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Cosas que digo por 1827kratSN

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El plan era bastante sencillo, consistía en: ¡Alejarse de todos los seres humanos que no conocieran el estado de Tsunayoshi! o al menos que el castaño se mantuviese solamente junto con Gokudera o Yamamoto, y se quedase callado. Pero obviamente no sería tan sencillo teniendo en cuenta que Tsuna tenía que detener a todos sus guardianes antes de que hicieran destrozos. Lamentablemente, y para aumentar su desdicha, se le dio la tarea de convencer a todos de ponerse un traje y portarse bien en la fiesta a llevarse a cabo esa noche.

Tsuna daba gracias al cielo cuando Gokudera se ofreció a cumplir esa labor junto con él, pero la presencia de su tormenta no sería suficiente y Tsuna lo sabía.

Además, Hayato tenía tendencia a dejarlo de lado para combatir alguna pelea que los demás producían. Debido a eso el castaño se vio, por primera vez, solo en algún pasillo

 

 

—Lambo — Tsuna vio a aquel pequeño saltar encima de la mesa del comedor y tuvo que tomarlo en brazos antes de que arrojara algo costoso — tienes permitido subirte en las mesas — de pronto recordaba su estado y suspiraba pesadamente

—Gyahaha eso es porque Lambo-sama es el más grande hitman del mundo

—Grita fuerte

—LO HARÉ

—¡Lambo! — Tsuna entonces intentaba decir algo correctamente, pero era inútil «debo pensar en lo contrario de lo que quiero decir. Entonces… para que Lambo deje de hacer travesuras, debo pensar en que se le permite hacer travesuras y… ¡Quiero que haga travesuras para que deje de hacer travesuras!» — tienes permitido hacer travesuras — «¡como hago eso!» Se quejaba mentalmente

—¡Entendido!

—Lambo… ¡corre! — Tsuna de nuevo se frustraba porque no podía mantener fijo el pensamiento contrario de lo que debía decir. Le ganaba su subconsciente. Era como luchar consigo mismo — ¡Amo esto! — se quejaba con lagrimitas en la comisura de sus ojos

—¡Lambo-sama ama los dulces de uva!

 

 

Tsuna envió a Lambo con una de las sirvientas para que le cediera algún postre y lo calmaran. Les sonrió y trató de usar el mínimo de palabras para dar sus órdenes, pero fue un fiasco. Halagó las piernas de la una y resaltó las caderas de la cocinera. Más vergonzoso que eso solamente fue el salir huyendo con la cara roja cual tomate. ¡No volvería a esa cocina, ni mansión, ni país por el resto de su vida! En serio necesitaba liberarse de lo que sea que su cuerpo tuviera, un germen maligno tal vez, un desorden mental probablemente y todo por culpa de Giannini

Después de más de una hora intentando decir las cosas correctamente, detener el dolor de cabeza, no cruzarse con nadie en su camino, terminó en extremo exhausto y, como si no fuera poco, perdió de vista a Gokudera y Yamamoto. Mucho peor que eso era el estar perdido en medio de los pasillos de esa gigantesca mansión y… ¡lo más devastador! fue que no podía pedir indicaciones porque de sus labios sólo salían cosas que no venían al caso. ¡No se iba a arriesgar a “coquetear” con las empleadas nuevamente! O a insultar inteligentemente a algún ajeno… como a Coyote. Gracias al cielo que Timoteo ya había informado a sus guardianes de lo que le pasaba

 

 

—No recordaba que fueras tan pequeño — una sonrisa amable recibió a Tsuna después de chocar con alguien de frente

—Hibari-san — susurró Tsuna al elevar su rostro y presenciar a aquel hombre… pero al retroceder un paso se dio cuenta de varias cosas. SU guardián nunca sonreiría tan cálidamente, no tenía esos ojos oscuros y ese cabello largo y trenzado, además, jamás vestiría con un qipao — es común verlo por aquí… ¿a qué sí? — Tsuna tembló ligeramente, aún si no fuera Hibari su cerebro mandaba oleadas de terror

—No soy tu guardián — sonrió divertido — ¿No me reconoces?

