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"A tu lado" por itzerUchiha2

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!! Ya lo sé me he tardado horrores en actualizar pero tal como dije en anteriores capítulos no voy a abandonar este fic, lo juro.

Les cuento que de nuevo estoy estudiando, ahora curso la carrera para ser profesora de Inglés y ahora que necesito estar escribiendo y redactando, síntesis, resumenes, fichas y análisis la inspiración esta de mi lado.

Bueno dejo este capítulo espero sea de su agrado, en el próximo capítulo la citas de nuestra parejitas serán geniales.

Cris llegaba con sus gemelos a la gran sala buscando con la mirada a los otros herederos sonriendo aliviada al ver a Albafica llegar con su padre, por suerte su gesto denotaba que no había tenido problemas a diferencia del heredero francés quien fue ingresado de forma tosca por su padre a uno de los saloncitos aledaños al lugar.

—Aspros—llamó a su hijo quién acercando su oído a los labios de su madre escuchó su petición.

—Yo me encargó madre—camino hacia donde vieron que ambos hombres habían ingresado.

Apenas entraron al lugar Krest arrojo de forma molesta a Degel hacia uno de los pequeños sillones del lugar.

—¡Empiezas a agotar mi paciencia!—exclamó molesto cerrando tras él.

—Ya basta papá nadie se dio cuenta de mi salida—reclamó molesto sobándose su muñeca que de seguro había sido marcada por su progenitor.

—No estoy dispuesto a tolerar esa actitud desvergonzada que estás teniendo frente a los demás, pero sobre todo frente a tu prometido.

—Pero si no he hecho nada que lo haya insultado padre—reclamó molesto queriendo caminar hacia la puerta, pero fue detenido una vez más.

—Lo insultas con la desazón que muestras hacia su matrimonio. Es un insulto para su apellido lo que haces Degel.

—¡Esto no es justo papá! ¿Te has preguntado qué es lo que yo quiero?

—En situaciones como esta la opinión personal es innecesaria, así me educaron a mí y así debes ser tú.

—¡No pienso ser igual que tú! —lo señaló molesto encarando a su padre quién dio un paso hacia atrás debido a la actitud amenazante de su hijo que por primera vez en su vida se atrevía a gritarle de esa forma—¡moriría antes de ser como tú!

Un fuerte golpe retumbo en el saloncito justo cuando el gemelo mayor ingreso al lugar siendo testigo del peliverde tendido en el sillón con su diestra sobre su mejilla enrojecida, su largo cabello desparramado en el mismo mientras su flequillo cubría sus ojos.

—Señor Krest si me disculpa me gustaría llevarme a Degel necesito charlar un momento con él.

El Versau mayor solamente asintió haciéndose a un lado cuando su hijo paso frente a él yéndose con el gemelo mayor, se dejó caer sobre el sillón justo cuando la puerta se cerró derramando un par de lágrimas sobre sus rodillas dando un respingo cuando la puerta se abrió de nuevo.

—Ah con que aquí estás, te estuve buscando por un…

No pudo terminar su oración cuando sintió el fuerte abrazo de su esposo quién escondía su rostro en su pecho temblando debido al llanto que lo embargaba.

—Parece que la charla no salió del todo bien—mencionó tranquilo acariciando el cabello de su esposo.

—Cállate—pidió dejando que lo estrechará entre sus brazos.

Ya en el pasillo Degel se dejaba llevar por el gemelo mayor quién tenía su brazo alrededor de sus hombros, soltó un suspiro y saco un pañuelo de su saco entregándoselo al heredero francés.

—Gracias—susurró tímido limpiándose el rostro devolviendo el pañuelo con un gesto más tranquilo.

—¿Estás más tranquilo? —pregunto antes de hacer acto de presencia junto al otro en el salón principal— ¿Quieres que salgamos al salón o prefieres volver a la habitación? Tú dime —preguntó terminando de limpiar el leve rastro de lágrimas que aún había en sus mejillas.

—Estoy bien Aspros, de verdad— le sonrió con sinceridad ya más tranquilo.

—Bien, entonces vamos.

Ambos caminaron hacia la sala principal donde ya se hallaban Defteros y Albafica charlando entre ellos, Aspros llego sentándose junto a su gemelo quién le sonrió fraternal guiñándole discretamente su ojo derecho en señal de que todo había salido de maravilla.

