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Días en el Paraíso por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Tengo años sin actualizar entre semana x| Se siente raro volver a hacerlo. Sin embargo, sabía que tenía que subirlo ahora.

Este capítulo iba a ser un drabble, y cuando menos me di cuenta, ya tenía escritas más de mil palabras x'D 

-40°C. Oficialmente puedo decir que, estás más caliente que yo.- Taemin rio, mirando el termómetro electrónico.

-¿Te diviertes?- Minho rezongó con la voz a medias, debido al terrible dolor que sentía.

-No tienes idea cuánto, amor.- Taemin rio. -Son realmente escasas las cosas que te hacen enfermar, y aún así no pudiste escapar de una gripe.- Se alzó de la cama, acomodando de nuevo las varias mantas bajo las que se encontraba el mayor. -¿Sabes qué es lo que más me llama la atención? Cariño, tu poder de sanación se debilitó tanto, que apenas puedes sanarte lo suficiente como para mantenerte lúcido.

-Jodete...- Minho jadeó bajo las capas de mantas. El dolor de cabeza que tenía le hacía estar de mal humor, que se asentuaba con el zumbido en sus oídos, y los ligeros escalofríos que sentía. Además, no podía respirar de manera normal. Y no es que lo necesitara. Pero, renunciar a respirar implicaba dejar su forma humana de lado, y en estos momentos su apariencia de ángel estaba muy debilitada por la estúpida gripe.

-Eso hago, Min.- Taemin rio, guiñándole un ojo antes de salir de la habitación.

Minho frunció el ceño, preguntándose porque Taemin se veía tan alegre de estar asistiéndole. ¡Era Taemin! Se burlaba de las desgracias ajenas -y vaya que lo había hecho varias veces a lo largo de la mañana-, y le gustaba regocijarse ante cualquier tipo de malestar. Naturalmente, no estaría al servicio de un enfermo. Y sin embargo, no le había dejado solo. Quizás era el cansancio que sentía, pero no terminaba de entender por qué...

Abrió los ojos, había dormitado por unos minutos, o eso era lo que quería creer. Carraspeó la garganta, arrepintiéndose de inmediato ante el dolor que sintió en la parte del paladar suave y nariz. Se iba a quejar una vez más, si no hubiese escuchados que Taemin hablaba en voz alta.

-No, tampoco podré llegar a las clases de la tarde...Si, si, diles que lean el material que les di, y después yo reprogramo la cita sobre sus investigaciones.

Minho se enterró más entre las sábanas. Temprano en la mañana, se había sentido tan mal que, por primera vez en años, había hecho un gran berrinche, sólo para que Taemin no le dejara. No había pensado en que Taemin tenía mucho trabajo que hacer en la universidad. Ahora, además de sentirse mal físicamente, se arrepentía de haberle obligado a hacer algo que tal vez no quería hacer.

-¿Ya despertaste?

Minho alzó la vista, observando a su novio entrar a la habitación con un enorme plato de sopa. ¿Incluso Taemin le había cocinado? Sintió que su estómago se revolvió, y ya no le quedaba muy en claro si era la gripe, o su culpa.

-Tengo frío.- Jadeó.

-Te hice sopa, te ayudará a entrar en calor.- La sonrisa que Taemin le dio fue tan cálida, que por un momento Minho creyó que eso era lo único que necesitaba para curarse. -Además, hice mi tarea. Conseguí unas pastillas que te harán sentir mejor.

-Pero...Tae...- Gimió.

-Vamos, sabes que no soy ningún santo.- La ligereza con la que habló, no le daba pistas a Minho para saber si Taemin estaba molesto por tener que cuidarle. -Si necesito algo, lo conseguiré por el medio que sea necesario.

Taemin se sentó al filo de la cama, colocando el plato de sopa sobre la pequeña cajonera que había a un costado. Sacó las pastillas de su bolsillo, y sirvió un poco de agua en el vaso que le había llevado en la mañana al enfermo llorón. Minho tenía más resistencia que los humanos, lo que a él le causaba esta -perfectamente normal- gripe, podría ser grave en los mortales. Necesitaba medicación fuerte, y esa sólo se consigue con receta médica...Claro, si él mismo no fuera un demonio bonito. Le había sido más fácil hacer un pequeño artilugio, que llevar a Minho a un doctor humano, y medio explicarle por que esa fiebre de 40 grados no lo había matado aún.

