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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Ya casi llegando al final, disfrutando a cada momento

Espero que sea del agrado de todos

Y cualquier duda, aclaración, sugerencia o chiste, es siempre agradecido y tomado en cuenta

 

Amor para todos!

 


Un molesto e insistente sonido hizo que empezara a despertar de su sueño.


Sentía el cuerpo pesado y cansado.


Abrió los ojos, y por un momento no supo dónde estaba, hasta que el movimiento del cuerpo a su lado le hizo recordar esa mágica noche que había pasado con su cachorro.


Volteó a verlo dormir, y le sonrió.


Entonces volvió a escuchar ese sonido, que provenía de su teléfono celular. Se levantó a buscar sus pantalones, los cuales estaban tirados a la entrada del cuarto, y revisó los mensajes. Se sentó en la orilla de la cama para verlos con más calma.


Tenía 5 mensajes. Al parecer, tenían una situación un poco complicada en la corporación, y Atemu le estaba explicando todo por mensajes. Seto supo que el tricolor lo hizo de esa manera para no interrumpir. Se notaba el respeto a la privacidad de su jefe.


Kaiba estudió la situación, dio un par de instrucciones, y le indicó al tricolor que lo solucionara de la mejor manera, pues sabía que tenía la capacidad de hacerlo.


Puso el teléfono en el buró, y sintió unos brazos abrazándolo por el torso, y una boca traviesa dándole besos en la espalda, la nuca y el cuello.


-Vaya, alguien despertó alegre. Parece que no tuviste suficiente anoche, cachorro- Joey rió suavecito, pero no dejó de hacer su labor. De hecho, sumó caricias por todo el pecho del castaño con sus manos.


-Nunca tendré suficiente de ti, Seto- las lamidas y caricias iban subiendo de tono, y Joey jaló a Seto para que quedara acostado en la cama. Admiró su desnudez, y se relamió los labios, casi pudiéndolo saborear.


-Vaya, y yo que creí que yo era insaciable- el rubio se sonrojó, pero no dejó de mirarlo. Eso cohibió un poco al castaño.


-Qué tanto miras cachorro?- el castaño se sentía un poco incómodo. En verdad parecía que Joey se lo iba a comer.


-Estoy pensando por dónde empezar- Kaiba iba a contestarle algo, pero no pudo ni hablar cuando el rubio introdujo su semi despierto miembro en su boca.


El hecho de ser tan atendido por el rubio, hacia que Seto se sintiera vulnerable. Por un lado, le gustaba sentirse así porque era una experiencia única para él, pues nunca se había sentido así con nadie. Pero a la vez lo asustaba un poco, ya que estaba demasiado acostumbrado a tener el control de todo. Y le costaba romper esa estructura.


Seto gemía como loco, y Joey disfrutaba cada sonido que salía de su boca, por que sabía que él lo estaba causando.


Justo antes de venirse en la boca de su amante, Seto se las ingenió para quitarlo. Ya era suficiente, quería ser quien llevara las riendas en ese momento.


Con un movimiento algo brusco a causa de su excitación, puso al pizzero acostado boca abajo en la cama, y antes de que le pudiera reclamar algo, ya estaba lamiendo la entrada del muchacho, haciéndolo gozar y gemir como nunca.


Seto le abrió las piernas, y sin previo aviso ni preparación, se posicionó y empujó hacia adentro.


No dio un solo empujón, porque sabía que lastimaría al rubio, pero no se detuvo ni un momento.


Entraba y salía con un poco de suavidad, pero sin detenerse.


El rubio lo estaba disfrutando en grande, o al menos eso parecía por la forma en que se estremecía y gritaba del placer.


Llegó el punto en donde ambos se habían convertido en auténticos animales salvajes.


Seto pasó su brazo alrededor del pecho de Joey, y le dio un jalón para que quedara encima de él, ambos sentados, y poder controlar más sus movimientos.


Al rubio le sorprendió ese cambio de posición, pero vaya que le encantó.


Un par de minutos después, Joey lanzaba su esencia entre su propio abdomen y la cama, y Seto lo llenaba con su semilla.


Ambos chicos, sudorosos, agitados y extasiados, estaban satisfechos, al menos por ese momento.


En ningún momento Seto dejó de abrazar al rubio. De hecho, cuando su respiración se empezó a normalizar, empezó a besar los cabellos del otro, quien poco a poco también se calmaba.


-Podría acostumbrarme a desperar así todos los días- Seto sonrió ante esa declaración.


Con mucha suavidad, salió del interior de su amante, y lo invitó a bañarse con él.


