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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Hola a todos y todas!

 

Espero que sigan disfrutando de este entretenido fic, hecho con mucho amor.

 

 

Amor para todos

-Gracias- dijo un sonriente rubio a una mesera mientras salían del lugar en el que habían comido.


Había sido una comida agradable. El compartir tiempo con Seto se tornaba cada vez más interesante. Parecía querer complacerlo en todo, cosa que también le incomodaba pues no quería que pensara que una de sus finalidades era aprovecharse.


Si seguía así lo iba a malacostumbrar.


Pero esos eran detalles que el ojiazul tenía por iniciativa propia, no era como si el lo pidiera.


-Te llevo a casa de tu amigo- esa no fue una pregunta, fue casi una orden del castaño.


-Bueno, ya que lo pides de una manera tan amable, no me queda otra que aceptar- dijo el rubio mientras reía un poco.


El castaño sonrió ante el chiste.


Fue un camino agradable. Ninguno dijo una sola palabra, pero no era un silencio incómodo. Al contrario, se sentían muy agusto el uno con el otro.


Cuando llegaron a su destino, el ojiazul estacionó el auto en la banqueta de enfrente. Ambos permanecieron sentados.


-Habrá llegado ya tu amigo?- el castaño rompió el silencio, y Joey volteó a ver la casa tratando detectar movimiento en ella.


-No tengo idea la verdad-


-Y tienes modo de entrar a la casa?- el CEO parecía preocupado por él, y eso alegró a Joey.


-Sí, él siempre deja una llave escondida cerca de la entrada. Aunque lo que sí me sorprende es que no haya regresado desde ayer- se quedó pensativo por unos momentos.


-En serio no sabes dónde puede estar? O con quién?- había algo en la voz del CEO que quería darle a entender algo en especial.


-A qué te refieres?- bueno, le despertó la curiosidad.


-Atemu me pidió el día libre hoy. Y es la primera vez que píde un día en específico. Por eso, a pesar de que iba a venir con nosotros, le di el día- en la sonrisa de Kaiba era obvio que le estaba dando doble sentido al asunto.


-Atemu es tu guardaespaldas?- el castaño solo asintió, y Joey se quedó pensando por un momento.


En realidad nunca le había conocido pareja a su mejor amigo, y nunca se había dado cuenta de que estuviera enamorado. Y aunque Yugi era un chico reservado, había entre ellos una confianza fraternal.


Si de verdad iba a salir con ese tipo, por qué no le dijo nada?


De verdad había ido con él?


-Bueno, la verdad es que sí he notado una cierta chispa entre ellos. Y las veces que ha pasado a buscar a Yugi después del trabajo ambos se notaban muy felices. Será que estan juntos?- eso sí sorprendió al ojiazul.


-Atemu pasa por Yugi?-


-Solo lo ha hecho un par de veces, pero Yugi lo ha recibido con una gran sonrisa en las dos ocasiones- el castaño suspiró de una manera muy suave.


-Bueno, en realidad eso no nos importa. Mientras Atemu cumpla conmigo y Yugi contigo, en sus vidas pueden hacer lo que sea- Joey alzó los hombros, y volvieron a quedarse en silencio, hasta que Joey volvió a hablar.


-Sabes? Estoy muy agradecido contigo. Has revolucionado mi vida y está cambiando para bien. Se que para ti es un negocio, pero para mí es mi realidad mutando de una manera muy positiva. Y quería darte las gracias- el rubio miraba a los ojos de Seto, el cual le respondía la mirada con una bella sonrisa.


-No tienes nada qué agradecer. Tú has hecho muchísimo por mí. Más de lo que te podrías imaginar- Joey lo observó un poco más serio.


-Mokuba, cierto?- el castaño asintió.


-Antes de que Mokuba entrara a trabajar contigo, todo era difícil y un desastre con él. Estaba en una etapa muy complicada, y yo no encontraba una buena solución. Ya no es un niño, es un hombre en formación, y en esa transición la pasamos mal. Estuvo al borde del alcoholismo serio. Y gracias a ti es que ha empezado a salir adelante. Se que no todo está superado, pero confío en que si seguimos trabajando juntos, él estará cada día más recuperado- la emoción en la voz del castaño era notoria, y conmovió a Joey.


-No es para tanto, yo no hice nada- hasta se sonrojó un poco.


-Tú le ofreciste una mano amiga, y le abriste su corazón. Era la oportunidad que él necesitaba- Joey estaba muy apenado.


-Pues, no es que haya hecho más que con cualquier otra persona. Pero fuera de eso me da gusto que esté mejor- su sonrisa era muy sincera. -Ahora recuerdo que al mero principio que nos conocimos me dijo que su hermano lo había forzado a obtener un trabajo- El CEO asintió, recordando todos esos difíciles días.


