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Kyoya-Neko [Ryuga x Kyoya] por Midori-Hikari1312

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Notas del capitulo:


Yey, volví :3

Y antes de tiempo la verdad, tuve dos comentarios menos de los que pedí QnQ

Pero la verdad es que ya todos los caps están listos, sólo les falta edición, y como estoy emocionada con esta historia por alguna extraña razón pues... Quise actualizar antes :B

Espero les guste este nuevo cap les guste también >u<

A leer!!

Kyoya...—  llamó ligeramente el albino, pero este no parecía tener ganas de levantarse— Kyoya...— volvió a llamar con pasiencia, no era que le molestara, además no quería despertar a Kyoya de la peor manera, pero ya debían irse, se podría decir que no le gustaba permanecer siempre en un mismo lugar— Kyoya, despierta— El cuerpo del peli verde se removió un poco, hecho un hobillo sobre el cuerpo de Ryuga tal como un gato, o más de lo que ya era; hechado en cualquier lugar. Sus orejas se batieron ligeramente al escuchar el último llamado del mayor, estaba despertando, pero era bastante perezoso a la hora de levantarse. Bostezó de forma fuerte y se estiró un poco con gusto sobre la "extraña cosa suave" bajó su cuerpo, antes de nuevamente acostarse encogiéndose en si mismo de forma casi contorsionista. Ryuga apenas y pudo ocultar una ligera sonrisa en su estiro, realmente Kyoya se estaba volviendo un gato y era bastante adorable, además de que nuevamente se daba cuenta de que pesaba mucho menos de lo que pensaba.

—¿Ryuga...?— murmuró el peli verde de forma somnolienta al abrir sus ojos y al analizar la cueva de forma vaga al no ver al albino por ningún lado.

—¿Ya estás despierto?— la repentina voz de la "extraña cosa suave" hizo a Kyoya saltar de inmediato, dándose cuenta de que esa "cosa suave" era la espalda ancha del albino, quien esperaba pasientemente a que este se dignará a levantarse.

—¡Ryuga!— gritó sorprendido y levantándose lo más rápido que pudo de sobre su cuerpo y arrodillándose a su lado dejando que el nombrado pueda al fin levantarse— ¿C-Cómo demonios llegué ahí? O ¿Cómo fue que tú llegaste ahír03; abajo? O...Ay Dios, lo siendo— barbuseaba avergonzado el peliverde, Ryuga hizo un par de movimiento con su cabeza escuchándose al final el tronar de los huesos de su cuello y luego bostezó y volteó a ver a Kyoya con desinterés.

—A mi no me preguntes eso, cuando desperté yar03; estabas mágicamente durmiendo sobre mi— dijo con unar03; ligera sonrisa, realmente eso sonaba algo extraño y esto hizo a Kyoya molestarse un poco.

—No es mi culpa, realmente nunca pensé moverme tanto por las noches...Aunque tenía algo de frío...Tal vez camine dormido...—  puso una mano en su barbilla tratando de recordar si durante la noche se levantó a dormir sobre el albino, su cola se movía sutilmente de un lado a otro en su estado pensativo. Ryuga se le quedó viendo unos segundos para luego alzar la vista hacia sus orejas, no entendía por qué, pero cada que las veía le daban ganas de acariciarlas, algo extraño pues no era amante de los gatos. Alzó su mano con intensión de acariciarla como la noche anterior pero Kyoya se dió cuenta a tiempo y la sustuvo en el aire— ¿Qué haces?— preguntó con el ceño fruncido.

—Nada— respondió con simpleza queriendo nuevamente alcanzar sus peludas "amigas".

—¡No hagas eso!— regañó poniendose la capucha con su mano libre y jalandola con fuerza hacia abajo.

—¿Por qué?— retiró su mano y la acarició ligeramente, Kyoya le había clavado las uñas.

—Por que no quiero— se cruzó de brazos inflado sus cachetes y mirando a otro lado.

—Pero te gusta.

—¡Claro que no!— el color subió casi de inmediato a su rostro.

—Claro que si, ayer hasta ronroneante, fue bastante lindo— se burló el albino y Kyoya estaba a punto de lanzarse le encima.