-Di ah, Minho.- Le ordenó, aún con algo de burla. Colocó la pastilla en su lengua, y después le ofreció el vaso con agua. -Bien, ahora, sin queja alguna, vas a tener que comerte la sopa que te preparé.

-¿Disfrutas de hacerme comer tu horrible sopa?- Gimoteó, haciendo mala cara ante el sabor amargo que la pastilla había dejado en su garganta.

-Mucho, ahora calla y come.- Taemin le mandó a callar, siendo él mismo quien le diera las primeras cucharadas de aquella sopa.

Minho no podía quejarse, la sopa sabía bien, y sí le había quitado algo de frío. Taemin le había dejado comer por su cuenta, y ahora sólo se encontraba sentado a su costado, haciéndole de compañía.

-¿Tenías mucho trabajo que hacer?- Gruñó con la voz aún ronca.

-Nada que no pueda correr para mañana, Min.- El menor le restó importancia, poniendose de pie rápido. -¿Acabaste?- Recogió el plato vacio y algo más de basura que Minho tenía de tanto limpiarse la nariz.

-Si...- Exhaló, sintiendo que la respuesta de Taemin había sido cortante. -Tae...- Le llamó, antes de que saliera a dejar el plato en la cocina y tirar la basura. -No me dejes.

-Sólo dejaré esto en la cocina.- Entonces le sonrió, desapareciendo tras la puerta.

Los eternos segundos que aquel demonio se tardó en limpiar, fueron lo suficientemente severos sobre Minho. Una vez más comenzó a preguntarse si Taemin no estaría molesto por tener que cuidarle. Se escondió bajo las mantas; sabía que estaba siendo demasiado exigente, pero no le gustaba estar enfermo. Sólo quería sentirse mejor, y que Taemin cuidara de él. Sintió como las sábanas eran alzadas, encontrándose con los ojos bonitos del demonio.

-¿Aún tienes frio?- Preguntó Taemin, torciendo los labios. -Supongo que tendré que meterme a la cama contigo.- Exhaló, empujándole suavemente para poder acomodarse a su lado. -Mi calor corporal deberá servir un poco.

Minho suspiró, aferrándose a la cintura del menor y acomodando su cabeza en el hombro ajeno.

-Perdón Tae...- Gimió. -No quise estropear tu agenda. Tu día debe de estar muy apretado, como para que simplemente lo dejes votado por mi.- Hablo bajo y despacio, para no forzar su garganta.

-¿Minho? No te preocupes por eso, ya te dije que todo es reprogramable.- Le acarició el brazo que le abrazaba por delante.

-Pero te obligué a quedarte, aún cuando no querías...- Chilló.

-¿En serio piensas que te estoy cuidando por obligación?- Taemin frunció el ceño, matizando su voz en un tono serio. -Minho, si no quisiera cuidar de ti, no lo estaría haciendo. No soy tú, no siento culpa por decir que no ante una situación delicada.- Exhaló. -Estás muy enfermo, me has hecho una rabieta, cuando usualmente eres quien controla las mías...- Se detuvo a pensar cómo continuar. -Me di cuenta de lo muy mal que te debías sentir, y tú aún así sólo pedías que me quedara a tu lado. Minho, si estoy jugando al doctor, es porque te amo, y vaya que me hace feliz saberme necesitado por ti.- Resopló. -No permitiré que nadie más cuide de ti, si con eso puedo mantener tu corazón sólo para mi.

-...Me siento mal.- Minho jadeó una vez más.

-Lo sé amor, pero tienes que esperar a que la pastilla haga efecto.- Taemin rodó los ojos. ¿Dónde estaba su Minho centrado en este momento? Sólo tenía a un gran llorón metido en la cama. Aunque, debía admitir, le parecía algo tierna esta regresión que Minho estaba experimentando.

-Y tengo frío~.- Tiritó.

-¿Sabes? Escuché que el sexo ayuda a mantenerte sano, y recuperarte de una gripe.- Le miró, buscando algún punto débil en el ángel.

-Taemin...

Y ahí estaba, el usual Minho inamovible acerca de sus convicciones. Taemin soltó una risita de alivio al escuchar tal seriedad en la voz del mayor, puesto que eso sólo significaba que ya se empezaba a sentir mejor.

