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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Hola a tod@s!

 

Espero que sigan disfrutando de esta historia, llena de amor meloo y cursi, y de mucho lemon :)

 

Dudas, sugerencias, comentarios, tomatazos, chistes, o cualquier cosa que me quieran decir, tengan por seguro que, aunque no sé cómo responderlos, leeré todos y cada unos de los reviews que me manden.

 

Amor para todos!!!

El sábado por la tarde, un par de perezosos amantes despertaban de una larga siesta después de haberse amado durante un par de horas.


Seto Kaiba despertaba con su cachorro abrazado a él, cosa que lo hacía sentir dichoso. No recordaba haberse sentido así de despertar con otra persona.


Su rubio seguía dormido, y él se dedicó a observarlo con detenimiento.


Era muy hermoso ante sus ojos. Sus facciones eran una mezcla entre finas y varoniles, y su rubia cabellera siempre rebelde le daba personalidad. Claro que lo que más le gustaba era su gran sonrisa, que en este momento no estaba.


Observó el cuerpo de su amante, reconociendo lo mucho que le gustaba. Joey no era musculoso, pero tenía un cuerpo atlético. No se había dado cuenta de que hiciera algo de ejercicio, más allá de lo que implicaba atender la pizzería al 100, por lo que supuso que si no engordaba con las grandes cantidades que comía, era por su gran metabolismo.


Era de complexión delgada en general, y en su abdomen se marcaban un poco los músculos. Supuso que eso era por todo lo que hacía, porque no paraba quieto.


Con movimientos suaves y sutiles, Seto quitó la sabana que tapaba la parte inferior de ese cuerpo que lo volvía loco. Quería seguir admirándolo.


Sus piernas bien formadas lo hacían ver ágil, como si pudiera correr un maratón entero sin cansarse.


Y ese trasero, tan apetitoso y delicioso. Gustaba mucho de acariciarlo y apretarlo cuando hacían el amor.


Hacer el amor... cuándo había cambiado «tener sexo», para covertirse en «hacer el amor»... no estaba muy seguro.


De lo que estaba bien seguro era de que ese inquieto chico rubio que era más joven que él se había ganado un lugar en su corazón.


Con mucha suavidad, empezó a acariciar la mejilla de Joey, quien soltó un suspiro y sonrió. Eso le sacó una tierna sonrisa al castaño.


Ni en sus más locos sueños imaginó alguna vez despertar abrazando a un chico y sintiéndose tan pleno.


Es que ese rubio loco era tan diferente a todos...


Qué tenía él que lo había conquistado de una manera tan profunda? La vida a su lado era más divertida y colorida, eso era definitiva.


Y mucho más placentera.


Kaiba tampoco podía entender por qué el simple hecho de ver a ese chico lo hacía «calentarse». Le costaba mucho trabajo resistirse a montarlo todo el día.


Es más, estaba despertando de una siesta después de haberle hecho el amor al rubio durante un par de horas, y de solo observarlo ya podía sentir sensaciones que le indicaban cómo el rubio lo prendía.


-Qué me has hecho cachorro?- fue casi un susurro, fue una pregunta echada al aire, sin intenciones de obtener una respuesta.


El rubio se removió inquieto, y Seto sonrió.


-Es que soy irresistible- dijo el rubio con la voz adormilada y los ojos cerrados. Seto rió con suavidad, y siguió acariciando la mejilla de su amante.


-No tienes idea de lo irresistible que eres para mí- el rubio sonrió aún en la misma posición.


-Bueno, el hecho de que ayer hayas estado cansado y aún así me hayas seducido en la noche, después de un día tan pesado, y que hoy me hayas atacado de esa manera después del almuerzo, me dice mucho. Créeme- ambos rieron, y Seto se acercó a besarlo.


Fue un beso muy profundo, transmitiendo tantas cosas, tantos sentimientos. Empezó lento, y poco a poco fue tomando velocidad. Las respiraciones empezaron a acelerarse, y la excitación comenzó a llegarles a los dos.


Kaiba se separó de él, y pegó ambas frentes, tomando algo de aire y tratando de calmarse.


-No tienes idea de lo que me haces sentir. Es que no me puedo ni controlar- Joey tomó el rostro de su amante con ambas manos e hizo que lo viera directo a los ojos.


-Pues no te contengas. Me gustas salvaje- el tono de voz sugerente de Joey hizo que el castaño perdiera el control. Gimió al escucharlo, y lo besó con una fuerza y salvajismo que no había mostrado antes.