—¡Cállate! ¡Quiero olvidar que tengo todo eso y si a cada rato vas a estar queriendo tocarme se me va a hacer muy difícil!— se levantó del suelo y se fue de la cueva, dejando a Ryuga con una ligera sonrisa de satisfacción. Ya fuera de la cueva se acomodó de nuevo la ropa para poder oculpar lo obvio, trató de buscar su bolso pero seguramente Ryuga lo había dejado en el bosque cuando lo encontró, esto lo hizo suspirar decepcionado. Caminó un poco, hacía calor, el ambiente estaba húmedo y el sol demasiado caliente, el suéter no ayudaba en nada. Llegó hasta un pequeño río, miró a todos lados antes de quitarse el suéter pues realmente estaba cocinandolo, y poco a poco se fue adentrando en el agua hasta lograr estar completamente sanbullido en ella— Se siente bien...— Kyoya suspiró con tranquilidad y sacudió su cabeza, su cabello que siempre parecía desafiar a la gravedad ahora estaba empapado y al igual que sus orejas estaban bajas, era algo gracioso de ver.

—Oye— llamó Ryuga desde la orilla, Kyoya volteó a verlo con cara enojada y se sorprendió, en una de sus manos llevaba el bolso del peliverde y esto lo hizo voltear completamente. Ryuga no dijo nada más, sólo extendió el bolso en dirección al chico dentro del agua, Kyoya nadó un poco hasta llegar a la orilla, al salir y sacudir su cuerpo un poco logro captar así la atenta mirada del albino, su pecho estaba desnudo y ligeras gotas de agua descendían por sobre el. Kyoya ignoró la atenta mirada de Ryuga y sólo tomó su bolso y del suelo tomó su suéter, se sacudió un poco más para secarse, al igual que sus orejas y su cola. Ryuga observó el sutíl movimiento de su cola ya casi seca, no parecía tener mucho pelaje, se movía suavemente de un lado a otro mientras Kyoya buscaba algo en su bolso, quién sabe qué cosa. Ryuga se acercó sin despegar su vista de ella, estaba a sólo dos pasos de su cuerpo, estiró su mano y cuando es tuvo a punto de tocarla Kyoya la enrollo al rededor de su delegado cuerpo y se le quedó viendo a Ryuga algo extrañado.

—¿Pasa algo?— preguntó poniendose una camiseta y sobre esta el suéter de antes mientras se arreglaba la capucha.

—...Nada.

—¿Estabas tratando de tocar mi cola?— se volteó completamente y cruzó de brazos evidentemente ofendido.

—¿Acaso tiene algo de malo? Si está ahí es por algo— dujo serio— Si toco tus orejas te vuelves completamente tranquilo y mimable, quiero saber que pasa si la toco también— confesó encogiéndose de hombros.

—No puedes tocarla. Nunca— continuó viéndolo de forma despectiva, Ryuga ladeó la cabeza con una expresión de confusión y Kyoya suspiró— Creeme, no quieres saberlo. Creo que es más molesta que las orejas...— desvío la mirada.

—Ahora tengo más ganas de tocarla— murmuró para si mismo, pero Kyoya lo escuchó y lo miró ofendido nuevamente por ignorar su advertencia, Ryuga sólo rodó los ojos— Muévete, ya nos vamos, a menos que te quieras quedar aqui sólo y perderte de nuevo— pasó de largo del peliverde y Kyoya aún extrañado sólo lo siguió. ¿Éste chico era bipolar o qué? Hace un rato estaba coqueteandole y queriendo tocarlo, y ahora mágicamente casi lo estaba evitando.

—No estaba perdido...— murmuró llendo tras de él sin decir más.

Estuvieron caminando por un par de horas, ambos completamente en silencio. Kyoya estaba a unos dos pasos más atrás que Ryuga simplemente dejándose llevar, perdido en sus propios pensamientos, queriendo nuevamente tratar de averiguar por sus propios medios el secreto de todo lo que le estaba pasando, ganándose así la mirada curiosa de Ryuga, quien también tenía cierta curiosidad por saber que le estaba pasando al peliverde, pero no dijo nada, sólo siguió con sus propios pensamientos y continuó con su camino.

