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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Uno más y contando

Espero que lo sigan disfrutando

La historia avanza, y aunque a veces pareciera lenta, todo es en pos del desarrollo de personajes, que para mí es de lo más importante.

 

Era viernes por la noche y Seto estaba guardando lo necesario para retirarse a casa, a la vez que hablaba con su guardaespaldas.


En realidad, ya no veía a Yami como su guardaespaldas nada más, pues muchas veces se encargaba de resolver asuntos para él. Poco a poco se estaba convirtiendo en su mano derecha.


-Entonces todo marcha bien?- cuestionó mientras cerraba los últimos archivos en su inseparable laptop.


-Así es. Si todo sigue como esta planeado, dentro de 2 semanas estará completa la remodelación de la pizzería de Joey- el CEO se sintió satisfecho con eso.


-Se ve que estan haciendo un buen trabajo. Hay algo más que quiero pedirte. Necesito que hagas lo que tengas que hacer y mantengas a ese rubio obstinado lejos de la remodelación. No quiero que vea nada antes de que esté listo- Atemu sonrió de una manera casi imperceptible. Ya había notado la química entre su jefe y el jefe de su amigo Yugi. Pero fue solo después de que el mismo Seto le confiara sus planes que el tricolor confirmó sus sospechas.


Después de todo, quién hacia algo así por alguien que no le importaba? Y mucho más si lo estaba tratando en plan de sorpresa.


-Hablaré con Yugi acerca de eso. No será muy fácil, al parecer Joey ha estado algo ansioso estos últimos días- el castaño se puso de pie.


-Era de esperarse. Ese obstinado es demasiado activo, y no ha tenido mucho que hacer estos días. Por cierto, ya confirmaste las citas que te pedí?- En verdad el tricolor parecía más su asistente personal que su guardaespaldas, pero era esa versatilidad lo que lo hacía tan valioso para el CEO.


-Sí. Están todas para confirmadas los días que me pidió- le dijo mientras el ojiazul terminaba de ponerse su gabardina.


-Bien. Solo necesito una cosa más- Sacó su celular mientras hablaba.


-Si?-


-Pásame el número de Yugi. Se que Joey se ha quedado allá estos días y necesito hablar con él- Yami sacó su propio celular.


-Por qué no se comunica con el propio Joey a su celular?- se atrevió a cuestionar Atemu. Pues así como el castaño le tenía mucha más confianza, él se la tenía a su jefe.


-Puedes creer que Mokuba me dijo que no tiene? No se como pudo subsistir la pizzería con esas fallas- Claro que Seto pensaba en grande, no era tanto que lo criticara por no ser o no tener, sino que el empresario sabía que el rubio no le había dado la seriedad suficiente a su negocio y por eso, con todo y las grandes cualidades que él poseía, no había podido llevarlo al éxito.


Después de haber guardado el número de Yugi en su aparato, ambos chicos se fueron a la mansión del CEO.


Y como no era muy tarde, decidió llamarle de una vez.


El teléfono sonó un par de veces por la línea. Y el CEO, terco como era, estaba comnezando a impacientarse.


-Bueno- escuchó la voz de Joey por el teléfono.


-Joey?- es que no se esperaba que él contestara. A fin de cuentas, no era su casa.


-Seto? Eres tú?- por obvias razones, el castaño no pudo ver el sonrojo que surgió en las mejillas del rubio.


-Buenas noches Joey- era la primera vez en días que hablaban. Y la primera también desde la noche que trabajaron juntos y se demostraron un poco de cariño.


-Hola Seto, cómo estás?- el ojiazul podía entender perfctamente a su hermanito en cuanto a que no quería que Joey supiera quienes eran ellos dos. La confianza y soltura con la que se dirigía hacia él lo hacia sentir cómodo, sin necesidad de aparentar nada ni tratar de llenar expectativas de nada.


-Bien, muchas gracias. Tú qué tal?- esas conversaciones más comunes y corrientes no eran parte de la vida cotidiana del CEO. Y era por eso que comenzaba a disfrutarlas.


-Pues, tranquilo. Sin mucho que hacer en estos días, más que ayudarle a Yugi a darle un poco de orden al desastre que tiene por sótano- Seto pudo visualizar de una manera muy clara como de seguro el rubio esbozaba una sonrisa en el rostro.


