung y Namjoon-hyung se pasaran todo el tiempo en el estudio de grabación—, así que sus idas obligatorias a la empresa eran mucho más holgadas; sólo iban unas pocas horas a calentar la voz y practicar las coreografías de sus canciones. Recordó el día en que a grandes rasgos Namjoon les explicó, después de una reunión con los directivos, que la empresa estaba teniendo algunos problemas y que, hasta que no los solucionaran, no habría comeback.

Estaba frustrado por eso. Deseaba volver a la vida de idol, deseaba volver a las prácticas extenuantes que los dejaban tan agotados que para cuando volvían al departamento ninguno de ellos podía pensar en algo más que no fuera dormir.

Y aunque ahora mismo se sintiera agotado, no era la clase de agotamiento que deseaba. Deseaba el agotamiento de las prácticas, no el que provocaba su mente acosándolo y haciéndolo sentir culpable. Hoseok —dolía incluso pensar en su nombre—estaba decaído desde tiempo antes que él quisiera confesarle sus sentimientos, pero desde ese día su hyung parecía haber caído en un hoyo del que no parecía poder salir.

La culpa le hizo un nudo en la garganta mientras trataba de retener las lágrimas. Tal vez si él no le hubiera tratado de decir nada, Hoseok no estaría tan mal ahora. Porque ¿cuál era el sentido de haberle dicho a su hyung que gustaba de él si sabía que no tenía oportunidad? Siempre había sabido que el mayor gustaba de Jimin, y aun así había probado suerte. Contárselo no lo había hecho sentir mejor. Sólo había hecho que le doliera más el hecho de gustar de él.

Y Jimin. También le dolía haber estropeado su relación con él. Antes del debut eran tan amigos, los mejores amigos. Pero entonces había empezado a tener sentimientos por el bailarín mayor y con ello, se había dado cuenta que Hoseok tenía sentimientos por Jimin. Por su mejor amigo.

La envidia envenenó su corazón y el dolor empañó su amistad con él.

¿Qué culpa tenía el cachetón de que Hoseok gustara de él?

A veces deseaba nunca haber desarrollado sentimientos hacia el bailarín, porque extrañaba tanto a Jimin. Lo quería, lo quería mucho, y se sentía tan mal odiarlo por algo de lo cual no tenía la culpa. Habían sido tan amigos y entonces Taehyung había emponzoñado su relación con el odio producto de su envidia.

Y ahora Jimin también parecía tan enojado con él, y no sabía por qué.

 

~°~°~°~

Yoongi había perdido la cuenta de cuántas veces había marcado a Hoseok. Respirando profundo se dijo a sí mismo que el chico debía estar bien, o por lo menos lo suficientemente bien como para poder contestar el teléfono.

Intentó nuevamente, y si no estuviese tan preocupado, los pitidos de la llamada lo habrían irritado tanto que no hubiese llamado nunca a nadie más.

De pronto, los pitidos cesaron, y Yoongi inhaló bruscamente para luego hablar en voz bajita.

–¿Hoseok?

Un sollozo le llegó del otro lado de la línea. El mayor se mordió el labio con fuerza, revolviéndose el cabello.

–Hobie…

–H-hyung –respondió el otro, con voz ahogada.

–Shhh, Hobie, ya –habló Yoongi en voz baja, con una dulzura que pocos habían tenido el privilegio de escuchar. –Dime dónde estás, e iré para allá.

 

~°~°~°~

Las oscuras pestañas de Jungkook aletearon mientras sus ojos se adaptaban a la iluminación de la habitación. Suspiró profundo, exhalando temblorosamente, mientras hundía su cabeza en la almohada. Sentía los párpados hinchados, y de pronto recordó que había llorado abrazado a Jimin.

Levantó bruscamente la cabeza para encontrarse con el rostro de Jimin, apacible y muy cerca de su propio rostro. Los brazos del mayor estaban alrededor de su torso, abrazándolo, uno de ellos haciendo de almohada. Intentó separarse de él con cuidado de no despertarlo, pero Jimin abrió con lentitud los ojos frunciendo el ceño.

—Jungkook —murmuró, frotándose los párpados. El maknae lo miraba sentado en el borde de la cama. —¿Estás mejor?

Lo vio asentir, y se percató de la recta línea de sus hombros y la que formaba sus labios apretados. Una oleada de tristeza le recorrió el cuerpo, pero se obligó a sonreír.

—Me alegro. —No había nada que decir y podía ver que Jungkook se sentía incómodo. No sabía si era por haber llorado, o por su cercanía, pero sabía que era la señal para abandonar la habitación.

