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Desiluciones por Vanessa-Chan13

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Jungkook había salido de la habitación dejando a Jimin perdido en sus pensamientos, definitivamente ya no tenía hambre, así que puso la bandeja de nuevo en la mesita y se levanto.

Pudo haber tomado su celular, pero no lo hizo, no quería volverse a creer el cuento de que porque lo llamo un par de veces le importaba, quizás solo lo hizo para hablar sobre las cosas que dejo en su departamento.

-¿Kookie…?- abrió la puerta y busco a su amigo con la mirada, pero no se encontraba en el pasillo – Yo… lo siento, si quieres que me valla lo haré- bajo las escaleras y cuando creyó que el castaño lo había dejado solo en la casa lo vio sentado en el sofá con la mirada perdida en el techo.

Se acerco a él y le acarició el hombro, este cerró los ojos y puso su mano sobre la de Jimin.

-No te entiendo…- musitó tragando saliva -¿por qué siempre haces lo mismo?

-Esta si es la última, lo prometo.

-¡No!- se levanto bruscamente y hizo contacto visual con el más bajo - ¡esta es la cuarta vez que me lo prometes!- apretó los puños y los dientes.

-¡Ya lo sé!- grito Jimin agarrándose del espaldar del sillón con las dos manos – ¡pero es difícil para mí dejarlo, ya deberías saberlo!

-¡Ah! Entonces esto seguirá ocurriendo- el castaño vio de arriba abajo a su acompañante y añadió con ironía – y esta vez no te dejo ninguna marca…- el rubio se sonrojo y jugó con las mangas del suéter que llevaba puesto – las vi cuanto te cambié la camisa… por lo menos estaba vez no te dejo morado el ojo.

-Fue un accidente…

-Ambos sabemos que no lo fue- rodeo el mueble que los separaba y se acerco al menor para acariciarle la mejilla –solo fue lo suficientemente discreto como para no dejarte una marca que todos pudiéramos ver, la última vez sus amigos no paraban de hacerle preguntas, así que esta vez evito dejar evidencia obvia.

“Tiene razón… siempre, siempre… tiene la razón” pensó Jimin hundiendo su cara en el pecho del más alto.

-Deberías ir a tomar una ducha, está haciendo frío, hace unos días compre ropa nueva que puedes ponerte, está en mi armario, yo debo ir a la universidad en un rato- el rubio asintió y subió las escaleras. Jungkook se volvió a sentar en el sillón y cruzó los brazos. En ese momento solo puso hacerse dos preguntas… ¿Cómo llegamos a esto? ¿Por qué tenía que seguir viéndolo caer?  

*

 

Cuando Jimin conoció a Yoongi hace cuatro años aun no había empezado la universidad, estaba cursando el tercer semestre en su último año de preparatoria, y no se concentraba en otra cosa que no fueran sus clases de danza. Tenía buenas notas y era muy feliz, ya desde pequeño era amigo de Jungkook y siempre estaban juntos, así que él fue el único que pudo notar la gran diferencia entre el Jimin castaño y sonriente de hacia unos años, con el ahora rubio y destrozado chico que fingía ser feliz.

Cuando el menor le había presentado al peli menta aquella vez en una cafetería al centro de la ciudad, no imagino que un año después empezaría a ver a su mejor amigo lleno de moretones cada final de mes, ni que después de eso empezaría a ver es sus pálidos brazos un montón de cortes, y muchísimo menos verlo casi congelado frente a su casa.

Ya había intentado ir y darle su merecido a ese idiota unas cuantas veces, pero Jimin siempre se lo impedía implorándole que no peleara, porque eso no solucionaría nada.

Cada vez que el rubio recurría a él para que lo aconsejara y ayudara con sus heridas, le contaba lo dulce que solía ser el primer año que estuvo junto a Yoongi, como lo invitaba a comer casi todos los días, cómo lo besaba sin importarle quien los estuviera viendo, y a veces, hasta le contaba lo feliz que despertaba en las mañanas luego de haberse entregado por la noche en cuerpo y alma al peli menta.