-De acuerdo, nada de sexo hasta que estés curado.- Taemin se encogió de hombros. -Como gustes, pero eso sólo hará que tus horas enfermo sean más largas.

-Tengo sueño...- Minho suspiró.

-¿Sueño?- La rápida mirada que le dirigió, le hizo confirmar que Minho se veía cansado. -Te ves mejor que antes, pero tal vez si debas dormir una siesta...¡Ya sé! Te contaré un cuento.- Soltó los brazos del mayor, de su cintura, y le hizo recostarse mejor en la cama. Le tomó menos de veinte segundos girarse un poco a la cajonera que tenía de su lado de la cama, y sacar el libro de cuentos antiguos que tenía, antes de poder notar que Minho ya se encontraba absolutamente dormido. -O tal vez lo lea para mí...- Susurró. -Duerme bien, amor. Necesitas curarte.

 

 

 

El respirar bien le hizo despertarse de sobresalto. Había olvidado por completo lo bonito que se sentía eso. Se desperezó, mirando a su alrededor. El cuarto estaba iluminado por la lámpara que tenía a un lado, pero el atardecer afuera le indicaba que había dormido al menos tres horas. Además, Taemin no se encontraba a su lado. Sintió una horrible opresión en el pecho, y sabía –ahora- que no se trataba de nada físico. ¿Dónde estaba Taemin? A penas iba a llamarle, cuando Taemin entró a la habitación.

-Pude sentir cuando despertabas, así que me supongo que ya estás mejor.- Se cruzó de brazos, esbozando una pequeña sonrisa pícara.

-Me siento mejor.- Minho asintió, notando que el dolor en su garganta ahora era poco más que un recuerdo. Aun así, tenía algo de malestar general que le seguía haciendo sentir incómodo.

-¿Qué hay de tu sanación? ¿Ya puedes usarla?- Se acercó a la cama, colocar sus manos en las mejillas del ángel.

-Hmmm.- Asintió, sintiendo como la energía recorría su cuerpo, llenando todo de una sensación tranquilizante. Se sentía bien ahora, y sabía que se debía a la sanación.

-Bien, ahora sí que te ves mejor.- Taemin masculló. –Ahora podré concentrarme en…

No, Minho no le dejó terminar de hablar, y mucho menos irse. Podía recordar lo que Taemin le había dicho antes de quedarse dormido. Taemin le amaba. Le amaba a tal grado de sentir placer tan sólo con saberse necesitado. Y eso, aunque fuera totalmente egoísta de parte de Taemin (y por ende pecado), era una de las más sinceras confesiones de amor de parte del demonio. Taemin le cuidó, porque sentía que debía de hacerlo, sin necesidad de una obligación. Le amaba, y poder verlo en esta situación, le conmovía.

-Gracias por cuidar de mí, amor.- Le abrazó por el torso, hundiendo su rostro en el vientre de Taemin.

-¿Ya no estás gruñón, ni de bebé llorón?- Taemin rio, acariciando el cabello de Minho.

-No…Tuve al mejor doctor a mi cuidado.- Exhaló, jalando a Taemin hacia sí, rápidamente girándose para atraparle debajo de su cuerpo contra la cama.

-Min…¿Podemos jugar al doctor de nuevo?- La sonrisa traviesa de Taemin delató al par de ojos que vagaron por el cuerpo del ángel, que no evitó reír.

¡Es que lo amaba! Amaba tanto a Taemin, y amaba saber que Taemin también le amaba. Le amaba tanto, que no podía evitar pensar en hacerle el amor.

-Sí, juguemos al doctor…Sólo que, esta vez yo seré el doctor. Y tú, mi paciente.- Se ciñó sobre el menor, cerrando sus labios sobre los contrarios, en un largo beso. 

Notas finales:

Minho normalmente es de temple de acero, pero incluso cuando él se enferma no puede evitar convertirse en un bebé lleno de inseguridades. Y Taemin que no ayuda con su manera de ser x) 

En fin, ¡es hora de jugar un juego! 

En estos seis capítulos, he dado pistas de qué tipo de ángel es Minho. Ahora, es su turno de adivinarlo :D

Ya sabemos que la especialidad de Taemin es ser  un demonio de lujuria, ¿qué especialidad será la de Minho? e.e 

¡Hasta el próximo capítulo! n.n♥

 

 


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