—Degel—susurró el peliceleste cuando vio a su amigo sentarse a su diestra y soltar un suspiro triste—de verdad lo siento mucho.

Sentía una gran culpa por el Versau pues de no ser por él no habría pasado nada, estiro su mano hacia la mejilla del otro que aún mostraba algo roja.

—Tu padre, el te…—abrazó al otro repitiendo muchas veces una disculpa hacia su nuevo amigo.

—Tranquilo Albafica, no ocurrió nada que me sorprendiera—declaró separándose para sonreírle mientras acomodaba uno de los mechones de su largo cabello tras su oreja—así que tranquilo que tu rostro es muy bello para que lo embargue la pena.

Simplemente asintió y tomó con sus manos las de su amigo para iniciar una plática personal entre ellos a pesar de tener a sus prometidos en frente quiénes también estaban ocupados en su charla también.

—Parece que esa chara salió bien Deuteros— sonrió divertido al ver como el otro soltaba un suspiro enamorado.

—Demasiado bien diría yo—declaró pasando sus dedos por sus labios haciendo que su hermano soltará una leve risa.

—Sí que te dio fuerte hermano

—Por eso te lo cuento a ti, tu mejor que nadie me entiende ya que te pasa lo mismo con el capitán—se cubrió la boca para evitar soltar la carcajada al ver el cambio de expresión de su gemelo.

—¿Cómo dices?

—Te gustan de gran tamaño ¿verdad?—señalo divertido a su gemelo.

—Estas imaginando cosas

—Deja de mentirme, lo sé desde hace ya un buen tiempo—puso su mano en su hombro haciendo que lo viera a los ojos— ¿Hasta cuando pensabas decírmelo?

—Es que…yo…

No pudieron terminar de charlar ya que su padre llegaba con los otros llamándolos para presentarán a sus prometidos a los invitados que estarían ahí un rato hasta que la fuerte tormenta exterior disminuyera. Los cuatro jóvenes caminaban entre la multitud dando a conocer el futuro matrimonio que los uniría prontamente.

***********************************************************************************

Por otra parte Shion y Dokho había apenas logrado entrar a la mansión antes de que esa tormenta se los imposibilitara, estaban es uno de los muchos cuartos de la misma besándose de forma apasionada pero sobretodo anhelante, se separaron jadeantes frotando sus narices justo después de esbozar una sonrisa de complicidad.

—Besas bien

—Tú también—respondió el italiano recargándose sobre la frente del moreno.

—Shion… debemos volver al salón—pidió el chino apretando levemente las caderas del otro quién se sujetó de su cuello con fuerza.

—No… no quiero separarme de ti todavía—pidió besando una y otra vez al otro haciéndolo reír levemente.

—yo tampoco, pero pueden sospechar nuestra ausencia.

Abrió la puerta levemente asomándose al pasillo para comprobar que nadie los viera, prácticamente salieron corriendo por el amplio pasillo hasta casi llegar al gran salón.

—¿Te veré luego?—pregunto algo angustiado el rubio abrazándolo con gran fuerza escondiendo su rostro en su cuello.

—Si—sujeto su mentón dejando un leve beso en sus labios y enseguida uno en su frente.

Una de sus manos soltó la delicada cintura de Shion para llevarla a su cuello sacando ahora su colgante, un tulipán miniaturizado en un pequeño frasco que siempre llevaba con él.

—Esto era de mi madre, lo más importante que tengo en esta vida—se lo quito colocándoselo al otro quién se sorprendió al recibir tan especial objeto—y ahora se lo doy a la persona más importante que tendré en mi vida a partir de ahora—acaricio su mejilla—a la que protegeré con todo lo que tengo.

Se dieron un último beso separándose al fin dirigiéndose cada uno a sus respectivos lugares comprobando con tranquilidad que nadie había notado su ausencia.

—Dokho, ¿Dónde habías estado, llevo un rato buscándote? —preguntó Ilias al verlo llegar de forma tranquila.

—Fui a darle otra revisión a esta mansión, por si se presenta alguna contingencia sepa por donde guiarlos para que estén seguros.

—Como siempre Dokho un excelente trabajo. Ahora ve con Degel por favor.

—Como usted diga.

