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Business man.실업가 por ReedVIII

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[ . . . ]

— Joder. .

Murmuró Taemin al en la mañana despertar y notar unas moradas marcas sobre todo su cuello. Junto con el ápice de sus dedos les fue delineando, hasta por fin negar varias veces. Sabía qué hacer, entablaria una demanda contra ése chico, conocía al juez, eran íntimos amigos, así que unos veinticinco años en prisión no serían problemas.

[. . . . ]


— Deberíamos ir a una tienda por condones. — Dijo Jonghyun.

 

— Ah. . Tú, en serio. —Refunfuñó Taemin, negando repetidas veces con su cabeza, concentrándose sólo en ver la ventana del auto. Estar los cuatro en un auto era la receta perfecta para un choque directo, y si el lamborghini del rubio se estrellaba moriría antes en sus manos que por el choque.

 

— ¿Qué? Tiene razón, casi no tenemos.— Apoyó Key al otro, en el asiento de atrás, mientras que Minho le acariciaba la pierna, y un poco más allá.

 

— Ustedes son asquerosos, en serio. — Algo que Taemin se preguntaba era por qué ésos imbéciles seguían trabajando en su compañía, podría despedirlos si quería, tenía pruebas, y todo éso les saldría en un buen par de años en prisión. Pero cuando ése pequeño grupo le sacaba una sonrisa con sus idioteces comprendía la razón por la cual no lo había hecho.

 

— Hay una tienda de juegos por en el centro comercial, ¿Vamos allí? — Mencionó Minho, así que el azabache se giró hasta él, posando su mirada en la suya, algo extrañado.

 

— ¿Tienda de juegos? — Por 'tienda de juegos' Taemin comprendía una tienda con videojuegos, consolas, y así, pero el intercambio de mirada que se dieron MinHo y Key comprendió que no era de ésos juegos. Así que se tiró y se cohibió en su asiento, reclamando inmediatamente.— ¡AGH! En realidad ustedes son asquerosos.

 

— Ya, ya, cálmense, coño. Ya llegamos, bájense ahora mismo. — Jonghyun habló, apagando los motores, y al salir todos del coche activó todos los seguros, comenzando a emprender un viaje por todas las tiendas del centro.

 

Minho y Key estaban pegados como uña y mugre, mientras que Jonghyun iba contándole alguna historia a Taemin, la cual no le prestaba atención, porque en lo único que éste pensaba era en ver todo a su al rededor, habían muchas cosas nuevas desde la última vez que había ido al centro comercial; nuevas tiendas de ropa, comida, videojuegos, maquillaje, y todas ésas cosas. Se sentía como una quinceañera con la tarjeta de papá. Sólo que ésta era su tarjeta negra. Mientras iban caminando por las escaleras en dirección al tercer piso no pudo evitar posar su atención en una tienda de acuarelas. En cuanto se pudiera librar un poco de todo el grupo iría allí a revisar un poco, sólo un poco.

 

— ¿Me estás escuchando? — Jonghyun zandeó el hombro de Taemin suavemente, para llamarle.

 

— Sí, sí, te escucho, continúa. — Se apresuró en reparar el azabache.

 

— ¿De qué te estaba hablando? — Puso sus ojos en blanco.

 

Sin embargo, Taemin fue quien se quedó en blanco. Balbuceó un poco.

 

— Está muy distraído desde ayer. —Se escuchó una gruesa voz a sus espaldas del moreno.

 

Jonghyun le echó a Taemin ésa mirada de preocupación que era típica de él, así que tomó al chico del brazo, y se lo llevó un poco más allá, donde se separaran de los otros dos y un tanto del público, un lugar aunque a la vista, más privado para ellos dos. Taemin fue el primero en romper el silencio, como siempre. Ya que en esos casos Jonghyun sólo se lo quedaba viendo, recriminando, esperando a que le soltara el cuento.

 

— ¿Qué?

 

— ¿Pasa algo, Taemin? — El tono de seriedad en su voz hacía notar que no jugaba.

 

— ¿Por qué habría que pasar algo? Venga, vamos con los demás.

 

— Cuéntamelo, vamos. Puedes confiar en mí, y lo sabes. — Sus ojos aunque serios, mostraban genuina preocupación. Taemin dudó un tanto en si contarle o no lo que había sucedido, pero sabía muy bien que si lo hacía el rubio no dudaría en regañarlo a él, y luego correr a matar al tal Jinki. Luego, Taemin debería de ocuparse de su caso, y. . no, demasiado trabajo y papeleo. Aunque amaba que Jonghyun y Taemin no tuvieran ése tipo de relación no por interés de parte del rubio, sino por pura y casta amistad.

