Era tan fácil hacerte enfadar y como me gustaba a mi acerté rabiar.
Parecías un niño pequeño que no soportaba que le llevaran la contraria.
Te echo de menos… si por lo menos pudieras perdonarme...
- Naruto… estos son los únicos muebles que tenemos…
- Así es, a que es genial… es importante ser humilde jajá…
- ¡TU ERES IDIOTA O TE ENTRENAS!
- ¡NO ME CHILLES!, ¡ISASUKE, INVECIL!
- Esta bien, perdona… no importa compraremos de nuevos.
- Esto… Sasuke,… bueno ahora mismo no tengo demasiado
dinero y…
- No importa.
- ¡Que, como que no importa, ni sueñes en que voy
a dejar que lo pagues tu todo!
- Naruto necesitamos los muebles, ¿recuerdas?,
si es por dinero, no te preocupes ya me lo devolverás…
y sino “puedes, bueno…”
- ¿y sino? Que
- Eh, a nada solo pensaba en voz alta, no me hagas caso.
- A…bueno, vale.
- ¿Vamos entonces?
- ¡¡Bien!!, muebles nuevos, aya voy
- menudo crío estas hecho.
- ¡SASUKE, INVECIL!
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Esta Mañana, he vuelto a nuestro lugar, lo recuerdas… Sasuke.
Me gustaba mirarte mientras tú mirabas el mar, parecías tan tranquilo,
Eso me hacia feliz, cuando ya llevabas un buen rato te girabas y me sonreías siempre, y no se porque yo también sonreía, en aquellos momentos hubiera dado cualquier cosa con tal de que nunca te alejaras de mi.
Sabes… aun ahora seria capaz de cualquier cosa con tal de volver a verte;
Hace poco pase por aquella tienda donde compramos tantas cosas, totalmente inútiles según tu. Todo aquí me recuerda a ti, echo de menos tu presencia, el mar y sobretodo te echo de menos a ti…
- ¡Sasuke!, ¡mira, aquella tienda de allí!
- ahí solo ay tonterías…
- pero ay, cubiertos y platos.
- Parece que si, además parece barato… entremos.
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- Mira estas tazas que chulas…
- Anda, si tienen dibujos ¿no?
- Si un gato negro y otro blanco, yo me quedo el blanco, vale.
- Naruto, eso es una tontería, anda, esperarme fuera mientras pago esto.
- … vale…
Al día siguiente, después de que te fueras a trabajar, cuando por fin conseguí levantarme, (nunca he podido levantarme temprano siempre acabo durmiéndome, aunque no es importante ya que mí trabajo no lo requiere),
Encontré las dos tazas en la mesa de la cocina… seguro que ni te imaginas lo feliz que eso me hizo, pensándolo bien fue la primea vez que tu me regalabas algo…