La perra estaba tan ebria que no despertó al tenerme frente suyo ¡ja! disfrutare tanto mañana verla maquillándose los rasguños, sin entender que ha pasado, es tan hermoso verla confundida, temerosa al no saber como han llegado aquellas golpes y rasguños a su cuerpo pensando que ella misma en su desesperación se las auto infligió.
¡Pobre estúpida! Me da tanta lastima, pero aun mas lastima me da el saber que no puedo matarle y no lo hare solo porque mi pequeño niño la quiere y solo por el, me conformare con lastimarla lo más que pueda.
Pienso mientras camino rumbo a la sala, convirtiendo lentamente mi cuerpo en su verdadera forma, regresando a ser de nuevo aquel hombre que fui antes de dar mi alma al más peligroso demonio.
Me siento en el sofá más cercano, encendiendo uno de los cigarrillos que le he robado a esa maldita mujer, poso mi mirada en la ventana para observar la luna y las estrellas que alumbran el cielo.
- ha mi Ángelo le gustaría ver esto.
Una sonrisa se dibuja en mis labios tras decir aquello, me encantaría que mi niño viera aquel hermoso cielo nocturno, pero claro esta que no le despertaría, la ha pasado tan mal, ha sufrido bastante, pero ya no permitiré que eso siga sucediendo, nadie volverá a tocarle, nadie volverá a burlarse de su alma pura, nadie… mientras esa llama este encendida en su memoria nadie volverá ha lastimarle o le pasara lo mismo que aquellos niños o aquel profesor…
¡eso malditos!
El simple hecho de recordarlos me hace suspirar del gozo. me divertí tanto al oírles gritar mientras lloraban suplicando por ayuda, pagando todo aquello que mi niño sufrió por su culpa…
Recargo aun mas mi cuerpo en el sofá, dando otra bocanada a mi cigarro, el olor a sangre de aquello críos sigue en mi mente llenándome de orgullo al saber que no volverán ha lastimar a mi Ángelo.
Cierro mis ojos mientras termino el cigarrillo, entrando mas y mas en mis recuerdos, reviviendo como si hubiera pasado no mas de algunas horas cuando esos pequeños fueron mis presas.
Primero comencé en pesadillas, todo en su salón soñaban conmigo.
EL HOMBRE DE NEGRO
Así me nombraron cuando sus padres entraban a auxiliarlos después de oír sus gritos al despertar, los torturaba de horribles maneras, pero no era suficiente.
¡No!
ellos tenía que pagarlo, tenían que sufrir lo que mi niño había sufrido por su culpa, las humillaciones y el maltrato, todo lo pagarían y eso solo seria en vida.
La primera que mate fue una niña, isaura era su nombre, era hermosa no lo negare, de aquellas niñas que de haber llegado a adulto hubiera conseguido todo lo que quisiera con su cuerpo y sus ojos verdes, llamando la atención de todos con esas picaras pecas que descansaban en sus mejillas y sus risos rojos como fuego.
Ángelo me comento en una ocasión como ella junto los otros malditos críos le sometían en el piso para golpearle siendo ella quien le miraba con mas asco, burlándose de el, humillándolo lo mas que pudiera, para después pisar su mano tan fuerte que termino rompiéndosela.
Ángelo entre lagrimas les suplico que pararan, que aquello le lastimaba bastante, pero fue el sonido de su hueso al romperse y su grito de dolor lo único que hiso que esa perra quitara su pie de su mano.
esa no fue la ultima vez, no, esa sádica mocosa disfrutaba aplastando, literalmente, a Ángelo, pidiendo a los otros niños que le tiraran al piso con el único afán de pasar sobre el limpiando sus finos zapatos en sus espalda, riéndose siempre después de eso.
Así que la quinta noche después de que mi niño dejara de asistir ala escuela
La seguí ha ella y los otros críos, mientras mi niño dormía, ellos habían escapado de su casa para probar su valor yendo a un viejo deshuesadero de carros no muy lejos de aquí.
Habían comenzado a surgir rumores que “el hombre de negro” se encontraba ahí y ellos en su falsa valentía querían enfrentarlo.
¿ENFRENTARME A MI?, ¿UNOS SIMPLES MOCOSOS? ¡JA!
Mentiría si no dijera que tenia a los 5 mocosos en mis manos en aquel lugar, podía haberlos matado a todos juntos en aquel momento.
¿Pero que de divertido tendría eso?
- que horrible hay perros aquí, ¡mejor vámonos! Odio a esos animales, me aterran mas que el hombre de negro.
Dijo la pequeña al ver el típico letrero de “cuidado con el perro” antes de entrar al lugar, sus compañeros se burlaron de ella ,obligándole ha entrar de todos modos.
A medida que caminaban su confianza iba disminuyendo, comenzaban a espantarse con cada sonido extraño que surgía a su alrededor, podía sentir el latir de sus corazones palpitando cada vez mas fuerte.
¡Ya es hora.!