 

— Es sólo el trabajo. — Se limitó a decir, pero luego tuvo que hablar más, ya que Jonghyun lo interrogaría más aún. No quería eso, no lo quería, y en realidad lo molestaba.— Ésto de la firma en Japón me tiene muy ajetreado, Jong. Estoy muy estresado, ¿vale? Es sólo eso, y aún necesito un contador, los papeles de los nuevos egresados, alguien que se haga cargo de toda compañía allá, es. . ah, sólo éso.

 

— Yo me encargaré de solucionar todo éso, ¿va? No debes de estresarte, te saldrán arrugas, y nunca serás tan guapo como yo. — Con dedicarle una cálida sonrisa por un momento hizo sentir a Taemin que todo en verdad sí iba a marchar bien. Así que ambos fueron hasta donde sabían que estarían los otros dos; en la dichosa tienda de juegos. El azabache no quería entrar, dijo que esperaría a fuera a que los demás hicieran sus compras, porque en realidad le daba vergüenza entrar allí, pero el rubio literalmente lo arrastró.

 

Cuando entró, intentó agachar su cabeza lo más posible, no quería que las cámaras lo captaran. No quería su cara en un periódico con el anunciado de 'Lee Taemin, sátiro'. Sería espantoso. Éso sin embargo no parecía preocupar a los otros tres, quienes parecían andar como perros por su casa. Taemin se apresuró en colocarse en un rincón, aún con la cabeza agachada. Algo molesto de ésa tienda era que las paredes eran vidriales, y estaba a la vista de todo mundo. Se suponía que en tiendas así debería de haber privacidad.
Observaba a los otros se entretuvo con sólo verlos, ya que parecían una pareja disfuncional, pero perfecta. MinHo rodeaba la cintura de Jonghyun, apoyando su mentón en las rubias hebras, mientras que éste a su vez rodeaba la cintura de Key, quien estaba revisando un cajón con unos. . agh. Qué asco. Quién diría que al felino no le bastaba con recibir dos pollas en él, quería una extra. Qué asco, joder.
Se acercó hasta un estante de donde colgaban todo tipo de cosas; esposas, látigos, fustas, y un montón de otras cosas que no sabía qué eran. Aunque decía que le daba asco, debía admitir que le producía gran curiosidad. Al lado de éste gran estante había un exhibidor con lubricante, de diferentes olores, tomó uno de coco, porque le producía curiosidad. Abrió con cautela la tapa de él y olió. Su olor era magnífico, siempre le había gustado el coco. Notó que también había condones de todo tipo, comenzó a revisarlos, había de colores, diferentes sabores, hasta habían unos que brillaban en la oscuridad. Rió con éso, y tomó la cajeta de éstos condones. La analizó y empezó a leer su reverso; 'Condones neón, para el disfrute de su pareja y usted junto con diversión luminiscente. . ' Pensó que para el aniversario de Jonghyun, Minho, y Key él mismo debería comprar cajetas de ésto, inflarlos, y hacer una especie de fiesta neón. Giró a su izquierda, y vió al feliz trío ahora inspeccionando vibradores. Giró a su derecha, y pudo divisar a alguien a través del vidrio que lo observaba atentamente.


. . Mierda.

Taemin quedó en blanco. Aunque juraba que sus mejillas iban en rojo.
Se quedó paralizado mientras observa a través de la ventana a un Jinki bastante sonriente, que aparentemente se burlaba de Taemin, su sonrisa estaba recargada de burla. No hacía nada, sólo estaba allí detrás del vidrial, con las manos en sus bolsillos, un estilo casual, cabellos desordenados, y una gran sonrisa que ocultaba una carcajada, que esperaba por su propio bien no soltase.
En cuanto reaccionó, Taemin devolvió rápidamente los dos artículos que había tomado, y se dió rápidamente la vuelta, dándole la espalda al chico que básicamente lo había captado con las manos en la masa, si es que se podía decir así.
Se apresuró en ir con los demás, quienes tenían bolsas cargadas con miles de artículos, y llamó la atención de Jonghyun, pidiéndole que se fuesen.

 

— Ya estamos por irnos, bebé, sólo tomaremos unas cosas más, pagaremos, y listo. — Mencionaba, mientras tomaba de un pequeño estante unas sogas tinturadas en rojo.— ¿No llevarás nada?

 

— No. No quiero ni tengo con quién usarle. — Se excusó, alzando sus hombros.

