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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Feliz año a tod@s!!!

 

Les deseo un año lleno de maravillas y buenas experiencias.

 

Que todos sus sueños se cumplan!

 

Aquí les dejo un capítulo más de esta historia, esperando como siempre que la disfruten mucho!

Era algo tarde. Las 12:20 am, para ser exactos. Rolan se encontraba en un carro negro, común y corriente para pasar desapercibido, afuera de la casa en donde estaba una animada fiesta.

Adentro se encontraba Mokuba.

 

Hasta ahora, no había visto signos de nada grave, razón por la cual no había entrado haciendo un alboroto para sacar de ahí al pelinegro. Sí, había visto unos chicos con diversas botellas de alcohol y bastantes cervezas, pero era una fiesta, no podía alarmarse por cualquier cosa.

 

Pasó el tiempo… Y verdaderamente estaba sin hacer nada. No podía ver dentro de la casa, y de veras que no había nada sospechoso. Si no fuera porque fue una explicita orden de su jefe que le llevara a su hermanito, ya se hubiera retirado a descansar.

Pero no. El hubiera no existe. Y ahí estaba.

 

Ya cerca de las 3:30 a.m. la mayoría de los muchachos se habían retirado. Aún se escuchaba algo de música, se veían luces encendidas, y algo de movimiento, pero definitivamente no era lo que hace unas horas.

Debido a los nulos signos de vida que emitía Mokuba, el guardaespaldas decidió ir a investigar. De cualquier manera era tarde, y realmente pensaba que ya era hora. Ya había pasado suficiente tiempo para que el pelinegro se la pasara bien.

 

Se acercó a la puerta, tocó y esperó unos momentos. La puerta se abrió sola. No supo si fue el viento, alguien que la abrió y corrió, o que había pasado, pero… al ver el interior de la casa, la piel se le erizó y sintió que algo no estaba bien… quizás que nada estaba bien.

Se veía una casa amplia, con un decorado de excelente gusto, y algo fina en realidad… pero había una cantidad increíble de vasos desechables vacíos, evidentemente con restos alcohol, algo que pudo saber sin siquiera revisarlos.

Pero lo que peor espina le dio, fue ver un denso humo en toda la casa.

Eso indicaba claramente que el alcohol no era la única sustancia restringida usada en esa fiesta.

 

Sin más, dio unos pasos dentro de la casa. A su derecha vio una pequeña sala, y un chico evidentemente más grande que Mokuba tirado en el suelo, al parecer dormido. Se acercó a él y lo observó detenidamente. Si bien no estaba dormido, estaba en un estado que no le podría ayudar en lo que necesitaba. Se enderezó y siguió su búsqueda del menor de los Kaiba.

Llegó a la cocina, y vio a dos chicas besándose, que por cierto ni se inmutaron al darse cuenta de que el guardaespaldas entró en donde ellas estaban. Siguieron cada quien con lo suyo.

Después de haber recorrido toda la planta baja, Rolan dedujo que Mokuba se encontraba arriba. Eso le gusto menos todavía.

 

Subió las escaleras. Iba moviéndose con precaución. A fin de cuentas, este era el hogar de un desconocido y él había entrado por si mismo; no quería llamar la atención.

Al llegar arriba, vio 3 puertas y un pasillo. Abrió una puerta de manera suave y sin hacer ruido, y vio a un chico y una chica teniendo sexo. Entonces la cerró.

Siguió otra puerta, que al menos en apariencia estaba vacía. Luego se percató de que alguien roncaba en una gran cama, y cerró esa puerta.

 

Estaba por abrir una puerta más, cuando escuchó unos extraños ruidos desde adentro… Siguió su camino. Al parecer esa puerta era el baño y alguien estaba descargando el estómago de todo lo que había comido y bebido.

 

Entonces emprendió camino por el pequeño pasillo. Un par de pasos largos y estaba al final de este, frente a una puerta.

Dudó un momento. Y mientras tenía sus momentos de desidia, escuchó unas risas desde adentro, mismas que reconoció inmediatamente.

 

El problema ahora era… cómo se iba a llevar a Mokuba a la casa??

Porque sabía perfectamente que con solo entrar y querérselo llevar el pelinegro no solo se resistiría, sino que podía terminar mal la cosa.

 

Entonces, mientras trataba de pensar rápidamente en su próximo movimiento, escucho la conversación de Mokuba con algún acompañante.

 

 

-No Duke, sabes que no quiero- Esa era la voz conocida.

-Vamos, te prometo que no te dolerá- Esa era la voz no conocida.

-No es eso- Algo intentaba argumentar Mokuba. La verdad es que, distinguía las voces, pero le costaba trabajo.

