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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

A seguir disfrutando de esta linda historia!

 

Amor para todos!

 

 

Tres días.


Tres largos días habían pasado desde que Noah se comunicara con él para avisarle que su amado hermanito se econtraba en su departamento, y que lo dejara quedarse a dormir allá.


De ahí, incontables llamadas le había hecho al peliverde, cuestionándolo a diario y casi exigiéndole que trajera a su hermano, o amenazando ir por él.


Pero cada vez que hablaba con él, Noah lograba hacer que se calmara y no hiciera alguna acción apresurada.


A fin de cuentas, el único dañado por sus aceleres sería Mokuba, y de ninguna manera quería eso.


Era la única razón por la que estaba aguantando ir por él.


-Todo bien jefe?- entró el tricolor a su oficina.


Seto Kaiba tan solo bufó en contestación, lo que solo podría significar mal humor. Siguió tecleando en la laptop, y Yami se sentó en un de las sillas frente a él, esperando con paciencia.


Tuvo que esperar unos 5 minutos a que su jefe hiciera una pausa en su trabajo.


-Sigues aquí?- el castaño estaba tan ensimismado en su hacer que no se dio cuenta de la presencia de su guardaespaldas.


-Así es. Como siempre, todo el tiempo- esas palabras, y la mirada que Yami le dedicó al ojiazul, hicieron que algo en él se estremeciera.


Con esas simples acciones le transmitió que estaba fiel a su lado, y que contaba con él para lo que necesitara.


Seto Kaiba solo asintió, pero también le transmitió agradecimiento con su mirada.


Y es que se habían hecho tan cercanos, que muchas veces con la pura mirada se entendían a la perfección.


-Qué pasó con Mokuba?- el tricolor sabía que ese era el motivo del mal humor.


-Eso quisiera saber yo, no lo he visto desde el hace días. El domingo por la noche me habló ese Noah y me insistió en dejarlo allá, y ya es miércoles y no se nada de él- el castaño cerró los ojos y masajeó su sien.


-Pero hay algún indicio de que este bien, o mal?- Yami también se preocupaba por el Kaiba menor.


-Pues solo he hablado con Noah. Me asegura que Mokuba está bien, pero que le ha pedido que si puede estar unos días con él. Que no preocupe y blah blah. Y me pidió de una manera muy específica que no lo vaya a buscar- Seto estaba estresado, y mucho más de lo normal.


-Y creé que sea buena idea?- era una situación extraña.


-Lo cierto es que desde que sufrió ese ataque, Mokuba abrió un acantilado entre él y yo. Nuestra relación estaba mejorando mucho, y desde ese día casi ni habla conmigo- la voz del castaño denotaba preocupación.


-Pues no es solo con usted, yo también lo he notado muy distante, sobre todo pensativo y serio- las palabras de Yami solo preocupaban más al Kaiba.


-Ese es el problema. Ese no es Mokuba. Más allá del tiempo en que nos distanciamos por su loquera de adolescente, siempre hemos sido muy cercanos. Y eso es lo que más me preocupa. Qué razón podría tener para no acercarse a mí?- el castaño suspiró.


-Quizás no es personal. Quizás tan solo necesita un espacio para aclarar sus ideas- el ojiazul lo miró fijamente.


-Espacio? Por qué tendría que tener un espacio de mí que soy su hermano?- ahora el castaño sonaba irritado.


-Si soy bien sincero, yo pienso que lo más seguro es que ni el mismo Mokuba sepa. Quizás tan solo se siente seguro con ese otro chico y por eso busca su compañia. Pienso que lo mejor será darle ese espacio y que él sepa que usted lo esperará con los brazos abiertos cuando decida regresar- el ojiazul bufó, algo molesto.


-Lo que más me molesta de todo esto es que tienes razón. Hablaré con Noah para que le transmita ese mensaje a Mokuba- Yami le sonrió.


-Por otra parte, le tengo buenas noticias- eso llamó la atención del CEO.


-Espero que sea algo bueno- Yami se enderezó en su asiento.


-Más que bueno, diría yo. Estuve presionando a la gente de la remodelación. Estará lista mañana por la noche. Y después de hacer algo similar con la decoración, todo indica que tendrán todo listo el sábado por la tarde, siempre y cuando todo marche como se planeó- vaya que eran buenas noticias.