Hizo una reverencia para dirigirse hacia donde estaba Degel quién hacía los saludos y reverencias correspondientes cuando Aspros lo presentaba a los invitados, se mantendría cerca no sólo del heredero francés sino también de Shion quién ahora se había convertido también en su prioridad.

—Te protegeré con mi vida si es necesario—susurró apretando el colgante que el italiano le había regalado.

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La tormenta al fin estaba tranquilizándose, pero no lo suficiente como para que los invitados pudieran irse, el ambiente se estaba haciendo por demás tedioso para los cuatro herederos quiénes tenían un rostro levemente fastidiado.

—Ya quisiera volver a la habitación—mencionó Albafica a Deuteros quién afirmo su oración con un largo suspiro.

—Esto es verdaderamente irritante si me lo preguntan—dijo ahora Degel a Aspros quién sonrió divertido pues parecía que le había leído su pensamiento.

—Ansío que la tormenta termine pronto para así poder despedir a ilustres invitados, ¿no lo crees?—bromeó con el francés quién soltó una leve risa.

Por su parte Manigoldo y Kardia veían llegar a Shion quién tenía una sonrisa de oreja a oreja, estaba tan abstraído en sus pensamientos que no vio a algunos invitados frente a él golpeándolos.

—Lo siento mucho

Continúo caminando hacia ellos colocándose a la diestra del almirante quién al igual que su primo lo veían con enorme interrogación.

—¿Shion?

Lo llamó, pero el otro seguía suspirando una forma por demás ilusionada y… un momento, pensó el italiano esos suspiros que soltaba su primo eran en el mismo tono que él o hacía ahora que estaba prendado de…

—No puede ser—tomó a su primo de la mano y lo jaló hacia el sillón de tres plazas sentándolo entre ellos charlando con él.

—¡¿Qué?!

Se escuchó por todo el salón el grito del peliazul al escuchar la conversación de su primo quién dio un respingo al igual que algunos invitados que los observaron un momento, el almirante se disculpó para proseguir con la conversación.

—Idiota más obvio no puedes ser— regañó a su primo quién tenía sus dedos en su tabique nasal soltando un suspiro profundo tratando de entender lo que el rubio le había contado.

—A ver Shion, vuélveme a decir eso porque de verdad no puedo creerlo—exigió aún de forma incrédula sujetándolo de los hombros agitándolo.

—Manigoldo, ya basta por favor—se soltó de las manos de su primo—no deberías sorprenderte del todo ya que mira de quién te has enamorado, al menos el mío esta libre.

—¿Cómo dices?... pequeño…

—Tiene razón—apoyó el almirante— nosotros estamos en las mismas que él—abrazo por los hombros al otro en forma protectora—¿Cómo no apoyarlo en esta situación? —apretó la mejilla del rubio quién le sonrió en agradecimiento.

El italiano soltó un suspiro cansado, cuando esos dos se aliaban contra él no podía ganarles de ninguna forma por lo que simplemente abrazo también a su primo quién agradeció su actitud comprensiva.

—Estoy loco por apoyarte en esto, pero, Kardia tiene razón nosotros la tenemos más difícil considerando las circunstancias de las personas que nos gustan.

—Lo que si mi estimado Shion ten mucho cuidado—señaló a Hakurei con su pulgar—si te llega a descubrir pegará el grito en el cielo.

—¿Crees que haya algún problema? Después de todo mi papá en su último mensaje me dijo que cuando encontrará el amor no lo dejara ir.

—En efecto, el tío Avenir te dejo esa voluntad, pero… mi tío Hakurei siempre ha sido bastante terco—explico al más joven quien se veía totalmente ilusionado por ese sentimiento que lo embargaba hacia el custodio de los Versau.

—Sobre todo por el origen del que se ve proveniente el chino—pudo ver como ambos muchachos fruncían sus ceños con molestia—no me malinterpreten, yo no tengo la calidad para decir algo así, lo digo por el señor Hakurei.

Su plática se vio interrumpida cuando llegaron los otros cuatro presentando sus prometidos, los tres hicieron una reverencia respetuosa ante ambas parejas. Ambos tomaron la mano de los más jóvenes besando sus dorsos con enorme cortesía logrando que ambos les sonrieran de forma delicada en agradecimiento.

—Espero la reunión sea de su gusto—mencionó Aspros estrechando la mano del italiano mientras su gemelo la del almirante quién le sonrió sincero.