-Así es. Necesitaba dejar de estar ocioso. Fue lo único que se me ocurrió. Y me da tanto gusto, porque así pudimos conocerte- las miradas entre ellos eran intensas.


-Vaya, y yo que le dije que quizás era por que necesitabas ayuda con los gastos. Y miranos, ahora tú eres el que paga todo- mientras hablaba, el rubio se iba poniendo cada vez más rojo.


-La vida nos da sorpresas-


-Y vaya que sí- Se miraron unos segundos más a los ojos, y el rubio rompió el silencio.


-Bien, será mejor que me vaya-


-Te acompaño a la puerta- era más afirmación que pregunta, pero el pizzero lo detuvo.


-No, no es necesario. Han sido muchas tus atenciones hoy, yo llegaré a la puerta sin perderme- el ojiazul no dijo nada, pero se sintió un poco decepcionado, ya que sí quería acompañarlo. Pero como no quería forzar nada, solo observó como el otro chico se bajaba del auto y le daba la vuelta para acercarse a su ventanilla.


-Sabes algo Seto?- el CEO estaba en el asiento del piloto, y Joey había recargado sus antebrazos en donde iría el vidrio de la ventana, que se encontraba abierta.


-Dime- Estaban a muy poco distancia.


-No tienes idea de como te agradezco lo del día de hoy. Ha sido muy importante para mí que alguien crea en mí. Que tú creas en mí. Creeme cuando te digo que mi vida está cambiando- el CEO se sintió feliz al escuchar esto.


-No tienes nada que agradecer. Somos los forjadores de nuestro propio destino-


-Lo sé- dijo el rubio, y al hacerlo se atrevió a tomar la barbilla del castaño, acercarse y unir sus labios a los de él.


Fue sorpresivo para el castaño. Y mucho.


Pero lo que más le sorprendió fueron sus propias ganas de besar al chico frente a él.


El muchacho rubio no perdía el tiempo, en unos segundos profundizo el beso y su lengua entró en acción. Se convirtió en un beso demandante, cargado de emociones.


Seto no le predía el paso, a pesar de no tener mucha experiencia. «Será que Joey sí la tiene?» Se preguntó mentalmente.


Porque en definitiva parecía un besador experimentado.


Estuvieron así unos segundos más, disfrutándose y saboreándose.


Se fueron calmando poco a poco, hasta que dejaron de besarse pero no se separaron.


Joey juntó sus frentes, y se quedó ahí un momento. Muy lento, el CEO fue abriendo los ojos, para encontrar que Joey lo observaba todo rojo. Seto le sonrió con cariño. Y Joey le contestó la igual.


Y sin decir una sola palabra más, Joey cruzó la calle y se dispuso a entrar a la casa de su amigo. Justo antes de entrar, se despidió a distancia con la mano, acto que el castaño le contestó.


Después lo vio desaparecer tras la puerta. Y con una sonrisa de idiota, el ojiazul se fue a la mansión.


Joey por su parte llegó a la habitación de su mejor amigo y se aventó a la cama. Por primera vez en muchísimo tiempo se sentía feliz. Todo iba saliendo realmente bien. Mejor de lo que hubiera pensado.


Empezó soñar despierto, reviviendo todo lo sucedido durante el día.


Estaba tn emocionado por trabajar con el chef Tristan. Siempre lo había admirado, y que Seto lo llevara a una plática privada con él, y que eso llevara a que el propio chef lo invitara a ayudarlo durante un fin de semana. Era WOW! Casi impensable. De no haberlo vivido, no lo creería.


Unos instantes después escuchó una motocicleta algo ruidosa y como la puerta de la casa se cerraba. De inmediato se levantó par air a recibir a su amigo.


-Hola Yug- dijo sencillo, y se encontró con su mirada radiante y una gran sonrisa.


-Hola Joey, cómo estás?- el tricolor fue a la cocina y se sirvió un vaso de agua.


-Yo perfecto. Cómo pasaste la noche?- el tonito de voz del rubio inculpaba al mas enano.


-Yo dormí de maravilla, y tú?- astuto, pensó Joey.


-Yo también. Yo dormí en tu habitación, y tú?- eso causó la risa de Yugi.


-Vamos Joey, somos amigos. Pregunta lo que quieras- fueron a sentarse a la sala. Aunque no se podría considerar una conversación seria porque Mutou estaba en las nubes.


-Saliste con Yami anoche?- Yugi no dejó de sonreir.