-Excelente. Buen trabajo. Y asegurate de hacerles llegar unos bonos a todos los trabajadores que hicieron un esfuerzo para que todo quedara listo, desde el más básico hasta los indispensables- Atemu se sintió bien consigo mismo. Ya sabía que la noticia le caería bien a su jefe, pero esos bonos hablaban de lo bien que lo había tomado.


-Claro que sí. Y hay algo más- Seto lo miró expectante.


El tricolor se puso de pie y le entregó un papel doblado.


-Es un mensaje de parte de Yugi- Yugi mandándole mensajes? El ojiazul se extrañó.


Pero todo cobró sentido cuando leyó la nota.


«Dice que te regreses caminando a tu casa el día de hoy»


Era un mensaje simple y conciso, y sabía exactamente a qué se refería.


Y no pudo evitar sonreír ampliamente.


-Dile a Yugi que mensaje recibido, y que todo en marcha- Atemu asintió y salió de la oficina. Tenía sus propios asuntos que atender y resolver.


Por su lado, el CEO siguió con su trabajo. Algo ansioso por que llegara la noche,pero tranquilo también.


 


Eran las 7 p.m.


Un cansado y sudado peliverde entraba a su departamento después de haber hecho un rato de ejercicio.


Al entrar, su olfato detectó un rico aroma. Lo guió hasta la cocina.


-Ah, hola Noah- un sonriente pelinegro lo saludaba mientras movía una sartén como si supiera cocinar.


-Wow, qué huele tan bien?- se asomó por detrás de Mokuba a ver la estufa, pegándole un poco su cuerpo.


Aunque Mokuba tenía pocos días conviviendo con él, un juego de coqueteos había surgido de manera natural, y ambos eran partícipes. Dormían juntos, se abrazaban de repente, y en una ocasión por poco y se dan un beso. Pero eso había sido accidental y no pasó de ahí.


Lo cierto es que había una química innegable entre ellos, y ambos disfrutaban de provocar al otro, para ver quien sería el primero en caer.


-Huele muy bien- Noah olfateó lo que el pelinegro cocinaba, y de un momento a otro desvió su nariz hacia el cuello del Kaiba.


-Demasiado bien- fue un susurro al oído del menor, que logró que se le erizara toda la piel, sintiendo sensaciones en todo el cuerpo.


-Pues claro, yo estoy cocinando. Ya estuvo bueno de alimentarnos de pan- el peliverde rió. Se quitó de encima de él y lavó sus manos.


-Y qué es?- Noah se sentó a la mesa.


-Championes al ajo gratinados. En realidad es algo demasiado sencillo, pero yo tenía antojo y tú unos champiñones al borde de la pudrición, así que decidí usarlos- Noah sonrió ante la sincera sonrisa de Mokuba.


En los últimos días, el Kaiba había sufrido una transformación. De ser un chico nervioso y tímido con él, se estaba soltando a ser como él era, sin pena. O al menos sin tanta.


Eso alegraba mucho al peliverde, porque quería ver bien recuperado a Mokuba, y esos eran excelentes indicios.


-Suena muy bien. Además de una excelente compañia- Ambos pusieron manos a la obra, y una hora después, terminaron su comida bien llenitos.


-Yo recogeré los platos- dijo el peliverde, llevando unos platos al fregador.


-Y yo los lavaré- así hicieron un buen equipo.


A medias de toda la acción, Noah quiso aprovechar el momento.


-Por cierto, hace rato me habló tu hermano de nuevo- Mokuba no hizo nada, solo siguió lavando.


-Volvió a gritarte de nuevo?- le apenaba esa situación.


Seto Kaiba podía ser un genio, pero Mokuba sabía a la perfección que su inteligencia emocional no le llegaba a la de un niño.


-No. Al parecer alguien o algo lo hizo entrar en razón. Me pidió que te dijera que si necesitas un tiempo aquí, tienes su consentimiento. Él estará feliz de que regreses cuando te sientas mejor- el pelinegro casi tenía la boca abierta.


-En serio te dijo esas cosas? Eso suena tan... no Seto- el peliverde rió con ese comentario.


-Que poca confianza le tienes a tu hermano- Noah reía mientras le pasaba más trastes para lavar.


-No, no es falta de confianza ni de fé ni nada por el estilo. Es que Seto no suele ser así. Es más de que todos tienen que hacer lo que él dice y como él lo dice. Y cuando alguien se sale de esa ecuación, o lo despide o se conflictúa- Mokuba trataba de concentrarse en lavar, pero con esas sorpresas no era fácil.