Que Jungkook lo hubiera abrazado hasta dormirse no significaba nada. Sólo lo veía como un amigo, alguien en quien confiar y un hombro en el cual llorar. Sabía que Jungkook lo quería, pero no de forma romántica. Nunca de forma romántica.

Se permitió un pequeño suspiro antes de levantarse de la cama, decidiendo irse a su habitación. Sintió los ojos de Jungkook seguirle hasta que cerró la puerta.

Soltó el pomo con un sobresalto cuando reparó en la presencia de Yoongi acercándose por el pasillo, casi chocando con él.

—Yoongi-hyung —exclamó, sorprendido de verlo en casa. —Hola.

La mirada de Yoongi era penetrante, y parecía molesto. Jimin se encogió ligeramente, preguntándose si había hecho algo para enojar a su hyung. Últimamente estaba más irritable de lo usual.

Sintió que pasaba una eternidad siendo observado fijamente por Yoongi, poniéndose incómodo porque el silencio se prolongaba y Yoongi sólo lo miraba, hasta que la expresión de molestia se suavizó, y suspirando alzó una mano para revolverle el cabello.

—Hola, Jiminie.

Yoongi siguió su camino por el pasillo hasta la sala de estar. Escuchó que hablaba, pero no logró entender lo que decía. Tampoco escuchó a nadie respondiéndole.

Caminó los pocos pasos que separaban su habitación de la de Jungkook, encontrando a Taehyung de espalda a la puerta, sentado en su cama.

Al escuchar la puerta ser abierta Taehyung se giró, mirándole. Jimin lo miró de vuelta, sin saber si decir algo o no. Decidió guardar silencio y recostarse en su cama, sintiendo los ojos del menor aún sobre él.

No sabía si había hecho algo para que Yoongi y ahora Taehyung lo miraran tan fijamente. El menor lo miraba con ojos grandes y mansos, como si quisiera decirle algo pero tuviese temor de la reacción del otro. El pelinaranja esbozó una pequeña sonrisa conciliadora antes de murmurar “¿Así que Jungkook y tú, eh…?”

Jimin giró la cabeza con brusquedad hacia él, y Taehyung hundió la suya entre sus hombros cuando la ira se reflejó por un momento en el rostro del mayor.

Adoptó la expresión más sumisa que pudo componer, sin saber por qué Jimin parecía tan furioso, pero sabiendo de sobra que esta vez no tenía ni fuerza ni ganas para pelearse con él. Jimin pareció darse cuenta, aunque la tensión en sus hombros y en su mandíbula no desapareció, y respondió con voz inexpresiva:

—Jungkookie estaba triste y necesitaba de un amigo que lo confortara. Es todo.

—Ah.

Taehyung mantuvo su mirada en Jimin, quien dio un largo suspiro antes de relajar su cuerpo sobre la cama. Le devolvió la mirada y estuvieron así, observándose por un largo tiempo, hasta que Taehyung le dirigió una vacilante sonrisa que ofrecía tregua. Jimin esbozó una mueca parecida.

 

~° ~ ° ~

Taehyung se encontraba en el baño, intentando hacerse una paja. Intentando, porque, aunque se hubiese puesto bastante animado allí abajo antes, ahora parecía no querer funcionar.

Jin había llegado a casa con chucherías y les había invitado a ver una película en la sala. A ninguno se le ocurría hacer ninguna otra cosa más divertida, así que los maknaes terminaron sentados en el sofá con el hyung mayor.

No es como si hubiese sido una porno, o que fuese mínimamente erótica, pero el beso que tuvo más lengua de lo que esperaba en primer plano en la pantalla hizo que sus hormonas trabajaran, y como buen adolescente que era, se excitó enseguida. Así que discretamente se levantó al baño, con la pobre excusa de que necesitaba orinar.

Y aunque sonase exagerado, mentiría si dijera que no estaba al borde de las lágrimas. De frustración. Buscaba imágenes en su mente que le pudiesen ayudar a acabar, pero no fueron suficientes. Estaba a punto de llorar y rendirse, cuando su mente le obsequió el recuerdo de Jimin en su cama, gimiendo entrecortadamente unas semanas atrás, lo que lo hizo venirse tan rápido que su gemido de placer se confundió con un grito de sorpresa.

Oh. Dios. Mío.

.

.

.

De verdad que Jimin está buenísimo.

Notas finales:

Wiiii~ Espero les haya gustado, me encantaría leer qué les pareció.

Deseo que estéis muy saludables y encuarentenadxs, aún no parece seguro salir a la calle (


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