Dije con una sonrisa en el rostro, convirtiendo mi cuerpo en un perro negro que ladraba desde las sombras, rezumbando mi ladrido por todo el lugar, impidiéndoles que supieran donde estaba,.
Todos tenían miedo , lo veía en sus ojos y mas aquella pelirroja, quien se abrazaba con fuerza de uno de los niños, continúe con los ladridos aumentándolos en numero ahora parecía que una jauría de perros les atacaría.
- vámonos por favor.
Les suplicaba la pequeña.
Perdida en su terror, comenzó a correr entre llanto, corrió tan fuerte que sus compañeros no pudieron alcanzarle.
Así que con gran alegría comencé a perseguirla.
¡Ella ahora ya era mi presa y yo no nunca suelto a mi presa!
En múltiples ocasiones llegue a lastimarla, degustándome del miedo que sus ojos reflejaban al no poder verme, siempre dejándole pararse para que continuara corriendo en ese gran lugar.
Parecía un ratón sin salvación buscando refugio en una caja de cartón.
Pero eso no era suficiente, nadie que haya lastimado a mi niño puedo esconderse de mi, le buscaría en el mismo infierno de ser necesario.
La vi llorar, gritar por ayuda, suplicar por que su madre viniera por ella , incluso se arrodillo a rezarle a dios por que la ayudara.
¡Ja! pobre niña ilusa, nadie puede salvarte de mi, ni el mismo dios tiene el poder de detenerme cuando he encontrado a mi victima.
Reí bastante al verla en su desesperación por escapar, pero era hora de terminar con el juego sus compañeros estaban cerca y tenían que llegar a tiempo para ver el espectáculo.
Con gran precisión la guie hasta donde se encontraban montañas y montañas de neumáticos, de todos los tamaños y para diferentes vehículos.
Hubo un neumático en especial que me había encantado para ella, uno grande y muy pesado para una niña de 10 años, incluso para un adulto le seria difícil escapar de ser aplastado por el.
- disfrutabas aplastando a mi niño, yo te aplastare a ti.
Dije extasiado al ver que poco a poco se acercaba al neumático dejándoselo caer encima, remoje mis labios por la adrenalina y la ansiedad que cazar a aquella niña me causaba . no podía mas con la ansiedad, quería aplastarla ya.
Mi único error fue dejarme llevar por el momento tirando el neumático antes de tiempo, solo atrapando su pierna.
Haciéndola ahora llorar por el dolor, al parecer también golpeo su cabeza ahora sangraba bastante, de seguir así morirá en cuestión de horas, me sorprendió que no se desmayara, era una niña fuerte no lo niego.
Me enoje un poco no lo mentiré, pero recordé sus hermosas palabras cuando ella estaba apunto de entrar deshuesadero
“Odio a esos animales, me aterran mas que el hombre de negro. “
Existe algo que puede aterrarla mas que yo en las pesadillas, algo que se encuentra amarrado no muy lejos de aquí.
No tarde mucho en llegar donde los verdaderos perros del lugar se encontraban, encontrado cerca suyo a su amo en el piso, su cuerpo apestaba, parecía que lleva una semana muerto ahí y nadie se había enterado.
Los animales estaban amarrados, lucían hambrientos y furioso.
Sonreí mientras soltaba uno a uno a aquellos perros, mirando como con su gran olfato se dejaban llevar por el olor de aquella cría, dirigiéndose a ella.
Llegue antes que aquellos animales, quería ver sus ojos de terror al verles llegar.
- El cuidador murió hace una semana, nadie ha alimentado esos animales y buscan saciar su hambre.
Le digo saliendo desde la oscuridad, haciéndome presente ha sus ojos.
Ella me mira a aun mas aterrada de lo que ya estaba yo sonrió con descaro ante su infortunio.
- ¿¡tu…!?
Me mira fijamente, mientras sonrió.
- es hora que pagues tus pecados.
Veo la primer perro llegar, perdiéndose en olor que la sangre fresca le ocasionaba, soltando su primera mordida en su rostro, desfigurando al instante sus hermosos ojos verdes, los cuales ahora eran rojos, el segundo llego masticando con desesperación su brazo arancando un trozo de carne.
La niña gritaba con desesperación, avisando a sus compañeros donde se encontraba, mismos que corrieron a auxiliarla, llegando solo para ver al tercer perro llegar para pelear con sus compañeros por ella, jalándola como si de un trapo viejo se tratara,
Me escondí de nuevo en las sombras una vez ellos llegaron, pero aquella niña no dejaba de ver en mi dirección estirando su mano libre hacia a mi, suplicaba mi ayuda y gritaba una y otra vez que le perdonara.
- no puedo perdonar a quien daño a quien mas amo.
Pensé mientras continuaba viendo a aquellos animales bañarse con la sangre de la pelirroja, dejándola totalmente desfigurada. Me quede a su lado hasta que el ultimo grito llego y sus vida se extinguió.
Nunca olvidare sus gritos , sus deliciosos y extaciantes gritos de dolor me acompañaran por la eternidad.
El segundo niño fue lucio, el típico idiota con aire de grandeza, que no puede hacer nada por si mismo y para lo único que es bueno es desperdiciar el aire que respira.