-Claro que es eso. Nunca has querido entrarle por miedoso. Me has confesado temerle al dolor- La otra voz se escuchaba algo melosa… pero había un tonito que Rolan no lograba descifrar.

-Pues… el dolor es solo un factor, pero eso no es lo mío, te lo he dicho tantas veces, y no quieres entender- La voz del menor de los Kaiba sonaba entre divertida y entre aburrida… rara combinación.

-Es no lo has probado. Si lo hicieras, no quisieras despegarte de las sensaciones que esto te provoca- Chantaje. Eso que el guardaespaldas había detectado desde el principio era un intento de convencer a Mokuba de hacer algo que él no quería a través del chantaje. Sus sentidos y su atención estaban totalmente despiertos, esperando el momento justo para  irrumpir en la habitación.

-No, y no lo voy a hacer precisamente por eso. Depender de algo no es lo mío Duke. Es decir, sí, tomo alcohol, cerveza, whisky, ron y lo que tú quieras, pero hasta ahí. Si me la paso bien así, que necesidad tengo de drogarme para “pasármela bien”-

 

ALERTA

 

ALERTA

 

ALERTA

 

En el momento en que Mokuba menciono algo relacionado con el tema de las drogas, todos los niveles mentales de Rolan se dispararon. En ese momento, supo que debía irrumpir, y lo hizo.

Ambos pelinegros estaban recostados en una cama, abrazados y sin camisa, con los pantalones desabrochados. Y totalmente sorprendidos por la aparición del mayor.

 

-Joven Mokuba, es hora de irnos- El pelinegro estaba sorprendido de sobremanera, pero nomás escuchó las palabras del mayor, y regresó a la realidad. Frunció el ceño y se puso realmente molesto. Su acompañante todavía no reaccionaba.

 

-Quién te da derecho a irrumpir como animal en este lugar, Rolan?- Muy enojado exclamó el menor de todos.

-El derecho yo lo tomo cuando vengo en búsqueda y pro de su seguridad, Joven- Mokuba se enderezó en la cama, pero no tenía intenciones de irse.

-Te mandó el aburrido de Seto, verdad? INCREIBLE! Le pido una sola noche, y no me puede dejar en paz! No sabe que es divertirse, y tampoco quiere que yo lo sepa! Preferiría que me quedara toooodo el día en casa, trabajando desde ahí, y estudiando, para un día ser tan amargado como él. GENIAL- Mientras escupía veneno con sus palabras, se había enderezado, se había puesto su camisa y estaba poniéndose los zapatos.

Rolan lo observaba, pendiente de cada uno de sus movimientos, pero mudo ante la errónea apreciación de la preocupación del hermano mayor.

 

-Vámonos Duke- No fue una pregunta, ni tampoco se dejó escuchar la más mínima duda en sus palabras. Estaba decidida, y el tercero en la habitación se sorprendió de la determinación del chico. Rápidamente se recuperó y se vistió.

Pero Rolan no podía quedarse de brazos cruzados… Eso sí que no!

 

-Lo siento, Joven Mokuba, pero usted no irá a ninguna parte con él. Usted vendrá conmigo- Al igual que el Kaiba, no hubo flaqueza en la voz del guardaespaldas. Ambos se veían a los ojos, como dos animales salvajes, retándose el uno al otro, para ver quién se queda con la manada.

Obviamente, el mayor tenía más preparación, además de experiencia de vida.

 

-Estás loco si crees que saldré de aquí contigo Rolan. No te tengo miedo-

-Y yo no quiero que lo tenga. Simplemente vengo a llevarlo sano y salvo a casa- La voz de Rolan era suave. No necesitaba de ningún grito, ni inflexionar ningún tipo de emoción en su voz para darse a entender. Eso sí, la firmeza en su postura era inquebrantable.

-No quiero ir contigo Rolan, no quiero ver a mi hermano por los próximos años- Broma y realidad, ambas a la vez. Mokuba estaba tan molesto, que de verdad prefería cualquier cosa, excepto ver a Seto.

-Lo siento, pero por su propia seguridad, lo llevaré hasta la mansión inmediatamente-

 

-Oye, tú! Hombre pingüino! Que no entiendes? Mokuba NO quiere ir a casa- Duke por fin despertó de su letargo, y vio que era el momento perfecto para entrar en acción. Ninguno de los dos tenía la más mínima intención de permitir que Rolan se llevara a Mokuba.

Se alistaron para salir, totalmente seguros de haber ganado la “batalla”.

 

PERO

 

No sabían que no cualquiera podía ser un guardaespaldas, y mucho menos EL GUARDAESPALDAS del CEO de Kaiba Corp.

