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Época de celo. por Abyss

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Notas del capitulo:

¡¡ESTO ES TAAAAAN CATARTICO!!

¡AL FIN MALDITA SEA!

Despues de mucho tiempo, teniendo la energia, las ganas y la idea, finalmente les traigo con ustedes lo que tenia pensado hacer desde un principio con la segunda parte del otro fic y que lamentablemente no se dio, esta tambien me hubiera gustado alargarla mas, pero creo que asi quedo bien y no les queria dar mas traumas con Hydreigon comiendose a Ghetsis aunque todos sabemos que todos queriamos leer eso, y aunque tuve la idea de hacerlo por un minuto, lo deseche, lo siento, sorry, me disculpo hasta conmigo misma.

En fin, una cosa que quiero especificar, es que este ultimo no tiene tanto parecido con el final del otro porque, como saben, es la idea que habia querido agregar pero no sabia como, que probablemente en ese momento quise haber agregado con mas leemon y simplemente no iba, en fin. Espero que les guste, lo siento si les decepciona, pero al fin, despues de mucho tiempo, el final :,D

Al principio no había sabido que pensar, duro un largo rato con la espalda apoyada contra la pared, en una esquina de la cama, cuyo cobertor se encontraba manchado de fluidos raros, sangre y otras cosas que no era capaz de identificar y mucho menos le interesaba hacerlo, intentando no temblar mientras miraba al bien redondeado y liso objeto que se encontraba casi en medio del colchón, con un poco de liquido pegajoso resbalando aun, dándole cierto brillo debido a lo cubierto que estaba.

Tardo cierto tiempo en hacerse totalmente a la idea de lo que acababa de pasar, soportando el dolor lo mejor posible debido a que un sentía la incomodidad de haberse estirado a un punto que no creía posible, arrastrándose lentamente para intentar dirigirse hacia el baño, intentando pasar lo menos cerca que pudiera del huevo, respirando profundo cuando el simple hecho de levantarse le hizo sentir como si en cualquier momento se fuera a partir en dos, la misma sensación que apareció cuando sus largas y exhaustas horas de sexo continuo con Hydreigon finalmente terminaron.

Respiro profundo, mirando siempre al frente, primero y, antes que nada, tenia que limpiarse antes de siquiera decidir que hacer sobre ese huevo.

Quería una ducha, y que algo normal pasara por unos cuantos segundos en su vida. Por favor.

o.0.o.0.o.0.o.0.

Habían pasado ya varios días desde que dio… A luz al huevo, aunque el simple hecho de recordar el suceso le traía dolor y escalofríos, sabia que no era algo en lo que debía de ahogarse cuando había cosas mas importantes a las cuales prestar atención, sobre todo, porque había jurado consigo mismo jamás hablar de aquello con nadie. Nunca, nadie, jamás, debería de enterarse de donde había salido el huevo Pokémon, gracias a Arceus, obviamente nadie iba a preguntar porque no tenia planeado salir de casa con él.

Una vez superado el problema inicial, se fijó en otro detalle que requería su atención máxima: Hydreigon.

Su, ahora, cercano Pokémon, no dejaba de ser un dragón bien reconocido por su violencia y cuyos problemas para obedecerle lo habían hecho tomar la maravillosa decisión de encerrarse con el en aquella casa, en un lugar apartado y bien protegido de los oídos curiosos de la gente, que obviamente nadie se enteró de lo que pasaba dentro de aquellas cuatro paredes, pero, también significaba que su Pokémon no había tenido contacto alguno con algún otro ser de su especie o al menos otra criatura que no fuera su entrenador, algo que bien podría ser contraproducente si su mal carácter y bien conocida violencia, decidía desconocer al huevo y terminar, ya sea destrozándolo o comiéndoselo. Y aunque no quería admitir que había desarrollado sentimientos por el huevo, la primera vez que se había acercado de regreso al nido con el huevo limpio en brazos, tras escuchar mucho ruido en la primera planta, temió hasta por su propia seguridad cuando la atención de Hydreigon se centro directamente en lo que había entre sus brazos, en ese momento trago hasta saliva de la presión que sentía sobre su ser y la incertidumbre de recibir un ataque sorpresivo por parte del dragón.

Al final, gracias a los dioses, nada de eso llego, y tras permanecer con la espalda casi pegada a la pared, dejo ir un suspiro de alivio en cuanto vio como Hydreigon se volvía a recostar en el nido, perdiendo su interés por completo y dándole un poco mas de confianza para lo que tenía pensado hacer.

Media hora después, estaba acostado en medio del nido, con el huevo a un lado, lo suficientemente cerca como para poder tomarlo en dado caso de que quisiera levantarse y salir corriendo, si es que su Pokémon reaccionaba mal a su presencia y finalmente, Hydreigon, quien cuando lo sintió acomodarse igualmente se había movido, de forma que su cabeza mas grande había quedado apoyad encima de su vientre, el cual ya estaba menos hinchado que días pasados y flácido, de una forma que le hacia pensar que necesitaba hacer ejercicio lo antes posible y la cola, enroscada y casi envuelta en el huevo, con una de las cabezas pequeñas descansando cerca.