El gustaba de poner animales, tanto vivos y muertos en el almuerzo de mi niño, obligándolo en muchas ocasiones a comérselo, mas no era lo único que hacia, solía meter esos mismos animales dentro de la ropa de Ángelo cada vez que podía, la ultima vez metió una rata en su camisa, haciendo que esta mordiera en varias ocasiones su cuerpo, dejándole serias marcas.
La septima noche fue para el, espere en su cuarto, hasta que todos en su casa durmieran, el aun estaba aterrado por ver morir a su compañera, lloraba en su cama, en posición fetal, acariciando su pequeña mascota, un roedor blanco de ojos rojos, que jugueteaba con el, no era el único animal que tenia en su cuarto, al parecer sus padres le dejaban tener una gran colección de arañas, otros bichos, teniendo incluso en la pared con alfileres diferentes tipos de mariposas.
- ella murió por tu culpa.
Le dije en un susurro y el tapo sus oídos, no era la primera vez que le hablaba en el día, le había dicho a sus padres pero nadie le creía, excusándose por el trauma que la muerte de su amiga le causaba.
- cállate, ella murió por el hombre de negro, no fue mi culpa
Decía mientras se mecía intentando tranquilizarse.
- Claro que si ella no hubiera muerto, si no se hubieran metido con Ángelo.
- ¿Ángelo? ¿el hijo de la alcohólica? ¿Qué tiene que ver?
Me dice dejando su posición buscándome con la mirada, pero no me encuentra.
- el tiene que ver todo, por el pasan estas cosas, por el y por ustedes, si no lo hubieran lastimado yo no estaría aquí.
- solo jugábamos, el es nuestro amigo, todo lo que le hicimos solo fueron travesuras, somos niños, es nuestra forma de jugar, mi madre dice que es normal que nos portemos así, que no sabemos distinguir entre el bien y el mal aun, ella dice que solo estamos usando nuestra imaginación.
Intenta excusarse enfureciéndome con ello.
- ¿su amigo? – Comienzo a masajear mi cuello, intentando calmarme- ¿que clase de amigo mete animales ala ropa del otro, haciendo que estos le causen daño? Tu no eres su amigo, tu solo eres basura y debes de estar con la basura, rodeándote de esos animales que tanto amas.. y yo te ayudare con eso.
Tras decir aquello, salgo por fin de mi escondite, mirando cómo se paraliza al verme, parece como si quisiera gritar, mas su desesperación y miedo es tan grande que termina desmayándose.
Me ha ahorrado el trabajo de dormirlo yo, ahora que
¡comience el juego!
Tomo al crio en mis brazos, llevándolo lejos de la ciudad, sacándolo de su casa con gran sigilo.
- ¡hey! ¡hey! Mocoso despierta, quiero jugar contigo.
Comienza a reaccionar, después que le he tirado encima un balde de agua helada, moviéndose con fuerza, intentando escapar pero le es imposible , le he amarrado tan fuerte ha los restos de una cama que rápidamente sus manos y pies comienzan a tomar un tono morado, también he tapado su boca, haciéndole lucir tan patético, con sus lagrimas brotando sin descanso de sus ojos.
- ¿sabes niño? Hace muchos, pero en verdad muchos años, existió una mm. Digas pandilla de “niños malos”, asi como ustedes, ellos , al igual que tu, pensaban que solo jugaban con sus amiguitos, aun que sus amiguitos no quisieran jugar, sus amigos siempre eran brujas, herejes, científicos, homosexuales entre otras personas. Y para jugar con ellas usaban ratas, pinchos, fuego y muchas cosas mas y puedo jurarte que tenían una gran imaginación para sus juegos ¡lo sabré yo!, y entre ellos había uno que gustaba, al igual que tu, de las ratas y las convertía en su juego favorito, ¿quieres que te lo muestre?, ya que a ti te gustan tanto este tipo de juegos.
Me acerco lentamente a el con una sonrisa de satisfacción, cargando con una mano a su amada mascota, aquella rata blanca con la que jugaba cuando le vi y en la otra un bote de metal.
- tu amiga nos ayudara en este juego.
Coloco aquel animal en su estomago, pero ya no es el mismo de siempre, desconoce a su amo, todo gracias a mi, con violencia comienza a morder su cuerpo, arrancando trozos de piel del niño, haciéndole llorar y revolcarse de dolor, parece querer gritar, pero la mordaza no se lo permite, me mira suplicándome que lo libere, yo solo miro en silencio como su piel comienza a sangrar, dejando que pase unos minutos de esto, me acerco un poco más a él, limpiando su lagrimas, quitando la mordaza de su boca.
- por favor, para, no volveré a hacerlo, perdóname.. por favor perdóname…
Dice rápidamente y yo acaricio su mejilla sonriendo.
- claro que no volverás ha hacerlo, yo no te dejare hacerlo.
Le miro unos segundos mas, grabándome esos ojos de llenos de terror.
- no lastimaras a nadie mas.