Luego de unos minutos de esas miradas escondidas, Kyoya comenzó a estar bastante inquieto, jalaba su suéter en constante ocasiones y se abanicaba la cara con sus manos.

—¡Hace calor!— se quejó enojado el ojiazul. Ryuga permaneció callado, conteniendo la gran carcajada que quiso salir de sus labios por la repentina rabieta del chico— ¡¿Por qué hace tanto calor, Joder?!— volvió a quejarse más fuerte.

—Que nena eres, no hace tanto calor...— respondió de forma vaga— Y si tanto te quejas ¿por qué no te quitas el suéter? — sugirió sin dejar de caminar o siquiera voltear a verlo.

—¿Qué estás loco? Claro que no— miró a todos lados como si alguien lo estuviera viendo.

—Estamos a mitad de la nada, por amor a Dios ¿En serio piensas de que alguien va a verte?— Kyoya abrió la boca queriendo decir algo, pero la cerró de inmediato al verse atrapado— Si, eso pensé. Además, ya yo lo sé, no deberías sentirte incómodo por mostrarte cómo eres ahora—puso los ojos en blanco.

—S-Si...Pero— se rascó la nuca de forma incomoda.

—Haz lo que quieras...— no dijo nada después de eso. Kyoya se le quedó viendo la espalda por un rato pensando si de verdad estaba bien caminar por ahí sin nada que lo cubriera, pues con ese extraño asunto ya el tener sus orejas y cola al aire lo hacía sentir practicamente desnudo, observado, incómodo. Pasaron más minutos y al fin Kyoya decidió quitarse el suéter, lentamente y observando a su alrededor constantemente terminó por quitarse le prenda, quedando en la ligera franelilla color verde militar, esa que dejaba al descubierto su plano abdomen. Sin confiarse demasiado del lugar, el peliverde amarró el suéter alrededor de su cintura y suspiró más tranquilo al no sentir su cuerpo cocinandose dentro de la gruesa tela. Ryuga lo vio caminar un poco más suelto sin tanta ropa encima, y verlo tan... "Descubierto" con esas hermosas orejas y su cola moviéndose ligeramente al compás de sus elegantes pasos, su figura esbelta con esa camiseta demasiado ajustada al cuerpo lo hacía tener una imagen de Kyoya que muy bien podría catalogarse como una "fantasía sexual recién cumplida". Cerró sus ojos y respiró hondo mientras apretaba sus puños, no podía simplemente tirarsele encima, por muy provocador que esté volviendose a cada segundo que lo ve.

Ryuga se detuvo en seco logrando así que Kyoya chocara con su espalda de forma abrupta, casi callendo por estarr03; despistado viendo el bosque.

—¿Qué pasa?— preguntó el ojiazul sobándose la nariz por el golpe.

—Descansaremos aquí— indicó el albino y Kyoya lo vio alzando una ceja. La verdad era que ya a Ryuga le estaba dando también un poco de calor, y no precisamente por el sol de medio día sobre que se colaba a través del húmedo bosque. Lo mejor sería descansar y enfriar un poco su mente.

—¿Descansar? ¿Tú?— se cruzó de brazos y si rió de forma altanera— ¿Te estás volviendo débil, Ryuga?

—¿Disculpa?— preguntó volteando a verlo.

—Si mal no recuerdo, cuando Kenda nos contaban el martirio que vivió contigo, resaltó perfectamente que tú parecias estar hecho de hierro y que nunca parecias candado. Según sus propias palabras fueron "Ni descansos, ni paradas innecesarias, no nada"— resaltaba Kyoya aún sonriendole, Ryuga arrugó un poco el ceño.

—Con que ahora soy débil... Bueno, ¿debo recordarte quien se estaba quejando por el "calor infernal" hace dos minutos?— dió un paso más hacia Kyoya, el cual ni se inmutó— ¿A quien alimente, ayude y le di un techo donde pasar la noche por no poder cuidarse él solo?— le hecho en cara.