Ingeniosamente, dejó que Mokuba pasara por delante, y al momento que Duke pretendía pasar por un lado de él y dejarlo atrás, en ese momento hizo uso de su entrenamiento en las artes marciales, y le dio una patada girando con el talón en la sien. El chico no se levantó. Rolan sabía que le había dado con la fuerza suficiente para desmayarlo sin causarle más daño. Lo lamentó, pero no podía dejar que los siguiera.

 

Mokuba, al escuchar un golpe detrás de él, volteó para asombrarse al ver a su acompañante en el suelo, inconciente.

 

-Rolan!- gritó austado. –Qué has hecho?- Quiso ir a verlo, pero al pasar por un lado del mayor, este lo detuvo del brazo, firmemente.

-Suéltame!- La desesperación empezaba a tomar control en su ser.

-No luche, joven, no lo soltaré. Este muchacho no está muerto, ni le ha pasado nada, tan solo se desmayó y despertará en un rato más. Si me permite, es hora de irnos- Pero Mokuba es un Kaiba también. Por lo tanto, es un hueso duro de roer.

 

-NO!!!! NO ME IRE!!!!!- Mokuba forcejeaba, pero con los efectos del alcohol en su sangre mermando su fuerza, era como jugar a las luchas con un chiquito.

-Vamonos, Joven Mokuba- Sin más, e ignorando todo grito y escándalo que estaba haciendo el hermanito de su jefe, empezó a caminar casi arrastrándolo con él.

 

Mientras caminaba, Mokuba pataleaba como niño chiquito. A cada esquina que cruzaban, el pelinegro se agarraba, tratando de hacer que no se lo llevaran tan pronto. Claro que Rolan era más ágil y habilidoso, por lo que no podía hacer realmente nada.

 

Bajaron las escaleras, salieron de la casa, y cruzaron la calle para llegar al auto del guardaespaldas. Durante ese trayecto, Mokuba había peleado, gritado, pataleado y renegado hasta darse cuenta de que nada de lo que hiciera iba a hacer que el mayor lo soltara y lo dejara irse. Terminó por resignarse y cruzar la calle por si mismo. Estaba más tranquilo, sí, pero seguía bajo los efectos traicioneros del alcohol, por lo tanto Rolan estaba consciente de que no debía bajar la guardia para con el menor.

Lo subió al auto, le puso el cinturón de seguridad casi a fuerzas, y se pasó a sentar en lado del piloto.

 

-Listo Joven?- El guardaespaldas trataba de ser amable, cosa que le caía terriblemente a Mokuba, quien estaba a punto de volver a patalear.

El auto estaba avanzando.

 

Eran unos 15 minutos a la mansión. Quizás menos por la falta de tráfico en esas horas.

 

Mokuba seguía de mal humor. Había planeado callarse, pero el alcohol en su sangre tenía otros planes, y comenzó a hablar como si se tratase de una máquina.

 

-Rolan! Te exijo que me bajes de aquí ahora mismo!- Prácticamente estaba gritando. Rolan simple y discretamente se aseguró de que los seguros de las puertas estuvieran abajo, y que no pudiera hacer nada el menor para abrirlas.

-Tranquilo joven, ya no nos falta tanto. Como no hay ningún carro que se interponga, podremos llegar más fácilmente- La voz del guardaespaldas era serena. Pero Mokuba desesperaba cada vez más.

 

-VAMOS! Déjame salir!! No quiro estar en este tonto carro, en esta tonta vidaaa!!! Quiero que regreses a ver a Duke! Necesito saber si esta vivo!!!!!!-

Mokuba empezó a patalear y manotear sin control, en la desesperación total. Gritando y haciendo un berrinche.

-Joven, por favor cálmese, estamos en la carretera- Rolan hacía todo por prestar atención al camino. A estas alturas, estaban en la carretera que los llevaba a la mansión de los Kaiba, que estaba en las afueras de la ciudad.

Pero la verdad, le estaba costando trabajo lidiar con el berrinche del alcoholizado Mokuba.

 

-BÁJAME ROLAN!! TE LO EXIJO!!! NO QUIERO!!! TENGO DERECHO A ESTAR Y HACER LO QUE ME PLAZCA!!! NO QUIERO IR A CASA!!!! QUIERO ESTAR EN OTRO LUGAAAAAAAAAR!!!!-

Mokuba gritó más alto.

Mokuba manoteó más fuerte.

Una curva llegó.

Y la vida cambió para siempre.

 

El carro derrapó un poco, con Rolan manejando al lado del alterado Mokuba.

Un carro amarillo les salió de la nada.

Un impacto…

Demasiado fuerte quizás….

Todo se volvió negro…

Y ni el guardaespaldas, ni el chico supieron nada más…

 

 

Notas finales:

:)


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