Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Joey´s Pizza por Iztaxochitl

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Una entrega más, acercándonos mucho ya al final.

No se exactamente cuantos nos quedan, pero se que son pocos.

 

Espero que lo sigan disfrutando

 

Amor para todos!

 


Un suave aroma llegó a su olfato, ayudándolo a despertar. Se removió en la cama, buscando a su compañero de la noche anterior, y solo pudo palpar la cama vacía.


Abrió los ojos solo para corroborar lo que sintió con la mano momentos atrás.


Volteó a todos lados, todavía con la vista un poco borrosa, y vio que estaba solo.


El ojiazul bufó con frustración.


Talló sus ojos y salió de la habitación sin importarle su desnudez. Cuando pasó el marco de la puerta, vio al rubio parado junto a la estufa, de espaldas a él. Estaba concentrado en algo que el castaño dedujo que era hacer café. El olor lo delataba.


El rubio solo tenía puesta una camisa, que Seto notó que era suya. Sonrió del lado y se acercó a él sin hacer ruido.


Lo rodeó con sus brazos al mismo tiempo que lamió su oreja. El rubio se sobresaltó, no se esperaba eso, pero en definitiva le gustó.


-Me pregunto si algún día dejarás de asustarme de esta manera- Seto bajó a su cuello, probando y mordiendo todo a su paso, y pegándose más al cuerpo del rubio, quien pudo sentir como la hombría del ojiazul estaba semi despierta.


-Es tu castigo- la voz del CEO denotaba excitación. Y eso y sus caricias empezaron a prender al pizzero.


-Ah sí? Y por qué tengo un castigo?- decidió seguirle el juego. De todas maneras, él también quería. Seto fue desabrochando los botones de la camisa uno por uno, con una paciencia y lentitud tortuosas. Mientras hacía eso, su boca no se quedaba quieta.


-Número uno, robaste mi camisa. Es mía y la quiero de vuelta- el castaño le quitó su camisa al rubio, dejándolo desnudo también. Entonces le dio la vuelta y quedaron frente a frente.


Joey rodeó su cuello con sus brazos.


-Y qué más hice? Eso no es suficiente para que me castigues- Seto se le pegó más, se acercó al rostro del rubio, y justo cuando estaba a escasos centímetros de él y Joey pensó que lo iba a besar, se detuvo. Lo observó fijamente, torturando al pizzero.


-Me dejaste despertar solo, y eso sí merece un castigo fuerte. Eso no se hace cachorro, has sido muy malo- cuando terminó de hablar, juntó los labios con el rubio, en un beso candente y fogoso.


Joey le seguía el ritmo sin el más mínimo problema, pero Seto era un experto en cualquier cosa que hiciera, y se lo demostraría.


Tomó a Joey de la cintura y lo subió en el pretil que tenían a un lado. Una vez ahí arriba, y sin escalas previas, el castaño fue directo a probar el miembro viril y ya despierto de Joey.


Lo hacía de una manera tan caliente, que en nada tenía al rubio gimiendo y gritando a todo pulmón.


Cuando Seto se dio cuenta de que a Joey le faltaba muy poco para derramarse, se separó de él y regresó a besarlo. A Joey no le encantó que lo dejara así, pero recibió gustoso ese beso que lo llevaba a las nubes.


Sin previo aviso, Seto levantó en sus brazos al pizzero y se lo llevó al cuarto. Lo aventó a la cama, y luego mandó las cobijas al suelo.


Ahí lo tenía. Ese cachorro era su presa y estaba indefenso. Se tomó todo el tiempo que quiso para observarlo.


Su rostro sonrojado, su pecho que subía y bajaba activo por la excitación que sentía, su cabello sudoroso, su hombría bien dotada... todo en él le parecía perfecto.


-Seto- gimió Joey, dándole a entender su desesperación por sentirlo.


Y Kaiba no se hizo del rogar. Se abalanzó sobre de él, acostándose encima y dejándole caer todo su peso, quien gimió al sentir esa cercanía.