—La mejor a la que he asistido en años si me permite decir joven Colonomos.

—Dígame Aspros por favor—pidió divertido al otro—no me trate con tanta formalidad ya que puedo darme cuenta de que somos contemporáneos.

Ambos se sonrieron de forma divertida al entender que las formalidades no estarían de por medio entre ellos, ya que al tener la misma edad podían entenderse a la perfección.

—Me imagino que usted desea lo mismo joven Deuteros—mencionó ahora el almirante al moreno quién asintió también sonriente.

—Bueno nosotros nos retiramos, debemos completar esta fastidiosa formalidad—mencionó el gemelo menor estrechando una última vez la mano del almirante.

—Esperamos tener pronto una charla de amigos.

—Será muy grato para nosotros—le echo un vistazo al sueco—se lo aseguro.

Los cuatro se despidieron y caminaron hacia sus lugares que les correspondían como futuras parejas, pasó una hora más y la tormenta no cesaba por lo que los invitados no mostraban un atisbo de irse del lugar.

—Esto es malditamente aburrido—se quejó el almirante jugando con una de las estrellas que portaba en su saco—además de que me está empezando a dar calor con tanta maldita gente aquí

—Deja de maldecir tanto Kardia—lo regaño Sage dándole una hojeada a uno de los libros que había llevado consigo—les dije que el clima aquí no era estable, debieron venir preparados.

Manigoldo por su parte estaba absorto en sus pensamientos acerca del sueco, aún se preguntaba cómo es que alguien como él, que se había jurado nunca más volver a enamorarse había quedado totalmente prendado.

—No lo entiendo.

—¿Qué cosa Manigoldo?

—que… los invitados… no se han aburrido de estar encerrados aquí—mencionó con total fastidio.

Pasaban los minutos pasaban tan lento para ambos tanto que ya llevaban una buena cantidad de bostezos, incluso Shion estaba dormitando sobre el hombro de su padre quién estaba atento a los movimientos de Lugonis quien por momentos le saludaba discretamente.

—Hakurei—llamó el gemelo al otro poniéndose de pie.

—Ah cierto…—también se puso de pie junto con el otro y ambos caminaron seguidos de los otros tres quiénes soltaban un suspiro aliviado porque al fin se irían.

—¿Qué vas a hacer Manigoldo?—preguntó su abuelo cuando lo vio ponerse su abrigo junto con el almirante.

—¿Irme contigo?

—No—dijo Hakurei—ustedes se quedan aquí, deben vigilar las cosas.

—¡¿Qué?!—exclamó llamando la atención de algunos invitados a su alrededor de nuevo.

—Tranquilízate, además esta fiesta se ha vuelto más juvenil—señaló a algunos mayores que también se retiraban dejando a sus hijos—ustedes se aburren más fácil no saben guardar la compostura y parece que la dama Cris lo sabe.

Señaló a la madre de los gemelos que se acercaba a los padres de los invitados diciéndoles algunas palabras que los hacía asentir y retirarse dejando a sus hijos en el salón.

—Papá… ¿podría?—habló Shion pero antes de que terminara la gran mano de su padre se posó en su cabeza revolviendo sus cabellos un poco.

—Cuídenlo par de tarados—pidió a los otros terminándose de poner su abrigo para salir por la puerta principal ahora que la tormenta se había calmado.

Mientras tanto Degel se acercó a sus progenitores agachando su mirada cuando esta misma se topó con la de Krest quién soltó un suspiro volteando a ver su esposo quién le sonrió tranquilo asintiendo.

—Degel.

Llamo a su hijo quien no levantaba la mirada, actitud que mostraba todo su arrepentimiento, estiro su mano para sujetar su mentón para poner su ponerla después en su mejilla haciendo que lo mirara.

—Hijo, yo… siento mucho lo que ocurrió, de verdad, lo siento mucho.

—Yo también papá, no debí haberte hablado así, yo también lo siento mucho.

Itia sonrió cuando ambos se abrazaron de forma cariñosa, se acercó a ellos abrazándolos también.

—veo que todos los viejos se están yendo—mencionó divertido el patriarca de los Versau—Degel, ¿Quieres quedarte?

Pregunto a su hijo quién miro a Krest por un momento sonriendo cuando este asintió con su cabeza.

