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El peso de mi libertad por MaggMagg

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Notas del capitulo:

Kai y su absoluta soledad. Brooklyn y su aceptación de que su vida no está bajo control. Una decisión se toma y una reunión cambiará un poco las cosas.

Había un silencio en el despacho, uno de esos que parecen ser creados mediante hechizos, de los que no se vislumbra el final y que hacen creer a uno que así ha sido siempre. En la mansión Hiwatari, el joven heredero estaba sumergido en ese silencio y en sus pensamientos. Su mirada fija, el trabajo suspendido, la respiración apenas perceptible… una tristeza que había logrado esquivar lo había sorprendido esa tarde a la mitad de su lectura de reportes mensuales.

Qué cansado se sentía de pronto. Una semana difícil, había dicho Wyatt. Lo cierto es que sus semanas, sus meses, sus días se habían vuelto cansados hacía ya mucho. Desde antes incluso de dejarlo a él, a ese cuyo nombre no quería ni pensar y que estaba obligado a recordar y pronunciar cada que hablaba con el encargado de Aduana. Aún antes de dejarle, su vida se había vuelto cansada, estresante y pesada. Sus problemas comenzaron… ¿cuándo? ¿Cuándo es que sus demonios habían aflorado y se habían adueñado de todo?

Franqueza, debía de ser franco consigo y desmenuzar sus ideas que hasta ese momento se habían empeñado en revolverse y agolparse, debía decir para sí mismo qué había pasado o de lo contrario no podría seguir con la revisión del estúpido informe que seguía entre sus manos. Primero debía recordar.

Ese sujeto se le había metido por los ojos, por los oídos, por los poros de la piel desde el día que lo vio por primera vez, aunque no es que se hubiera enamorado a primera vista, no, era que le había obsesionado. Tanta seguridad y destreza, el porte, el gesto, todo en él le causaba interés y a veces molestia… Después le conoció y se enfrentó a él, perdió, ganó… Y supo que no quería que nada ni nadie se le acercara, había sido su conquista personal, lo había hecho suyo y así sería en el futuro. Se apareció un día frente a él sin saber muy bien qué hacer, le saludó y justo cuando quiso decirle el propósito de su visita, Masefield mismo le pidió que salieran un día. Después de eso necesitaron unos días para saber que se entendían. Comenzaron a salir más seguido y a menos de un mes de la primera cita durmieron en la misma cama, presas de un estado etílico de muerte… Había sido una gran noche.

Exactamente una semana después, ellos pudieron entregarse uno al otro. ¡Qué experiencia tan indescriptiblemente satisfactoria! Parecían hechos a la medida. Mismo ritmo, misma pasión, mismo desenfreno. Igualmente, había algo de mágico en el acto. No era sólo sexo, era todo: la voz, las palabras, los tiempos y despertar viéndolo de frente, dormido, sereno, sin esa sonrisa engañosa que usaba a diario, lo vio y sintió que nada en el mundo podía describir mejor la paz que esa escena.

Se hicieron pareja formalmente de común acuerdo. Pensó que su vida cambiaría y debería sujetarse a formalidades para con su nuevo “novio”, como antes, pero no había eso. Tenía espacio, tenía la libertad de hacer lo que le placiera, pero no hubo necesidad de buscar en otro sitio o en otro cuerpo. Nadie le interesaba excepto Brooklyn, y hasta él mismo se sorprendía por ello. También parecía que era igual para el inglés. Sin embargo, ambos tenían ritmos de vida pesados, viajando y teniendo deberes en diferentes países se frecuentaban poco en persona, pero estaban al tanto del otro.

Un día… un día, antes de los 6 meses, él olvidó su celular en el apartamento que su pelirrojo ocupaba en Japón y uno de sus clientes habló varias veces hasta que Brook había pensado que debía contestar por si era una emergencia. El sujeto tenía intenciones poco profesionales y dejó dicho que debía verlo cuanto antes. Después de eso siguió llamando y él accedió a cada encuentro, después de todo era un gran cliente. Sin embargo, a Brooklyn le pareció sospechoso desde el primer momento y le siguió algunas ocasiones. Todo iba bien, mas, la última vez que se vieron, el cliente se tomó demasiada confianza y se acercó demás. Grave error pues Masefield había acudido como otras ocasiones y no soportó eso, así que salió y discutió con el sujeto.