La relación tan especial que tenían se empezó a caer a pedazos luego de que Yoongi comenzó a tener éxito como músico, mientras más se escuchaban sus canciones en la radio, mas moretones tenía Jimin en su cuerpo, y lo peor de todo era que después de tres años, el menor no era lo suficientemente fuerte para detener ese maltrato.

Ya ni siquiera podía asistir a sus clases de danza porque estaba muy adolorido o porque se encerraba en su cuarto a llorar durante días.

Jungkook siempre estaba ahí para él, consolándolo y dándole el cariño y amor que se merecía, aunque el menor nunca lo notara, todo lo que el castaño hacía por él eran demostraciones de amor, un amor que lamentablemente no sería correspondido.

Cuando Jimin bajo las escaleras nuevamente, con ropa limpia, No encontró a su amigo por ningún lado, y pensó que lo mejor era irse y verlo más tarde en la universidad. No subió por su teléfono, solo salió y sonrió al ver toda la calle llena de nieve, era agradable si estabas abrigado.

Su casa estaba a una hora de ahí si se iba caminando, pero tampoco tenía algo que hacer allá, así que decidió ir a la plaza y sentarse en una banca a pensar en que haría con toda esa situación, porque aunque volvió a prometer que ya no volvería con Yoongi, sentía unas enormes ganas de ir a verle, suplicarle a gritos que dejara de beber mientras lanzaba todas sus botellas, y por la noche, que el peli menta besara y lamiera cada uno de sus moretones, susurrándole al oído que lo sentía  y dejando de lado todos los malos momentos, para unirse desesperamente en un vaivén lleno de placer.

Antes de siquiera poder pensarlo dos veces, se dejo guiar por sus ensoñaciones y dejo atrás la plaza para ir al departamento de su perdición.

“Jungkook me va a odiar” pensó en eso, y por un segundo se detuvo, era una decisión que lo torturaba.

Sabía que lo correcto era dejar las cosas así, terminar con eso y continuar con su vida, pero muy en su interior algo de esperanza le quedaba. Por supuesto también sabía que seguir así no lo llevaba a ningún lado, con sus esfuerzos solo podía recibir a cambio una felicidad momentánea, que al final solo aplazaba lo inevitable.

Cuando se dio cuenta gracias a los sonidos de las cornetas de los autos de que seguía estático en medio de la calle, corrió al otro lado y sin importarle que la gente lo viera como un loco, exclamo una maldición y pego su espalda contra la pared más cercana lleno de frustración.

“¿Qué hago?” se pregunto a si mismo mientras buscaba entre sus desordenados pensamientos una solución.

Le iba a dar un ataque de ansiedad si no encontraba una solución que no implicara el dejar al peli menta o desilusionar a su mejor amigo. Y cuando estuvo al borde del colapso, sintió un golpe en la cabeza.

-¿Tu solo piensas en ti?- le pregunto muy molesto un pelirrojo – no salgas de las casas de tus amigos sin avisar y sin tu teléfono, Jungkook pensó que habías ido a la casa de Yoongi y casi rompe un jarrón cuando llegué a su casa-

-Taehyun…- Jimin bajo la mirada apenado  – salí porque no lo encontré por ningún lado y pensé que ya le estaba causando muchas molestias- el más alto chistó y hizo el ademán de darle otro golpe en la cabeza pero se detuvo en un suspiro.

- ¡Él solo fue al patio trasero! idiota, y deja de preocuparlo, un día de estos va a volverse loco de tanto que lo confundes.

-Yo no lo confundo.

-¡Ay ya cállate! – dijo Taehyung fingiendo estar perdiendo la paciencia – ahora dime ¿A dónde ibas?-  preguntó mirándolo como si pudiera saber lo que pensaba solo haciendo contacto visual.

-Emmm… l-la verdad no lo sé.

-¿No sabes?... eso no me convence, tus acciones son muy predecibles, ibas a casa de Yoongi ¿no?- el más bajo se sobresalto y miro hacia otro lado – lo sabía, hablar contigo es casi como leer entre líneas Jiminie.

El pelirrojo le sonrió cálidamente y sacó su celular de su bolsillo, marco un número.