—Bien, Dokho…—llamó al chino—quédate con Degel, nosotros nos iremos, por favor no regresen muy tarde podría ser peligroso.

—Como usted diga señor Itia—hizo una reverencia ocultando su sonrisa ya que podría estar cerca de Shion.

—Bien entonces nos vamos—ofreció su brazo a Krest para que lo tomase y salieran del lugar.

Pasó aproximadamente una hora en la que los invitados mayores se retiraban dejando a los jóvenes en el salón que conforme el tiempo pasaba se hacía más escandaloso. Eartheart se acercó molesto a su esposa tomándola del brazo apretándoselo de forma discreta mientras la miraba con molestia.

—¿Qué se supone que estás haciendo Cris?—preguntó irritado

—Dando una buena impresión a los invitados—le dijo soltándose de su agarre—que mejor opinión que la de los más jóvenes hacia los padres.

—¿De que estas hablando?

—Piénsalo bien—lo llevó hacia el extremo derecho de la sala poniéndolo de espaldas hacia el pasillo por donde estaban saliendo los de Santis quiénes apresuraron el paso para no ser vistos—si los jóvenes se sienten animados en esta reunión querrán venir de nuevo a la casa, eso significa mayor cantidad de probables aliados.

Cris le sonrió con complicidad fingida a su esposo quién hecho un vistazo al lugar viendo como la fiesta comenzaba animarse al estar solo muchachos en el lugar, incluso la música cambio de ritmo de uno lento a uno más movido y divertido para los presentes que incluso aplaudían emocionados.

—Tienes razón mi bella Cris—le tomo el mentón dándole un beso ligero en los labios—tan observadora y ágil como siempre—se acomodó el saco de su traje y camino hacia la salida donde un carruaje lo esperaba con Tanathos dentro del mismo.

—¿A dónde vas? —preguntó curiosa cubriendo su espalda con un grueso abrigo.

—Debo solucionar algo urgente—subió echándole un vistazo rápido a su esposa sonriéndole—dejo las coas a tu cargo—pidió cerrando la puerta marchándose.

Se despidió de su esposo con su mano hasta que desapareció de su vista entró presurosa a la casa sonriendo al ver el ambiente totalmente diferente al que estaba hasta hace una hora donde se veía toda seriedad y soberbia.

—Esto si es una reunión amena

Susurro sonriente caminando hacia donde estaban sus gemelos acompañados de los herederos De Santis y sus prometidos riendo de forma tranquila y divertida.

—Me da gusto ver que se la están pasando bien—saludo a los más jóvenes.

—Al contrario, muchas gracias por la invitación.

Mencionó Manigoldo poniéndose de pie junto con Kardia y Shion para saludar a la madre de los gemelos de forma cortés besando el dorso de su mano.

—Espero su visita haya sido agradable muchachos.

—Absolutamente—mencionó el almirante echándole una rápida y discreta mirada al francés quién sonrió al momento de poner su taza de té en sus labios ocultándola.

Pasaron las horas hasta que el reloj toco su tonada de media tarde, todos los jóvenes tenían una mirada algo triste pues la reunión como marcaba el protocolo se daba por terminada. La fila de carruajes era larga pues todos los invitados se estaban yendo al mismo tiempo, Cris sonrió al ver que algunas parejas habían surgido gracias a esa fiesta, pudo ver que sus gemelos despedían con rapidez a sus prometidos despidiéndose con un cortés beso en sus mejillas.

—Bien hecho, ese es un beso elegante que no expresa ningún sentimiento salvo cariño… —su sonrisa se ensanchó más cuando vio el brillo en los ojos de los “prometidos” de sus gemelos—aunque no parece molestarles en absoluto a sus prometidos.

Soltó una suave risa cuando al momento en que sus gemelos entraron a la mansión vio como el almirante subía al carruaje del Versau, el italiano al del Sweney y al custodio del francés en el del heredero de Hakurei De Santis.

—Señora Cris—se acercó uno de los cadetes a la mujer—no encuentro al capitán Hasgard y tenemos una ligera contingencia con las carrozas—señaló el embotellamiento que se estaba suscitando.

—Mande a descansar al capitán, lleva dos días sin dormir según mis cuentas—mencionó poniendo su mano en el hombro del cadete—además ustedes fueron entrenados por él y son lo mejor que está mansión tiene así que puedo estar tranquila.