Mientras se besaban, Joey llevó su mano a la muy despierta hombría del ojiazul, haciendo que se separara por necesidad de gemir.


Joey empujó al castaño para dejarlo boca arriba en el colchón, y empezó a masturbarlo con fuerza y rapidez. Kaiba no podía controlar sus gemidos, que más bien parecían gritos.


Cuando Joey se percató de que el castaño estaba al borde del orgasmo, se detuvo, sacándole un bufido de frustración.


Cuando el ojiazul abrió los ojos, vio al rubio mirándolo directo a los ojos. Era una mirada que no podría describir.


Tan transparente.


Podía ver deseo en esos ojos, y mucho amor. Admiración también, y casi podría decir que Joey lo veía con veneración.


Seto levantó sus manos y acaricio el contorno del rostro de Joey.


-Te amo Joey- una confesión sincera en el momento más emotivo y oportuno. Joey le sonrió, y volvió a besarlo.


Mientras lo hacía, Joey se recostó sobre el castaño, más especificamente entre sus piernas.


El rubio pensó que lo iba a alejar, pero contrario a su expectativa, el ojiazul lo rodeó con sus piernas, haciendo que sus miembros se rozaran, dándoles espasmos de placer a ambos chicos.


El rubio gimió, y empezó a moverse sobre su amado, simulando una penetración, y causándole mucho placer a su castaño.


-Cachorro- ambos se veían a los ojos, transparentando sus sentimientos a través de miradas llenas de amor y deseo, vulnerabilizándose el uno frente al otro, mostrándose y amándose tal cual eran.


-Te amo Seto- el rubio empezó a empujar más duro, y aunque solo estaba frotándose contra el ojiazul, el placer era enorme.


-Cachorro, haz lo que quieras conmigo- había escuchado bien? Era ese el permiso de Seto para ir más allá?


-Seto...- no pudo decir más, tuvo que gemir.


-Haz... lo que... qui...eras cachorro... estoy para lo... que quieras...- Joey interpretó eso como la invitación de parte de su amante a ser el activo por esta ocasión.


Le gustaba la idea, pero también se sentía inseguro. Era nula la experiencia que tenía en el sexo, más allá de los últimos días con Seto.


-No quiero las... timarte- era la verdad.


-No lo harás... si no lo deseara, no te... estaría diciendo nada- Joey se detuvo. Fue jalado por el castaño para un profundo beso, y cuando se separaron, Seto le dedicó una sonrisa, intentando así infundarle el valor que le hacía falta.


-Seto, estás seguro de lo que me estás diciendo? Tienes idea de lo que esto implica?- el semblante de Joey era serio.


-Cachorro... mi cachorro. He de confesarte que nunca he estado así con nadie en mi vida, y no quiero estar así con nadie más que contigo- el rubio se sonrojó, pero se sintió un poco más seguro.


Y aún así, había un poco de temor aún, pues no quería dejar en Seto una mala experiencia.


-Seto... no es que no quiera. Al contrario, pero... me da miedo que no sea una grata experiencia para ti- si iba a seguir con esto, debía de ser honesto. Solo así podría calmar sus dudas y miedos para ir adelante y hacerlo bien.


Seto lo jaló y lo besó una vez más, empezando lento y acelerando el ritmo cada vez más. Con sus respiraciones agitadas una vez más, el castaño se separó y lo abrazó. Al mismo tiempo, comenzó a mover las caderas, teniendo el mismo efecto de fricción que tuvo Joey minutos atrás.


-Cachorro, hazme el amor- le susurró el castaño al oído de su amado Joey, y fue lo único que el rubio necesitó para empezar a perder el control.


El movimiento de Seto lo estaba volviendo loco, y comenzó a moverse él más rápido.


Se obligó a si mismo a detener sus frenéticos movimientos para no terminar antes de siquiera haber empezado.


Metió un dedo en la boca de Seto, quien lo lamió de la manera más erótica posible. Después, Joey lo llevó a la entrada de Seto.


-Estás listo?- Joey seguía pidiendo autorización para algo que ya la tenía.


-Hazlo Joey. Hazme el amor- cuando dijo eso, el rubio empujó todo el dedo dentro del ojiazul. Trató de imitar los movimientos que Seto hacía con él cuando lo lubricaba, y que lo hacían sentir tan bien.


Unos momentos después, para cuando creyó prudente, insertó otro dedo, y luego uno más.


A estas alturas, el castaño gemía sin contenerse.


Cuando el rubio creyó que su amado estaba listo, retiró la mano y se posicionó en la entrada, esta vez con su erecto miembro.