Tan nervioso como estaba, tieso en su lugar en el nido, no pudo sino divagar mientras veía el techo con interés, ¿Exactamente como funcionaba los instintos de un Pokémon hacia los huevos? ¿Eran capaces de reconocer si eran suyos o de alguien más? ¿Hydreigon estaba consciente, hasta cierto punto, que lo había preñado y ese huevo era de ellos dos? ¿O simplemente el instinto le hacía reconocer al huevo como propio al no haber rivales en el lugar que pudieran haber competido con el para tener descendencia? Sabia, por documentales y cosas escritas, que los dragones eran tan territoriales que bajo amenazas de perder su lugar, eran capaces de destruir tandas completas de huevos con tal de dejar en claro quien mandaba, aunque, como cada dragón era distinto y no todos hacían lo mismo, probablemente no había una verdadera constancia a la cual recurrir para saber que hacer en esa clase de casos, después de todos, había dragones que aprendían a vivir entre ellos y otros que se la pasaban matándose entre sí, sin mencionar que llegar a sus lugares de anidación era complicado, hacer una investigación totalmente fiable sobre ellos era difícil, un reto que nadie tenia permitido tomar para así no tener que tomar peligros que bien podían evitarse, por mas que la curiosidad llamara, muchas veces era mejor dejar algunas cosas en misterio.

Observo el huevo de reojo, el cual se tambaleo por un momento, pero sin dar seña alguna de que se fuera a romper en algún momento, simplemente quedándose aun en su lugar, bien acomodado encima de su cojín y rodeado por dos cobijas y la presencia de ambos, entrenador y Pokémon…

—No puedo creer que este viviendo esto.

Alza las manos, tapándose el rostro con vergüenza. Ni siquiera quería empezar a pensar en lo que podría salir del huevo, el simple hecho de pensar en eso no hacia otra cosa mas que regresarlo a una pregunta de mayor importancia… ¡¿Cómo demonios fue que el huevo termino de desarrollarse dentro de su cuerpo?! ¿Acaso tenía algo genéticamente mal que le ayudaba a crear huevos con solo agregar semen de un Pokémon.

Respiro profundo, mordiéndose el labio para no gritar. Todo iba a estar bien, todo terminaría saliendo bien.

o.0.o.0.o.0.o.0.

Pocos días después despertó como siempre, acurrucado en el nido con dirección al huevo, con Hydreigon a su lado que normalmente solía despertar después de él, sobre todo cuando lo sentía moverse para quitarse la cabeza mas grande encima, ahora, sin embargo, no sintió ningún peso extra que tener que quitar, lo que sintió mas como un alivio que como algo raro, un segundo del que disfruto estirando las piernas tras sentirlas ligeramente entumecidas, segundos antes de que su mirada se moviera con dirección a donde debía de estar el nido, sentándose de un brinco tras ver el espacio con los restos del huevo por todas partes. En un segundo pudo sentir que el pánico no lo dejaba respirar, hiperventilando cuando miro a casi todas partes desde su altura y no miro a nadie mas que Hydreigon volando tranquilamente frente a él.

Y entonces, un ligero peso en sus piernas y una mordida en su pecho le hicieron brincar y bajar la mirada.

Ahí, con la vista tapada y su pequeña colita mordiéndose en señal de felicidad, se encontraba un, demasiado, pequeño Deino, cuya boca continuaba mordiendo sin medir su fuerza su pecho, una mordida que bien pudo pasar por algo ya que se notaba que mucha fuera no parecía tener, mas pequeño de lo que había leído o recordaba que era un Deino normal, probablemente bajo en peso ante la pobre alimentación dado que su cuerpo no era el de un Hydreigon que fuera capaz de dotarlo de todo lo que necesitaba, algo como movimientos huevo por ejemplo.

Una sonrisa floreció instantáneamente en su rostro cuando la suave boca finalmente lo soltó y sus pequeñas patas delanteras golpearon estomago continuamente, haciendo su ruido característico, probablemente tenia mucha hambre dado a que acababa de nacer, así que, con cuidado, lo tomo en brazos mientras lo acunaba como si se tratara de un bebe, aunque en el fondo sabia que lo era, manteniéndolo ahí sin problema, algo no muy característico de un recién nacido dragón.

Lo observo con ternura antes de sentir la cabeza de Hydreigon golpeando su espalda, como si intentara llamar su atención, muy probablemente estaba igual que su pequeña cría y tenia hambre, por un momento, un instante, se sintió demasiado bien de esa manera, como si de repente hubiera encontrado la manera de llenar un vacío que no sabía que tenía.

Demonios, ahora quería tener otro huevo.

o.0.o.0.o.0.o.0.