-Y serás capaz de ayudarlo con eso? Digo, no es que seas la persona más ordenada- como le gustaba molestarlo. Hacia que se viera más lindo.


 -Pues discúlpeme señor ordenado, eso no es todo en la vida. Además con ayudar a mi amigo en estos días que me está dejando quedarme aquí es suficiente. No tengo por qué cumplir tus expectativas- la voz del rubio sonaba entre molesta y divertida. Pero el ojiazul sí que se divertía.


-Solo asegurate de no mezclar lo rojo con el morado y no poner los utensilios de cocina en el baño y sera ganancia para tu amigo- el castaño estuvo a punto de soltar la carcajada, pero se aguantó.


-Bueno y para eso me hablas?- ahora sí se escuchaba molesto.


-No, en realidad hablo para avisarte que pasaré el martes por ti a las 11 de la mañana para que vayamos a conocer a un amigo mío. Creo que te caerá muy bien-


-Y por qué tengo yo que conocer a un amigo tuyo?- se notaba que la molestia del rubio no había disminuido.


-Porque es interesante para ti, porque es en beneficio tuyo y porque... como dijimos la otra noche? Ah sí, estamos invirtiendo en tu educación- por unos segundos no se escuchó nada por el teléfono.


-Y cómo debo vestir? Es algo de mucha importancia? Necesito traje o algo así? Porque la verdad es que no tengo y Yugi no me puede prestar nada por mi estatura, tendría que ver quien me podría prestar uno para estar presentable ese día ya que se trata de alguien importante y...-


-Joey- lo interrumpió el castaño.


-Qué?- se notaba nervioso.


-No es necesario llevar traje ni que te vayas a comprar ropa nueva. No es algo formal- La voz del ojiazul era serena, transmitiendole ese mismo sentimiento al pizzero.


-Pero mi ropa no es gran cosa. De hecho la mayoría esta manchada o rota- Joey escuchó a su benefactor suspirar.


-Solo se tú mismo. Recuerda que eso es lo más importante en todo este proceso de transición que estas viviendo- se hizo un silencio un poco incómodo entre los dos.


-Bien. Entonces te espero el próximo martes afuera de la pizzería- oops...


-No, no quiero verte en la pizzería. Te buscaré en casa de Yugi-


-Por qué? No me molesta ir hasta la pizzería. Además, acaso sabes donde queda esta casa?- el CEO pensaba en una salida que hiciera al rubio quedarse a esperarlo ahí sin que sospechara nada.


-Por si no lo recuerdas, mi guardaespaldas y hombre de más confianza es amigo de toda la vida del tuyo. Él sabrá guiarme. Y no, no quiero acercarme a la remodelación. Los lunes me lavan el auto y no quiero que se ensucie tan pronto- en verdad fue una tonta y lamentable excusa, pero fue la única que se le ocurrió.


-Tienes idea de lo arrogante que sonaste?- ahora era el rubio quien se divertía en la conversación.


-Sí, bien, no me importa. Te veré el martes a las 11 de la mañana en casa de Yugi- y punto.


-De acuerdo. Nos vemos el martes Seto. Que pases una linda noche- el castaño casi podría asegurar que mientras el otro chico le decía eso, estaba todo sonrojado.


-Tú también Joey. Dulces sueños- colgaron, y ambos se quedaron con una linda sensación en el pecho.


 


El martes por la mañana Joey se sentía nervioso. Iba a salir con el CEO. Claro que no era una cita ni nada por el estilo, pero iba a pasar por él. Se preguntó si vendría Yami con él. Al parecer ese raro clon de su amigo siempre estaba cerca de Seto.


 Se acercaba la hora en que pasarían por él, y comenzó a sentirse hasta con nauseas de los nervios.


Estaría bien la ropa que había elegido? No era nada fuera de lo normal. Unos pantalones de mezclilla algo viejos y despintados, y una playera blanca ajustada a su cuerpo.


Pensó que quizás podría haber agarrado algo más. Pero tampoco era como si tuviera mucho de donde elegir.


Pero decidió no cambiarse porque el castaño le había dicho que no dejara de ser él mismo. Y Joey amaba estar de pantalón de mezclilla.


Cuando faltaban unos 10 minutos para que dieran las 11, sonó el timbre.


Con todo y sus nervios fue a abrir, para encontrarse con un ojiazul a un par de pasos de la puerta.