Entre pláticas, risas, y muchos besos, salieron del baño 30 minutos después, con una sonrisa de tontos enamorados.


-Qué hora es?- cuestionó el rubio. Seto checó.


-Son las 10:18- el rubio le sonrió.


-Perfecto, tenemos tiempo de desayunar y descansar un poco antes de irnos- el rubio se encaminó a la cocina, y 15 minutos después, ya tenía un par de platos de fruta y el desayuno a medio cocinar.


Se sentaron a comer la fruta, ambos estaban muy hambrientos por tanto ejercicio.


-A qué hora es que tenemos que estar con tu hermano?- le preguntó el pizzero.


-Quedé con Noah que estaremos allá a las 2:30- Joey pareció pensar en algo.


-Bueno, tenemos tiempo de desayunar, descansar un rato y... tal vez que «divertirnos» otro rato- Seto no podía creer lo que estaba escuchando. Se sonrojó muy fuerte y volteó a ver al cachorro quien parecía que se lo quería comer con la mirada.


-Cachorro, en serio tienes energía para otra ronda?- el castaño estaba en verdad sorprendido.


-Bueno, por eso dije que podriamos descansar primero. Pero si no estás cansado, yo sí quiero mi postre- el rubio se paró, se acercó al ojiazul y lo beso, entrelazando sus lenguas y deleitándose con ese sabor que tanto había soñado.


Después fue y sirvió el resto del desayuno.


-Eres un cachorro insaciable, sabías eso?- Joey se sonrojó y rió un poco.


-Bueno Seto, tienes que entenderme, no todos los días se consigue uno un novio tan apuesto y delicioso como tú- ese chico travieso siempre sabía como hacer que el ojiazul se sonrojara, cosa que a él no le encantaba mucho que digamos.


Seto se puso serio un momento, y se le quedó viendo a su amante.


-Sabes algo? Estoy muy sorprendido por todo lo que me platicaste ayer. Nunca hubiera adivinado que tus itenciones eran conquistarme, ni siquiera llamar mi atención- Joey le sonrió de una forma muy tierna.


-Vamos Seto, cualquier persona podría enamorarse de ti. Tienes muchas cualidades. Yo por mi parte, la verdad es que me sentí muy sorprendido aquella vez que casi me atropellas. No fue hasta unas horas después que hice consciente de que eras tú el que casi me mata, que me habías dado tu tarjeta y que por ahí podría empezar a conocerte. Ahora imagínate cuando entraste a la pizzería. Mi cabeza y corazón explotaron- Joey siguió con su desayuno.


-Bueno, no parecías tan alegre de verme esa vez-


-Pues claro, unos días atrás casi me atropellabas, yo desperdicié ese momento para hablar contigo, y de repente entras a mi lugar, fue increíble, no te lo puedo ni describir con palabras. Y fue todavía más cuando empezaste a venir para conocer más acerca de las pizzas, y armar este proyecto juntos- Joey se notaba genuinamente feliz.


-Si te soy sincero, ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida- Joey se sonrojó un poco, y se levantó de su silla para empezar a recoger los platos. Dejaron todo limpio y en su lugar, y fueron a recostarse al cuarto del rubio.


Estaban cansados, la noche anterior había sido larga y además de muchas emociones. Además habían despertado para continuar con su pasión, por lo que ambos cuerpos necesitaban descansar.


Se acostaron en la cama, disfrutando la presencia uno del otro.


Joey estaba acostado del lado, y a su espalda estaba el castaño abrazándolo con cariño y dando caricias en su rubia cabellera.


-Sabes algo Seto? Esto es mejor que mi sueño. Eres mejor en vivo y a todo color- el rubio giró para quedar boca arriba, y sus miradas se encontraron.


-He conocido mucha gente en mi vida cachorro, pero en definitiva nadie como tú. En verdad pasaste tantos años pensando en mí?- ese pensamiento lo cohibía un poco.


-Seto, lo mío fua amor a primera vista. Y mira que te vi a través de una pantalla. Pero en ese momento, mi destino estaba sellado junto al tuyo- el castaño se acercó y lo besó, profunda y suavemente, transmitiéndole tantas cosas.


-Y qué hubieras hecho si no nos hubieramos cruzado?- Joey le sonrió al castaño, y giró su cuerpo una vez más, esta vez quedando recostado sobre su ojiazul.


-Bueno, tú mismo lo dijiste, somos forjadores de nuestro propio destino. Si no hubieras aparecido en mi vida, yo hubiera aparecido en la tuya. De alguna forma le hubiera hecho, pero yo estaba absolutamente seguro que nos ibamos a conocer y que iba a hacer que te enamoraras de mí- el rubio unió ambas frentes, y cerró los ojos para disfrutar de ese contacto.