—¿Ahora es mi culpa?— alzó la ceja de forma arrogante. Ryuga continuó dando pasos hacia él y en un momento dado Kyoya también comenzó a dar pasos tratando de alejarse, su mirada que le daba escalofríos.

—Quién sabe, tal vez si, tal vez no...— continuó avanzando— Lo que digo es que estás diferente Kyoya, vulnerable, inseguro, podría incluso decir que te encuentras con la guardia baja todo el tiempo, eso no es bueno, siento que vas a romperte en cualquier momento... O que en este momento podría atacarte y tú no podrías hacer apsolutamente nada para impedirmelo — sonrió de forma cínica.

—¡Pues quien parece disfrutar de verme así de inútil eres tu!— gruñó ya acorralado contra un árbol— ¡No es mi culpa, no yo suelo ser así, no se qué me está pasando y estoy seguro de que son por estas estúpidas cosas!— jaloneó sus orejas ignorando el hecho de que se estaba haciendo daño otra vez— No las quiero, las odio, ¡pero tú no pareces entenderlo! ¡Incluso parece que te gustan por tanto que insisten en verlas más de cerca! ¡Simplemente no lo entiendes!

—¡¿Cómo quieres que entienda cómo te sientes si no me dices nada?!— ésta vez incluso el pasifico estado de Ryuga se vio afectado, y también comenzó a alzar la voz— ¡No soy adivino por amor al cielo! No leo mentes. Si no me dices que está pasando no puedo ayudarte, Kyoya.

—¡Es que ni siquiera yo se lo que pasa!— apretó sus puños con rabia y no despegó su mirada de Ryuga, de esos ojos ambar que ahora lo miraban sorprendido, al ver esas gemas azules llenarse lágrimas, sus orejas bajaron considerablemente y su cola se mantenía alzada y quieta, seguro por la rabia— No lo sé...— volvió a repetir y no pudo seguirle sosteniendo la mirada al más alto, por lo que bajó la cabeza y con sus manos trató de limpiar sus lagrimas— Maldita sea, sólo olvidalo— empujó ligeramente el cuerpo de Ryuga para poder salir de su acorralo y alejarse de él. Ryuga no le apartó la mirada si no hasta que el menor se perdió de su vista al atravesar unos cuántos árboles.

Al estar solo, el albino gruñó cual perro rabioso antes de golpear el árbol frente a él un par de veces con sus puños, lastimándose por razones obvias.

—Bravo Ryuga, la cagaste...— se auto regañó recostando su frente en el árbol, sin poder quitarse de la mente la mirada cristalina y llena de lágrimas del más bajo— Me odio...
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Tal como una pareja cualquiera, ambos decidieron mantenerse alejados el uno del otro un par de horas. Al irse aún llorando por la frustración, Kyoya realmente no se alejó mucho, quedándose así recordado en un árbol abrazando sus piernas y escondiendo su rostro entre ellas hasta calmarse hasta quedarse dormido sin quererlo. Por su parte, Ryuga caminó un rato por el bosque pero sin apartarse demasiado, tratando de convencerse a si mismo de que Kyoya simplemente no se habia ido definitivamente por estar molesto con él o consigo mismo. Ryuga estaba consciente de que tarde o temprano ambos terminaron peleándose, después de todo no son del todo compatibles, al ser tan iguales en conducta y demasiado orgullosos, debían de tener diferencias, pero no pensó que llegaría tan pronto, pensó que aguantarían un poco más, al menos un par de días, no al día siguiente de haberse visto en esa situación, pero ya estaba hecho, ahora debía hallar la forma de encontrar a Kyoya y arreglar las cosas.