Él, Kai, sabía de qué iba su cliente, pero no era un niño, sabía cómo zafarse, mas no esperaba que Brooklyn hiciera acto de presencia, ni siquiera era un asunto relevante, pero le metió en problemas. Después de eso, él tuvo que ponerse del lado del cliente y reprocharle su actitud, intentó explicarle las cosas, pero Masefield no entendía de razones, se puso como loco preguntando por qué si sabía sus intenciones no había hecho algo. Muchos de los encuentros ni siquiera los mencionaba Kai, claro, no les tomaba importancia pero los celos del pelirrojo se mostraron fieros.

Después apareció Wyatt, la persona con menos capacidad de ocultar sus sentimientos, y Brooklyn simplemente lo vetó. Lo dejó fuera de las posibilidades para Kai. Esa fue una condición para seguir juntos. Obviamente se sintió agredido. Desde entonces podía adivinarse la actitud del pelirrojo.

Por otro lado, Kai, siempre sintió que la libertad de Brooklyn, la que lo hacía así de irreverente y desafiante, lo que le enloquecía, podía llevarlo a cualquier parte… donde él no estuviera. Los amigos del pelirrojo le irritaban, en especial Mystel porque notaba que su relación era más permisiva que con los demás, así que le prohibió verlo. Cuando se dio cuenta la relación se trataba de ver quién podía más, y después de quién agredía más. Aún así… cómo desearía que Brooklyn estuviera allí.

Dejó de intentar leer el informe, de cualquier manera, ninguna de esas palabras parecía legible en ese momento. Unió sus manos y sobre ellas recargó la frente, tal vez debería llorar sus errores. Eso podría ser de ayuda, psicológica, claro, porque real no parecía haber.

***

Conocía la soledad, por supuesto que sí, desde que fue pequeño notó que era diferente a otros niños. No muchos se le acercaban y después de hacerlo, casi ninguno regresaba. Después de un tiempo, ninguno permaneció.

Cuando conoció a Kai Hiwatari, nada pudo ver que le interesara, en realidad no le interesó verlo, tan sólo era un oponente más. El encuentro en que se conocieron como adversarios le hizo cambiar un poco de opinión, se dio cuenta que al igual que él, era un tipo solitario. Después se dio cuenta que había una gran diferencia entre ambos, Kai tenía amigos y era mucho más de lo que él podía decir de sí mismo. Luego, notó esos ojos de color grana, contrastando con la nívea piel… Él lo era todo, como un botón de hielo que albergaba fuego en su interior. La flor más perfecta que sólo florecía para unos cuantos. Fue entonces que decidió probarlo y el resultado fue sentirlo tan cerca que quemaba, hielo y fuego combinados en uno, y quemaba. Así fue que se hizo su pareja, nadie en el mundo había para él si no era Kai Hiwatari.

Las lágrimas le resbalaban por el rostro, inmisericordes. La tristeza, el recuerdo, la necesidad se agolpaba en la garganta, pero su voz desapareció un momento. Brooklyn Masefield nunca antes había sentido tan pesada la soledad, jamás. No había nadie a su lado. Aunque después de eso pudo hacerse de un par de amigos, jamás pudo abrirse por completo a ellos. Ninguno podía comprenderlo del todo, a ninguno le interesaba hacerlo pues sólo eran sus amigos, no necesitaban juzgarlo, pero con Kai fue diferente. Kai podía conocerlo porque era muy similar, sin embargo también podía darse cuenta de que había errores que se cometían por defensa ante el mundo, y sin juzgarlo, podía ayudarlo.

Todos a su alrededor lo tenían en el concepto de genio y prodigio, pero el ruso era capaz de tocarle sin miedo. Sólo Kai podía disipar la soledad y darle calor a los gestos. Nadie sabía al Fénix.