-No soy nadie para juzgar a tu hermano. Tú lo conoces mejor que yo, pero creo que no no deberías tenerlo en ese concepto. Tú mismo me has dicho que desde que trabajas en esa pizzería has notado que tenías ideas erroneas de tu hermano- el pelinegro cerró el agua, se secó las manos y aún recargado en la cocina volteó a ver a Noah.


-Es cierto. Yo mismo te lo he dicho. Antes pensaba que Seto vivía solo para trabajar, y que quería ese mismo futuro para mí. Cuando comencé a trabajar con Joey, y a sentir todo lo que eso implicaba, me di cuenta que cuando Seto me hablaba de responsabilidades, era más complejo de como yo lo entendía- Noah terminó de llevar los últimos trastes, y mientras barría la cocina, no le quitaba el ojo encima a Mokuba. Estaba muy al pendiente de sus reacciones.


-Entonces no se por qué te sorprende la reacción de tu hermano-


-Es que siempre ha sido demasiado protector conmigo- Mokuba se dio la vuelta y siguió con su labor.


-Y eso te molesta?- Noah escuchó como el pelinegro suspiró.


-No sé. En tiempos sí me ha molestado. Lo que pasa es que...- Mokuba volvió a cerrar el agua, pero esta vez no volteó.


-Dime- el peliverde se acercó a Mokuba, y desde atrás lo rodeó con sus brazos de una manera protectora.


Mokuba se sonrojó, pero de una manera muy discreta sonrió.


-Sabes que puedes confiar en mí- ese fue un susurro en el oído del Kaiba. Mokuba se volteó, quedando frente a frente con Noah, teniendo este último las manos recargadas en la orilla del fregador, haciendo que sus cuerpos quedaran muy pegados, y sus rostros muy cercanos.


-Lo sé. Se que puedo confiar en ti- Mokuba suspiró. Estaban a punto de darse un beso, y el Kaiba bajó la cabeza.


-Es que no sé qué es lo que me pasa. No entiendo en realidad por qué no quiero estar con mi hermano. Y también me duele que se lo tome a mal, pero siento que necesito estar lejos- Noah entendió las palabras, y también el mensaje oculto detrás de ellas.


Y comprendió que ni el mismo Mokuba se entendía a si mismo. Tal vez debería ayudarlo a abrir lo ojos.


Tomó su barbilla con una de sus manos, y levantó su cara para que lo viera a los ojos. Una vez más se encontraban a unos centímetros.


-Todavía no has entendido que lo único que necesitas es no entender. Si tu hermano ya tuvo la madurez de aceptar esta situación, no le des tantas vueltas al asunto. Si quieres regresar con él, hazlo. Si quieres quedarte aquí conmigo, hazlo y ya. Vive este momento. Y disfrútalo- y entonces pasó lo inevitable.


Desde que habían empezado los coqueteos entre ellos, y aunque Noah solía ser el más activo en ello, este se planteó no dar ningún paso sin que Mokuba lo diera primero.


Era consciente de que el pelinegro tenía experiencia, pero la vivencia de hacía unos días con ese otro chico que conocía había sido tan fuerte y le había dejado tantas secuelas, a pesar de que en realidad no le había hecho nada, que supo que si intentaba hacer algo, por más que el pelinegro también lo quisiera, lo iba a rechazar. Y podría hacerle más daño que bien.


Fue por eso que el beso que se estaban dando en ese momento era iniciativa del más bajo.


Estando tan cerca, fue demasiado fácil para él inclinar su cabeza y unir sus labios con el peliverde. Además sabía que no lo rechazaría, y eso le daba confianza.


El beso fue intensificándose. Mokuba rodeó el cuello de Noah con sus brazos, y él hizo lo mismo con la cintura del Kaiba.


Sus lenguas danzaban juntas, sin competir, solo compartiendo. Saboreándose.


Noah empezó a sentir como Mokuba acariciaba su espalda desnuda, pues seguía sin playera. Le estaba gustando mucho esa sensación, y fue aún mejor cuando acarició su pecho.


Noah era un chico de buen cuerpo. Procuraba ejercitarse todos los días, y eso lo hacía estar fuerte y con músculos bien formados. Mokuba estaba disfrutando mucho de acariciarlo.


Y fue él quien rompió el beso.


Pero la temperatura había subido algo de tono, y Mokuba quería seguir.