—Claro, es Hibari-san — «claro que no lo es… pero debo fingir con este desconocido»

—Me presento entonces — el alto azabache hizo una leve reverencia y sonrió — mi nombre es Fon

—… — «sí, claro. No me engaña, Fon es un bebé aún. ¡Debo irme ahora!… Trata de concentrarte Tsuna» Tsuna estaba tenso, procesando a mil por hora, dejando de lado que ese desconocido se pareciera a su guardián o se llamara como un arcobaleno, pues sólo pensaba en ¡ESCAPAR! — un placer, Fon-san… me gustaría quedarme a conversar más con usted. Es bueno conocer gente nueva… — «Fallé de nuevo. ¡Demonios!»

—¿No te sorprendiste, Tsunayoshi-kun?... Aunque creo que no entendiste

—Podemos ir a la cocina si desea. Un té a esta hora sería grato — «¡¿por qué simplemente me invento tanta tontería?! ¡Giannini, tienes que arreglar esto!» — ¡Podríamos pasar muchas horas juntos!

—Oh… — lo miró extrañado, pero asintió — será un placer

—Su parecido con Hibari-san es… tranquilizante — «¡Claro que no! eso es aterrador. ¿Y si llego a confundirme y soy mordido hasta la muerte?» Se tragó sus temblores y quejas, tenía que buscar alguna excusa para irse — aunque su aura calmada me altera un poco

—Pensé que te reconfortaría

—Por el contrario — «al menos eso si lo dije bien… creo que este efecto es aleatorio»

—Pareces muy tenso, ¿te sucede algo?

—… — «no digas nada estúpido. ¡No lo hagas!» — los azabaches me gustan mucho — «¡oh por dios!» — ¿Puedo tocar su cabello? — sus mejillas estaban enrojeciendo de repente, quería hacerse chiquito y perderse entre las rendijas… pero la vida lo odiaba demasiado como para darle esa dicha

 

 

Lo que Tsuna nunca se esperó fue que cuando estaba ingresando a la cocina para pedir su té en conjunto con su “nuevo amigo”, alguien se le lanzaría encima y lo derribaría. Aferrado a su cabeza, Lambo reía escandalosamente mientras gritaba que “atrapó” a su presa. Nunca en su vida había estado tan feliz de ser el objetivo de las travesuras de su pequeño guardián, porque con eso… tal vez tendría una excusa

Cuando Tsuna al fin pudo liberarse del pegajoso pequeño y dio no sé cuántos permisos para que Lambo se portara mal, intentó disculparse con el agradable hombre que se llamaba igual que el antiguo arcobaleno de la nube, pero éste no estaba, por el contrario, el pequeño bebé -el verdadero Fon- era el que se hallaba junto a él. El castaño se pudo expresar mejor al verlo, incluso logró no sonar tan extraño al saludarlo

Raro, muy raro. No tanto porque llegaron en el mismo avión. De todas formas, Tsuna tomó su té en compañía del pequeño bebé y dijo varias tonterías acerca de la vida, las mismas que fueron tomadas como bromas en algunas ocasiones

 

 

A medias…

 

 

—Así que el efecto varía dependiendo de cada persona — Lal, Colonello, Viper miraban a Verde en su forma adulta, pero a Skull como un bebé — ¿Cómo es que funciona exactamente?