-Bueno, te propusiste algo y lo cumpliste. Has sido el primero en lograr que yo me enamore, y ha sido de ti- el castaño acarició la mejilla del rubio con cariño.


-Bueno, uno debe de cumplir sus propósitos, no?- ambos varones rieron y volvieron a besarse.


-Te amo Seto- era casi la primera vez que se lo decía, la del día anterior fue en un momento demasiado álgido, y Seto sintió tantas cosas, que ni con su gran coeficiente intelectual sería capaz de explicarlas.


-Y yo creo que te amo a ti también, cachorro- el rubio le sonrió.


-Bueno, mi próxima meta será quitar ese «creo» que acabas de decir- El rubio recostó su cabeza en el pecho del ojiazul, escuchando de cerca sus latidos.


-Eres tan testarudo y persistente que de seguro lo lograrás- el CEO cerró los ojos, y se relajó.


Y se dieron una pequeña siesta para recobrar energía y depués ir a comer con Mokuba.


 


Por otro lado, en el departamento de Noah, un par de perezosos chicos estaba apenas despertando.


-Vaya, parece que es algo tarde- dijo Mokuba mientras se estiraba en esa cómoda cama.


-Bueno, ayer nos dormimos muy tarde, es normal- Noah se acercó y besó al pelinegro, quien sorrespondió feliz.


-Pues es que tú no me dejaste dormir- Mokuba se puso de pie, mostrando su desnudez sin la más mínima pena.


-Bueno, no es como que te resistieras mucho tú- el pelinegro se sonrojó ante las palabras de Noah, pues sabía que era la verdad.


Mokuba se dio un baño rápido mientras Noah acomodó el desastre de habitación que habían dejado la noche anterior. Adelantó un poco el desayuno y luego cambiaron lugares.


Después de bañarse, Noah llegó a la cocina para ser recibido por un sonriente pelinegro y un grandioso plato de fruta.


-Wow, esto se ve muy bien- dijo el peliverde mientras se sentaba. Mokuba volteó a verlo, quedando sorprendido de lo sensual y hermoso que era Noah, mucho más cuando no taría camisa y tenía el pelo mojado, justo como estaba en ese momento.


El pelinegro se sonrojó y mejor siguió con lo que estaba haciendo. Era consciente de que si seguía viendo a Noah de esa manera, acabarían de nuevo en la habitación, y hoy no podían.


-A qué hora llega Seto?- el Kaiba estaba adelantándole a la comida.


-Se supone que como en un par de horas. Tú no vas a comer nada?- Mokuba no volteaba, por un lado por que necesitaba concentrarse en lo que estaba cortando, y por otro lado por que se sentía nervioso.


No era como si no hubiera visto a Noah sin camisa. Había disfrutado mucho más que eso, y era esa la razón por la cual no quería voltear. Sentía que no aguantaría las ganas de echársele encima.


-Ya comí un plato como ese que tienes tú, pero es que es tarde y si comemos más, no tendremos hambre para comer con mi hermano- Noah no le había dicho que el castaño le había insinuado que vendría con alguien. Quería dejárselo de sorpresa. Sospechaba que también sería algo importante para ambos hermanos.


Noah comió en silencio mientras observaba a Mokuba cocinar. Desde que había llegado a su departamento, casi todos los días había cocinado para él. Se le hacía un buen detalle, pero sobre todo lo dejaba porque era teraía ocupacional para el Kaiba.


Terminó su fruta, llevó el plato al fregador, y se acercó a Mokuba por detrás, abrazándolo por el torso.


Podía notar el nerviosismo de Mokuba, y estaba casi seguro del por qué, pero quería comprobarlo.


-Todo bien? Te noto un poco tenso- esa voz en su oído, casi como un susurro, hizo que el pelinegro se estremeciera.


-Ehhh, sí. Por qué no habría de estar todo bien?- Mokuba se sonrojó, y fue aún más evidente que algo sucedía.


Noah lo tomó de los hombros y lo volteó, quedando el Kaiba recargado en el pretil de la cocina, aprisionado por su hermoso peliverde.


-Mokuba, por qué no me dices qué te pasa?- la mirada cuestionante del peliverde hizo que Mokuba se pusiera más nervioso, además de la cercanía.


La verdad es que Mokuba Kaiba era un chico muy sexual, y a veces se avergonzaba de eso.


-Es que no pasa nada, qué quieres que te diga- toda la expresión corporal del menos alto era de nervios, hasta su respiración agitada. O al menos, así lo estaba interpretando Noah.


