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A lo que estaré dispuesto por ti por AsamiYang

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Notas del capitulo:

Segunda paaaaaarte. 

Nota: My Loveprize in Viewfinder y los personajes mensionados de otras series a parte de los oc, no me pertenecen. 

 

- Tiroteo?

- Si. En el puerto de embargue marítimo del cargamento, señor.

A Erick casi le da un bajón de azúcar, sintió un mareo repentino y se apoyó del escritorio. Respiró fuerte, empezando a asustarse.

- Quién está al origen del tiroteo?

- Unos intrusos que aún no se han identificado. Pero están bien armados. Nuestros hombres en la sala de control no responden, y creemos que ya fueron eliminados.

- No hay videos? No hay información? Nada?!

- No señor. Al parecer todos están tratando de resistir al ataque.

Erick estaba en problemas graves, el inicio de su éxito de 7 largos años ya empezaba a irse a la mierda. Se sentó nuevamente en la cómoda silla plegable de Ryuichi y se llevó las manos al rostro con frustración.

- Llama a Cortés. Dile que mande un equipo de refuerzo desde el maldito hotel. DE PRISA!! Y que descubran quién diablos está al origen del ataque.

- Sí, señor. – El hombre que lo informó se inclinó y se retiró de la oficina, y con un celular en el oído abandonó el apartamento.

Erick quería romper algo, pero ya eran demasiadas las cosas que ya había roto por sus ataques de ira. Debía mantener la cabeza en tierra y sangre fría antes de que todo degenerara en un fiasco total. No podía darse el lujo de fallar ahora. No cuando estaban cerca de conseguir todo en lo que se habían dado por objetivo. No ahora. JAMÁS

Solo esperaba que quien estaba al origen del ataque, no era Jayden Miller junto a Asami. Sino estaba perdido.

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Un informe de unos disparos dio a conocerse en la policía de Dubái, enviando a todos los soldados que tenían disponibles. Los socios de Jayden fueron informados con sus redes escondidas y trataron de comunicarse con el joven Jayden, sin mucho éxito.

Por ahora Jayden estaba con Ryuichi, separados de extremo a extremo de un contenedor, disparando y protegiéndose. Eran muchos enemigos, sin tanto expertismo en disparo. Por lo que tenían buen avance y delantera. El oji metálico con ojos brillantes por la operation X activada, disparaba perfectamente a matar.

Tres tiros hicieron que Jayden escondiera su cabeza tras el contenedor, notando que ya debía cambiar de cargador. Cumpliendo su tarea perfectamente miró a Asami disparar y hacer lo mismo.

- Todo bien?

- Tienes cartuchos? – El oji miel se dio cuenta que no le quedaban recargas.

Jayden sacó dos y los tiró por el piso, arrastrándose hasta llegar a los pulcros zapatos del Yakuza japonés, quien se agachó rápidamente, los tomó y recargó sus dos armas. Se puso en posición y e intentó tirar hacia un hombre con una ametralladora, incumpliendo su acción por lo que volvió a esconderse antes de recibir un gran número de tiros, siendo el blanco un contenedor al frente de ellos o el lado lateral del mismo contenedor en el que se escondían. Miró al peli negro en la misma posición de guardia, sacó medio cuerpo para tirar y volvió a posicionarse.

El celular del menor no paraba de vibrar, en una situación así no se permitía la distracción, pero de seguro era importante. Lo tomó y respondió sin saber el número o contacto que le marcaba.

- No creo que sea buen momento para llamar.

- Tienes que darte prisa! – White dijo sin chistar. – La policía fue contactada por un tiroteo y ya van para allá.

- Estamos haciendo todo lo que podemos. Pero son una gran masa.

- También me informaron que unos autos blindados salieron del hotel por igual y que también van para allá.

- Pediré un informe y aceleramos el paso. Gracias White. – Y colgó. Corrió hacia Ryuichi.

Asami estaba mirando a Jayden atento, pero sin perder en cuenta que seguían en medio de la balacera.