Sentencio colocando el bote en su estomago cubriendo la rata con el, utilizando mi energía para calentar mas y mas el bote, sintiendo como la rata comienza a chillar estresada buscando una salida con desesperación.
los gritos del niño tomaron mas fuerzas cuando el animal encontró una salida.
¡ y que salida!
Podría jurar que escuchaba la piel del crio romperse mientras el roedor la rasguñaba con toda su fuerza buscando la salvación.
Lucio no soporto el dolor, no tardo mucho para que muriera, quedando con el estomago abierto y una expresión de terror en el rostro.
Sin más lo dejo en aquel basurero.
La basura, en la basura debe estar.
Tercera víctima o más bien victimas los gemelos, Adolf y Alessandro.
Con ellos debo admitir que me he divertido bastante, recuerdo bien como los encontré la primera vez que les hice tener pesadillas, lucían tan tiernos los dos hermanos idénticos abrazados al dormir, Adolf el gemelo menos dormía en el pecho de su hermano siendo abrazado de forma protectora por este. de ser mas grande podría decir que parecía algo incestuosa aquella escena pero e dio todas las armas que necesitaba contra ellos.
Ellos no eran los peores, su familia no era tan rica como la de los demás niños, la única razón para que estuvieran en esa escuela era la amistad de sus padres con los padres de los otros niños, en un principio parecían no querer lastimar a Ángelo, mas la presión de sus padres por conservar la amistad de los otros críos les obligaron a actuar como ellos para no perder sus beneficios, siendo siempre Adolf quien menos actuaba, quien incluso cuando podía ha escondida del resto, ayuda a Ángelo, disculpándose por todo, estuve a punto de dejarlo pasar, de no lastimar a aquellos niños, no eran tan malos fin al cabo, sin embargo el gemelo mayor Alessandro , el se tomo muy enserio su papel, lastimando a Ángelo aun que sus compañeros no estuviera presentes, disfrutaba de verlo sufrir, siempre insultándolo por el dinero que su padre tenia.
Al menos el seria quien muriera y para eso su pequeño hermano me ayudaría, el juego con ellos fue simple pero totalmente entretenido, en un principio ambos tenían las mismas pesadillas, pero preferí cambiar eso, haciendo que desde la muerte de la pelirroja solo Adolf tuviera pesadillas , le enseñaba como habían sufrido sus amigos, la sangre que derramaron y sus gritos de dolor por el daño que les causaba, despertándose con la pijama mojada de orina y un sudor frio recorriéndole la piel, mas no era solo eso, solía mostrarle la clase de monstro que era su mayor y sus deseos perversos que comenzaban a despertar aun que solo fuese un niño.
Mientras que su hermano disfrutaba de los mejores sueños, siendo el único de su salón quien no sufría de pesadillas ya.
A Alessandro no le importaban la muerte de sus compañeros en lo mas mínimo, incluso podría jurar que sonrió al enterarse que el cuerpo de lucio fue encontrado en el basurero municipal.
Mientras que Adolf llego aun punto alarmante, tomando varias tazas de café para no soñar conmigo, ya que el estrés de aquella situación le ponía bastante mal, dando la oportunidad de torturarle aun mas en sueños.
Haciendo que su hermosa relación de amor entre hermanos comenzara a quebrarse, Alessandro era por mucho mas fuerte psicológicamente que Adolf y el hecho de no tener pesadillas lo hacia sentir superior ha todos incluso que su hermano, peleando siempre por la debilidad de este, culpándole incluso de las pesadillas, sin embargo Adolf seguía a su lado sin rechistar bajando la cabeza cuando su gemelo le ofendía.
Hasta aquel día, el decimo día.
- Adolf, ven a dormir te contare un cuento, así que ven a dormir ya.
Decía el gemelo mayor preocupado por ver beber su cuarta taza de café a su hermano, notando que temblaba.
- no quiero, el esta esperándome, me dice cosas feas y me enseña peores, me ha enseñado como murió lucio, incluso podría jurar que olía su sangre en sueños… también el me dice cosas de ti, pero yo no las creo, pero no importa, no quiero dormir, no me obligues a eso.
Decía el menor con gran nerviosismo, cosa que molesto bastante al mayor.
- entiende de una puta vez, “ el hombre de negro” no existe solo es histeria colectiva o esa estupidez que dicen los adultos, deja de creer en eso, deja de ser como esos riquillos que se asustan por todo, nosotros somos mas fuertes, somos mejores que ellos y por eso debemos estarbienr, así que por favor entra ala cama y olvídate de todo, de igual manera ellos merecían morir, así que grábate en tu estúpida cabeza eso, entiende, EL HOMBRE DE NEGRO NO ES REAL.
- no somos mejores – contesto el menor- deja de sentirte superior, te comportas como ellos. nadie merece morir Ale, entiende, nadie, - guardo silencio y bajando la mirada y continuo – aun que lo que le hicieron al pobre Ángelo fue cruel no merecían morir por eso.