El Kaiba escuchó a su compañero suspirar profundo.


-Mokuba, algo te pasa, y no se si es que estás nervioso por que hoy viene tu hermano, o si te pasa otra cosa. No confías en mí?-


-Por supuesto que confío en ti Noah- la respuesta del pelinegro fue contundente.


-Entonces...- había duda en la mirada del peliverde, pues no entendía del todo la situación. Entonces Mokuba actuó impulsivamente.


Le tomó la mano al peliverde, apagó la estufa para evitar que se quemara la comida, y casi lo arrastró al cuarto.


Entró y aventó a Noah a la cama, quien quedó boca arriba muy sorprendido. Antes de que pudiera decir algo, Mokuba se le encimó y comenzó a besarlo. Un beso fogoso y profundo, como le gustaban al pelinegro.


Mientras se besaban, Noah sintió como su novio lo acariciaba por todo el torso y pecho. Y casi de inmediato sintió que metió la mano dentro de sus pantalones para empezar a estimularlo.


Noah rompió el beso para poder gemir, acto que aprovechó Mokuba para quitar muy ágilmente sus pantalones y ropa interior, y seguir acariciando todo.


Noah estaba algo sorprendido. Sabía que el carácter de Mokuba era tendiente a ser impulsivo y extrovertido, pero en los días que llevaban viviendo juntos,el pelinegro se había controlado bastante. Ver y sentir este lado salvaje, posesivo y arrebatador de su novio era nuevo y fascinante.


Gimió aún más fuerte cuando Mokuba se metió toda su hombría a la boca, dándole un sexo oral rápido y poderoso. Casi como si tuviera prisa de que Noah se derramara.


Pero el chico más alto no se caracterizaba por ser pasivo. Al contrario, de las veces que habían tenido sexo, todas habían sido propiciadas por él.


Así que como pudo, separó a Mokuba de su miembro e invirtió posiciones. En nada Mokuba estaba acostado en la cama sin ropa.


-Vaya, parece que alguien está ansioso- Noah tenía ese lado juguetón y burlón que siempre salía a relucir, pero no lo hacía en mala onda, sino que era parte de ese juego que tenían.


-Vamos Noah, si vas a hacerlo, hazlo ya- Mokuba trató de llevar su mano a su propio miembro para aliviar sus ganas, pero fue interceptado por las fuertes manos de su novio, quien las agarró y las junto por encima de su cabeza.


-No comas ansias, la paciencia da sus frutos- pero Mokuba no estaba dispuesto a esperar. Había sido mucho rato el que había estado excitado, casi desde que vio a Noah sin camisa entrar a la cocina.


Así que sorprendió al peliverde tumbándolo en la cama y girando para quedar encima de él.


Sin el más mínimo aviso, se sentó sobre la hombría de Noah, auto penetrándose y gritando de placer. Noah estaba demasiado sorprendido por las acciones de su caliente novio.


Y Mokuba no se detuvo ni un momento. Noah no supo si no le dolió nada, o si aunque le dolía le gustaba, porque aún sin preparación, una vez que Mokuba se dejó caer sobre él, no paró.


El peliverde estaba extasiado. Le gustaba la idea de que él ponía así a su chico. Tomó las caderas de Mokuba, ayudándolo a ir más profundo con cada estocada.


No tardaron mucho en venirse los dos, con unos deliciosos gritos de placer, y miles de sensaciones recorriendo su cuerpo.


Un cansado pelinegro se dejó caer en la cama a un lado de su novio, tratando de regular su respiración.


-Wow, y yo pensé que yo era el salvaje- dijo Noah con la voz entrecortada.


-Bueno, aún hay sorpresas de mi parte- Mokuba sonrió satisfecho.


-Y a qué se debió semejante energía? Nunca te había visto tan desinhibido- ahora sí, el pelinegro se sonrojó.


-Es tu culpa por andar por ahí recién bañado y sin camisa- Noah se sorprendió. Sabía que algo que él había hecho habia puesto así a Mokuba, pero no pensó que era el simple hecho de andar así.


-Bueno, si ese es el resultado, creo que lo haré más seguido- ambos rieron, para besarse después.


Se levantaron, se asearon y continuaron preparando todo para sus invitados.


En algún momento Noah se preguntó si no era mejor advertirle al pelinegro que su hermano vendría con alguien, pero desechó la idea sabiendo que Mokuba también tenía noticias importantes para él. Además, eran hermanos y siempre habían sido cercanos.


Estaba seguro de que el amor era lo más importante entre ellos.

Notas finales:

Bonito día!

Hermosa noche!

 

Amor para todos!!


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