—Kyoya— comenzó a llamar Ryuga mientras lo buscaba, realmente no sabía a donde se había ido, pero sabía hacia donde se fue— Hey, Pimiento verde ¿Estás por ahí?— incluso a él mismo le causo gracia la forma en la que le salió llamarlo, y si lo pensaba, en una forma demasiado literal le quedaba bien el apodo—Kyoya...Kyo-...—  dejó de hablar al encontrarlo. Estaba recostado a un árbol aún abrazos a sus piernas, su rostro dormido estaba sobre sus rodillas y su boca un poco entre abierta, su orejas estaban bajas y su cola descansaba a un lado de su cuerpo. Con cautela y sabiendo que Kyoya era muy sensible al oido se acercó hasta quedar frente a él. Estiró su mano queriendo nuevamente tocar sus orejas, ahora que estaba dormido quería aprobechar la situación, pero reaccionó a tiempo antes de tocarlas, sabiendo que Kyoya ya estaba lo suficientemente molestó, y si lo encontraba tocando lo de nuevo seguro volvería a explotar— Hey...— llamó ligeramente mientras lo movía ligeramente. Sus orejas se batieron apenas dando a entender que estaba despertando, entreabrió sus ojos y alzó la mirada hacia Ryuga, deformando su cara en una expresión enojada y volviendo a esconder su vista del chico frente a él.

—¿Qué quieres?— preguntó con recelo, a los ojos de Ryuga era como un niño haciendo rabieta.

—¿Sigues molestó, eh?— se sentó a su lado y Kyoya se apartó un poco.

—Es obvio...— respondió de forma vaga.

—¿Conmigo a contigo?— ésta pregunta le hizo alzar la vista y encarar a Ryuga, quien lo miraba de forma sería esperando una respuesta, luego pensativo apartó la mirada al bosque, habían pasado muchas horas y ya estaba de un tono naranja y amarillo por el atardecer del sol. No estaba seguro si esa noche podría dormir— ¿Y bien?

—No lo sé...— respondió bajando la mirada.

—¿Quieres hablar sobre esto, pimiento verde?— preguntó pegandose un poco más, y está vez Kyoya no se apartó.

—Creo que si...— dijo en un hilo de voz para luego reir— ¿Por qué "pimiento verde"? ¿Desde cuando me llamas así? ¿O desde cuando pones apodos?

—Pues sucede que eres igual a un pimiento verde. Es fuerte, picante, no muchosr03; quieren tenerlo cerca, pero tiene algo especial que sólo pocas personas saben valorar— dijo con seguridad— Además tu cabello es verde ¿qué más prueba que eso?

—Que cursi sonó eso— se burló el peliverde.

—Tal vez sea algo cursi y ni yo lo sabía... O sólo me gusta el picante— ladeó una sonrisa— Volviendo al tema ¿Cómo te sientes?

—Sinceramente no me siento como yo mismo...— abrazó un poco más fuerte sus piernas— Lo que me sorprende es que algo como esto esté pasando, es decir, mírame, esto no es normal, esto no es un cuento de hada o una novela fanfic de una adolescente, a las personas no les pasa esto en la vida real— su voz se quebró ligeramente, pero no se permitiría llorar otra vez, ya había sido lo suficientemente débil para volver a hacerlo— Soy un monstruo...

—Que dramático— está respuesta tan dura hizo chistar al peliverde, quien confundido vio a Ryuga ver el cielo sin preocupación alguna— Esta bien, no sabemos que te sucede y no sabemos quitarlo ¿Y qué? No te tienes que lamentar toda la vida por eso. "¿Que las personas te miraran raro?" está bien, "¿Que dirán cosas a tus espaldas?" ¿Acaso importa? Que se metan en sus propias asuntos. Lo que trato de decir es que puedes usarlo para tu propio beneficio.

—¿Cómo?

—Ahora eres mitad gato ¿Tú que crees? Se supone que tienes mejor visión, olfato y oido que cualquier otra persona, además de esa agilidad  y flexibilidad descomunal y casi sin huesos que ellos posee— se encogió de hombros— No se lo que pienses, pero yo creo que es increíble— se levantó y le entendió la mano a Kyoya para que la tomara, éste sonrió un poco y la tomó para levantarse.

—No sirves como psicólogo ¿sabías? Quédate con el Beyblade— bromeó el peliverde.

—Y tu no sirves como damisela en aprietos, debes ser más convincente— contraatacó el chico.

—Já. ¿A donde se fue el Ryuga amargado y sin hablar de siempre?— ambos caminaron alejándose del bosque— Es muy raro que seas tan agradable así de la nada.