—Pensamos que el efecto de su crecimiento duraría un día al menos, pero creo que los cálculos fueron errados — mencionaba Spanner mientras tecleaba algo con rapidez — podemos arreglarlo, pero no sé cuánto tiempo demoremos

—Dejen ese prototipo — suspiraba Verde mirando a la máquina usada, parecida a una cabina telefónica — haremos uno nuevo y que sí funcione correctamente… pero si alguien desea, úselo. Al menos será una alegría temporal

—Dos horas para Lal y el otro tres — Colonello miró con detalle aquel aparado. Fon había sido el segundo en usarlo, pero no quiso esperar y salió a pasear un rato para estirar las piernas y no pudieron saber cuánto tiempo se quedó en su forma adulta. Seguramente ese chino estaba emocionado — me arriesgo-kora

—Yo primero — pero claro, el hitman número uno siempre iba delante de los demás

—¡Oye! Yo iba a tomar el turno-kora — pero la puerta de aquella cabina se cerró y sus quejas quedaron en nada

 

 

Tal vez unas horas no eran nada para muchos, pero para quienes estuvieron encerrados en un cuerpo infantil por años, eso era la gloria. Sentirse “normal”, recuperar su perspectiva de las cosas, sentir su cuerpo más acorde a sus habilidades y verse a un espejo con la apariencia que debería ser propia de su edad, era… perfecto.

Reborn observaba su reflejo en el espejo y lo certificaba, nada mejor que su cuerpo adulto y su traje bien puesto. Disfrutaría de esa apariencia mientras el efecto durara y su cuerpo no se encogiera. Fue un gran detalle por parte de los ingenieros darles ropa que cambiara de tamaño según su poseedor, al menos en eso sí pensaron… aunque demostrarle al mundo su desnudez adulta al salir de la cabina tampoco sería pecado, por el contrario, sería un regalo.

Era hora de dar un paseo.

Al primero que Reborn encontró en su camino fue al noveno, quien era el precursor de ese “regalo”, imperfecto todavía, pero que podía mejorarse y aprovecharse. Una plática de buenos amigos, colegas, cercanos. El jefe de Vongola sonreía en plenitud porque al menos podía darles un respiro a las personas que sufrieron de esa maldición indeseable, la amabilidad del cielo actual era innegable. Incluso Reborn cedió un “gracias” sincero y respetuoso

Y una sorpresa más… pero no para el hitman

 

 

—Tsunayoshi-kun — Timoteo lo vio de lejos mientras corría por un pasillo y no dudó en llamarlo. Nono quería ver como su nieto reaccionaba ante la presencia del Reborn en su forma original — espera

—Noveno — decía entrando en pánico mientras veía a ambos lados del pasillo para verificar que perdió a su perseguidor y procedía a acercarse al líder — quiero que… me a… — susurró, pero se detuvo al ver a alguien detrás del ancianito — creo que quiero molestarlo en este momento, Timoteo-san — «¡No de nuevo! Es un desconocido, por dios. ¡Debo callarme!»

—¿Te has metido en problemas?

—Digamos que… — sonrió nerviosamente mientras un escalofrío le recorría la espalda — el hombre que no imita a Fon-san, sí imitaba a Hibari-san… me gusta Hibari-san y lo invité al… —Tsuna trataba de explicarse, pero obviamente estaba entrando en pánico porque todo lo que decía eran tonterías erradas

—Creo que te has divertido en estas horas — Timoteo reía suavemente, era divertido ver a su heredero de esa forma

—Sigues siendo demasiado dame — Reborn se acomodó la fedora, ignorando el hecho de que estaba siendo dejado de lado en esa plática

—Tiene razón — Tsuna sonreía forzadamente. Sinceramente no quería darle contra a ese hombre, por el contrario, quería irse porque su intuición le gritaba problemas en todos los sentidos posibles — un placer… soy…

Dame-Tsuna — una leve sonrisa se le escapó al ver que su alumno seguía sin reconocerlo, es más, parecía que nunca se daría cuenta — he oído hablar mucho sobre ti