Seto estaba en una montaña rusa. Fluctuaba entre placer y dolor, pero aún ese dolor era algo placentero.


Con mucha suavidad, Joey comenzó a introducir su miembro en el castaño.


Le costó algo de trabajo poder entrar, y una vez que entró la punta de su hombría, empujó de a poquito hasta estar completamente dentro.


Cuando lo hizo, soltó un gran gemido. Nunca había sido activo, y la presión que estaba ejerciendo el ojiazul lo hacía sentir increíble.


Volteó a ver a Seto, quien tenía los ojos cerrados y la respiración agitada. No se atrevió a moverse hasta no ver una señal de que Seto así lo quería.


-Estás bien Seto?- la verdad era que estaba un poco preocupado.


Kaiba respiro profundo, abrió los ojos y jaló el rostro del rubio para besarlo.


Mientras sus lenguas se entrelazaban, el castaño movió las caderas, pidiéndole a su rubio delirio que empezara a moverse.


Y ese cachorro travieso no tardo nada en obedecer. Salió casi todo del cuerpo de su amante, para luego empujar con algo de fuerza hasta adentro, repitiendo esa acción varias veces.


Seto por su parte estaba extasiado. Sentirse profanado por su novio era algo que nunca en su vida hubiera pensado que iba a pasar, pero a la vez se sentía tan bien.


En unos poco movimientos, el castaño empezó a pedirle más al rubio, que le diera más fuerte y profundo, y el chico no se hizo del rogar.


Comenzó una danza en verdad frenética, llena de sudor, saliva, entrega, amor...


Seto era tan estrecho.


Joey empezó a sentir como su propio orgasmo estaba muy cerca, así que se enderezó un poco y tomó el miembro del castaño para empezar a masturbarlo con mucha fuerza y muchísima velocidad.


Kaiba estaba extasiado. Sentía tanto placer, que hasta estaba sorprendido.


Un par de estocadas más y Seto se derramó entre los dos vientres, gritando el nombre de su amante. Fue ahí en donde Joey perdió el control de todo, empujándose hasta adentro, y llegando a un poderoso orgasmo dentro de su novio.


Tardaron un par de minutos en recuperar el aire, regresando a la normalidad sus respiraciones.


-Voy a salir- de una manera muy suave y con mucho cuidado, Joey salió del interior de Seto. El castaño estaba extasiado.


Joey se recostó junto al CEO de Kaiba Corp, algo cansado y muy satisfecho.


-Gracias cachorro- soltó Kaiba al aire, sacándole una sonrisa al rubio.


-Bueno, ahora sí puedo decir que en verdad fue un placer- el rubio rió divertido, y Seto se giró para verlo a los ojos.


Levantó su mano y empezó a acariciar el rostro de su amante, delineándolo y conociéndolo, como si quisiera aprenderse cada línea que veía.


Hicieron contacto visual, y ambos expresaron muchas cosas a través de sus miradas, siendo amor y entrega las más fuertes.


-Te amo Seto. Eres la mejor realidad que me ha sucedido- le dijo el rubio con mucho cariño, sacándole una sincera sonrisa a su pareja.


-Cachorro, te lo dije hace tiempo. Somos forjadores de nuestro propio destino. Tú te me atravesaste una tarde, y llegaste a mi vida para quedarte y cambiarla de una manera maravillosa- bueno, eran palabras cursis para el CEO, pero hicieron que el rubio sonriera con un poco de nostalgia, recordando cómo se conocieron.


-Y casi me atropellas esa vez- no era un reclamo, solo un recordatorio. Joey pensó que Seto soltaría un comentario altanero o gracioso, pero estaba demasiado embelezado viéndolo.


-No sabes cómo me alegro de no haberlo logrado. Menudo susto que me sacaste ese día- Joey rió.


-Pero si el asustado fui yo, al que casi atropellas fue a mí- Seto seguía acariciando el rostro de su amante.


-Nunca tuve la oportunidad de disculparme, o sí?- el rubio lo meditó un momento.


-Creo que aquella vez que nos vimos en la pizzería, pero ya ni estoy seguro- la mirada de Seto estaba toda concentrada en el rubio. Estaba anonadado con la belleza del pizzero.


-Me da tanto gusto no haberlo hecho- la voz del CEO se tonró suave, y Joey se sonrojó, algo cohibido.


-Pues lo bueno es que no pasó a mayores, y aquí estamos- Seto se puso sobre sus antebrazos y se acercó a besarlo. Fue un beso lento y muy profundo, expresando todo lo que le costaba trabajo decir. Y el rubio supo recibirlo.


