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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Un capítulo más

 

Espero que lo sigan disfrutando

 

Amor para todos!

Era domingo, y estaba dando la 1 de la tarde.


El CEO se encontraba en la corporación, algo molesto porque su querido y confiable guardaespaldas no aparecía.


-Demonios!- Kaiba golpeó el escritorio y colgó el teléfono. Por enésima vez en ese día había marcado al celular del tricolor y no le había contestado.


Estaba frustrado y molesto.


No faltaba mucho para verse con Joey, y necesitaba saber si toda la remodelación de la pizzería estaba lista, además de su pequeña sorpresa.


Buen momento se le ocurría a ese inútil para desaparecer!


Trató de concentrarse y siguió trabajando en unos documentos pendientes, sin mucho éxito.


Pasó otra media hora y el tricolor seguía sin aparecer.


Golpeó una vez más su escritorio y se preparó para salir.


Fue hacia el estacionamiento, y cuando estaba abriendo la puerta del carro, vio que Yami venía corriendo hacia él.


Estaba molesto y aliviado a la vez.


Yami lo alcanzó y se tuvo que doblar para recuperar el aire perdido.


Por un momento, el castaño se preocupó por él.


-Estás bien Atemu?- a pesar de ser alguien frío, Seto era un buen tipo, y no dejaría a Atemu ahí si necesitaba ayuda.


Tuvo que pasar cerca de un minuto para que Yami pudiera volver a hablar.


-Disculpe jefe, vengo corriendo desde la nueva pizzería- bueno, no es que estuviera a 2 kilómetros, pero para irse corriendo desde ahí, en definitiva debías tener buena condición física.


Kaiba esperó lo más paciente que pudo.


Cuando el tricolor estuvo mejor, se enderezó y encaró a Kaiba.


-Lo logramos, la pizzería esta lista. Al 100% lista- vaya que eran buenas noticias, y el ojiazul sonrió.


-Bien hecho Atemu. Pero por qué no contestabas el teléfono?- era un reclamo, y Yami sabía que lo merecía.


-Lo siento, la verdad es que tuve que entrar en acción para movilizar todo. Si no les ayudaba a cargar muebles, no hubiera estado listo hoy-


-Podrías haberte tomado 30 segundos para decirme esto- el reproche.


-Quizás sí, pero no quería gastar ni 10 segundos en otra cosa, dado a que usted me dijo que hoy se encontrará con Joey y que hiciera lo posible por que estuviera todo listo- Seto tenía que admitir que ninguno de sus empleados era tan eficiente como Yami.


-Que hay de la sorpresa que encargué?- Atemu pudo por fin respirar bien. Sacó unas llaves y se las entregó al castaño. Era evidente que eran de la nueva pizzería.


-Está todo listo. Yo mismo me encargué que cada cosa estuviera en su lugar. Puedo decir que esta presentable y lista para mostrarsela a Joey- El CEO sonrió.


-Excelente trabajo Atemu. Tómate la tarde libre- Yami sonrió, sabía que su esfuerzo había valido la pena.


-Gracias señor- le abrió la puerta del carro al castaño.


-Cualquier cosa que se le ofrezca, no dude en hablarme- le dijo el tricolor antes de que arrancara.


-Espero que si llego a necesitarte, me contestes esta vez- Yami se ruborizó un poco, y vio como el auto de su jefe arrancó y se fue.


El castaño iba contento en su auto.


Se felicitó a si mismo por haber contratado a Atemu.


Lo mejor de todo era que la mansión estaba a unos pocos minutos en carro desde la corporación, y ahí era donde se vería con el rubio.


Estaba emocionado y ansioso.


Era cierto que él nunca se había caracterizado por ser muy altruista, pero esta acción que estaba llevando a cabo con Joey lo hacía sentir muy bien.


El rubio le importaba.


El rubio le gustaba. Como nadie le había gustado antes.


Por eso casi le había suplicado que se quedara con él.


Y aunque el rubio se había negado las dos veces, no se sentía mal con eso. De alguna manera estaba seguro que, si se daba ese encuentro deseado, valdría la pena la espera.


Dio la vuelta para llegar a la mansión y lo vio. Recargado en una de las columnas externas del jardín estaba el rubio.


Para él, Joey era la viva representación de aquella frase que dice «menos es más».