El cadete sonrió y haciendo un saludo militar llamo a sus compañeros para solucionar ese problema, su capitán les había enseñado bien como proteger la mansión, desde un ataque armado hasta algo tan trivial como ese embotellamiento.

Mientras tanto en la habitación del gemelo mayor se podía escuchar el leve golpeteo de la madera de la cabecera de su cama, mientras, él se cubría la boca con sus manos acallando sus gemidos al sentir al capitán deslizándose en su interior de forma lenta pero fuerte justo como le gustaba.

—deberías… estar despidiendo… a los invitados—gimió sonriente deleitándose con el movimiento que le regalaba el cabello de su amado con cada embiste que daba en su interior.

Ambos cuerpos brillaban debido a la leve capa de sudor que los cubría, Aspros quito sus manos de su boca para aferrarse a las sábanas bajo sus manos cuando el capitán hundió sus dedos en sus caderas para incrementar sus movimientos en su interior haciéndolas vibrar con fuerza permitiéndole llegar más profundo.

—Ahhh… cállate y sigue…moviéndote así—exigió mirándolo de reojo un momento para volver a recargar su rostro en el almohadón.

El peliblanco sonrió sosteniéndose de la cabecera para poder enculillarse y así tener mejor acceso a esa entrada que siempre lo recibía con gran lujuria, lo que restaba de la noche se quedaría con su gemelo quién no mostraba signo de cansarse ni de querer que se fuera de su lado.

—Te amo.

Se agachó para besar sus labios, dejando que sus lenguas se acariciaran ahogando sus gemidos entre ellos, tiro de sus hombros para sentarlo en sus muslos, se aferró a su pecho acariciando los sensible pezones del otro con sus dedos mientras su nariz se deleitaba con el aroma natural que esa piel expedía cada vez que hacían el amor.

—y ¿Tú?

Pregunto deteniéndose un momento sujetándolo del mentón para dejarle un ligero beso esperando su respuesta, besando sus hombros

—Idiota

Susurró volteándose para quedar frente a él mostrándole una gran sonrisa, alzó su mano acariciando la mejilla del capitán con suavidad juntando su frente con la del otro.

—¿Por qué siempre me preguntas eso?— le dejó un suave beso en los labios—sabes muy bien mi respuesta.

El capitán cerro los ojos por un momento cuando sintió esa cálida mano en su mejilla, cerrando sus ojos ladeo su rostro para besar la palma y enseguida corresponder el beso en sus labios.

—Claro que te amo

Le susurro dejando que lo recostará para continuar con su faena amorosa, aprovecharían el tiempo que tendrían para poder estar juntos y disfrutar de su mutua compañía.

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—¿Te veré mañana?—preguntó ilusionado el moreno al rubio dando un leve apretón a sus manos.

—Así es, necesito que me muestres la ciudad, no puedo invertir en un lugar sin conocerle—esbozó una sonrisa de complicidad dejando que los labios del moreno se cernieran sobre los suyos.

—Con gusto seré tu guía—susurró separándose de su rubio un momento uniendo su frente con la del otro—Quiero estar la mayor parte del tiempo contigo.

—Tu compañía siempre será un placer para mí—estiro su mano hacia el rostro moreno delineando sus labios que tanto le gustaban, delineando el arco de cupido que tenía bien dibujado—Aunque no quiero que tengas problemas con tu padre.

—No te preocupes, necesitas conocer la ciudad, no habrá problema—aseguró delineando con sus dedos todo el contorno de su cara— además tratándose de un socio comercial tan importante no creo que mi padre se niegue.

Ambos sonrieron besándose de forma profundo, Deuteros metió sus manos bajo las axilas de Hari obligándolo a abrazar su cuello para poder profundizar su gesto, mientras él estrechaba su cintura pegando sus cuerpos sintiendo la mutua calidez de sus cuerpos.

—Hari…creo que me he enamorado de ti

Soltó sorprendiéndolo un momento, abrazándolo con fuerza, recargando su rostro en su hombro.

—Desde que tomé tu mano, sentí que eras la persona que he estado esperando toda mi vida

El rubio soltó un suspiro y separándose del moreno sin soltar sus manos levantó su rostro estirando levemente sus labios haciendo que el otro sonriera al entender su respuesta, junto de nuevo sus labios en un beso cariñoso y suave, peinando sus largos cabellos sello su promesa de luchar por mantenerlo a su lado.