- Qué pasó?

- La policía y más enemigos vienen para acá.

- Te dije que necesitábamos más hombres.

- Te aseguro que mi plan con estos hombres sobra y basta. Pero son muchos, es normal.

- Es muy arriesgado.

- No soy un Yakuza de riesgos por nada, Asami-sama. – Dijo mientras se agachaba y guardaba sus armas, tomando en su lugar sus katanas.

- Qué haces?

- Confíe en mí.

- Ahora me hablas con respeto.

- Eso no es discutible ahora. Tenemos que separarnos. Ya los choferes de los camiones están listos y disparando. Tienes que salir de aquí.

- Para dónde?

- Corre hacia el Batista. Para cuando terminemos tenemos que salir de aquí. Ya sabes el punto de encuentro?

- Estás loco? Con todos estos enemigos?

- Señor. – Alias por el comunicador. – Hay una gran disminución de blancos. Estamos acabando la misión.

Jayden sonrió burlón a Asami. Este frunció el entrecejo ofendido.

- Entendido Alias. Sigue así.

- Roger.

Los Yakuza volvieron a quedar en silencio absoluto aún con el ruido.

- Obedezca, por favor.

- No.

- Por favor.

- Que no.

- Asami…

“Asami…”

La voz suplicante de Akihito le hizo eco en su mente, e hizo entrar en un corto transe de tiempo. Recordando cada vez esa suave voz, que fuese por placer, que fuera por súplica. Tan suave, tan tierna, tan dulce… Esa voz que amaba tanto escuchar y que ahora le hacía indiferente cuando estaba de mimado. Por qué con él se sentía tan cercano y a la vez lejano?

- Asami, por favor.

Una mueca de disgusto se dibujó en el rostro del mayor. – De acuerdo.

Jayden suspiro de alivio y le sonrió. Asami miró esa sonrisa llena de amor, de comprensión, de alivio, de paz y tranquilidad. Tuvo un gesto indebido, porque lo tomó fuertemente en sus brazos, como si tratara de protegerlo de algo, pero no sabía el qué, ni el por qué.

El peli negro quedó en shock, ante la acción del Yakuza, sintiendo ese calor tan conocido, tan significativo que le hizo cristalizar sus ojos y que unas traidoras lágrimas colaran por sus mejillas.

Ryuichi al darse cuenta, lo dejó lentamente, como si moviera el objeto más delicado que pudo poseer en sus manos. Y al ver las lágrimas del menor, este las sacó.

- Lo siento…

- No he recibido… un abrazo así en tanto tiempo… Yo…

Asami se sintió culpable por las lágrimas.

- Por favor, dime que tendrás cuidado.

- Lo tendré. Pero prométeme que te pondrás a salvo y te irás al auto.

- Haré el intento. – Y le sonrió.

Akihito asintió. Y sin decirse nada más, se pusieron de pie y cambiaron de lugares. Akihito en lugar de su amado y Asami en su lugar. Se separaron corriendo y Jayden armado de sus Katanas salió de su escondite, teniendo cuidado de la ametralladora que disparó inmediatamente al verlo. Se escondió en el otro contenedor y miró a Asami. Este último disparó y salió corriendo a otro contenedor, y repitió la acción hasta perderlo de vista.

Al perderlo de vista, este miró triste…. Deseando volver a tener ese contacto tan próximo con su amado. Sacó de su ropa aquella cadena con sus anillos de su matrimonio y les dio un beso.

- Verás que pronto…. Muy pronto estaremos juntos.

Y corrió hacia su víctima, quien era un tirador distraído.

