Se que existo, si me nombras tu.
Se que alumbro, si me das tu luz.
Que si esperas, llegaré puntual.
Si no llegas, yo te espero igual.
Empiezo a corre como alma que persigue al Diablo. ¿Sirius lo sabía? ¿Por qué Lily se lo tuvo que decir antes que yo? ¿Y el tono de voz de Moony?
Sigo corriendo y empiezo a temer lo peor. Sirius, yo… Quiero decirte todo cuanto siento, ¡quiero contártelo todo! Y en cambio, lo único que se me ocurre hacer para llamar tu atención, es conseguir una estúpida cita con Lily. Se que hace tiempo que sospechas algo; sospechas de mi gran amor por ti. La vez que me besaste y profundicé aquel beso fue como si me desnudara delate tuyo dejando entrever todos mis defectos, pasiones y secretos, todos ante ti. Y ahora, mírame. Soy patético. ¡Ojala pudiera gritarte cuanto te amo!
Entró en el dormitorio lo más velozmente posible, se que estas aquí.
-¿Sirius? – preguntó. No quiero utilizar tu apodo (Na/ lease ‘Padfoot’), no ahora. Esto es mucho más importante; es mi declaración de amor, es mi futura felicidad o desgracia, ¡eres mi vida! - ¡¿Sirius?! – repito, un poco alterado al no recibir respuesta.
Que por tu piel, me pongo a caminar
en cada despertar.
Que si pides, doy. Si me llamas, voy.
Trenzas mi voluntad.
Oigo un ruido y comprendo que eres tu, no obstante, soy totalmente incapaz de moverme, de acercarme más a ti.
El ruido cede y deja paso a un muy incómodo silencio y, como leyéndome la mente, sales de entre la nada, para concederme el inmenso placer de perderme en tus grises azuladas órbitas, y puedo apreciar que has estado llorando. ¡No entiendo nada! Ahora si que no comprendo que es lo que pasa aquí. Sigues mirándome, impasible, respondiendo a bastantes de mis preguntas a través de tus delicados gestos. Me amas, ahora lo se. Y ¿sabes?, ¡yo también te amo a ti! Creo que estoy riendo estúpidamente, debo parecerte un memo. En cambio, tu sigues llorando. ¿Qué te hace sufrir tanto mi amor? Creí que ahora que lo sabemos todo iba a estar bien. Ve que, una vez más, me equivocaba.
Empiezas a acercarte a mi perezosamente, casi imperceptible, pero se que no tardaras en llegar aquí.
-Te amo James, no lo olvides, ¿quieres? – me dices, boca con boca, labios con labios, y, ahora, desapareces detrás de esa pesada puerta.
Se que puedo, si me lo juras tu.
Sin tu cara, siempre me sale cruz.
Si me sonríes; vuelo, si te arrodillas; creo,
si tu tropiezas; yo caeré.
Increíble. Dudo que sepa quien soy. Me confundes tanto, mi amado Sirius…
Volteo con la clara intención de cruzar esa puerta y seguirte, pero un inesperado peso en mi bolsillo derecho me hace detenerme. ¿Una libreta? Creí que los magos de la categoría ‘Malfoy, Diggory, Longbottom, Black’ sólo usaban pergaminos. Intento ignorar las estupideces en las que mi mente empieza a pensar y, sentándome en la cama de Peter empiezo a leer la curiosa libreta de tapa marrón.
¡Queridísimo diario!, soy Sirius Black. Tu único e indiscutible dueño.
¡Le pillé! ¡Hay le salió el carácter Black de su madre! Parece interesante. ¿Hablará de mi? Seguramente. Por algo me lo dio. Me doy un golpe en la cabeza, ya que parece que ahora le ha dado por no funcionar muy bien.
¿Qué tal estás?
Perfecto… ¡¡¡Estoy hablando con una maldita hoja de papel!!! Si James me viera ¬¬’… ¿Qué pensaría de mi? ¡Jaja! ¿Me querría igual? No. ¡No lo se! =S Quizá…
¡El caso es!: me he enamorado.