Había pasado un año preparándose para lo que seria el cambio mas grande en su vida, vendiendo la vieja casa que había utilizado con Hydreigon, asegurándose de arreglarla bien antes de presentarla al vendedor de bienes raíces y posteriormente, salió en la búsqueda de lo que seria su nuevo hogar, con una idea ya en mente de donde quería vivir ahora, bien podía decir que se enamoro a primera vista de la casa cuando la vio, aunque mas que casa, bien podía decir que era un granero, con su color rojo brillante resaltando por fuera, aunque por dentro parecía ser una casa medianamente normal, con una gran sala de estar, su indispensable cocina y comedor, varios baños tanto en el primero como en el segundo piso, mientras el segundo había habitaciones que probablemente jamás usarían, excepto la mas grande, la cual, después de haber adquirido la casa, ya se había encargado arreglar para que tuviera un indispensable nido en el medio, mientras el resto estaban solas de momento, sin idea alguna de para que podrían servirle si realmente no tenia pensado tener invitados algún día.

La casa, por mas sencilla que sonara y se viera, era realmente grande, lo ideal para mantener en su interior a uno o varios dragones, junto a un patio extenso, que si no era suficiente, tampoco es como si tuvieran vecinos alrededor, con las montañas cercas por si, en algún momento que no le gustaba pensar, alguno de los dragones que llegara a tener quisiera hacerse independiente, muy lejos no iba a ir para poder encontrar a más como los suyos.

—¡Deino, no tan lejos!

Su pequeño dragón, que ahora se encontraba mas alimentado y grande que cuando nació, corría de un lado a otro sin fijarse realmente en lo que tenia al frente, aunque tampoco es como si pudiera hacerlo, aunque quisiera, gritando de vez en cuando como si de esa forma pudiera avisar de donde se encontraba. Sin duda alguna, se había convertido en su adoración, un pequeño del que realmente no había esperado sentir algo tan… ¿maternal? Como parecía estar haciéndolo, disfrutando de los momentos en que podía mimarlo y tenerlo entre sus brazos, tratándolo en ocasiones como el bebe que le gustaba pensar que era y que, probablemente, otras personas no verían con buenos ojos.

Aunque bueno, no por nada se había ido a vivir a un lugar donde nadie iba a verlos, criticarlos, un espacio libre para hacer lo que quisiera sin sentirse mal, dejando los miedos a un lado junto a los prejuicios.

Sonrió, acariciando el abultado vientre que con esfuerzo le dejaba moverse, sintiendo de vez en cuando un constante dolor, como si en cualquier momento el nuevo huevo fuera a empezar a hacer su camino para salir, aunque conforme iba contando los días, parecía estar demasiado cómodo en su interior, ya que si recordaba como le había ido con su primer huevo, este ya se estaba tardando para salir, aunque no es como si fuera algo que se pudiera controlar ni mucho tenía ganas de forzar una salida, simplemente, tenía que ser paciente y esperar.

Se sentó a un lado de Hydreigon, en la hierba corta que estaba en todo el patio, mirando correr a Deino y pensando que, probablemente, a su hermanito le podría poner un nombre que, a él, por ser el primero, no había podido ponerle.

—¿Qué pasa Hydreigon? —acaricio la cabeza más grande cuando lo sintió empujar contra el lugar donde se encontraba el huevo en su interior, pasando por alto la cicatriz en su brazo—. Ya falta poco para que salga, lo hará antes del próximo celo.

Se abrazo al cuello del dragón cuando este se alzó y babeo su mejilla, cercanos de una manera en que no había esperado que lo fueran en algún momento, a punto de tener una familia de la manera mas extraña que en algún momento se había esperado tener.

Abrió los ojos de nuevo cuando escucho un estruendo a su lado, dejando salir una risa cuando vio a Deino sacudir la cabeza tras haberse chocado contra la pared, tan ciego como cualquier otro de su especie solía estarlo. Respiro profundo, sintiendo lentamente los calambres venir conforme la hora parecía acercarse, era un buen momento para entrar a casa y recibir al nuevo Pokémon.

Por un momento había pensado que su vida, seria dedicada totalmente a los dragones, viviendo lo mas tranquilamente que se podía al ser la pareja de un dragón siniestro, hasta que, unos cuantos meses después de que naciera un Deino shiny, un siguiente huevo que se tardo mucho mas en nacer, se termino rompiendo y dejando salir el llanto de un bebe.

Un bebe de cabello verde y ojos rojos.

Notas finales:

Y aqui quedo :,D y asi se quedara. Sin duda alguna disfrute de escribir esta tercera y ultima parte, creo que mi forma de escirbir volvio a cambiar, espero que sean solo imaginacion mia.

Awww, aun ahora siento que debi haber agregado ese otro leemon o hacer la referencia que tenia pensada... Pero no, igual asi quedo bien..

 

¡Gracias por leer!


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