Todas sus disputas y discusiones eran su manera de convivir, la necesidad de competir era más bien la necesidad de no quedarse atrás, de no verlo volar lejos. Cualquiera se daba cuenta del peso que tenía su amado, pues tan solo una de sus miradas pesaba. ¿En qué momento cruzó la línea? ¿Cuándo fue que le ultrajó con sus afiladas palabras? No había necesidad, pero no pensaba ver el día en que le dejara de lado, y lo echó a perder. Quiso atraer la atención de su pareja con los celos, y así se construyó un laberinto sin salida.

Al final no pudo con tanta agresividad desatada. No había ya cadenas ni límites que detuvieran los ataques y la relación se corrompió. Por supuesto, nadie aguanta un infierno así, mucho menos alguien que ya había salido de uno, menos que todos: Kai.

Después de tanto, de tantos, había comprobado esa vieja idea de que nadie sino Kai era para él. Con profunda tristeza y desesperación comprendió que era verdad. Así, pasando por todas las clases de personas, supo que Kai no encajaba en ninguna y por eso mismo no encontraría a alguien que le llenara. El soviético sólo encajaba con el Brooklyn Masfield que él era, pero ahora… No le encontraba salida.

***

-Hey, tú, ¿no vas a saludar a tus amigos, engreído? –Yuriy fue el primero en aparecer delante de la puerta esa tarde

-Hm, si tuvieran modales lo haría, pero contigo eso da igual

-¡Sí serás! –y como siempre, era bastante cariñoso con su amigo

-Hola, Kai –Bryan entró detrás del pelirrojo, saludando sin poner atención a la pelea de sus compatriotas

-Vaya, Kai, ¿cómo has estado?

-¿Rei? No sabía que también vendrías… -Wyatt apareció en el vestíbulo, sorprendiendo a los invitados

Se hizo un silencio incómodo donde Rei pensó que tal vez lo mejor sería retirarse hasta que…

-Sí, pensé que no podrías venir –dijo el ruso

-Ah… bueno, es que me pude hacer un espacio

-¿demasiados compromisos? Jaja, ahora hasta el kot tiene agenda llena jaja-Bryan resultó bastante bueno para romper la tensión

-Hablando de agendas, tú, ¿vas a ir a la fiesta de aniversario? No vas a poder seguirte desentendiendo, grandísimo antisocial…

-No es mi culpa que tú seas un salidor de primera

-Kai, ¿de qué aniversario habla Yuriy?- Wyatt volvió a interrumpir, molestando visiblemente al pelirrojo

-…Es una fiesta de una compañía asociada, cada año hacen una fiesta y un banquete que no es nada agradable y sólo tiene la intención de hacer más negocios.

-A él lo invitan porque es el representante de una compañía importante, aunque saben que nunca va porque es un amargado y además ya no le pueden sacar más beneficios de los que tienen

-No soy un amargado

-Ja, claro que no, solo eres bastante antisocial

-Jaja

-Kai, ¿por qué no vas este año? Sería bueno que te vieran de vez en vez, para que no haya posibilidad de que hablen mal de ti o piensen que efectivamente eres un amargado

-…Wyatt, no soy un amargado…

-Por eso, deberías demostrarlo

-Y aquí viene el asesor de imagen corporativa…-Yura seguro que estaba esforzándose por no decir algo peor del castaño, pero no era suficiente y la mirada de advertencia de su amigo se lo confirmó

-B…bueno, Wyatt tiene razón, Kai, deberías ir, tal vez no sea tan malo

-Rei, odio esas fiestas

-Pero eres un hombre de negocios, así que tienes que hacer lo que un hombre de negocios hace

-¿Ser un arrogante sin límite?-Bryan parecía no darse cuenta de lo estresante de la situación ni del humor de perros que se cargaba su koi

-Jajaja, eso lo es de nacimiento

-Me refería a que debes de ser lo más humanamente hipócrita y cortés para con quienes te puedan ser de utilidad, Kai

-no pensé que llegaras a decir algo así algún día, Rei…

-jaja, he aprendido muchas cosas últimamente- un ligero sonrojo cubrió el rostro del chino

