Taemin se frotó las sienes, dejándose caer de mala gana en la silla que tenía frente al escritorio. No se sentía de humor como para dar clases, pero no tuvo oportunidad de cambiar de opinión y regresar a casa, ya que sus alumnos empezaron a entrar al salón casi como si todos se hubiesen puesto de acuerdo para acceder al aula al mismo tiempo.
Exhaló, tratando de sacar su frustración. Hoy en la mañana se había quedado dormido, puesto que su celular se había descargado en la noche. Probablemente su cargador había terminado de morir ya. Eso le había retrasado, así que a penas había alcanzado a darse un baño rápido antes de tener que salir corriendo. Sin embargo, lo que más de mal humor le tenía -y que le estaba causando un gran dolor de cabeza- era que no había visto a Minho en un largo tiempo. Él había estado en el hospital por tanto tiempo ya, que Taemin empezó a creer que de nuevo estaba viviendo sólo.
Así que ahora sólo podía estar de mal humor, soportando el dolor de cabeza que tenía por la falta de tacto de Minho. Físico, necesitaba el tacto físico de su novio. Volvió a respirar hondo, tratando de enfocarse en cualquier otra cosa, como que no había desayunado, y usaría eso de excusa para poder regresar temprano a casa. Sólo tendría que dar esta y dos cátedras más. Después regresaría a casa, tomaría algo para su dolor de cabeza.
-Profesor…
Taemin dejó de frotarse las sienes y subió la mirada, encontrándose con una de sus alumnas mirándole de manera rara. Maldijo en su interior, preguntándose por qué los humanos eran tan egocentristas como para hasta desconcertarse cuando alguien más estaba teniendo un mal día. Respiró largo y pesado, controlando lo que iba a decir.
-¿Qué ocurre señorita Park?- Jadeó.
-Um, profesor…¿Quiere café?- Ella trató de no titubear al extender su vaso de café. –No le he tomado aún, y usted parece necesitarlo más que yo…
Taemin la miró algo perplejo, aceptando el vaso desechable. Tal vez no todos los humanos eran egocentristas. Y se alegraba de no ser uno de esos profesores temidos por sus alumnos, como lo era Kibum, porque si no sabía que jamás se le hubiera acercado a ofrecerle de su bebida. Miró el líquido oscuro, asintiendo un poco antes de dar el primer sorbo. Cerró los ojos, sintiendo el sabor amargo apenas un poco endulzado bajar por su garganta. Oh infiernos, eso era lo que necesitaba. Sabía que con eso sería suficiente para distraerse de su dolor, sólo debía enfocarse en ese sabor amargo y dulce, y en la sensación caliente dentro de su cuerpo. Exhaló, sintiéndose un poco mejor.
-Señorita Park, usted ciertamente necesita recibir un punto extra por saber cómo se prepara un buen café.- Lo dijo en casi broma, del mismo en modo en que la chica casi lo creyó. Ella simplemente soltó una risita nerviosa y regresó apresuradamente a su lugar.
Quizás, después de este café, podría terminar toda la jornada, y quizás incluso al volver a casa Minho estaría ahí. Suspiró, poniéndose de pie, listo para iniciar con su clase.