—Sigo aquí, es solo que tengo la mala costumbre de ayudar a personas odiosas como tú.

—Que golpe tan bajo— rió.

—Camina, tenemos que buscar comida antes de que anochesca.
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—¿Quieres dejar de hacer eso? Me estás poniendo nervioso, llevas 30 minutos en lo mismo— reclamó el albino. Ya era bien entrada la noche, ya habían comido y Kyoya aún seguía olfateando el ambiente. No hablaba, simplemente movía su cabeza de una lado a otro tratando de descubrir de donde era ese olor tan peculiar, claramente su sentido del olfato estaba comenzando a ser más agudo, y el de la vista aún no estaba tan seguro, después de todo siempre tuvo buena vista en la noche.

—Es que... Está cerca— murmuró levantándose y alzando su nariz, comenzó a caminar ante la mirada atenta de Ryuga.

—¿Pero que es lo que huele?— estaba sentado en forma de indio y recostando su cabeza en su puño cerrado siguiendo a Kyoya con la mirada.

—No lo sé...— Kyoya olfateó cerca de la naturaleza, sus orejas paradas escuchando atentamente si había algún animal cerca que estuviera desprendiéndo ese olor que lo tenía loco, olía bien, y no sabía de que se trataba realmente. Cerrando sus ojos sólo se dejó guiar por su olfato, caminando lentamente y moviendo su cola ansiosamente. Estaba cerca. Se agachó y olfateo un poco el suelo, más que un gato parecía un perro, pues comenzó a caminar a gatas por el suelo ganándose así una ligera risa de parte del albino, pero la ignoró. Más cerca. El olor se volví más fuerte, sólo un poco más— Lo encontré...— murmuró aspirando con fuerza el fuerte aroma.

—Eh... ¿Kyoya?— el llamado lo hizo abrir los ojos lentamente, esos que ahora eran de un color azul brillante, casi celeste y casi destellaban luz propia. Prácticamente tirado en el suelo se encontraba Ryuga viéndolo de forma extraña, Kyoya estaba casu montando sobre el, su cola alzada moviéndose inquieta y emocionada por el aroma.

—Lo encontré....— murmuró nuevamente sin despegarse de Ryuga, incluso se pegó más a su cuello olfateando con fuerzas— Ryuga huele bien...— jadeó montándose sobre él.

— ¿Tal vez porque me bañé sin quererlo al tratar de sacarte del lago hace un rato?— preguntó medio extrañado. Ryuga sostenía el peso de su torno con sus codos para no terminar completamente en el suelo. Encantarle era muy poco para lo que el albino estaba sintiendo en ese momento, tener a Kyoya sobre él en unar03; forma rara de "gato en celo" le era muy entretenido, además de que su cuerpo aún estaba "al descubierto", pero debía pensar que Kyoya tal vez no estaba en sus 5 sentidos antes de hacer una locura.

—No. Ryuga...— se restregó un poco contra él— Huele muy bien— el albino apretó los labios y apretó sus puños controlandose, el cabello de Kyoya le hacia costillas en la barbilla y casi tenía todo el cuerpo de Kyoya pegado a él. ¿Qué era ese extraño cambio repentino de actitud?

—Kyoya ¿No crees... Que deberías irte a dormir?—  preguntó haciendo lo imposible por no alzar sus manos y tocarlo directamente con sus dedos, pues gracias a Kyoya, con su cuerpo ya lo estaba haciendo.

—Quizas sea lo mejor...— dijo, pero no parecía tener intensión de apartarse. Ryuga no pudo evitarlo, y alzó sus manos colocándola a cada lado de la cintura de Kyoya y con el mayor dolor de su alma lo fue apartando lentamente. Al ser apartado el uno del otro, Kyoya sólo se quedó viendo a Ryuga a los ojos por un rato, dejando al de ojos ámbar algo incómodo y sin saber realmente como reaccionar.

—¿Pasa algo?— preguntó al fin después de unos largos segundos.

—...A Kyoya le gustan tus ojos— sonrió ampliamente y comenzó a jadear un poco, su cola comenzó a moverse ansiosa de un lado a otro, nuevamente, más que un gato parecía un perro ansioso por una golosina.