 

— Podríamos usarlos tú y yo. —Era así, siempre Jonghyun era un coqueto de primera clase, incluso con Taemin, pero éste ya se había acostumbrado. Y el otro también se había acostumbrado a recibir sus constantes rechazos, así que no reclamó cuando Taemin negó.— Cuando quieras puedes intentarlo conmigo, o incluso con los tres, sería divertido.

 

— Qué asco, en serio. Iré por allá, ¿si? No se vayan sin mí, idiotas.

 

Mientras Taemin se iba dirigiendo hasta la salida no pudo evitar reír al notar a Minho toqueteándole el culo a Key, quien le estaba hablando de que necesitaban los condones y el lubricante.
Salió rápidamente de la tienda y esperó no toparse con el castaño, aunque supo que había fallado totalmente cuando sintió que alguien se le colaba tras suyo, y lo seguía. En ése momento pensó que hasta que lo secuestrasen sería excelente.
¿Lo habría seguido? Siempre se apelaba a las leyes, ya formaban parte de su día a día, y ahora no era la excepción, insistía, podría demandarlo por acoso.
Se apresuró a entrar a un ascensor que ya estaba por cerrar sus puertas, y ya estaba casi vacío, de no ser por un hombre, y una mujer con una carriola de bebé, así que con entrar Taemin cerró sus puertas. Antes de ésto, notó que en realidad nadie lo estaba siguiendo. Quizá sólo estaba paranóico. Quizá en realidad todo era lo de la nueva firma en Japón. Así que respiró con pasimonía, calmándose.
Se mantuvo esperando a que el elevador bajase hasta el último piso, donde compraría un café para después ir a ver la tienda de acuarelas.

 

— Buenas, señor Lee. — Se escuchó una voz a su espalda, y al Taemin identificar quién era se tensó totalmente, evitando voltear a verle, ignorándolo por completo, y toda la paz que había logrado tener había desaparecido. Al bajar sólo un piso del que estaban, la señora se fue del ascensor, y los dejó a ambos solos, cosa que el azabache odió.

 

— Usted me está siguiendo, deje de hacer éso. — Reclamó, presionando varias veces el botón del primer piso, como si eso fuese a acelerar el proceso del elevador.

 

— Ayudo con las cuentas al dueño de éste centro comercial, Lee. Estoy aquí por trabajo, no como usted, quien compraba juguetes sexuales. — Hizo una breve pausa. Y rió.— No sabía que a usted le gustaba éso.

 

— No me gustan, señor Jinki. Aunque de ser así no serían sus asuntos. Y si usted sigue acosándome de ésta manera levantaré una demanda.

 

— ¿Una órden de alejamiento? — Interrogó Jinki.

 

— Sí, una orden de alejamiento.

 

Afirmó, saliendo del ascensor en cuanto aterrizó en el primer piso, pareció salir disparado de allí. No recordaba con exactitud en dónde se hallaba la tienda de acuarelas. Pasó un largo rato caminando, y más que caminar buscándole, viendo que nadie le siguiera. Decidió parar en un pequeño puesto externo de una cafetería, ordenó un café y esperó.
Un intercambio de miradas fue lo único que los unió mientras Jinki salía del centro comercial después de darle un fuerte estrechón de manos a algún tipo. Las manos de Jinki eran grandes, y con largos y delgados dedos. A Taemin el gustó éso.

 

* * *


Papeles, papeles, más papeles. Parecía una infinidad de papeles. Así que bufó. Tenía que solucionarlos todos antes de las diez. Y organizarlos.
También podía pedir ayuda a alguien, pero quería hacerlo por sí mismo.
Así que con suavidad pasaba la punta del lapicero sobre el débil papel, trazando actas que debía entregar. Al final de cada una había una gracial firma, muy complicada, pero elegante a su vez, con una letra demasiado curveada. Parecía haber sido hecha por alguien experto. Pero no. Había sido él mismo. Se enorgullecía de lo 'bonita' que era su firma.
Aunque antes era terrible.

 

— ¿Señor Lee? Está lista su cita de las nueve treinta. ¿Asistirá a ella o quiere que la decline? — Se escuchó por el intercomunicador. Era Marceline, su secretaria. Taemin frunció su ceño y se detuvo a pensar un tanto, no había cuadrado una cita para ése día, al menos no a ésa hora.

 

Su dedo vaciló antes de presionar el botón rojo, y hablar a través del intercomunicador.— Eh. . ¿Con quién es la cita, exactamente?