Seto tomó una almohada y la puso bajo las caderas del rubio mientras se besaban, lo que lo dejaba en una mejor posición para todo lo que le quería hacer.


Empezó a prepararlo, introduciendo primero un deodo en su entrada, para seguir con el segundo y tercero.


El rubio, que aún se encontraba un poco adolorido por la noche anterior, gemía como loco, moviendo su cadera buscando un mayor contacto y mayor profundidad. Los dedos de Seto eran deliciosos, pero no eran suficientes.


-Ya Seto, te... quiero dentro...- los ojos de Joey estaban llorosos de tanto placer.


Seto se posicionó pero no entro. En cambio, se acercó a la oreja del rubio y la lamió.


-Si no quisieras estar conmigo, de seguro te habría violado- la voz de Seto estaba ronca de tanta excitación.


-Pervertido... AHHH!- Eso fue un grito entre que de dolor y de placer. Seto se había empujado sin más cuidado y se había introducido todo en su interior.


Joey estaba algo tenso y eso lo hacía más doloroso, además de que en esta ocasión Seto no había usado lubricante.


Sin salirse de su interior, Seto enderezó el torso, quedando de rodillas en la cama, fascinado por poder ver como su propia hombría entraba y salía del rubio.


Empezó a moverse suavecito, sin salir ni entrar mucho. La expresión en la cara de Joey aún era de dolor, por lo que decidió empezar a masturbar a su rubio delirio mientras lo penetraba.


Un minuto después, el ojiazul tenía a un extasiado cachorro debajo de él, gimiendo tan alto que Seto podría jurar que los escuchaban hasta la calle.


El castaño dejó el miembro del menos alto, y lo tomó de las caderas. Entonces empezó a arremeter con fuerza en su interior. Entraba y salía con fuerza, causándole sensaciones a Joey que ni sabía que existían.


Estaba en el carrusel del placer, y es que ese rubio revoltoso era tan delicioso. Ahora podía llegar a pensar en despertar con él todos los días.


No tardaron mucho en llegar al clímax, uno dentro de su amante y el otro en su propio vientre.


Las respiraciones de ambos hombres eran agitadas. Seto tenía el privilegio de observar a Joey, ya que seguía sobre sus rodillas, con el rubio acostado frente a él. Era prefecto ante sus ojos. Todo él le gustaba.


Se sorprendió a si mismo con pensamientos de ese tipo, ya que en su normalidad no existía eso, pero es que ese cachorro había venido a romper muchas cosas en su vida.


Y la mayoría eran para bien, por no decir todas.


Se sintió dichoso por eso.


Por unos momentos, mientras el otro se recuperaba, reflexionó cómo había cambiado su vida en los últimos meses, desde que su hermanito llegara a trabajar con ese rubio loco.


La mera verdad es que había sido como un regalo del cielo puesto para los hermanos Kaiba, y además habían podido ayudar a Joey de igual manera, transformando su vida en algo mejor.


Ya en diversas ocasiones el rubio le había expresado lo contento que estaba, y tenerlo así, desnudo frente a él, después de haberlo poseído y haberse entregado, era algo por lo que en verdad estaba agradecido.


-Wow- la voz aún ronca del pizzero lo sacó de sus pensamientos, y sonrió.


-Te gustó?- Seto salió de él con mucho cuidado, tratando de no lastimarlo más.


-Hay dos cosas de las que estoy seguro- el rubio hablaba aún con los ojos cerrados.


Seto se tumbó junto a él, y le acarició los cabellos.


-La primera es que si seguimos así, no podré caminar yo no se por cuanto tiempo- el rubio escuchó la risa del CEO sin la más mínima burla.


-Y la segunda- el castaño seguía entretenido con el cabello del otro cuando Joey abrió los ojos y dirigió su mirada hacia la suya.


-De que quiero que me castigues más seguido- el ojiazul tuvo el impulso de reír, pero en lugar de eso se acercó a besarlo.


Cuando se separaron, el castaño acarició la mejilla del rubio, y lo tomó del mentón.