—Lucharé por estar contigo, porque me aceptes y te sientas orgulloso de la pareja que tienes—quería a Hari con él, lucharía por ello incluso contra su propio padre.

—No es necesario, porque ya te he aceptado y me siento orgulloso de ti, de la decisión que tome al elegirte—acarició su mejilla con delicadeza sin quitar su sonrisa—no la cambiaré porque te quiero conmigo.

Aún no le diría a Deuteros que tenía la bendición de poder concebir, lo amaba sí, pero no quería tampoco ponerlo en riesgo, debía jugar con mucho cuidado sus cartas ya que el enemigo a vencer era el padre de su amado quién sabía que incluso sería capaz de matarlo con tal de mantener la honra y eso no lo permitiría. “Cuando llegue el momento” pensó dejándose llevar de nuevo por los besos que le daba el otro.

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El carruaje ya estaba fuera de los terrenos de la mansión, Manigoldo hecho un vistazo rápido y cerro las cortinillas del mismo para ocultar su presencia de posibles mirones y Albafica se metiera en problemas ya que al ser uno de los prometidos de los gemelos Colonomos la vigilancia sobre sus acciones estaría más fuerte.

—Listo

Anunció pasándose hacia el lado donde estaba el otro que le sonrió en cuanto sintió su perfume, agachó su mirada sonrojado cuando el italiano paso un mechón de su cabello tras su oreja para enseguida sonreírle de forma tierna.

—Quiero besarte

Le susurró acercándose lentamente a ese rostro sonrojado, entrelazó su mano derecha ya juntando al fin sus labios en un beso suave, sus rostros se movían de un lado hacia el otro para disfrutar diferentes rincones de sus bocas, soltó su mano para rodear ese delgado cuerpo y juntarlo al de él.

—Manigoldo

Susurró cuando se separaron un momento, lo abrazó con fuerza recargando su oído en el pecho del italiano escuchando el latir de su corazón que sabía latía por él al igual que el suyo.

—Dime

—Te amo… ¿Estás seguro de esto?…—levantó el rostro mirándolo anhelante—si… tú sientes que me estoy…adelantando… no hay…

No pudo terminar la frase pues el italiano volvió a besarle, pero esta vez de forma más profunda tanto que cuando se separaron sus respiraciones estaban totalmente agitadas.

—No tengo ninguna pizca de duda Albafica… yo también te amo…ya no pienses en ello y sólo… disfruta estos momentos junto conmigo ¿te parece?

Le susurró continuando con su faena de besos sobre esos labios aprovechando para darle unos cuantos, en el cuello, no presionaría, no aceleraría las cosas, dejaría que todo fluyera el tiempo que fuera necesario más ahora que tenía una segunda oportunidad de sentirse amado y libre.

Un ambiente totalmente distinto se vivía en el carruaje donde el heredero de los Versau se transportaba junto con el almirante quién se deleitaba con las historias náuticas de su ahora pareja quién lo había hecho reír más de una vez cuando le contaba de alguna travesura que se hacían entre sus marineros y él.

—¿Qué te parece si nos vemos mañana en mi barco? —preguntó de pronto al francés quién se sorprendió un momento agachando su mirada pensando—Te gustará, incluso podremos navegar un par de horas para que conozcas toda la extensión del mar que rodea el puerto.

Degel vio la mirada ilusionada del almirante al hacerle su proposición, pero ¿Cómo podría salir sin que sus padres se dieran cuenta? Se preguntó poniendo su mano sobre su barbilla tratando de hallar la mejor solución.

—Kardia… es que…

—Anda di que sí, anda, encontraremos la forma anda

Lo sujeto de los hombros y lo beso sorprendiendo al otro, tanto que puso sus manos en el pecho del almirante tratando inútilmente de separarse de él por unos instantes.

—No sé— le dijo sonriendo

—Ah ¿no sabes? —pregunto sonriente volviendo a besarle esta vez dejando que los delgados brazos del francés abrazaran su cuello para profundizar su beso.

—No, no sé— volvió a repetir cuando se separaron jadeantes viendo la sonrisa jadeante del almirante.