—Lamento decir que su hermoso rostro no se me hace conocido — se tensó al escuchar sus propias palabras. «¡Qué rayos estoy diciendo!... Ese rostro es aterrador, maligno» — un rostro estilizado y suave al tacto, o eso me da a entender — «¡Debo callarme! Noveno… ayúdeme» suplicaba con la mirada

—Me halagas — Reborn escuchaba la risita del noveno y eso le dio cierta curiosidad, por eso le seguía el juego

—Tsunayoshi-kun deberías ir a descansar. La fiesta se acerca y la noche llega. No quiero que te quedes dormido — El líder se compadeció del jovencito, ya jugó mucho con él, aunque sea un ratito

—¡Pero no estoy cansado! Me siento lleno de energía — lanzaba un suspiro, pero intentaba sonreír, después de todo había un desconocido de mirada negra y profunda escrutándolo detalladamente — Me complacería acompañarlo a usted y a su invitado — «¡oh no!… de nuevo no puedo callarme. ¡Ayuda!» — suplicaba al noveno porque lo sacara de ese lio, pero…

—Si quiere acompañarnos… déjelo — Reborn notaba algo raro en su estudiante. Tal vez evaluar su desempeño con un “desconocido” no estaría mal. Después corregiría las fallas, a golpes si era necesario

—No creo que sea buena idea — el noveno se apiadó de su pequeño heredero

—A mí me parece una estupenda idea — Tsuna apretaba sus propios labios para ya no decir nada, pero su impulso de idiotez parecía haber despertado de pronto

—No dejas de mirarme — el azabache se fijaba en cada reacción de su alumno. Nervioso, pero sonriente, parecía intimidado, mas, decía lo contrario… eso era interesante. Tal vez Tsuna simplemente estaba esforzándose a ser cortés o se dio cuenta de su identidad — ¿Te recuerdo a alguien, tal vez?

—No recuerdo haber conocido a alguien tan guapo como usted — «¿eh? ¿Que acabo de decir?» Quería golpearse la frente con fuerza, pero se aguantó

—Eso deberías usarlo con las mujeres de la fiesta, sería más efectivo — Reborn elevó una ceja en símbolo de extrañeza por lo escuchado

—Eh… yo — de nuevo estaba entrando en pánico por no poder controlar su lengua. Tsuna reía nerviosamente mientras miraba a otro lado y evitaba esos ojos negros que ocultaba la sombra de la fedora «maldigo por estar consiente en este día» — bendito el cielo por darme vida para presenciar…

—Kufufufu — el castaño se tensó por completo al escuchar la risita de quien había estado escapando antes de encontrarse con el noveno — ¿Crees que escaparás de mí tan fácilmente?

—Es un juego — dijo con nerviosismo mientras buscaba el origen de esa voz. Mal momento para que Mukuro lo encontrara — me complace verte de nuevo, Mukuro… ¡HIIIEE!

—Ofrecer tu cuerpo para ser manipulado y escapar después, no es muy inteligente — de la niebla apareció el ilusionista que tocó el hombro del castaño

—¿Qué hiciste qué? — Reborn miró a su alumno y este ni siquiera esperó una palabra más y empezó a escapar

—¡Gokudera-kun! ¡Yamamoto! — Tsuna exigía saber la posición de sus más fieles guardianes en ese momento. Tenía que intentar hallarlos mientras daba vuelta en el siguiente pasillo para escapar de su perseguidor — espero que Ginanini demore en reparar esa cosa… ¡esto es divertido! — «¡claro que no lo es!»

—Qué cosas dices, Vongola — Mukuro detuvo al castaño parándose en frente del mencionado y acercando el tridente al cuello expuesto — hoy estás muy raro, pero dicen que las personas mueren por su propia lengua, kufufu

—HIIIEEE

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

¿Qué tal estuvo? Pues me reí a medio camino y pues se me fue el hilillo después.

El siguiente es el capítulo final, pues la idea fue plasmada acorde al pedido y no lo alargaré XD

Nos veremos mañana~

Besitos~


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