-Cachorro, hay algo que quiero preguntarte. Y lo he pensado un tiempo, no creas que suelo ser impulsivo- Joey lo veía con un brillo en su mirada.


-Si algo eres tú Seto, no es impulsivo. Tú eres más bien calculador. Qué pasa?- la miara de ambos estaba contectada.


Estaban flechados.


Estaban enamorados.


-Quieres ser mi pareja?- era la primera vez que Seto se le declaraba a alguien, por que era la primera vez que encontraba a alguien con quien quisiera estar de verdad, a quien quisiera conocer, con quien quisiera compartir todo.


-Tú sabes la respuesta a eso, pero si la quieres oír, te la diré. Nada me haría más feliz- Seto selló ese momento con un beso. Fue tierno y lento.


-Y hay algo que quiero que sepas- el rubio se separó del beso para hablarle.


-Dime cachorro travieso- Joey rió.


-Esto que me estás diciendo, para mí, va muy en serio- algo en la mirada del pizzero hizo estremecer al castaño.


-También para mí, creeme- Joey sonrió, y entonces estiró su cuerpo en la cama, sacándole una risilla al castaño.


-Bien, pues si algo tengo en este momento, es unas enormes ganas de un desayuno realmente enorme- Joey se sentó con mucho cuidado. Comprobó que podía hacerlo, nada más tenía que ponerse un poquito del lado, pero nada grave.


-Bien, démonos un baño y te invito a desayunar a donde tu quieras- Joey volteó a ver a Seto.


-Puedo preparar algo rico también aquí- Seto negó con la cabeza.


-No cachorro. Para empezar, mi hambre también es feroz, y en segundas, si seguimos aquí, no solo querré comer comida, sino también comerte a ti otra vez, y creeme cuando te digo que me será imposible contenerme- el castaño se puso de pie y se aproximó a la puerta de la habitación.


-No tienes llenadero- el ojiazul cambió su rumbo, se le acercó al rubio y lo levantó. Cuando estuvo a su altura, lo besó de una manera profunda.


-Esperas que me contenga con alguien tan delicioso? Imposible- se dio la media vuelta, y salió rumbo al baño.


El rubio lo siguió con una sonrisa idiota.


Se bañaron entre risas, besos y sonrisas.


Se cambiaron de la misma manera y salieron a desayunar a un modesto lugar, en donde Kaiba estaba casi seguro que no lo reconocerían. Sintió un par de miradas encima, pero con una fulminante mirada intimidante fue suficiente para que dejaran en paz. Para su fortuna, toda esa acción había pasado desapercibida por el rubio.


Ordenaron sus alimentos, y fue el pizzero quien sorprendió al más alto con su capacidad de comer. Pidió lo que sería para los dos, pero para él solo, y se lo acabó todo.


-Así comes siempre, o solo ahora estás tan hambriento? Porque no recuerdo que la otra vez que comimos juntos hayas comido tanto- Joey se sobaba la panza, estaba demasiado lleno.


Se enderezó un poco en su silla para responder.


-Pues, sí como bastante, aunque creo que ahora me excedí. Lo siento- Seto le dedicó una mirada cariñosa.


-Cachorro, por qué te disculpas?- lo cuestionó el castaño, aunque creía saber la respuesta.


-Pues, es que tú me invitaste, y creo que pedí muchas cosas. No es mi intención hacerte gastar tanto- la mera verdad es que eso era nuevo para el castaño. Si bien nunca había tenido una relación formal, había tenido sus aventuras, y nunca se había sentido así con alguien. Con ganas de darle todo por el simple hecho de que él no quería nada.


-Cachorro, si vamos a estar juntos- uy pero fue interrumpido de una manera muy abrupta.


-No vamos a estar juntos, Seto. Ya lo estamos. Ya somos pareja- la agudez en la mirada del rubio era algo que no había visto antes. Sabía que Joey era determinado, pero esa actitud sí que lo había sorprendido.