Era una buena tarde pese al mal humor de Ivanov, las tonterías de Kuznetzov y los constantes comentarios de Wyatt que iban encaminados a marcar distancia entre Rei y el ruso. Kai se encontraba con ánimos hasta de soportar las bromas de Yuriy y hasta los celos mal disimulados del japonés. Sin embargo… a pesar de todo, se sentía vacío, no parecía que aquella reunión sugerida por Wyatt para levantarle los ánimos surtiera verdadero efecto. No es que ver a sus contados amigos no le animara, era sólo que…

-¿Y qué pasa, Kai?- Preguntó Rei mientras los demás estaban en el jardín y el ruso entró un momento por una botella de vino para la comida

-Nada, ¿tardo demasiado?

-No… no me refiero a eso. Te ves un poco… desanimado. Bueno, no es que normalmente seas escandaloso, pero estás un poco extraño…

-No lo creo, quizá es la presencia de Yuriy…- por poco sonó a una broma, pero el fénix se giró en el último momento, perdiendo credibilidad

-…Sí, eso debe ser…- tomó el balde de hielos. Las palabras que diría a continuación le dolieron, aunque ya había pensado en hablar de eso, hacerlo era completamente diferente –Seguro que no tuvo que ver con él… Brooklyn, quiero decir…

-Con…-se interrumpió antes de decir el nombre y aferró con fuerza la botella que pudo haber caído al escuchar a su amigo

-¿Me equivoco?... Je, vamos, Kai, de los que estamos aquí ¿a quién tratas de engañar?

-…No quiero…

-…hablar de eso?- el neko acortó la distancia y puso una mano en el más alto, en señal de apoyo y usándolo, a la vez, del mismo modo, porque comprendía que tenía razón –Kai … deberías hacer algo. Esta vez no se trata de orgullo, cierto, se trata de…

-¿De qué se trata qué cosa… Rei, Kai?- Wyatt había entrado en mal momento, interrumpiendo a propósito y sin embargo con esa sonrisa nerviosa indeleble

-de… que deje a alguien más probar el vino. Kai se equivoca con los gustos de sus invitados muy a menudo, je je- alcanzó a atajar el chino

-¿En serio?-contestaron ambos, lo que hizo que Wyatt desconfiara

-S-sí Kai, en Navidad a nadie le gustó el vino que escogiste, así que déjame probar este- Rei se acercó rápidamente y abrió la botella que aún sostenía Kai y tomó un sorbo rápido sin siquiera servirse en una copa -…mmm! Bueno, parece que ya mejoraste. Será mejor que espere con los demás- y salió de la cocina tan pronto como pudo, con el corazón latiéndole a mil… otro arrebato de esos de su parte le causaría muchos problemas con el castaño…

-… Los modales de Rei no son de lo más refinado… ¿Qué vino escogiste la última vez  que causaste tan mala impresión?

-Pues en Navidad bebimos… sidra…

-A mi me gusta, sabes? Una vez….

Wyatt se sumergió de lleno en su plática sobre la sidra y cuánto le gustaba, tanto con Kai como en la mesa, con los demás, sin embargo, nunca se enteró de que esa Navidad la sidra fue escogida por Rei, y que, sin embargo, la última vez que Kai escogió vino  fue un Quady Black Muscat California Elysium, un vino que le traía recuerdos porque, efectivamente, cuando lo bebió se sintió en el cielo…

Tanto Yuriy como Bryan fueron informados del incidente en la cocina y recordaron justamente aquel vino Elysium, sabiendo que le recordaría muchas cosas a su amigo, y optaron por simplemente seguir la corriente con lo de la sidra.