Así que se acercó a la oreja del peliverde y la lamió. Sintió como la respiración del más alto era agitada, y pensó que estaba logrando lo que quería.


Gimió en el oído de Noah.


-Noah, yo quiero- pero la mano del peliverde tapó su boca y no lo dejó continuar.


-No lo digas- la voz de Noah era profunda. Era evidente que estaba excitado. Entonces por qué no lo dejaba seguir?


Se vieron a los ojos y Mokuba lo cuestionó con su mirada.


Y Noah tuvo que hacer acopio de todo su autocontrol para poder hablar.


-No lo digas, por que si lo haces, no se si pueda detenerme- la mirada de Noah era muy profunda y transmitía muchas cosas.


El pelinegro quitó la mano que no lo dejaba hablar.


-Es que yo no quiero que te detengas- en los ojos de Mokuba había desconcierto, y algo de dolor.


-No me malentiendas por favor, me gustas mucho Mokuba- Noah tomó su rostro entre sus manos y le sostuvo la mirada, obligándolo a verlo todo el tiempo.


-Entonces? Es que acaso no te parezco atractivo? O excitante?- lo siguiente que vio en los ojos del pelinegro fue desconcierto. Entonces le sonrió tiernamente.


-Tú que crees?- una de sus manos bajó y tomó la mano de Mokuba, y la puso sobre su pantalón. Fue entonces que el Kaiba notó una erección de buen tamaño bajo el pantañón de Noah.


Y el desconcierto aumentó.


-Entonces no entiendo nada- Noah le sonrió aún más, y lo abrazó con fuerza. Uno de los brazos pegaba sus cuerpos, y con la otra mano acariciaba su nuca.


-Si va a haber algo entre tú y yo, va a ser algo bien. Yo no quiero un acostón. Tú eres más valioso para mí que eso- esas palabras fueron como un balde de agua fría para él.


Nunca nadie lo había tratado así. A pesar de haber estado antes con Duke, nunca lo había tratado así. Siempre era como Mokuba le había gritado aquel día; si Duke quería Mokuba tenía que ceder aunque no tuviera ganas, pero si Mokuba quería y Duke no, era él quien se tenía que aguantar.


Por primera vez en su vida, y más allá de su hermano, sintió que estaba con alguien que lo quería. Se sintió valioso para alguien.


Se sonrojó muy fuerte, y sus ojos se llenaron de lágrimas.


Y sin quererlo en realidad, empezó a llorar. Unas pequeñas lágrimas se convirtieron en llanto, y Mokuba lloró en el hombro desnudo de Noah.


Lloró por todas las veces que Duke lo había maltratado sin que él se diera cuenta.


Lloró por todas las noches que había sentido que había algo mal en él porque Duke no le hacía el caso que él quería.


Lloró por lo que le había hecho Duke en el callejón.


Y sobre todo, lloró por la felicidad que le hacía sentir ser valorado por alguien.


Noah no le dijo nada. Supo que Mokuba estaba soltando muchas cosas en ese momento, y tan solo lo abrazó mientras le acariciaba sus cabellos.


Ninguno de los dos supo cuanto tiempo pasaron así, pero cuando Mokuba se calmó, se separó un poco de Noah.


El peliverde no lo dejó ir, lo seguía abrazando, solo dejó que se pusiera frente a él.


-Perdóname- dijo Mokuba todavía entre sollozos.


Noah tomó su barbilla y lo hizo levantar la mirada.


-Eres demasiado valioso Mokuba. Eres un ser precioso. Permíteme cuidar de ti- Mokuba no dijo nada. Sólo se entregó al beso que Noah se acercó a darle.


Cuando se separaron, Noah le sonrió y el pelinegro lo hizo de vuelta.


-Vamos. Ve a lavarte la cara, tengo una sorpresa que creo que te gustará- Mokuba solo asintió y fue a hacerlo.


Confiaba en Noah.


El peliverde por su parte fue a ponerse una playera y a arreglarse. De seguro el Kaiba se sorprendería mucho con la visita inesperada.


Terminó de arreglarse y se detuvo un momento.


Se sentía feliz.


Sabía que había sido un momento muy importante el que habían pasado juntos en la cocina. Quizás el inicio de algo lindo.


Por ahora, su prioridad era cuidar de Mokuba.


Y estaba en ello en cuerpo y alma.


Y enamorándose ahí de paso.

Notas finales:

Bonito día!

Hermosa noche!

 

Amor para todos!!!


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