 

— Ésta cita la ha hecho el señor Kim, señor Lee. Y está bajo su nombre, además, así que no sabría decirle. Está resaltada, así que ha de ser urgente. ¿Quiere que le pregunte el nombre antes de hacerle pasar?

 

— Mh. No, tranquila. Hazle pasar, pero a la sala de reuniones, ¿Si? Gracias.

 

Se apresuró en dejar sus papeles de lado. Qué cabrón tenía que ser Jonghyun para hacerle una cita tan temprano, aún sabiendo que además de que él las odia, estaba ocupado, muy ocupado.
Antes de ir a la sala de reuniones fue a la oficina de Jonghyun, que estaba cerca de la suya. Y sin tocar, entró sin previo aviso, y se arrepintió de inmediato, ya que se encontró con Kibum sobre el regazo de Jonghyun, y el rubio comiéndole el cuello al menor.

 

Madre mía.. — masculló, negando con su cabeza repetidas veces.— ¿Cuantas jodidas veces les debo decir que en el puto trabajo no? — Ésto último lo mencionó dándole un fuerte golpe a la puerta.

 

Los aludidos voltearon a la vez, y bufaron, como si el azabache fuera una molestia. Pero coño, no debía ser así, 'El fastidioso' como ellos le decían, era el maldito jefe. Por eso era que éstas cosas no debían ser así.

 

— Eres un fastidioso, Taeminnie. — Key se paró de las piernas del muchacho. Jonghyun reclamó, pero al de mirada felina le importó una mierda. Así que salió de la habitación. Jonghyun se puso en pie, arregló su traje, y se posicionó ante Taemin.

 

— Nunca te han enseñado a tocar antes de entrar, ¿verdad? — Bufó, con esa mirada y tono de pocos amigos.

— Quería preguntarte sobre la reunión que me has cuadrado. ¿De qué es?

 

— Nos has interumpido por esto, joder, en serio..— acarició el puente de su nariz, frunciendo su ceño — Es sobre un chico nuevo, si bien recuerdo.

 

— ¿Es en verdad importante? ¿No puedes ocuparte tú? 

 

— Pero por qué debo de hacerlo yo si te beneficiará a ti.

 

— Porque soy tu jefe.

 

— ¿Y?

 

— Y estoy a nada de despedirte. — Su paciencia iba al tope, más allá del tope.

 

— ¿Y?



— ¡Joder, Jonghyun!

 

— Ya, ya. — Se dió la vuelta para ir hasta su escritorio y tomar entre sus manos una hoja de papel, la observó unos minutos y luego volvió a ver a su amigo. 'Amigo'. — Es sobre el contador que necesitas, te conté que me ocuparía, ¿no? Él ya tiene conocimiento sobre los negocios en Japón, es un buen contador, y podrá hacerse cargo de todas éstas cosas.

 

— Ya veo. Entonces me encargaré yo de éso. Gracias, y por favor, dile a Key que se mantenga en lo suyo. Y a Minho también. Y tú, sobre todo, mantente en lo tuyo, por favor.

 

Salió de la oficina del rubio, escuchó algún tipo de insulto, pero ni se dió el tiempo para escucharlo. Cruzó el gran salón hasta llegar a la gran puerta en donde se reuniría con el futuro contador que Jonghyun había designado.
En realidad apreciaba que el rubio quisiera rebajar la carga de estrés que poseía el azabache, por eso era que apreciaba infinitamente tenerlo de amigo.
Entró en el lugar y sin vacilar demasiado se sentó en la silla que le correspondía, en la de mando.
Leyó los papeles que estaban más que preparados para ser leídos por él. Era el currículum del que trabajaría para él. Primero hizo lo que siempre hacía; leer las experiencias, tenía buenas experiencias, de las mejores.
Luego leyó las opiniones de sus antiguos jefes sobre él. Notó que la opinión más reciente que tenía era del 2013. Pero había una mínima de un centro comercial de éste año. Le sorprendió que alguien con tanta experiencia haya estado tanto tiempo sin trabajo, tampoco es como si la economía del país estuviese tan mal.
Por último, leyó el nombre, y se maldició por no haber hecho éso desde un principio.
Alzó su vista hasta la persona que estaba al otro extremo de la mesa, quien miraba a Taemin con una atención admirable y una hermosa sonrisa que para otros denotaría amabilidad, simpatía, o incluso una simple y linda sonrisa llena de carisma. Pero Taemin llegó a odiar esa sonrisa, y sentirse intimidado por ella.
Lee Jinki había llegado a convertirse en un verdadero dolor de bolas para Taemin.

Lee Jinki. .


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