-Buen día Joey- estaba seguro de haberse sonrojado de una manera suave. Y con todo y eso le sonrió al castaño.


-Buen día Seto- el ojiazul le sonrió de regreso.


-Estás listo?- Joey asintió.


-Sí, tan solo estaba esprándote- la sonrisa del CEO se amplió más. Ni él mismo estaba consciente de todo lo que el rubio le hacía sentir, pero después de todo lo acontecido en su vida, algo de felicidad le caía de maravilla.


El rubio volteó hacia adentro como para revisar que no le faltara nada.


-No avisarás a tu amigo que te vas?- Joey volteó mientras cerraba la puerta.


-No. Yugi salió desde anoche y luego me avisó que no regresaría a dormir, pero que estaría de vuelta para cuando yo regresara- el CEO pensó por unos momentos, haciendo notas mentales.


-Vámonos entonces- Joey asintió y siguió al ojiazul hasta un auto deportivo de un color de lo más extraño. Era un tono de azul, que brillaba y era opaco a la vez. Era como un opaco brillante, y la luz del sol lo hacía brillar de una manera más llamativa.


Aunque el rubio estaba en verdad impresionado, no hizo ningún comentario al respecto. Nunca había estado con alguien por interés, en ningún sentido, y no iba a empezar ahora. Ni aunque fuera una simple salida de negocios.


Seto por su parte se fijo en eso. Para él era muy evidente porque jalaba la atención de todos con los que se cruzaba, y que el chico el cual se había subido al auto no le decía nada.


Era con su silencio que le decía tantas cosas.


Quizás por eso era tan agradable pasar tiempo con Joey.


Joey era Joey y Seto era Seto.


Tan simple como eso.


-Y a dónde vamos?- el rubio interrumpió de manera involuntaria sus pensamientos.


-Es el restaurante de un amigo mío. Conozco también al chef, que es bastante renombrado. Le platiqué de ti y le pedí si podría darte algunos consejos- El rubio se emocionó.


-Entonces vamos a uno de esos restaurantes caros donde preparan cosas extrañas?- a Seto le pareció que estaba con un niño pequeño.


-Pues sí es algo caro, pero más que nada ha sabido sobrellevar malos tiempos y convertir sus debilidades en fortalezas. Y ha sido en su mayoría gracias al chef- Joey lo escuchaba atento.


-Cómo se llama el lugar?- Seto dio vuelta y paró el carro.


-Miralo por ti mismo- el rubio volteó y no vio nada. Entonces bajó del carro y vio un establecimiento con forma de pagoda, con un gran letrero en la parte frontal.


KANPEKINA SHOKUJI


El rubio abrió mucho los ojos ante la sorpresa.


-En serio vamos a este lugar?- estaba casi anonadado.


-Sí. Creo que puedes agarrar buenas ideas- el rubio se le quedó viendo.


-Si sabes que tiene una de las mejores calificaciones en cuanto al mundo culinariose refiere en todo Japón, verdad? Ya no digamos que es el mejor restaurante de Ciudad Dominó y que mucha gente viene de fuera solo para probar su comida- el castaño estaba divertido ante la actitud del rubio.


-Claro que lo se, por eso te traigo aquí- y eso lo dijo de lo más normal, como si fuera algo de todos los días.


-Y sabes que el chef que trabaja aquí tiene más restaurantes a lo largo del mundo y quien sabe cuántas estrellas michelin?- Seto sonrió más divertido.


-Perfectamente lo sé. Cómo no voy a saberlo si es a quien venimos a ver hoy?- El rubio se quedó helado. Por unos momentos el castaño no supo que pasaba por la cabeza de Joey. Tan solo se bloqueó. No hablaba ni nada.


-Espera, que fue lo que dijiste? Vamos a ver a ese famoso chef?- Seto asintió.


-Así es, al chef Tristan es quien conocerás hoy- el rubio estaba totalmente atónito.


El chef Tristan era una celebridad en el mundo culinario.


Como lo había dicho Joey, era renombrado en todo Japón, y mucha gente viajaba del extranjero a Ciudad Dominó solo para comer en su restaurante. Su área privada tenía una lista de espera de unos cuantos meses, y para poder cenar en el área normal necesitabas un buen presupuesto .