Adolf empezó a llorar, recordando cada una de las palabras que le dije, todos ellos estaban destinados a morir por lo que le hicieron a Ángelo y su hermano sería el siguiente.
- ¿de que estas hablando?
Dijo el mayor acercándose a su hermano para limpiar sus lágrimas, mas este solo retrocedió un poco mirándole a los ojos.
- ¿ tu no lo lastimaste verdad? Por favor dime que no… por que el me ha dicho lo contrario y si eso es verdad nunca podre perdonarte, Ángelo no merecía ser tratado así, el es un bueno, no es como los demás… por favor dime que no lo hiciste.
El silencio nuevamente reino en el ambiente, Alessandro desviaba su mirada, le costaba mirar a su hermano a los ojos, mas al fin lo hiso, le miro fijamente y con sumo descaro le contesto.
- el era como ellos, solo un niño rico que de no ser puesto a raya nos trataría igual que los demás, nos vería bajo suyo y yo tenía que enseñarle quien manda.
Contesto sin descaro haciéndome hervir la sangre.
Maldito bastardo, mi niño nunca haría eso.
Pensé mas guarde silencio continuando viendo esa escena, Adolf apretaba su puño con fuerza fulminado con la mirada a su hermano, parecía que quería golpearle la cara, mas se contenía.
- eres un monstruo, lo lastimaste aunque te pedí que no lo hicieras, tu me prometiste que no lo harías, mentiroso, tu mismo te condenaste.
Sentencio saliendo del cuarto dirigiéndose a su propia alcoba, tumbándose en la cama para continuar con su llanto.
Mi momento había llegado, por fin estaban separados, era hora de actuar.
- te lo dije una y otra vez, tu hermano es un maldito como los demás y sobre todo a el no le importas, le pediste que no lo hiciera y aun así no cumplió tu petición, tu que siempre haces lo que te dice sin rechistar, aguantando sus humillaciones y gritos.
Le dijo con ternura sentándome alado suyo de la cama acariciando su cabello con delicadeza, haciendo que se levante exaltado, mirándome sorprendido por verme.
- ¿tu?, pero no estoy dormido, por favor no me hagas ver mas esas cosas, “lo siento Ángelo”, lo diré una y otra vez lo siento yo no quería hacerlo, lo diré de rodillas de ser necesario, pero no me hagas seguir viendo esas cosas, por favor solo déjame en paz.
Me suplica el pequeño y yo sonrió.
- tengo un trato para ti, cúmplelo y las pesadillas terminaran, de no hacerlo tu destino será peor que los de tus compañeros, pero antes que eso hare que las pesadillas aparezcan aun que no estés dormido y serán tan horribles que rogaras para que alguien te mate.
El me mira con sus ojos llorosos, esta totalmente desesperado, en verdad luce que quiere terminar con todo aquello.
- hare lo que sea, pero no me hagas seguir viendo esas cosas.
Yo sonrió ante lo que escucho sacando una navaja de mi bolsillo, colocándola en sus manos.
-mata a tu hermano y las pesadillas serán cosas del pasado ¡seras libre!
avienta la navaja sin pensarlo, mirándome con rabia, su miedo ha desaparecido por completo.
-nunca haría tal cosa, es mi hermano y le amo.
Sonrió de medio lado al verlo actuar asi, abrazándole por la espalda, para hablarle al oído.
- pero el no te ama a ti o no al menos de la forma en que tu lo amas, para el tu solo eres su juguete, alguien a quien manipular, a quien quiere tener comiendo de su mano para que haga lo que el le diga… por que si no ¿Por qué no ha venido a disculparse contigo? ¿ por que se burla de ti por tener pesadillas? ¿Por qué te humilla y te hace sentir diferente a pesar de que son iguales?... ¿sabes por que? por el quiere amaestrarte para que de grande te conviertas en su amante, su fiel amante que le obedecerá en todo y te contare otro secreto una de las razones por las que el también maltrataba Ángelo eran sus celos, celos que sentía cada vez que, desde las sombras te veía ayudar Ángelo, por que solo te desea solo para el.
- mientes. -Me avienta tapando sus oídos- eso no es cierto, es asqueroso, mientes..Cállate.
- No me crees, aun que tu hermano no tenga pesadillas conmigo yo estoy presente en sus sueños y en ellos observo su mas profundo deseo, lo que mas anhela en la vida y eres tu.
- mientes, mientes, solo mientes
Tapa con mas fuerza sus oídos
- te lo mostrare
Acaricio su cabello con ternura, para proyectando en su cabeza miles de imágenes, donde su mayor le sometía atreves de maltratos y humillaciones, obligándole a ver un deseo que rebasaba las leyes de la sangre, uno donde para su querido hermano no era nada mas que algo con que satisfacerse.
- para por favor para eso es mentira el nunca haría eso.
Me decía con dificultad mientras las imágenes continuaban apareciendo en su cabeza haciéndome detenerlas un instante.