“Aprenderás que todo lo que harás tiene una finalidad, Akihito. – Sakura le deja sus Katanas en el piso. Este estaba sentado de rodillas, con ambas manos juntas sobre ellas. – La sangre que vas a derramar con estas armas, es poca para la venganza por esos que te arrebataron la vida. Nosotros, cargamos por miles de vidas en nuestros hombros, pero entendemos el por qué lo hacemos y seguimos sin pena. Matar es parte de nuestra profesión”

Su arma estaba en posición, la hoja negra pulida, limpia y brillante estaba lista. Sus ojos volvieron a brillar, la mirada asesina, algo inconsciente, ignorando el hecho de que arrebataría una vida. Y una vez listo, este atacó y mató a su enemigo cortando justamente su cabeza.

El cuerpo del ametrallador cayó inerte y sangriento. La cabeza rodó por el piso, y este posicionó el arma con tal de que la sangre escurriera al suelo. Así fue por su próxima víctima que no estaba lejos, e hizo lo mismo, cortando primero sus brazos, que tomaban el arma y luego su cabeza. Con el estilo de un espadachín perfecto. Un asesino sin igual.

- RAS!!

- RAS!!

Ryuichi matando en su camino llegó sano y salvo al Batista. – RAS!

- RAS!!

- Misión cumplida!!! – Dijo Jayden mientras mantenía la cuchilla de la Katana cubierta de sangre sobre el cuello del último sobreviviente de los enemigos.
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Los camiones con los contenedores rescatados fueron tomados por los hombres de Jayden. Todos se retiraban rápidamente y Jayden aún estaba agachado con el arma en el cuello del último hombre. Algunos hombres sumamente bien armados acompañaron al joven Yakuza, cuyas ropas estaban manchadas de sangre. Algunas gotas de sangre ajenas estaban en su cara. Estaba sumamente serio mientras miraba fijamente al sobreviviente que no tardaría en morir, estaba asustado pero sereno y preparado para su destino.

- Dime… Para quién trabajas?

- Estoy… obligado a hablar… Verdad…?

- No hay gran opción. Pero es muy importante que me lo digas…

- Lo entiendo… Y… Quién eres tú?

- Soy Jayden Miller… - Se presentó.

- Encantado de conocerte al fin. – Dijo el hombre, agachando la mirada.

Jayden empezó a escuchar a lo lejos las sirenas de la policía. Miró nuevamente al hombre y bajó el arma.

- Dime. Para quién trabajas?

- Trabajábamos para un gran mafioso europeo que conoce el contenido de los contenedores.

- Quién es?

- Nosotros no sabemos quién es. Ninguno de nosotros sabe quién es, cómo se llama o como es él. Nunca lo hemos visto, ni lo hemos escuchado darnos órdenes directas. Solo otros nos daban las órdenes.

Jayden hizo una mueca triste.

- Por qué hablar?

- No tengo nada que perder. Ya ellos masacraron a mi familia… Si usted me deja ir, me encontraran de otras maneras y podrán matarme. Es mejor acabar conmigo ahora. Por piedad.

Akihito asiente incómodo y utiliza la Katana como soporte. La hoja contra el suelo, con una rodilla por igual al suelo, y se sostiene bien de la empuñadura dorada. 

- Lo siento mucho.

- No se preocupe, joven. Nunca fui bueno en eta vida. Pero, volviendo a lo que a usted le interesa… -Este tragó saliva – Debe tener cuidado… Es una persona poderosa que desea acabar con toda su organización.

El doncel vuelve a asentir con la cabeza. Y a pesar de la acción que iba a cometer, le sonrió comprensivo y hasta dulce y amable.

- Gracias por todo. – Dijo muy agradecido por la información. No podría pedirle ni hacerle más preguntas porque las sirenas estaban acercándose. Tenían que irse ya

El mayor asintió aliviado. – Podría matarme usted?

Asintió. – Será un honor.

El hombre cerró los ojos y susurró unas simples gracias. – Antes de que el menor lo apuñalara con el arma justamente en el pecho, atravesando el filo, saliendo por la espalda, sangrando en gran cantidad. Akihito suspiró, la sacó y sacó el sable, poniéndose de pie y dejando que el hombre caiga inerte al piso. El doncel miró al horizonte escuchando las sirenas de las autoridades y ambulancias

- Andando.