-Vamos, despierta que nos está esperando- empezó a caminar hacia el restaurante, y fue rápido alcanzado por el nervioso rubio.


-Pero el es un chef renombrado, yo tan solo soy un simple pizzero- el castaño caminaba seguro, pero el rubio se derretía de los nervios.


-Es de hecho por eso que venimos, para que puedas platicar con él y aprender algo-


-Pero hay tantas cosas que podría aprender de él. Será muy poco tiempo- Seto se detuvo justo antes de entrar y volteó a ver a su acompañante.


-Quiero que entiendas dos cosas antes de entrar, y dejes de estar tan nervioso- el rubio le dio toda atención.


-A ver, dime- el ojiazul lo vio directo a los ojos.


-Lo primero es que no debes estar tan nervioso, porque no importa qué tan bueno es este chef. Tú eres un gran cocinero y tus pizzas son inmejorables. No hay otra palabra correcta. Y en segundo... sé tú mismo Joey. Tú no eres un chico ni nervioso ni inseguro. De hecho distas mucho de eso. Déjate vibrar y salir como tú eres- mientras decía eso, el CEO acarició la mejilla del rubio de manera suave. Y el pizzero se sonrojó un poco, asintiendo ligeramente.


Ambos se sonrieron y entraron al restaurante que estaba todo vacío.


El rubio se preguntó por qué sería eso, pero tan pronto como llegó la duda se fue. No era su asunto en realidad.


Caminaron hacia la cocina, y fue ahí donde vio a Seto y al famoso chef saludarse de una manera casi familiar. Se notaba que se conocían desde hace tiempo.


-Seto, que gusto verte- el chef se acercó y abrazó al castaño, quien le dio el abrazo de vuelta.


-El gusto es mío Tristan. Cómo va todo?- El rubio estaba un par de pasos atrás de ellos, algo apenado y sintiéndose fuera de lugar.


-Muy bien, todo va viento en popa. Tú sabes como es esto del éxito, hay que echarle muchas ganas- en el rostro del ojiazul estaba una sonrisa sincera.


-Presumido- el moreno hizo una mueca.


-No es presunción, es la realidad. Pero dime, dónde está? Quiero conocer al chico del que me hablaste el otro día- Seto volteó a ver a Joey y le hizo una seña para que se acercara.


-Él es Joey- El rubio se acercó y le extendió la mano al moreno.


-Mucho gusto Señor, es todo un honor para mí conocerlo- el pizzero trataba de dirigirse con todo el respeto hacia ese renombrado chef.


-Oye, si no soy tan viejo. Llámame Tristan y háblame con toda la confianza. Además, los amigos de Seto siempre serán mis amigos- la sonrisa en su rostro le dio confianza al rubio para no estar tan nervioso.


-Está bien Tristan. La verdad es que me sorprendió mucho saber que iba a conocerte a ti-


-Bueno, pues pasemos a una mesa. Ahí estaremos más cómodos- Los tres varones se sentaron a placticar de una manera amena y tranquila en una de las mesas del restaurante.


Joey se enteró de que era el día de descanso del lugar y que por eso mismo Tristan los había recibido ahí.


También supo un poco la historia del ahora famoso chef. Como había sido un chico problemático en la preparatoria, y quería tener un taller de motos al crecer, pero que gracias a un buen amigo y a la fortuna de haber conocido a Seto, su vida había cambiado de maneras que él nunca hubiera pensado, y había logrado llegar a tener un éxito impensable para él en su niñez.


-Entonces Seto también te ayudó a ti?- el rubio estaba sorprendido.


-Claro, fue él quien invirtió en mi restaurante y me ayudó a lograr mucho de lo que he logrado- Tristan había sido advertido por Kaiba de que no debía revelar quién era en realidad.


Joey volteó a ver al castaño.


-Me estás insinuando que si le hago caso puedo llegar a tener el éxito que tú tienes?- dijo el rubio al voltear a ver a Tristan.


-Pues no sé, en realidad eso ya depende de ti y de tu dedicación. Lo que sí te aseguro es que Seto sabe lo que hace y lo que dice, y que no hay nadie mejor que él para los negocios- durante casi toda a plática el castaño se había mantenido al margen y casi ni había dicho nada.