Era tan simple y transparente. Y eso lo hacía más atractivo y transparente.


-Te llevo cachorro?- orilló el carro a un lado de donde se encontraba, y vio como el rubio sonrió en cuanto lo vio.


-Y a dónde me quieres llevar?- ambos entraban en un juego de retarse entre sí.


-Se me ocurren lugares interesantes- el rubio rió y abrió la puerta del auto para entrar donde el copiloto.


-Podría ser, pero me muero de hambre. Así que primero lo primero- el CEO acarició la mejilla del rubio con la parte de atrás de sus dedos, y arrancó.


-A dónde es que vamos?-


-Pues hay un restaurante de hamburguesas no muy lejos de aquí- las palabras de Joey eran naturales.


-Hamburguesas? En serio?- al castaño le pareció una broma.


-Y qué tiene de malo?- el rubio se hizo el ofendido.


-Sabes hace cuánto tiempo que no como una hamburguesa?- el CEO manejaba sin rumbo.


-Pues que mejor ocasión! A ver si así se te quita ese tonto prejuicio de que son malas. Tienes idea de lo nutritiva que puede ser una buena hamburguesa?- el castaño ya no respondió, tan solo se limitó a seguir las indicaciones del rubio.


Unos cinco minutos después habían llegado.


Al ver el establecimiento, Seto supo la primer ventaja. Nadie que lo conociera en persona lo encontraría allí. Era un local algo descuidado. Tenía sus detalles, pero podría estar mucho mejor arreglado.


Y aún así tenía mucha gente.


Para un empresario acostumbrado a ser perfeccionista, eso era casi como una revelación.


-Vamos- el rubio le tomó la mano y lo jaló a una mesa.


-Qué quieres?- el castaño vio el menu. Después de leer todo, le sonrió al rubio.


-Ordena tú por mí. Pide algo que me guste- era una sonrisa provocativa.


-Acepto el reto- el rubio se puso de pie, fue a ordenar y pagar a la caja, y regresó a su asiento.


-Ahorita nos traen la órden. Verás que te gustará- estaban sentados uno frente al otro.


-Creo que lo único que me gusta de este lugar eres tú- la voz del CEO era sensual, y Joey rió sonrojado.


-Eso es porque no has probado estas fabulosas hamburguesas. Te aseguro que te cambiará la perspectiva- el castaño tomó la mano del rubio por encima de la mesa, y la acarició.


-No estoy seguro de eso, pero al menos puedo disfrutar estar contigo- Joey se puso aún más rojo.


-La verdad es que me hubiera gustado invitarte a un mejor lugar, pero tampoco fue tanto lo que me dio Tristan- al ojiazul le sorprendieron las palabras del rubio.


-Tristan te pagó? Pensé que ibas a aprender con él- Joey encogió los hombros.


-Pues sí, pero le gustó mi trabajo y me dio un bono por el fin de semana que fui. Además de que sí aprendí mucho- el ojiazul se sintió feliz por él.


-Por cierto, recuerdas que quedaste de acompañarme a un lugar después de esto, verdad?- la mirada del Kaiba era intensa.


-Claro. Después de comer, soy todo tuyo- palabras inocentes del rubio, pero que podrían ser tomadas en muchos otros sentidos.


-Excelente- ambos se miraban, comiéndose con la mirada.


-Por cierto, ayer vi a Mokuba de nuevo. Fui a preguntarle acerca de si seguirá trabajando conmigo cuando reabramos la pizzería- eso sorprendió al castaño.


-Ah sí? Y qué tal? Qué te dijo?- Joey ya no pudo responder porque fueron interrumpidos por el mesero quien les llevaba la órden. Eran tres hamburguesas y dos refrescos.


Le agradecieron al chico que los llevó y siguieron con su plática.


-Está muy bien. Lo vi mejor que el otro día. Creo que el estar pasando tiempo con ese chico le está cayendo muy bien. Y hay algo en ese ambiente, se siente algo entre ellos dos- Joey abrió su bocota y mordió su deliciosa hamburguesa.


-Te lo dije, si no están juntos ya, lo estarán. Es solo cuestión de tiempo- Seto mordió su hamburguesa y quedó gratamente sorprendido. Era toda una fiesta de sabores.


-Te lo dije- fue lo único que pronunció el rubio al ver la expresión del castaño mientras comía.