-¡Ya lo encontré Kookie!- rodeo el cuello del rubio con su brazo y empezó a caminar como si fuera el día más normal y alegre de todos – no te preocupes, no estaba a punto de saltar de un edificio… si, a la vuelta de la plaza en frente de una tienda de ropa.

Jimin escucho como el pelirrojo hablaba con confianza y una sonrisa de oreja a oreja, en realidad, cada vez que tenía la oportunidad de escucharlo hablar, era así, decía bromas y pronunciaba uno que otro cumplido o frase dirigiéndose al castaño. Era lo opuesto a él, que solo hablaba de sí mismo y nunca decía cosas dulces a su amigo.

-Lo llevaré a la universidad,  te vemos allá ¡Bye bye!- se despidió separándose del menor y marchaba con alegría, era como ver a un niño salir de la escuela. Jimin rió y siguió a su amigo con una sensación de pesadez en las piernas.

*

-¿No vas a dejar de tomarme fotos?- pregunto Jungkook irritado, estaba a punto de quitarle la cámara de las manos al pelirrojo.

-No, hoy te vez muy bien.

-Eso dices todo el tiempo, ya para, estoy intentado comer- Riñó buscando entre su comida un pedazo de carne.

Jimin quien estaba sentado a su lado rió, le agradaba estar en un ambiente tan tranquilo, sus dos amigos a veces parecían una pareja de casados, y no entendió por qué esa idea que a él mismo se le había ocurrido, lo incomodaba un poco.

-Tae deberías dejarlo comer, o sería capaz de irse a otra mesa- exclamó Jimin con una voz dulce, sonando casi como un susurro.

Luego de que los tres comieran entre risas cada uno se dirigió a su clase, el día había comenzado mal, pero ya a las cuatro de la tarde todo estaba más calmado, todo era gracias al pelirrojo que sin el menor esfuerzo animaba a todos, o al menos eso creía Jimin, pero la verdad, la mayor parte del trabajo la hizo Jungkook, solo que lo pasó por alto.

*

En un mirador que estaba a las afueras de la ciudad, había un auto estacionado y un peli menta mirando los tejados de las casas y los edificios con melancolía.

La noche anterior, su ahora ex-novio lo había dejado solo y borracho en medio de un desastre causado por la pelea más fuerte que habían tenido hasta el momento, ya no recordaba ni la primero ni lo último que había ocurrido, solo sabía que la culpa de todo era suya.

Si no volvía a él, era porque se había cansado y lo entendía perfectamente, si en el futuro llegaran a hablar de lo ocurrido durante esos tres últimos años, se echaría la culpa sin estar orgulloso de ello.

Sintió como el viento le revolvía el pelo y la nieve a sus pies lo hacía sentir un poco de frío, llevándole a la cabeza un verso dulce y a la vez aflictivo.

“Cuando se pase este invierno frío, Quédate un poco más, hasta que vuelva la primavera…”

~Odio este momento que está pasando~ canturreo volviendo al auto.

Había conducido toda la mañana, con dolor de cabeza y nauseas “lo que sea con tal de no quedarme en ese departamento que solo me hará volverme loco” pensó.

Iba a ir a la casa de Jimin o a la universidad, pero no tenía quería llamar la atención, y mucho menos ser rechazado por el rubio antes de siquiera poder pedirle perdón.

Quería disculparse por los insultos, por los golpes y por destrozar con una silla el piano que habían comprado entre los dos el primer año que estuvieron juntos, por todo en realidad, pero ya lo había hecho tantas veces, que tenía el presentimiento de que sus disculpas serían tomadas a la ligera esta vez.

Se puso el cinturón de seguridad y vio la foto de los dos que tenia  colgada en el espejo retrovisor “esbozaba una sonrisa tan sincera por aquel entonces…” se pregunto si lo había visto sonreír así después de esa vez, pero no recordó ni una sola, así que dejo de hacer esfuerzo para recordar, empezó a conducir en la solitaria carretera y nuevamente tarareó un verso frío y triste como lo estaba siendo aquel día de invierno.

Notas finales:

Gracias por leer! >w<)/


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