-Bien, tienes razón. Ahora que estamos juntos, tienes que acostumbrarte. Mira todo lo que hicimos en la pizzería, crees que un desayuno de estos significa algo para mí?- Joey se sonrojó, pues no lo había visto de esa manera.


-Lo único que yo quiero es que entiendas que yo no estoy contigo por esto, sino porque... te quiero- las últimas palabras del cachorro hicieron estallar en el pecho del ojiazul una sensación de felicidad.


Seto extendió su mano por encima de la mesa, dándole a entender a su pareja que le diera la suya. Y así lo hizo.


Joey observaba a Seto mientras sostenía su mano entre las suyas, acariciándolo y transmitiéndole todo su cariño a través de su toque.


-Cachorro, déjame decirte algo. Hay muchas razones por las que yo me fijé en ti, y quiero que sepas que una de ellas es tu simplicidad y humildad. Es la primera vez que comparto tiempo con alguien con quien siento que me quiere por lo que soy, y no por lo que tengo. El mundo de los negocios puede ser muy duro, y encontrar a alguien como tú, para mí ha sido un regalo maravilloso que la vida me ha dado- Seto le sonrió con cariño genuino, y Joey correspondió esa sonrisa.


-Gracias Seto, significa mucho para mí que me digas eso- el CEO levantó los hombros, restándole importancia.


-No tienes qué agradecer, más bien en serio acostumbrate, porque pretendo consentirte mucho- Joey se sonrojó de nuevo.


-Por cierto, ya que la pizzería abrirá el próximo viernes, crees que puedas hacer espacio en tu agenda y cenar conmigo en el departamento?- el ojiazul alcanzó a notar que Joey se puso un poquito ansioso al decir eso, supuso que era por las ganas de estar con él.


-Siempre habrá espacio en mi agenda para ti, cachorro- Se dedicaron unas melosas miradas, y luego se retiraron.


El castaño llevó a Joey al departamento, pero no se quiso bajar del auto, porque estaba seguro de que no saldría de ese lugar hasta el día siguiente, y tenía un par de asuntos que resolver en la corporación.


Joey se quedó en el departamento, arreglando todo lo que había quedado tirado y conociendo su nuevo lugar.


Cuando quiso guardar la poca ropa que tenía, se dio cuenta de que ambos closets estaban llenos de distintos tipos de ropa, desde finos trajes hasta ropa sencilla y deportiva como la que él usaba, y todo le quedaba a la perfección. Se sintió un poco ofuscado por tantos detalles, pero se decidió a hacer una deliciosa cena para el día de mañana, en agradecimiento a Seto por todo lo que estaba haciendo por él, y en celebración que ya eran una linda pareja.


Además, aún había algo muy importante que aclarar, y esa sería su oportunidad.


 


Ya por la noche, en el departamento de Noah, ambos chicos compartían un rato en la terraza.


Como siempre, el peliverde recargado en el descansabrazos del sofá, con Mokuba entre sus piernas, dándole la espalda. Así lo podía abrazar mejor y aspirar el aroma de su cabello, que lo tenía fascinado.


-Oye Noah, hay algo que he querido decirte desde hace un tiempo, pero me da algo de pena- el peliverde estrechó más al Kaiba entre sus brazos, haciéndolo sentir apoyado.


-No tienes que tener pena de decirme nada Mokuba. Recuerda que ahora eres mi novio y quiero que tengas la confianza de decirme cualquier cosa que pase por tu cabeza- el pelinegro sonrió ante sus palabras, y también se sonrojó un poco.


-Es que, estoy muy feliz de estar contigo y compartir todo lo que compartimos, pero... qué pasará si Seto no aprueba nuestra relación?- Noah le dio unos besos en el cabello, luego en la mejilla y después lo volteó un poco para besar sus labios.


-Vamos, en verdad crees que tu hermano se opondrá a verte feliz?- el pelinegro estaba todo sonrojado.


-Bueno, si lo planteas así, pues no- Noah rió suavecito.