 

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Erick estaba dando vueltas como un perro enjaulado en su casa, tratando de mantener la calma que literalmente era inexistente. Estaba muy estresado. Si ese contenedor se perdía y regresaba a manos de Giovanny, estaría en graves problemas. Pero eso era solamente una parte del problema: el problema más grande era que si Jayden estaba al origen del lío y Asami estaba con él, el problema sería mucho mayor.

No podía impedir que Asami hiciera sus negocios, ya que eso podría traer sospechas y aún no era teimpo de matarlo (por desgracia).

Caminar en círculos por la sala le estaba mareando y volviendo loco. Marcos había salido a controlar ese problema y aún vuelve sin tener noticias, ni mensajes, ni una SOLA MALDITA LLAMADA. Conocía tanto a Diésel desde hace años que sabía que si no le daba noticias, era porque nada bueno venía por detrás cuando le informaba.

Su teléfono estaba sobre el sofá. Estaba enojado con Asami porque ese por la primera vez en su vida no le habla. Ni siquiera le deja un mensaje de texto. No tenía noticias de él desde que le informó de su viaje de último minuto a París. Acaso estaba descansando de él? Porque cuando se dignara a poner los pies en el maldito departamento, iban a discutir de seguro.

La puerta se escuchó y este dejó de dar vueltas. Miró rápidamente a la entrada y desesperado se dirigió a ella, encontrando al mismísimo Marcos Diésel cerrando la puerta.

- B..Bie… - Iba a hacer una pregunta que para la situación, era notamente ridícula.

Marcos se volteó, y la palidez de su rostro hizo comprender a Erick, que nada estaba bien.

- Se llevaron el cargamento.

A veces quería pegarle a Marcos por la manera en la que decía las cosas. Era a veces tan directo que le dolía y ese  no fue la excepción. Creía que se iba a desmayar, sintió que la cabeza se le había congelado y que la presión arterial se le había disparado como cuando disparar una bala. La cabeza le daba vueltas y la frecuencia cardiaca empezaba a acelerar como un caballo al correr.

- Solo… Solo eso faltaba. – Necesitaba aire, necesitaba apoyo. Se recargó de la pared que tenía cerca de su costado.

- Sabes lo que eso significa?

- Estamos perdidos…  - Erick trató de tomar la compostura, pero aún estaba en shock y el miedo comenzó a ponerlo mal. – Sabes si fueron esos dos malditos?

- Aún no tenemos confirmación. Tenemos demasiados muertos por bala y unos cuantos por arma blanca, aún no se identifica el arma utilizada, pero había cabezas cortadas y algunos miembros como brazos y piernas, otros por apuñalamiento. Pero informaron que había unas camionetas disipadas y dos deportivos en lados paralelos del puerto donde se iban a entregar los cargamentos. Pero se está investigando, porque al parecer vieron a una pareja que llegaron: un doncel con un enterizo rojo y a un hombre de apariencia japonesa, bastante alto y  corpulento.

Este se llevó las manos a la cabeza por frustración y casi se jala el cabello.

- No cabe duda que es Asami, y cómo que con un doncel?

- Dijeron que era un hombre muy hermoso y que vestía como mujer, pero seguía siendo un hombre hermoso. Eso es un Doncel. – Le comenta Marcos. Ambos van a la sala.

- Quiero confirmar que son esos dos. Tienen días que la tierra se los tragó y nada. De seguro son ellos.

- Pues parece que saben dónde ponen los pies. No dejaron rastro de donde pisan. – Marcos guardó silencio un poco y miró al techo. – Sabes lo que se avecina… verdad? Creíamos tener todo bajo control y… Nos damos cuenta que no.

Y cuando estos menos lo creían, un teléfono celular empezó a sonar; provocando un salto y que el corazón de ambos acelerara. Miraron sus celulares, no era ninguno de los dos.