Por su parte, Kai se ensimismó desde aquello y siguió así el resto del día… La última vez que él escogió vino… en Navidad ni siquiera estuvo con Rei y los chicos, obviamente aquel comentario intentó volver al tema que Wyatt había interrumpido y lo logró de alguna manera. Ese último vino que él escogió fue para Brooklyn. Lo compró al descubrir el significado del nombre y ese día así fue: un paraíso de paz donde ellos pudieron ser plenamente felices… ¿Dónde había dejado ese recuerdo que apenas lo encontraba? Se sintió sumamente nostálgico y de pronto, ni los amigos, ni nada más llenó el vacío que dejó Brooklyn…

***

El inglés estaba sentado, no en el jardín, como acostumbraba, sino en un sobrio sillón de la estancia. Con el semblante serio y las manos entrelazadas terminaba de resolver su situación.

-Brook, qué suerte encontrarte

-Garland, ¿qué haces aquí?- El peliplata entró en la estancia sorprendiendo a su amigo

-… Sí, amigo, gracias, estoy bien, el vuelo fantástico, sin contratiempos y además en estas fechas las cosas parecen tranquilas…

-Ja, perdona, es que no esperaba verte entrar así de pronto

-Claro que no me esperabas, seguro que ya no revisas los mensajes, te mandé tres la semana pasada y un par desde ayer avisando que vendría. Te llamé pero eso sé que es inútil. Pensé que tal vez ya ni siquiera vivías en este lugar.

-Ja, no seas dramático

-No, eso te lo dejo a ti. A propósito, te encuentro mucho mejor que como imaginaba- dijo sentándose en sillón frente a Brooklyn, con una sinceridad ligeramente ofensiva

-…espero que eso no  haya sido un intento de cumplido. Aunque… bueno, tienes razón, hoy y en realidad desde hace un par de días decidí parar con todo

-¿A qué te refieres?... Brooklyn, dejaste de…

-Sí, dilo. – se levantó y se dirigió a la ventana, con aire apesadumbrado y serio –He caído bajo… lo suficiente para detenerme y ahora estoy aquí encerrado en este lugar, tratando de ocultarme de todo

-Brook…- la preocupación surcó su rostro

-No, ya sé lo que dirás y… y tienes razón, todo es por él, por Kai…-se detuvo al notar que ese nombre salió de su garganta –sí, y ya es suficiente. Me doy por vencido.

-Amigo, ¿eso qué quiere decir?

-Que ya lo entendí, sí, no puedo simplemente ir por la vida buscando a quien lo sustituya porque no hay nadie como…- sus palabras murieron en su mente

-Bueno y tampoco se trata de eso. Simplemente no hay nadie igual a otro y ya.

-Ya entendí, créeme. Ya no quiero este sentimiento, es agobiante, me mata, Garland ¡Me mata!... mírame, soy patético…

- …Es natural, solo tienes que aceptarlo y superarlo.

-Ja, suena tan fácil… pero…

-Bueno, en realidad ¿qué demonios pasó? Ustedes dos siempre estaban con problemas y no me digas que eras el sujeto más feliz de la Tierra gracias a él, no entiendo a qué le lloras tanto

-No lo entenderías, Garland… Había algo que no debió pasar y por eso las cosas se tornaron desesperadas, pero…

-¿Fue tu culpa?-quiso saberlo de verdad, su amigo era todo un caballero pero también capaz de muchas locuras

-No. No lo sé…- dijo sinceramente

-Discúlpate. Hazlo sinceramente y si no resuelve sus problemas por lo menos calmará rencores y remordimientos.

-No puedo, yo no podría hacerlo y seguramente él lo tomaría como una burla

-Si hiciera eso, él sería un imbécil además de cretino

-Ya pensaré en algo…

-Si eso es todo lo que dirás entonces vámonos, vine para sacarte de este crítico estado y solo se me ocurre una cosa: ir a cenar. Yo invito…

Brooklyn solamente siguió a su amigo y en realidad no escuchó una sola palabra de la plática que tuvieron, hasta que él mencionó algo a cerca de una reunión. Si, ese perecía un buen lugar, aunque claro, no le diría a nadie para qué, pero más le valía que su plan funcionara…

Notas finales:

Brooklyn ha tomado una decisión y no es muy buena. En el siguiente capítulo la reunión de la que se habló y un encuentro que dejará mal sabor de boca.

¿Sigues leyendome? Muchas gracias, mereces un dulce!! Anda, ve a buscarte uno jeje


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