Cuando se separaron, el castaño se recostó de nuevo, pero no dejó de ver a su chico a los ojos.


-Te amo Joey- eso salió desde lo más profundo y sincero del corazón del ojiazul, y conmovió al rubio. Tanto que sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad, que Seto limpió con movimientos muy suaves y cariñosos.


-Te amo Seto. No sabes lo feliz que me siento de escucharte decir eso- el castaño le sonrió y le dio un beso en la mejilla.


-La felicidad viene de adentro, cachorro. Tú debes ser tu propio motor a la felicidad, sin importar lo de afuera- Joey le sonrió y se acercó a él para abrazarlo.


Seto se sentía tan feliz, que incluso los ojos se le llenaron de lágrimas de felicidad. Estaba enamorado.


La verdad era que nunca antes de había sentido así, tan pleno y feliz. Y aunque sabía que lo que le acababa de decir a su chico era la pura verdad, también era real que ese chico rubio y revoltoso había revolucionado su vida y lo hacía sentirse más vivo que nunca.


-Sabes algo?- dijo el CEO mientras se sentaba en la cama.


-Dime- Joey se le quedó viendo.


-Me siento feliz de estar contigo cachorro. Nunca me había sentido así con nadie- Seto tenía bien claro eso, pero quiso expresarselo a su chico para que a él también le quedara claro.


El rubio le sonrió y se puso de rodillas, para darle un cariñoso abrazo por la espalda.


-Gracias por todo Seto- el castaño giró su cabeza y le dio un tierno beso.


-No sabes cómo agradezco que Mokuba se haya topado con ese anuncio en el periódico en donde buscabas ayudante- el rubio ladeó la cabeza.


-Anuncio? Cuál anuncio?- al ojiazul le extrañó la actitud del rubio. Se volteó un poco para verlo a los ojos.


-El que pusiste en el periódico diciendo que buscabas un ayudante de cocina, sin importar si tenía experiencia o no. Algo así me dijo Mokuba- le repitió el CEO, y el pizzero lo miró anonadado.


-Anuncio? Periódico? Seto, creeme cuando te digo que yo nunca puse un anuncio. Sí estaba buscando ayuda. Incluso hubo unos días en los que puse una cartulina afuera solicitando empleado. Pensé que Mokuba la había visto al pasar. Pero, al menos yo, nunca puse ninguna ayuda en el periódico. De hecho esa cartulina estuvo afuera tan solo un par de días, porque no estaba seguro de poder pagarle a un empleado, y eso se lo dije a Mokuba. Solo que pues él no trabajaba por dinero como tal, entonces no le importó que de repente me tardara un poco en pagarle- Seto se le quedó viendo con una gran interrogante en el rostro. Y el rubio estaba igual de confundido.


-Estoy seguro de que él me dijo que había llegado aquí por medio de un anuncio- vaya enredo.


-Pues yo no lo puse- el ojiazul pensó un poco.


-Que hay de Yugi? Pudo él haber hecho algo así?- Joey cruzó sus piernas mientras repasaba sus recuerdos.


-Pues, imposible no es, pero no sé que tan real pueda ser. Porque sí creo que me hubiera avisado de eso. Que extraño- el rubio se perdió en sus pensamientos, y el castaño por igual.


-Le pregutnaré a Mokuba para corroborar- el castaño pensó en voz alta.


-Pero, sabes algo?- la voz del rubio había cambiado un poco, y al voltearlo a ver, notó una brillante mirada.


-Dime- el pizzero era radiante.


-Sea lo que sea que haya sido, fue lo que me hizo poder conocerte, que había sido mi sueño de vida hasta ese momento. Y además ahora estamos juntos como pareja. No entiendo ni se lo que pasó, peor estoy agradecido por eso- el castaño sonrió y se besaron, para ponerse de pie.


-Tengo hambre- expresó el rubio con toda naturalidad.


-Te invito a comer, o cenar, como quieras- el rubio se sonrojó.


-No es necesario, puedo preparar algo- Seto notó lo apenado que estaba.


-Cachorro. Hace unos días te dije algo que quiero que te quede bien claro. Ahora estamos juntos, así que acostúmbrate a ser chiqueado, a salir a comer constante, y ir tanto a lugares sencillos como a lugares de alta etiqueta. Somos pareja y me encargaré hasta del más mínimo detalle de ti. No por que crea que eres un inútil que no puede hacerlo solo, sino más bien porque te quiero consentir- el castaño le acarició la mejilla a un muy sonrojado Joey.