- Acaso es… - Erick quería que fuera una broma. Porque cuando se sacó otro celular desechable del bolsillo y vio número privado… sintió que moriría. – No.. No puede ser…

Ambos estaban perdidos…

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Ryuichi le dio una última calada a su cigarro antes de agacharse y usar el suelo como un cenicero para apagarlo y botarlo en la basura, que estaba cerca de él. Volviendo a recostarse del batista de Miller miró del otro lado del mar, siendo este el puerto donde hubo el altercado inundado de patrullas de policía, de ambulancias y forenses. Un sin número de autoridades viendo la masacre que se cometió ahí y que no habían huellas de ellos. De todas formas, si encontraban pistas no servían para nada. Jayden y él tenían conocidos en la policía que se seguro se encargarían del caso, lo cerrarían como siempre y todos felices.

Luego miró al otro lado, donde todos los hombres suyos y de Jayden celebraban la victoria y éxito de la misión. Ambos camiones recuperados con los cargamentos intactos y sin rastro alguno de bala perdida. De todas formas no podían dispararle al cargamento, sería un riesgo potencial de perdida por la seguridad instalada. Todos se felicitaban, guardaban las armas y curaban a los pocos heridos. Incluso logró ver a los dos ex militares: una sniper y un soldado de batalla. Incluso descubrió que ambos eran pareja porque se besaron una vez que se encontraron, en parte sintió muy en el fondo algo de celos, al verlos felices desarmar su equipo y guardarlos en sus maletines. Como un verdadero dúo.

Ese dúo por un instante lo sintió con Jayden: uno respaldando y protegiendo al otro, avanzando y retrocediendo. Esa complicidad como si ambos se conocieran e toda la vida. Muy pocas veces en la vida compartió un altercado de disparos con su prima antes de morir, y a pesar de que uno no conocía el estilo de otro, se comprendían al instante. Y esa era la misma sensación que compartió con el joven americano.

Luego volvió a recordar el momento en que este escuchó su voz suplicarle con su apellido.

“Asami…”.

Esa voz era algo que lo tenía loco y no sabía el por qué. Akihito que era su esposo no lo llamaba así ni cuando tenían sexo. Cómo era que presentía algo así de extraño? Como si hubiera convivido con él? Por qué esa manera de súplica le fue tan familiar si su esposo no hablaba así? Y ese abrazo… ese abrazo se sintió cálido y familiar… tan conocido que deseó muy en el fondo jamás despegárselo y que se quedara ahí: con él.

PERO NO.

Asami Ryuichi era un hombre casado, y él como casado le juró lealtad, confianza y fidelidad…

NO PODÍA.

NO DEBÍA

ESTABA CASADO CON TAKABA.

Pero…

Sentía que ya ese no era su Takaba. Ese Takaba que tenía que salvar casi todos los días por cada vez que se metía en problemas. Que se volvió distante desde que se volvió Yakuza hace 4 años. 9 años de matrimonio… ni siquiera discutían lo de tener un heredero. Quizás adoptar uno, alquilar un vientre… lo que sea. Lo ignoraba cuando quería sacar el tema a flote.

Cómo es que no notó ese cambio tan repentino?

Quizá hablar un poco sus pocos amigos, le aclararía un poco sus ideas, ya que estaba tan perdido como en un bosque lleno de niebla.

Pero todos esos pensamientos pasaron a otra cosa cuando un Bugatti Divo se acercó entre el alboroto de su equipo. Sin ir rápido llegó hasta él y se estacionó al lado del suyo en diagonal, como el Battista dando frente al mar y con el mar al maravilloso atardecer en la ciudad tan calurosa como Dubái. 

El motor se apagó, y la puerta del piloto se abrió unos segundos después. Del auto pudo escuchar un delicado tacón pisar el suelo y luego el cuerpo del sensual doncel salió del mismo. Verlo hizo que su corazón se sintiera en paz.