- Adolf, ¡por que crees que tu hermano te obliga a dormir con el en la cama y no solo eso, si no ha bañarse juntos y vestirse en la misma habitación, por que el te acaricia de esa forma tan rara que intenta confundir con sobreprotección, el te desea y tu tienes que salvarte de eso, el nunca te dejara libre si tu no lo desapareces del camino.. o es que ¿acaso te gusta ser tratado como su desigual? ¿como quien esta bajo de el?... si no me crees solo piensa pequeño y todo tendrá sentido, recuerda cada una de las cosas que has hecho con tu hermano y compáralas con los demás niños que tienen hermanos ¿ es normal? Yo creo que no, y créeme yo nunca te mentiría, dije la verdad cuando tu hermano molestaba Ángelo…
- ¿Por qué haces esto? ¿Por qué no solo me matas como a los demás?
Le abrazo con ternura para tranquilizarlo un poco.
- por que fuiste bueno con mi niño, por eso quiero darte el regalo de la vida y el conocimiento.. asi que piensa, recuerda todo aquello que has hecho con tu hermano y pregúntate ¿ es normal?
Guardo silencio no podía contestarme, parecía que de verdad comparaba su relación de hermanad con las de los demás niños, llorando con mas fuerza por eso.
Ahora no soy yo quien lo aterra.
- tu sabrás como liberarte.
Le digo dejando de nuevo la navaja en sus manos, marchándome del lugar, dejando también en su cabeza aquellas imágenes que lo confundían y lo aterraban.
Días días después regrese a verle, encontrándolo cubierto de sangre, llorando abrazado a sus rodillas en una esquina de su habitación, se mecía incontrolablemente, tapando sus oídos, diciendo una y otra vez.
- Hermano eres un mentiros, mentiroso, mentiroso.
Sonrió al ver aquella escena, marchándome para siempre del lugar sabiendo que el único mentiroso
¡Era yo!.
El ultimo niño, Carlo, el peor de todos, el era el culpable de los problemas de Ángelo, el había comenzado con los maltratos, incitando a los otros niños ha hacerlo, cierto era que Ángelo no tenia amigos, pero al menos nadie se metía con el, hasta que Carlo llego.
En un principio no era tan malo, como un muy querido amigo, siempre estaba a su lado, le invitaba a jugar o ha estar con el en grupos de trabajo, Ángelo era realmente feliz a su lado, sin embargo todo cambio cuando por primera vez le vio los golpes que su madre le causaba, ambos estaban en la ducha que la escuela le obligaba a tomar después de deportes, mi niño siempre se alejaba del resto, hasta que Carlo, con gran confianza, entro en su compartimiento privado, observando su cuerpo marcado de golpes con distintas tonalidades, después de eso todo cambio,
Primero intentaba convencer a Ángelo de hacer algo contra su madre, pero el la amaba tanto que no haría nada que le perjudicara, para Carlo eso fue la gota que derramo el vaso, comenzó a volverse agresivo, ha insultarle y humillarle.
- eres una porquería Ángelo, un débil, un inútil, te mereces lo peor por ser tan estúpido. Odio a la gente débil, aquella que es incapaz de defenderse y por eso te odio a ti..
Solía decirle ese tipo de cosas antes de golpearlo o hacer que los demás niños le golpearan
Y así empezaron los golpes, insultos y “travesuras” que eran el pan de cada día, para mi niño todo gracias por ese maldito mocoso.
A el lo deje al último entre los niños quería entender ¿Por qué alguien que alguna vez fue bueno con Ángelo cambio de esa forma?
Grande fue mi sorpresa al ver que aquel mocoso era por demás parecido a Ángelo, su padre golpeaba a su madre hasta el cansancio, frente suyo como de todos los sirvientes del lugar y si aquello no fuese suficiente, llevaba prostitutas y se revolcaba con ellas en la cama que compartía con su madre, quien solo bajaba la mirada sumisa, intentando evadir a su hijo de aquella vida, que aguantaba únicamente por miedo a no tener nada más que ofrecerle.
Entonces ¿Por qué?
La respuesta fue muy fácil y el mismo me la dio una vez en pesadillas.
- Yo al menos intento defender a mi madre de las palizas y he denunciado a mi padre varias veces sin miedo alguno, aunque nadie me cree por que tiene un buen puesto en el gobierno, no me importa, al menos lo intento no como Ángelo, ese bastardo solo se queda quieto dejando que le pasen por encima, merece eso y todo lo que le pueda pasar, por ser débil y no luchar por el, como yo por mi madre.
De todos fue el más fuerte, no importara que tan mala era la pesadilla luchaba contra ella hasta el final, era el único , aparte del gemelo mayor, que no temía dormir, incluso podría jurar que disfrutaba de luchar contra las pesadillas, lo hacía sentirse más fuerte.
Pero eso no me importaba, lastimo a mi niño provocando que los demás lo siguiera y no lo iba a dejar pasar por alto, el maldito sufriría, y lo haría cada segundo de su miserable vida.
Tenía que enseñarle lo que en verdad era.
Quitarle su máscara de niño fuerte, para que viera la verdad de su ser.
Aquel día la mansión había sido un caos el padre de Carlo había corrido ha todos los sirvientes del lugar, todos incluso los guardias habían sido despedidos, al perderse joyas de gran valor.