Estuvieron así un par de minutos hasta que finalmente Degel acepto, ya vería la forma de escabullirse mañana, no opuso resistencia cuando el almirante lo recostó en el suave sillón del carruaje acomodándose entre sus piernas. Mientras él desabrochó el abrigo del peliazul sobre su cuerpo metiendo sus manos para poder sentir el calor de su espalda a través de la tela de la camisa que usaba.

—me encantas Degel Versau— susurró contra sus labios dejando que su cabello azul se mezclara con el verde creando una armonía.

—Tú también Kardia Megalos.

—Entonces ¿Mañana te veré?

—Al medio día— le pidió delineando sus labios—debo ingeniármelas para salir de casa.

Cerraron su pacto con un beso mismo pacto que hicieron Dokho y Shion cuando quedaron de verse en la plaza principal del pueblo, no quería separarse de ese rubio hermoso pero el carruaje había llegado a su destino.

—Tengo que bajar—susurro contra los labios del chino que había colado sus manos bajo la camisola del italiano y ahora acariciaba su espalda con suavidad.

—Anhelo que sea mañana para verte—le dijo estrechándolo entre sus brazos descansando su cabeza sobre su hombro.

—Yo también—susurró dejándole el último beso antes de descender del carruaje ayudándole a escabullirse de forma discreta.

Sonrió cuando lo vio marcharse entre los árboles desapareciendo de su vista.

—Sí que es hábil.

Se sobresaltó al escuchar la voz de su primo a sus espaldas.

—Me asustaste tonto… espera ¿Cómo fue que llegaste aquí?

—Fácil, baje del carruaje de Albafica sin que me vieran. Por cierto, mañana necesito tu ayuda

—¿Ah sí? Iba a decirte lo mismo—dijo a su primo con una sonrisa de complicidad—quiero que me lleves al centro de la ciudad, me gustaría conocerlo.

—Jajaja así será mi querido Shion—abrazo al más joven de los hombros entrando a la casa siendo recibidos por los gemelos quiénes les daban la bienvenida.

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—Veo que tu plan salió a la perfección Cris—dijo orgulloso Earheart a su esposa quién le sonrió agradecida.

—Así es, todos los muchachos se fueron dando buena referencia de nuestra amabilidad.

—Excelente—dio un beso a su esposa ofreciendo su brazo para subir juntos a su habitación—los planes están saliendo a la perfección—contó a su esposa cuando entraron.

—¿Planes?—pregunto poniéndose de espaldas a su esposo para que la ayudase a desatar los listones de su vestido.

—Así es, ahora que nuestros hijos están comprometidos con Versau y los Sweeney, tengo más libertad de acción en sus territorios y no se diga cuando se reciba al primer heredero.

Asintió terminando de desvestirse para poder ponerse un largo camisón azulino que dejaba ver toda su esbelta figura para caminar hacia el tocador y comenzar a cepillar su cabello azul.

—¿Has pensado en la condición de Aspros?—soltó de pronto sin dejar de cepillar su cabello—¿Qué pasaría si en la primera noche es él quién se entrega? ¿Qué es el quién decide concebir?

Dejo de cepillarse volteando verlo seria.

—No digas tonterías Cris, eso nunca debe ocurrir, Aspros sabe muy bien que no permitiría que fuese él quién sea el que traiga al mundo a su heredero.

—Pero, si él y su ya esposo deciden que sea así, debes hacerte a la idea que no podrás intervenir en esa decisión—explicó volviendo a voltearse hacia el espejo para continuar cepillando su cabello—quieres que tengan un heredero, entonces debes aceptar sus condiciones.

Volteo a ver un momento a su esposa con suma molestia pero tenía toda la razón cuando Aspros se casara con el Versau serían ellos quiénes decidieran, aunque…

—¿Entonces?

—Tienes razón no puedo intervenir en ello, pero creo que esta conversación por el momento es innecesaria porque aún no se consolida nada, hasta que ese momento llegue me preocuparé, ¿no crees?

—Tienes razón—le sonrió con fingido entendimiento metiéndose a la cama seguida de su esposo.

“Eso nunca pasará” pensó sabiendo muchas formas en que se podría perder accidentalmente a un bebé, sonrió para sus adentros al tener una solución para una posible complicación. No dudaría en esconder la condición de su hijo a toda costa, así tuviese que provocarle más de un legrado, no lo permitiría.

Notas finales:

Gracias por leer y aún seguir esta alocada historia :)


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