—¿Ok?—Más que extrañado, por su comportamiento y por su ahora falta de vocabulario y complejo de niño de la selva, Ryuga puso su mano en la frente del chico, quien seguía extrañamente emocionado, y suspiró con fuerza al notar que como el había pensado, tenía fiebre, y seguro esa era la razón por lo que estaba delirando— Bien, qué bueno que te gusten mis ojos, también me gustan los tuyos pero ya es hora de dormir— le siguió el juego y se levantó del suelo sosteniéndo a Kyoya para que se levantará con él, se tambaleaba un poco y no quería despegarse de Ryuga.

—A Ryuga le gustan mis ojos...— jadeó de forma casi enamoradiza haciendo que a Ryuga pusiera los ojos en blanco con una ligera sonrisa.

—Kyoya ¿Puedes caminar?— preguntó cerca de su oído pero Kyoya comenzó a reírse muy bajo sin responder a su pregunta.

—Ryuga huele bien...— volvió a aspirar con fuerza el cuello del albino, y a este le corrió un ligero escalofrío por la espalda ante la sensación de la nariz fría del chico de nuevo en su cuello.

—Eso ya me lo dijiste— suspiró cansadoy volvió a agacharse.

—No...No me cargues...Kyoya puede caminar solo...— banbuseaba Kyoya cuando Ryuga no tuvo más obvio de tomarlo en brazos pues sus piernas parecían no querer responder, y a pesar de estarse quejando, tenía sus brazos bien aferrados a los anchos hombros de Ryuga. El albino caminó hasta estar cerca de la fogata donde depósito a Kyoya en el suelo, este comenzó a temblar un poco y se hizo un hobillo cerca del fuego dispuesto a dormir. Queriendo convencerse a si mismo de que no era ternura lo que estaba sintiendo, Ryuga volvió a verificar la temperatura del más pequeño, notando que estaba más elevada, y sin poder hacer nada simplemente se dedicó a acariciar sus orejas nuevamente, ganándose así los ligeros ronroneos de Kyoya.

—Seguro mañana no recordarás nada de eso... Si te enterarás de lo odiosamente frágil estado en el que estás ahora, explotarías de vergüenza— Kyoya se removió sólo un poco para pegarse más al albino a su lado buscando más de sus caricias— Tu no eres mi Kyoya ¿o si?— vio su rostro dormido un par de segundos, ese que estaba un poco sonrojado por la fiebre— ¿O si...? — repitió con un tono melancólico.

Después de un par de minutos, despegando lentamente la mano de la cabeza de Kyoya y al notar que este no se movía por la falta de caricias pudo levantarse y rodear la fogata, se quedó sólo unos segundos más viendo a Kyoya con una ligera sonrisa antes de hecharse en el suelo para poder dormir, lo gracioso de esto fue que solo un par de minutos después sintió el peso de Kyoya nuevamente sobre él buscando su calor, enrollandse sobre si mismo como lo había hecho en el suelo, logrando así que Ryuga se aguantara una carcajada que quiso salir de su boca, queriendo saber que pasaría mañana en la mañana.
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Notas finales:

 

Bueh uwu

He aquí el segundo capítulo de Kyoya-Neko :D

¿A poco Kyoya no es una cosita super adorable, tierno y abrazable? *-*

Les enceño aquí mi versión de mi Kyoyita, bebé, hermoso, Tsundere con orejitas de gato :D

http://midori-hikari1312.deviantart.com/art/Kyoya-Neko-675240201

Cortesía de su servidora :v

Si quieren más arte de Kyoya-Neko dejen un comentario en esta mismar03; línea :3

Bueno, en fin, muchas gracias por leer, nuevamente espero que lleguemos al menos a los 3 comentarios para poder actualizar las historias como se debe :'v

Mientras más rápido mejor *Q*~

Nos vemos >wo

Besos <3

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


PD: Kyoya si recuerda lo que sucedió durante la noche, a duras penas, pero lo hace.

#MasVergüenzasParaMiBebe <3

 


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