Su padre se encontraba estresado por la pérdida de gran valor que se dio en su propia casa y para intentar calmar nervios se ahogaba en vasos de licor, uno tras otro hasta sentirse mareado, por otro lado Carlo se encontraba durmiendo en su habitación, su madre le acariciaba el cabello, recitándole una muy hermosa melodía, casi tan hermosa como ella.
Dejo a su hijo en cama al verlo profundamente dormido, arropándolo con suavidad, marchándose a su habitación, donde su esposo ya le esperaba.
Tenía miedo sabía lo que pasaría, pero aun así no quería hacer más grande el problema, era consciente que esta vez si enfurecía de mas, nadie le ayudaría, no había nadie más en la mansión que ellos tres, cosa que le aterraba, pero no podía hacer nada.
Le vi entrar en silencio, recostándose en la cama, ignorando a su esposo por completo.
- ¿esto ha sido cosa tuya verdad? ¡tu tienes las joyas! Las quieres para largarte de aquí.. pero yo no te lo permitiré, así que dámelas maldita puta.
Le dijo haciendo que ella se alterara levantándose de la cama, mirándole aterrada, negando aquellas acusaciones.
El hombre solo la tomo por el cabello al llegar ha ella, azotándola con fuerza contra el suelo.
Por otro lado yo caminaba al cuarto de Carlo, dejando la puerta de su habitación abierta, escondiéndome en la oscuridad tirándole el primer objeto para llamar su atención.
- he tu idiota es hora de despertar.
Abre sus ojos con lentitud al escuchar mi voz, sonriendo mientras baja de la cama.
- te estaba esperando, dime ¿ que pesadilla será hoy? Por que estoy preparado para todo.
Me dice con tono prepotente buscándome en la oscuridad de su cuarto.
- esto no es un sueño, es simplemente la realidad.
Mis palabras lo confunden un poco, haciendo que el silencio reine en el lugar, es cuando por fin lo escucha, tenuemente se escucha a su madre suplicando piedad, una piedad que no se le era brindad, es cuando me olvida por completo he intenta correr hacia su progenitora, cosa que le permito, corre rápidamente con sus pies descalzos, abriendo la puerta del cuarto de sus padres con fuerza encontrándose con la habitación hecha un desastre y su madre en medio de esta cubierta de sangre recibiendo golpe tras golpe de parte de su padre.
Le contemplo un momento, aquel niño que presume de ser fuerte y nunca tener miedo se encuentra aterrorizado frente mio, no puede ni siquiera gritar, sus piernas no parecen responderle , esta totalmente congelado.
- el va a matarla y tu no podrás hacer nada, porque eres débil y patético.
Me burlo al verlo paralizado ante la situación.
- pensé que la querías ayudar, que eras fuerte y que podrías con todo ¿no?
- esto solo es una pesadilla, solo eso
Intenta convencerse pero nuevamente arrojo a su cuerpo lo primero que encuentro proporcionándole dolor.
- ¿siente el golpe verdad? , ¿ en las otras pesadillas sentías dolor?, ¡claro que no! Así que esta no es una pesadilla niño estúpido, el en verdad matara a tu madre y no puedes hacer nada, ¿sabes por que? yo te diré porque, porque eres débil, un pobre idiota sin valor, que presume de ser fuerte y poder con todo y se queda paralizado de miedo al ver a su madre de esa forma.
El desvía la mirada, al piso su cuerpo quiere moverse pero sabe que será inútil no puede ayudarla por mas que lo intente, yo le tomo por la espalda jalando su cabello para alzarle la mirada.
- mira maldito imbécil, mira y siente piedad por tu madre, esa piedad que nunca le tuviste a mi Ángelo, mírala morir por tu debilidad, mírala morir por tu culpa.
El abre sus ojos, viendo la cantidad de sangre que su madre había perdido, mirando los ojos perdidos de su padre, esa mirada sin vida pero llena de ira.
- ayúdala, y si lo quieres me arrodillarle ante Ángelo para suplicar su perdón, pero por favor ayúdala… Shura por favor ayúdala.
Me suplica haciéndome reír, solo una vez le dije mi nombre me sorprende que lo recordara.
- ayúdala tu, no que eres fuerte, que tu no le temes a nada, que tu puedes contra todo, que por eso eres superior a Ángelo… Demuéstralo maldito bastardo, demuéstralo.
Le arrojo contra el piso, escupiéndole, pero el no se mueve en lo absoluto solo comienza ha sollozar.
- soy débil, de acuerdo, no puedo ayudarla…
- solo puede quedarte ahí a llorar.
Le digo pateando sus cuerpo, regresando a su habitación, para tomar su mochila de la escuela, sacando las joyas perdidas, caminando de nuevo tumbo el, para arrojarlas a su lado, notando que la señora ha dejado de moverse ya y el niño esta en shock en suelo, apenas si respira.
- por esto niño, han despedido a todos aquí y nadie puede auxiliarla, por esto, ella será asesinada… ahora dime ¿qué se siente asesinar a tu propia madre?