Por eso he decidido empezar a escribir ‘esto’, ¡para que algún día James pueda leerlo! Aunque tal vez ese día no llegue nunca. Me da tanto corte decirle lo que siento…
¿Te imaginas? ¡Sería el hazmerreír!
Si me perdonas; nazco.
Si creces; yo te alcanzo.
Y si me olvidas; moriré.
¡Oh!, pero no creas que me preocupa lo que piense la gente: eso de ser gay y todo ese rollo. Sólo que, ya que James no me corresponderá nunca, tampoco quiero hacer el ridículo delante de él.
Por ejemplo (en clase siempre entiendo las cosas con ejemplos, así que he llegado a la triste conclusión de que va mejor), como decía: Por ejemplo: esta libreta es de color marrón, café, como quieras decirle, ¿si? Pues bien, de igual color son sus ojos. ¿Entiendes página? ¡Estoy totalmente fuera de control!
Cada día es un infierno, ¡Merlín, piedad!
Que si me sonrojo, ahora no se que decirle, me habla y no le contesto, empiezo a sudar nervioso y me preocupo por si mi colonia apesta. ¡Y eso que es de las más caras, ¿eh?!
Perfecto, otro claro ejemplo; ¡¡¡a eso me refiero!!! ¡Pero si hasta me pongo colonia!
Como alguien va a dudar este ridículo amor…
Pero esto no acaba aquí, ¡que va! ¡¡¡Merlín se divierte observando como ME EMPALMO CADA NOCHE CUANDO EL MUY INÚTIL SE METE EN MI CAMA!!!
-Padfoot, ¿te hago un masaje y luego tu, vale?
Y se mete, así, sin más, en mi cama. ¿Oyes bien? ¡¡¡Mi cama!!! A masajearme la espalda. ¡Pero tampoco termina esto aquí! ¡No!, claro que no. Luego viene lo peor:
Se que existo, si me nombras tu.
Que si lloras, cargo con tu cruz.
Si me rindo, es que no oí tu voz.
Si te duele, me desangro yo.
-¡Padfoot! Ahora te toca a ti, ¿eh? Que no lo hago gratis, tio.
Genial, bonita frase, ¿verdad? ¡Pues yo me la tengo que tragar cada dia!
Allí, tan mono, tan indefenso, tan sudoroso, tan colorado, tan destapado, tan a mi mera disposición, tan confiado… ¡Joder! Vuelvo en un plis, ¿ok?
(En el baño)
¡Volví! (las necesidades humanas de Sirius respecto James me llamaban). En fin, ¿qué decía? ¡Ah, sí! Entonces, luego de la frase del año, se tumba en MI cama boca abajo, en calzoncillos y yo… ¡yo alucino! Ahora vuelvo.
(En el baño)
Otra vez aquí, que trajín el mío, ¿eh? ¡Su culpa!
Como iba diciendo, yo, naturalmente, intento esconder mi clara excitación en tal situación pero creo que se ha dado cuenta más de una vez, ¡y para mi que le gusta! Se que no es mucha la modestia por mi parte, pero soy real, joder. Y, tengo que añadir en mi defensa, que es imposible no notar mi ‘eso’ cuando se despierta y, bueno, cuando estoy sentado encima de tu trasero dandote un estúpido (pero muy útil) masaje. ¡Claro que se ha dado cuenta! Entonces, y con mi superinteligencia (otra modestia por mi parte =] ), he deducido que si se da cuenta y sigue con lo suyo, será por algo, ¿o no?
¡¡¡Buah!!! ¿Quién sabe? Con lo raro que es James…
¿Con lo raro que es James? Será posible…
Sigo teniendo mi mirada fija en el diario de Sirius, si bien, ya no leo nada más. ¡Primero tengo que asimilar todo esto! Me levanto y doy unas cuantas vueltas por la habitación. Finalmente, y casi gritando como un histérico, me vuelvo a dirigir a la cama de Peter, aunque esta vez me tumbo boca abajo, como en los viejos tiempos, ¿no, Sirius?
Que por tu piel, me pongo a caminar
en cada despertar.
Que si pides, doy. Si me llamas, voy.
Trenzas mi voluntad.