-Acerca de Mokuba y la pizzería, me dijo que claro que sí. Ama su trabajo haciendo pizzas.A todo esto, cuándo estará listo todo? Ya quiero vovler a trabajar- el castaño le sonrió.


-Más pronto de lo que piensas- a partir de ese momento, ambos disfrutaron sus hamburguesas. No hablaron hasta que Joey terminó la primera y siguió con la otra hamburguesa de la bandeja.


-Vas a comer otra?- dijo Seto que casi ni podía acabarse su primera.


-Sip. Cuando te dije que me moría de hambre, hablaba en serio- el feliz rubio siguió masticando.


Unos minutos después, un Joey muy lleno se recargaba en su silla mientras se sobaba la panza.


-No crees que comiste un poco de más?- el castaño estaba sorprendido por la cantidad de comida ingerida por el rubio.


-Nop. No cualquier día tengo la oportunidad de venir aquí, así que hay que aprovechar- el ojiazul enarcó una ceja.


-Pense que eras un cliente regular aquí. Pareces muy familiarizado con el lugar- Joey se enderezó un poco.


-Si por mi fuera, con gusto vendría varias veces a la semana. Pero no muy seguido me doy este tipo de gustos, no siempre los puedo pagar- eso sorprendió a Kaiba.


-Y ahora?- Joey le sonrió a su acompañante.


-Ahora estamos celebrando. Y tenía muchas ganas de traerte aquí. Es como un lujo para mí, y quería compartirlo contigo- el castaño le sonrió de vuelta.


-Y te puedo preguntar si con la paga de Tristan es suficiente? No tienes que invitarme, yo puedo pagar- el CEO se sintió incómodo de que alguien tuviera un detalle de ese tamaño con él.


-Ah no! Eso sí que no. Yo calculé todo y saque cuentas antes de venir, y quise traerte. No soy una chica a la que tienes siempre que invitar- la mirada de Joey se tornó desafiante. El castaño casi había herido su orgullo.


-No me malinterpretes, es solo que no quiero que gastes todo lo que tienes en algo así. Se que es importante para ti y te lo agradezco. En verdad- Seto tomó las manos del rubio por encima de la mesa, y Joey le sonrió.


-No te preocupes. Además, estaría feliz de gastar todo mi dinero en invitarte a comer, con tal de ver tu cara de sorpresa cuando pruebas algo que piensas que no es bueno y resulta que te encanta- Joey le sacó la lengua, y el castaño rió.


Después de eso, se levantaron y se fueron de ahí.


Subieron al auto del castaño, y lo puso en marcha.


-A dónde es que vamos?- el CEO puso su mano derecha en la pierna de Joey, y manejó con la otra.


-Tengo dos sorpresas para ti. Iremos por la primera- el rubio se sonrojó, feliz y agradecido por ese momento.


Unos minutos después, se estacionaban frente a un parque arbolado.


-Vamos a jugar?- el rubio parecía un niño chiquito.


El castaño rió ante eso.


-No, claro que no. Estamos un poco grandes para subirnos a las resbaladillas. Pero me toca a mí invitarte algo- Joey afiló su mirada y no se movió, y Kaiba se quedó inmóvil sin saber qué sucedía.


-Sabes que yo no te invité a comer para que tú me invitaras algo después, verdad?- Seto estalló en carcajadas. En definitiva el orgullo de ese chico rubio que lo estaba volviendo loco era muy grande. Se parecían en eso.


-Por supuesto que no. Es solo algo que, como tú dijiste, quiero compartir contigo- lo tomó de la barbilla y lo besó. Y Joey amó eso.


-Esta bien, probaré eso que... que es?- Joey pasaba de una emoción a otra con gran facilidad. Quizás ni él mismo se daba cuenta.


-Vamos cachorro, te lo mostraré- Joey quiso protestar por el sobre nombre, pero cuando lo hizo Seto ya se había bajado.


Lo alcanzó unos pasos adelante.


-No soy un perro, sabes?- le reclamó mientras caminaban a quien sabe donde.


-Lo sé. Ellos no gritan tanto- Seto rió fuerte y Joey fingió enojo, el cual desapareció cuando se pararon frente a un establecimiento.


«Heladería»


A Joey le brillaron los ojitos.


-Supuse que te gustan los helados, así que te traje a probar uno de verdadera calidad- Joey lo miró extrañado.