Jayden salió completamente ileso, con la ropa algo sucia de sangre que no era suya; su rostro estaba limpio y un poco retocado de maquillaje porque quizá hubo sangre que salpicó en su rostro. En vez de las botas militares, eran nuevamente los tacones que usaba al principio, y en los muslos estaban los dos porta-armas con los dos revolver que usó en el altercado. Su caminar al rodear el auto era tan elegante, tan inusual y sexy que en serio estaba atraído por él. Solo se limitó a sonreírle.

Jayden al rodear el auto quedó frente a frente a Asami, sus manos estaban tras su espalda y su sonrisa era hermosa. Terminó de recostarse de su vehículo y quedar así: frente a Ryuichi.

El silencio no era incómodo, pero agradable y tranquilo. Miradas de azul metálico y doradas se hablaban sin palabras… era simplemente mágico.

Jayden rompió el corto silencio.

- Y bien? – Fue lo que dijo.

- Y bien qué?

- Le dije que 50 hombres eran suficientes. Que sobraba y bastaba.

- Aún siento que fue arriesgado.

- Pero se cumplió la misión. Que era lo primordial – Se encogió los hombros divertido.

Asami no supo que responder, recordó que sin peligro a Jayden no le gustaba. Así que sonrió cómplice y miró al puerto invadido de policías. Jayden al notarlo también observó el puerto.

- Ya un equipo se está encargando de eso. Cerrarán el caso en un par de días o una semana como máximo.

- Todo bien?

- Sí. – Asintió. – Maté a algunos con mis katanas al terminar la misión. Logramos retirarnos con tiempo y me retiré de último.

- Por qué?

- Necesitaba respuestas.

- Sobre?

- Todo esto. Es muy extraño… el último con vida me dijo algunas cosas.

- Y por qué no me pediste que me quedara contigo?

- Era demasiado peligroso y ya las patrullas se acercaban. Era mejor que ya una parte del equipo se retirara, y no quería meterte más en esto.

Ryuichi se sintió algo ofendido. – Me tratas de inexperto.

- No. – Le interrumpe de golpe más serio. – Quería saber algo.

- Sobre un “líder”?

Jayden abrió los ojos de golpe y miró a Asami. – Cómo supiste?

- Los hombres que estaban a cargo de los cargamentos hablaron de un líder que estaba impaciente por recibir su mercancía. Dio un capital de 500 millones de dólares por el cargamento. Algunos de ellos estaban al tanto de lo que puede contener cada contenedor.

Jayden suspiró pesado.

- Así es. Según al hombre que interrogué: se trata de un mafioso europeo poderoso que quería la mercancía. No sé si Giovanny está al tanto pero por ahora quiero volver a Japón y discutirlo con mi equipo, así volver e interrogar a Giovanny.

- Vendré contigo. Esto me resulta muy preocupante.

- No quiero darte más trabajo.

- Uno más no me pesa. A parte este cargamento me concierne, tengo derecho a saber por qué al igual que tú.

- Según el hombre, ese “líder” desea acabar con nuestra organización. Debe saber muchas cosas… Y creo que solo Giovanny puede hablar. Si las cosas se complican me veré forzado a interrogarlo. Pero le tengo un cariño incondicional, no quiero molestarlo.

- Creo que es mejor hacernos los locos y no hablarle de los detalles. No le hagas saber que interrogaste, ni que oíste hablar de ese “líder”. Haremos nuestras investigaciones de nuestra parte y veremos qué hacer.

- Tienes razón. – Jayden agacha la cabeza. – Es mejor así.

Ryuichi lo vio algo agobiado y hasta confundido.

Ryuichi se despegó del vehículo y caminó hacia el medio del espacio entre los dos deportivos, llamando la atención de Jayden quien estaba sumido en sus pensamientos.

- Pasa algo?

- Solo que mi intuición dice que esto es algo muy peligroso. No quiero meterte en peligro.

- No es como si mi vida nunca estuviera fuera de peligro, Jayden. Cuando eres un Yakuza, el peligro forma parte de nuestro pan de cada día, de manera directa o indirecta con nuestro oficio peligramos nuestras vidas, nuestro honor y nombre. La sangre, el dinero, las armas. Todo eso es normal.