Y no solo eso dime ¿que se siente ser tan débil...?
Y por último el ser más despreciable de todos, aun incluso que los niños,
Paul
El gran y querido maestro de música, amado por muchos, respetado por otros,
ese maldito pedófilo con piel de cordero.
Al igual que los gritos de los niños el recuerdo de su casa se quedara en mi memoria, solo una vez había sentido tanto asco de estar en un lugar y eso fue en mi vida humana, al ver mi vieja cabaña llena de la sangre de la persona que mas amaba en el mundo. Después de eso no pensé encontrar un escenario tan repugnante, hasta ese día, al entrar al sótano de aquella casa donde paul pasaba casi toda la noche, habían tantas cosas que a un niño podía hacer feliz, juguetes de todo tipo, dulces, disfraces, entre otras cosas, aquel lugar seria perfecto para una fiesta infantil de no ser por su asquerosa decoración, en las paredes descansaba cientos de imágenes de niños, siendo sodomizados y torturados, niños que posaban con distintos uniforme, de diferente nacionalidades, mas no solo era eso en el centro de aquel repugnante escenario reposaba una gran pantalla donde al encontrarlo reproducía videos de el mismo con distintos niños de distintas escuelas donde estuvo, no podría seguir describiendo todo aquel lugar sin sentir ese malestar en mi estomago que me hace querer vomitar de la rabia, pude soportar esta ahí unos cuantos minutos, viéndolo masturbarse con sus videos, pensando la forma que jugaría con el, hasta que una manta callo de un caballete, descubriendo una pintura.
Al parecer el maldito no solo gustaba de los instrumentos si no del arte.
Me acerque para ver aquel cuadro, sintiendo mi sangre arder aun mas, al ver la pintura.
Era mi niño
Retratado en una forma tan repugnante, que hasta yo sentí asco de alguna vez pensar que quería que creciera para poseerle.
Y eso no lo aceptaría, con el no había un juego , eso terminaría aquella misma noche.
Cerré mi puño con fuerza, intentando controlarme, pero ya me era imposible, el maldito tenía que pagarlo en ese mismo instante, le miro unos últimos segundos viéndolo eyacular sobre su mano, con su estúpida cara de gozo y no soporto mas, en cuestión de segundos llego frente suyo asustándolo al notar mi presencia, tomándolo del cuello le tiro al piso, cortando su respiración al punto de casi caer desmañado, pero no se la dejare tan fácil, el maldito tiene que sufrir, lo suelto dejándole recuperar el aire, viendo como intenta levantarse tropezando por tener los pantalones abajo, yo me acerco a el, pisoteando su miembro escuchándolo gritar de dolor.
Mas no es un grito que me llene de gozo.
Así que lo ignoro, quitando mi pie, viéndolo arrastrarse en busca de su teléfono para llamar ala policía, pero se lo impido, tomándole por los pies, arrastrándole y arrojándole por todo lugar, incluso sobre aquella gran pantalla haciendo que partes del cristal de esta se enterraran en sus cuerpo.
- ¿quien eres tu?
Pregunta perdido en miedo y yo no respondo de momento, mi enojo es tan grande que me impide responder, me acerco a paso lento ha el tomándole por la barbilla, obligándole a ver mis ojos negros sin brillos.
- yo soy tu maldito verdugo.
Sentencio escupiéndole la cara, es ahí cuando me meto a su cabeza.
Tengo que hacer justicia de una forma o de otra
Mis ojos, al igual que mi cara y el resto de mi cuerpo cambian, le hago ver en su mente, a todos aquellos niños que torturo, llamándole por su nombre mientras que lentamente comienzan a desmembrarle, primero le arrancan la mandíbula, después sus testículos y algunos dedos, obligándolo a tener los ojos abiertos, para que fuera siempre testigo de lo que le hacían.
“ ¿se siente bien?” “¿eso es lo que te gusta?”
Le preguntaban los niños mientras se llenaban de su sangre, jugueteando con sus órganos, y no solo eso, utilizaron bastantes cosas de aquella asquerosa habitación para sodomizarlo de la forma en que el hiso con ellos.
Mire sus ojos llenos de lagrimas una ultima vez, en ellos me suplicaba que parara aquella masacre.
Realizada por todas esa criaturas que algún día lastimo.
Abro los ojos por fin el sol está a punto de salir, me levanto del sofá prendiendo otro cigarrillo, mientras camino rumbo a mi querido niño, convirtiendo de nuevo mi cuerpo al de un crio de 10 años, apago el cigarrillo al estar frente mi niño, observándolo unos segundos, admirando su ternura al dormir, me recuesto con el en la cama acercándolo a mi, sintiendo como su cuerpo se acurrucaba en el mío, dejando nulo el espacio de intimidad entre ambos.
Yo no me resisto mas y beso con delicadeza su cuello, abrazándole por la cintura.
- Ángelo, mi dulce niño ya no habrá ningún peligro para ti, yo siempre estaré a tu lado.