Pasaron y ordenaron. Después se llevaron sus ricos helados al parque, donde se sentaron en una banca. El helado de Joey era un helado doble, con bolas de limón y chocolate, y el de Seto era uno sencillo de café.


-No puedo creer lo rico y cremoso que está. Qué hace la diferencia entre este y un helado cualquiera? Por qué son tan diferentes?- el rubio estaba extasiado con el sabor de su gran helado.


-Número uno, la calidad de los ingredientes. Eso hace diferencia. Si preparas dos postres, uno con ingredientes normales y el otro con ingredientes de alta calidad, por más que sea la misma receta, el resultado será diferente. Y número dos, puede que haya variaciones en la receta y eso haga que este te guste más- a pesar de que el helado de Joey era dos veces mas grande que el del ojiazul, el rubio lo terminó primero.


-Sabes? Podríamos vender helado en la pizzería. Creo que es algo que puede atraer clientes y que va bien con el concepto de las pizzas- el CEO sonrió.


-Vaya, empiezas a ser más ambicioso- Joey puso sus manos detrás de su cabeza.


-No creas que no lo soy. De hecho es una diea que he tenido durante mucho tiempo, pero si no tenía para pagarle a alguien que me ayudara, y mira que sí lo necesitaba, menos tenía para invertir en meter otro producto, que además es lácteo e implica muchos más cuidados- Seto pasó la mano por detrás de los hombros del rubio, y lo acercó a él. Le tomó la mejilla y la volteó, y juntó sus labios en un beso.


Era un beso suave y profundo, y que ambos estaban disfrutando.


Cuando se separaron, el CEO se veía radiante.


-Lo bueno es que ahora tienes un socio con el capital y la experiencia suficiente para implementar esas ideas y sacarlas adelante- Joey le sonrió.


-Estoy seguro de que mi socio tiene otras cualidades- el tono de voz de Joey era sugerente. Seto sonrió.


-Vamos pues. Tenemos una parada más- caminaron tomados de la mano.


Cuando Joey se subió al auto, Seto le pidió que esperara un poco, ya que debía hacer una llamada. Fue evidente para el rubio que el empresario hablaba con Yami.


Unos minutos después Seto se subió al auto. Era un poco tarde, el sol se había puesto y todo estaba cada vez más oscuro.


Después de unos 10 minutos, Seto orilló el auto.


-Quiero pedirte algo. Cúbrete los ojos por favor- le extendió un paliacate al rubio.


-No me vas a raptar, verdad?- la voz del rubio denotó que su pregunta iba en serio, y el CEO rió.


-Claro que no. Si quisiera, ya lo hubiera hecho. Ya te dije que aún nos queda otra sorpresa por ver- el rubio aceptó y se puso el paliacate sobre los ojos, y el castaño se aseguró de que no viera nada.


El viaje se reanudo y un par de minutos después el auto se detuvo y Seto lo apagó.


-Ya me puedo quitar esta cosa?- era evidente que el rubio estaba algo ansioso.


-No, espera un poco más- Joey escuchó la puerta de Seto cerrarse, y unos pasos aproximándose a él. Luego sintió como le abrían la puerta, y la mano del castaño sobre su hombro.


-Vamos, yo te guiaré- Kaiba sacó al rubio de su auto, y lo tomó de sus hombros.


Joey solo estaba atento a los sonidos.


Escuchó una cerradura abrirse y luego una puerta.


-Dónde estamos?- Seto lo guió hacia adentro de donde sea que estuvieran.


-Tranquilo, en un momento más lo descubriras. No comas ansias- el castaño lo dejó parado en un lugar y sus pasos se alejaron un poco.


Aún con el paliacate Joey podía notar que todo estaba oscuro.


De repente unas luces se encendieron. Pudo distinguirlas a través de la tela, aunque no podía ver nada.


Luego sintió como Seto se paraba frente a él.


-Cierra los ojos y no los abras- el rubio asintió y sintió como Seto le quitó el paliacate con delicadeza.


-Espero en verdad que te guste lo que verás. Abre los ojos- el ojiazul se puso detrás de él, y Joey abrió los ojos.


Abrió la boca y a la vez la cubrió con ambas manos.


Estaba sorprendido, y muy impactado.


 

Notas finales:

Bonito día!

 

Hermosa noche!

 

Amor para todos!


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