-No quiero aprovecharme de ti Seto- Joey bajó la mirada al suelo, y el CEO lo obligó a voltearlo a ver directo a los ojos.


-Nunca te has aprovechado de mí, y se que no serías capaz de hacer algo así. Por eso mismo te estoy diciendo esto, porque quiero invitarte a salir, a estar conmigo, a acompañarme al trabajo. No quiero aplastar tu individualidad, ni nada por el estilo, pero debes entender que así como me calientas y quiero estar sobre de ti todo el tiempo, también quiero consentirte y pasar tiempo contigo más allá de una cama. Conocernos cada vez más y compartir todo, en la medida de lo posible. Ahora eres el chico de Seto Kaiba- esas eran palabras mayores, y Joey lo sabía. Era solo que no quería ser malentendido.


El rubio se sonrojó.


-Entiendo lo que dices. Solo me cuesta algo de trabajo. En serio, de repente pienso que vas a pensar que solo estoy contigo por tu dinero o tu fama, y...- no pudo continuar, los labios de Seto lo callaron al instante.


Cuando se separaron, el castaño pegó su frente a la del pizzero, y luego lo rodeó con sus brazos para pegarselo al pecho. Hundió su nariz en el cabello del rubio, aspirando su rico aroma.


-Nada más alejado de la realidad que eso, cachorro. Tengo presente y claro que tenemos tan solo unos días juntos, que nos estamos conociendo y que es el principio de algo hermoso. Pero si por lo menos un poquito te conozco, es que eres transparente en tus intenciones y sentimientos, así como también se que aunque nos quedaramos sin un centavo, me seguirías apoyando. Lo sé a la perfección, por que lo siento- el rubio se aferró al cuerpo de su amado.


Momentos después se separaron y se vistieron para salir.


Mientras el rubio arreglaba la cama para poder irse, y el castaño se acomodaba la ropa en los últimos detalles, Joey recordó algo que le quería decir.


-Oye Seto, crees que sea prudente hablar con Mokuba de lo nuestro?- el castaño se sorprendió con ese cuestionamiento.


-Pensé que ya habíamos hablado de eso, cachorro, y quedamos en que pronto le vamos a decir. Es más, yo ya le hubiera dicho de no haber sido porque tú me detuviste- el castaño se recargó en la pared, observando los movimientos del rubio.


-Entiendo eso, pero... es que como vamos a trabajar juntos, y él todavía no sabe que yo se que ustedes son los hermanos Kaiba- el ojiazul reflexionó unos momentos acerca de eso.


-Y no crees que sería muy complicado estar tapando esa verdad? Es decir, yo sí le quiero decir que ahora estamos juntos, y cómo le voy a explicar eso si el piensa que no sabes quien soy, además de Atemu y todo lo relacionado a la pizzería. Creo que sería peor- Joey terminó lo que estaba haciendo y se pusó su ropa interior, para pasar al closet a buscar algo más para salir.


-Bueno, creo que tienes razón. Es que a veces pienso que se va a sentir algo incómodo cuando sepa la verdad. En parte por eso nunca le dije nada- salió del closet con unos pantalones de mezclilla puestos, y una camisa a cuadros que se estaba cerrando.


-Entiendo a qué te refieres, cachorro, pero en verdad es mucho mejor que sepa la verdad. En determinado momento que ya no quiera seguir trabajando en la pizzería, no lo voy a obligar. Yo lo empujé a tener un empleo por que necesitaba tomar responsabilidad, y saber cómo es la realidad. Eso ya lo vivió, y su vida a cambiado muchísimo. Ahora sí puedo decir que ha crecido, y lo puedo dejar más suelto. Al fin y al cabo ya es un hombre, muy joven todavía, pero un hombre- El rubio suspiró y terminó de ponerse unos tenis.


Se paró frente a Seto y lo vio a los ojos.


-Esta bien, platiquemos con él. Cómo crees que sea mejor?- El ojiazul lo tomó de la mano y lo llevó a la entrada del lugar.


-No sé, ya veremos como se dan las cosas. Pero quiero hablar con él antes de que empiece a funcionar este lugar en toda forma. Pero, por ahora, tengo cosas más importantes en que pensar- el castaño jaló rubio y lo besó, de una manera casi melosa y profunda.


Al principio fue suave, pero poco a poco se fue intensificando.


Cuando ese beso estaba subiendo mucho de tono, el mismo CEO se separó.


-Vámonos, sino tardaré menos tiempo en quitarte la ropa de lo que tú tardaste en ponértela- el rubio rió, y mejor se dio media vuelta para salir del lugar, seguido por su novio.


 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!!!


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