-Directo, eh? Fue Kaiba el que te dijo?- el rubio puso sus manos tras su cabeza y se recargó en el cómodo sillón.


-Pues me comentó de sus sospechas, pero no podíamos haber afirmado nada en realidad. Fueron meras suposiciones- Yugi rió suavecito.


-Pues sí, salimos a cenar y a un bar. Fue muy agradable- la mirada inquisitoria del rubio mostraba querer saber más.


-Y?- siempre curioso.


-Y luego fuimos al departamento de Yami, y ahí pasamos la noche-


-Creo que te faltó el «juntos»- Yugi soltó la carcajada.


-No pasó «eso», si es lo que quieres saber. Pero puedo considerar que estamos saliendo- Joey se alegró por su amigo.


-Bueno, y qué sí pasó? Porque no tiene por qué pasar «eso» para que haya acción-


-Uy sí, el experto hablando. No pasó nada más allá de una muy agradable velada llena de cariño. Y tal vez un beso o dos- el tricolor no dejó de sonreir, pero ahora estaba rojo cual tomate.


-Lo sabía! Ya decía yo que venir flotando entre nubes es señal de algo!- el chico rubio sintió que había descubierto algo importante.


Yui tan solo rió.


-Y como estuvo tu día con Kaiba?- durante la próxima hora, joey se dedicó a platicarle a Yugi todo su día. Cómo había conocido a una gran y famoso chef, luego habían ido a comer y todo el agradable tiempo que había pasado con Kaiba.


Incluso hasta el beso le platicó.


La verdad es que Joey estaba muy feliz. Y la alegría siempre contagiosa de Joey hizo que pasaran una agradable tarde juntos.


 


Por su lado, el CEO se fue directo a la mansión. Se sentía feliz y tranquilo. Ese beso que le había dado/robado Joey lo tenía como entre las nubes.


No recordaba haber tenido tantas ganas de besar a alguien como las había tenido con el pizzero, y el hecho de que haya sido Joey el que empezara todo hizo que le gustara aun más.


Por que era consciente de que el era el «dominante», pero sentirse atrapado por el otro chico fue increíble.


Al llegar a la mansión se fue directo a su abitación, a tomar un relajante baño de burbujas en tina.


No tenía ni 10 minutos dentro cuando empezó a sonar su celular. Como lo tenía a un lado, lo revisó para ver que no fuera algo demasiado importante.


Era Mokuba.


Y a él siempre le contestaba.


-Mokuba- su voz era segura.


-Seto- y la voz de Mokuba sonaba extraña.


-Qué pasó?- el castaño se alarmó. Cualquier cosa que le pudiera pasar a Mokuba era motivo de cabezas rodando.


-Mmm, lamento molestarte Seto, pero podrías mandar a alguien para que me recoja?- no era alarma lo que escuchaba en la voz de su hermanito, ni tampoco enojo. Era algo como trsiteza, o quizá miedo.


-Qué esta pasando?- la voz del CEO era fuerte y autoritaria.


-Mmmm, mejor te digo cuando te vea. Puedes por favor?- casi sonó a súplica.


-De inmediato. Mándame tú la dirección de donde estás y me encargaré de ello- colgaron sin más, y el castaño salió inmediatamente de la bañera.


Cuando estaba poniendose la ropa interior, sonó el celular con un mensaje. No se detuvo, tan solo siguió en su labor de vestirse lo más rápido posible.


La voz de Mokuba no estaba nada normal, y su típica chispa no se escuchaba.


Él mismo iría por su hermano, y se encargaría de lo demás.


Unos minutos después terminó de vestirse, y mientras se encaminaba al auto marcó el número de Atemu.


-Más te vale que contestes- expresó en voz alta-


-Dígame señor Kaiba- se escuchó al otro lado del teléfono.


-Atemu, espero que ya te hayas desocupado- la voz del CEO era agitada por el movimiento que estaba haciendo, y eso a su vez preocupó al tricolor.


-Qué sucede?-


-Te estoy enviando una dirección, te veo ahí lo más pronto posible- justo el ojiazul cerraba la puerta del auto.


-Que sucedió?- la voz del guardaespaldas ahora sí sonaba preocupada.


-Mokuba- fue todo lo que dijo y cortó la llamada.


Cada quien por su cuenta arrancó rumbo al mismo punto. Uno en moto, el otro en carro.


Mokuba era lo más preciado para Seto Kaiba, y Atemu lo sabía.


Así que con tda precaución se fue a toda velocidad.


El castaño hizo lo mismo. Si algo le había sucedido a su hermano, alguien pagaría caro.


 


 


 


 


 

Notas finales:

Bonito día!

 

Hermosa noche!

 

 

Amor para todos!


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