-Y hasta parece que no conoces a tu hermano. Yo me di cuenta, desde la primera vez que lo vi, que su mayor y único interés en la vida eres tú. Si tú estás bien, él también lo estará. Además, antes no te preocupabas por su aprobación, no?- Mokuba supo que se refería a su relación con Duke.


-Bueno, la verdad es que Seto nunca supo de Duke de una manera formal. Acuérdate que no eramos ni siquiera novios declarados, pero creo que quizás hice eso para huir de su juicio. La cosa es esa precisamente. Tú me importas, esta relación me importa y no quiero conflictuarme con mi hermano ahora que estamos mucho mejor que en mucho tiempo- la voz del Kaiba lo denotaba sincero, y también preocupado.


Noah volvió a besarlo, pero esta vez fue más apasionado.


-No debes preocuparte tanto. En verdad, yo sé lo que te digo. Si te hace sentir más tranquilo, qué te parece invitarlo a comer en estos días y platicamos los dos con él- Noah lamió su oreja, sacándole un gemido al Kaiba.


-Me... agrada la idea. Ahora, hay algo más- dijo Mokuba entre suspiros.


Noah metió su mano en el pantalón del menos alto, y empezó a estimularlo.


-Dime- le susurró de una manera erótica en el oído, haciendo estremecer al de cabello negro.


-No quiero regresar con mi hermano. Lo... ah!... lo he pensado mucho... y quisiera... quedarme aquí, contigo- Noah lo estaba volviendo loco, a duras penas pudo acomodar sus pensamientos para externar esa preocupación de días.


-Y tú crees que voy a dejar que te vayas?- sin que Mokuba supiera como, y con movimientos ágiles, Mokuba acabó recostado en el sillón, sin pantalones, y Noah entre sus piernas, aplicándole un delicioso sexo oral que hacía que Mokuba gimiera extasiado.


De seguro gente en la calle los escuchaba, Mokuba era un amante ruidoso, pero no les importaba mucho.


Mokuba terminó en la boca del peliverde, rozando el cielo y las estrellas.


De inmediato, Noah empezó a preparar a Mokuba con sus dedos. Estaba ansioso, y el pelinegro podía sentirlo.


-Noah!... eres... todo un... animal salvaje...- pudo articular el Kaiba entre gemidos y suspiros.


-No tienes idea- fue lo último que Noah le dijo, antes de dedicarse a amarlo en la terraza hasta altas horas de la madrugada.


 


Por otro lado, ya en la mansión Kaiba, un preocupado castaño se removía en su cama.


Acababa de caer en cuenta de algo.


Él era Seto Kaiba.


El CEO y genio de Kaiba Corp.


Uno de los solteros más codiciados de todo Japón.


Y ahora era novio del alguien que no sabía quien era él en realidad.


Ese pensamiento empezó a atormentarlo, porque quería ser sincero con el rubio.


Por lo que lo conocía, no creía que se fuera a enojar mucho, pero si su orgullo era tan grande como él mismo habia comprobado un par de veces, entonces se sentiría decepcionado, y no le gustaba esa idea.


Después de un rato de no poder dormir dándole vueltas al asunto, decidió dejarlo por el día.


Tenía la esperanza de que el rubio se lo tomara bien, ya que era un chico noble.


Además, no es como que le hubiera mentido u ocultado información para aprovecharse de él en ningún sentido.


Aprovecharía la cena de mañana para aclarar esa situación.


Lo sentía por Mokuba, quien tanto le había insistido en no decirle nada a Joey. Pero las circunstancias habían cambiado, y debía hablar con la verdad.


Trató de conciliar el sueño, dándose cuenta lo mucho que le hacía falta abrazar a ese revoltoso cachorro para dormir bien.


Si todo seguía como iba, pronto se aseguraría de despertar a su lado todas las noches.


Al fin y al cabo, si Mokuba ya había encontrado a su persona especial y estaba compartiendo todo con él, por qué no habría de hacerlo él mismo?


Fue pensando en su lindo cachorro que pudo por fin tranquilizarse y conciliar el sueño.

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).