Jayden levantó la cabeza y le vio preocupado, parecía triste e inquieto. Asami le tendió la mano quien sin dudarlo acepta y se le acerca, mira Asami embobado y tan hipnotizado de sus ojos de color miel que… sintió su corazón latir con fuerza y un leve rumbor en sus mejillas. No sabía cómo ser indiferente ante el amor de su vida, no sabía cómo pasar apercibido ante Asami… No sabría jamás fingir ante él… Le gustaba demasiado.

- Sé que apenas nos conocemos pero que venimos del mismo mundo y de puntos de vista distintos. Tú eres joven, lleno de energía, de vitalidad, con una educación y manera de resolver las cosas muy distintas a la mía. Pero que complementa a lo que a mí me falta. Yo puede que tenga mucha más experiencia que tú en los negocios, pero tú aprendiste de alguien muy sabia y que te vigila desde la muerte, qué también es muy joven, pero con un intelecto digno de la familia Asami. – Ryuichi sonríe y esa sonrisa, cautivó más a Jayden. – Tenemos una visión diferente una del otro, y como a Sakura, no te gusta meter a nadie más en sus problemas, pero debes entender que no todo es para ti, y que no siempre nos debemos encargarnos de cosas que superan nuestro propio intelecto solos. Debes aceptar la ayuda de los demás, mismo si el orgullo es mucho más grande que tú. Créeme, hizo falta muchas discusiones matrimoniales para entenderlo.

Y no estaba mal en cuanto a eso. Antes de ese fatídico día, Akihito y él discutieron por ese problema cuando Asami no quería aceptar la ayuda de Mikhail y Fei-Long. Fue mucho lo discutido, pero aceptó a regañadientes y ahora los 3 mafiosos eran grandes amigos. Todo gracias a él, quien los unió a todos

- Yo... – Se quedó sin palabras.

- Tienes miedo del futuro. Vive tu presente, que es lo que importa y lo del futuro se resuelve paso a paso. En esta misión tú me integraste… Así que es mejor que asumas las consecuencias de tenerme a tu lado para esta misión.

- Lo siento.

Asami apretó un poco el agarre.

- Aprendamos a conocernos mejor y trabajar en equipo.

El menor asintió con la cabeza y sonriendo dulcemente aceptó el trato.

Quedaron unos segundos en silencio, entonces Akihito pensó en ese abrazo que no paró de perturbarlo en el camino.

- Asami-sama… El abrazo de hace un rato…

- Lamento eso. Solo fue un impulso indebido por la acción. No volverá a repetirse.

- NO… En serio, me gustó mucho porque por fin… dejé de sentirme el ser protector y que me sentí protegido. Es un abrazo que necesité desde hace muchos años… Yo… - Se sonrojó aún más. – No me enojé por eso, solo fue la sorpresa. Lo siento mucho.

Ambos estaban entre incómodos y al mismo tiempo a gusto, pero sacar nuevamente a flote aquel abrazo era algo que muy al fondo de los dos querían que se repitiera y aunque muy pronto se repetirá, por orgullo de los dos o por lo menos de la parte de Ryuichi, no volvería a pasar por el momento, pero Akihito no pensaba lo mismo. Haría todo para enamorarlo SI O SÍ.

Se volvieron a ver, y con delicadeza Ryuichi soltó el agarre, sonrieron y luego volvieron a ver en silencio el atardecer a pesar de tener detrás un alboroto de trabajo.

 

Esa noche ambos se irían en sus respectivos Jets… Muy en el fondo con el deseo de volverse a ver


Notas finales:

Me odian? ME aman!!! Déjenmelo saber en sus comentarios chi-chis. 

Este capitulo estaba tan largo, que lo corté en 2 partes: 10k de palabras el capítulo. 

Ahora si nenas. 

chao-chao


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