-Aquí lo que me interesa es una cosa, y es que no se trata de que sigas todo lo que yo diga y seas como un soldado. Sino que le metas creatividad, porque aunque yo lo aconsejé mucho, todo lo que ha logrado es mérito de él- el moreno sonrió con satisfacción.


-Los procesos que tiene Tristan han cambiado mucho a través de los años. Y los ha cambiado en base a ver qué sí funciona y que no, y probar otras opciones. Lo que me interesa es que aprendas a sistematizar tus propios procesos para ser más eficiente y no usar tanto esfuerzo- el rubio poco a poco empezaba a comprender la complicadas palabras de su benefactor.


-Oye Joey, estás libre este fin de semana?- Joey empezó a pensar en eso, y luego recordó que no había nada qué pensar.


-Sí. Ahorita está la remodelación de la pizzería y estoy de brazos cruzados esperando- Tristan volteó a ver a Seto con complicidad, y éste tan solo asintió.


-Por qué no vienes este fin de semana a trabajar aquí en la cocina? Podrás ver cómo hacemos todo y de seguro aprenderás muchas cosas- era la invitación de ensueño para cualquier aspirante a buen cocinero.


-Me encantaría en verdad! Pero, yo no sé mucho acerca del tipo de comida que haces, ni recetas ni nada. No sé si más ben podría echar a perder cosas- al moreno le gustó la sinceridad del rubio. No todos los días se veía algo así.


-Pues si vas a venir a aprender, no de inspector. Sé que tu especialidad son las pizzas. Tú vente y aquí te pondré a aprender cosas sencillas. Y quizás haya la oportunidad que me prepares una de esas pizzas de las que Seto alardeó tanto la otra vez que hablamos- Kaiba lo volteó a ver con una mueca, y el moreno y rubio rieron.


-Esta bien. Cuándo puedo venir?- el rubio ahora estaba muy emocionado.


-Ven el viernes a las 9 de la mañana. El servicio empieza más tarde, pero así podrás ver todo el proceso de como preparamos todo para estar listos para abrir a la 1. Y si te gusta, puedes venir también sábado y domingo, así verás lo que es la euforía de este lugar hasta el tope- y vaya que era un restaurante grande.


Un rubio emocionado y un ojiazul satisfecho por sus acciones se dispusieron a salir de ahí. Se despidieron del famoso chef dándole las gracias, y una vez en el carro Seto se dio cuenta de que Joey no se podía calmar.


-Vamos, tranquilo. Creo que esta noche no podrás dormir- dijo el CEO divertido.


-Es que no sabes lo que esto significa? Es el chef Tristan! Y me invitó a trabajar con él durante 3 días!- el rubio estaba que no cabía de la emoción.


-Lo sé. Sabía que algo bueno saldría de esto, por eso quería traerte- el pizzero volteó a ver al ojiazul.


-Oye, muchísisisisisisimas gracias por esto. Es increíble todo lo que estás haciendo por mí- el castaño le sonrió.


-Es un placer- el castaño arrancó el auto.


-Quieres que te lleve con tu amigo? O si tienes algo de tiempo podríamos ir a comer algo- Joey lo pensó por un momento.


-Si te soy bien sincero, no creo que Yugi haya regresado todavía, y tengo mucha hambre. Pero la verdad es que no tengo presupuesto en este momento para que vayamos a un restaurante- el rubio se notó apenado.


-Pues yo invito- así de simple.


-No podría aceptar eso. Mira todo lo que estás haciendo por mí, y todavía me vas a alimentar? Creo que es demasiado- «Ni te imaginas cachorro» pensó entre sí Seto Kaiba.


-Vamos, tú me invitaste una deliciosa pizza la otra noche. Ahora es mi turno- y el rubio no pudo objetar más porque ya estaban entrando a un estacionamiento.


El ojiazul estacionó el carro y ambos se bajaron.


-Solo permíteme hacer una llamada- el rubio asintió y se alejó unos pasos para darle privacidad.


Se sentía feliz. Estaba muy emocionado por la experiencia que estaba a punto de vivir con el chef, y se sentía afortunado por tener a Seto como alguien cercano.


Volteó al nublado cielo y en silencio agradeció por como su vida estaba poco a poco cambiando en lo que él alguna vez había soñado.


Y eso no era todo.


Se convertiría en mucho más de lo que alguna vez soñó.

Notas finales:

Bonito día!

Hermosa noche!

 

Amor para todos!!!


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