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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Ahora sí, llegamos al final de este viaje

Ha sido mucho tiempo desde que la comencé, y aunque fueron muchos los percances a lo largo de ese tiempo, me propuse terminarla, y aquí está.

Traté, como en todas mis historias, de dar un mensaje a quien me lee, para dejar una bonita huella.

Quien sabe, tal vez leyendo esto pueda cambiarle la vida a alguien.

O al menos la manera de como ve la vida.

 

Les agradezco de corazón a todos y cada uno de los que han venido a leer este fic, a todos los que me mostraron apoyo con un cariñoso review, y a aquellos que han disfrutado de leerme sin que yo me de cuenta.

Son uds el público más importante para mí.

Les deseo felicidad y amor en su vida.

Lo demás se da solo.

 

Amor para todos!

Un poco más de tres años han pasado.


Y las cosas han cambiado bastante.


 


Se escuchó el timbre en todo el departamento.


-Mokuba, puedes atender?- se escuchó la voz de Noah desde la habitación. Al parecer no había terminado de alistarse.


-Cómo vas con Sora?- fue la respuesta del menor de los Kaiba.


-Ya estamos casi listos- Mokuba limpió sus manos y salió de la cocina.


-Bien, ya voy- dijo cuando se volvió a escuchar el timbre.


Abrió la puerta y de encontró con su hermano y su cuñado.


-Vaya, hasta que abres. Interrumpimos algo?- la voz del CEO denotaba su gran gusto por molestar a su hermanito.


-Ja. Ja. Ja. Muy gracioso. En realidad los estabamos esperando- dijo mientras se hacía a un lado para que pasaran.


Ambos visitantes tomaron asiento en el sillón más grande, pasando entre diversas cajas para poder llegar a el.


-Voy a apagar la comida que se está cocinando, esperen un momento- Mokuba desapareció del lugar sin esperar respuesta.


-Tío Joey!- un pequeño de cabello peliroja apareció en la sala y fue directoa los brazos del rubio.


-Hola Sora! Que gusto verte- el pizzero lo abrazó con fuerza, sintiendo la alegría que el pequeño le transmitía a través de sus gestos y su abrazo.


-Y para mí no hay saludo?- bueno, Seto siempre había sido muy celoso, y hasta en esto lo expresaba. El pequeño le sonrió.


-Hola tío Seto- fue un poco menos expresivo con el ojiazul, pero también le expresó felicidad con un abrazo que fue correspondido con mucho cariño.


-Hola, bienvenidos- Noah apareció en la sala, brincando una que otra cosa tirada, y muchas cajas.


El castaño se puso de pie y le dio un abrazo a manera de saludo, y el rubio hubiera hecho lo mismo, pero tenía al más pequeño de todos sentado en sus piernas.


-Cómo andan de hambre? Ya en un momento todo estará listo- Noah se sentó en el sillón individual.


-Estamos bien, podemos aguantar un poco- dijo el CEO, siempre paciente.


-Pues yo tengo mucha hambre!- era muy difícil llenar el barril sin fondo que Joey tenía en el estomago.


-Cachorro, tú siempre tienes hambre- Seto recibió un golpe en el brazo ante tal comentario, y luego se rió por eso.


-Y dime, cómo va toda la cuestión de la mudanza?- al ver a su alrededor, todo se veía cerca del desastre total, al menos a través de los ojos del siempre organizado Seto Kaiba.


-Bien. Tenemos todavía cuatro días para desocupar este lugar. Me duele dejarlo, pero creo que estaremos mejor allá- el peliverde se expresaba con nostalgia de ese departamento.


-Por supuesto que estaremos mejor en la nueva casa- interrumpió Mokuba llegando a la plática.


-Bueno, al ser una casa diseñada por ustedes, supongo que estrán más cómodos- el rubio seguía abrazando al pequeño Sora, quien jugaba con sus manos, y un pequeño juguete de Pikachu.


-No solo eso, está en una buena zona, y hay una escuela para Sora muy cerca. Ahí podrá tener muchos amigos y amigas- el pequeño supo que hablaban de él. Se levantó y comenzó a correr por todo el lugar, esquivando cajas y tiradero por todos lados.


-Además, la nueva casa tiene un buen patio, y vaya que eso le hace falta a Sora para que pueda correr- todos rieron un poco ante el comentario de Noah.


-Pero se ve que es un niñito muy feliz. Siempre que venimos está sonriente- el rubio se sentía identificado con el pequeño niño.


-Pues, no creas que es amable y servicial siempre. Tiene su carácter- Mokuba denotaba que batallaban a veces con él.


-Es un Kaiba, que esperabas?- ahí iba el orgullo Kaiba, siempre representado por el mayor de ellos.


-Mejor vamos a comer, ya está todo listo- pasaron al desastre que tenían por cocina.


-Y qué preparaste esta vez?- el rubio tenía alta curiosidad.


-Hice una sopa de verduras, una ensalada, y traté de hacer unos canelones como me enseñaste, pero la verdad creo que no estásn tan buenons como los que tú haces- desde hacía ya un tiempo, Joey había empezado a enseñar a Mokuba a cocinar, dado a que el pelinegro había descubierto que era algo que en verdad disfrutaba.


-Pues veamos- Mokuba sirvió los platos y Seto le ayudó a pasarlos a los lugares, mientras Noah y Joey se ocupaban de Sora.


Pasaron una muy agradable comida, platicando y riendo.


Eran una linda familia, la presencia de Sora alegraba a todos.


Después de haber comido hasta reventar, regresaron a la sala para seguir platicando, mientras el pequeño fue a la habitación a ver un poco de televisión.


-Y dime Joey, como van las pizzerías?- el peliverde estaba sentado en el sillón individual de nuevo, esperando a que Mokuba regresara de acomodar al niño.


-Bien. Muy bien, la verdad. Las 3 pizzerías que están aquí en Dominó están funcionando de maravilla. Y dentro de un mes iremos a Tokio a inaugurar la primer sucursal allá, en la capital- Joey había crecido mucho. Era un hombre muy distinto ahora, mucho más responsable y seguro de si mismo. Y su trabajo lo demostraba.


-Vaya, en serio ya es en un mes?- dijo el pelinegro mientras se sumaba a la conversación, sentándose sobre Noah y con unos papeles en la mano.


-La verdad es que tenías razón Mokuba, la pizzería de Joey resultó ser una verdadera mina de oro. Ha crecido de manera exponencial- a Seto le gustaba reconocer cuando un trabajo estaba bien hecho.


-Aunque debo reconocer que tu ayuda nos hace falta. Siempre fuiste el más dedicado- Mokuba se sonrojó ante el comentario de su antiguo jefe.


-Vamos, no es para tanto. Además, ya hace tiempo que no estoy trabajando. La verdad es que Sora consume todo mi tiempo- el pelinegro sonrió al pensar en su hijo.


-Un niño necesita de toda tu atención, es normal. Solo digo que tu actitud y disposición hacen falta allá. Eres el mejor empleado que jamas he tenido- Joey le dedicó una sonrisa sincera.


-La verdad es que te lo dice porque le ayudaste con tu hermano- todos soltaron la carcajada ante el comentario de Noah.


-Oye Seto, y si abren en un mes la sucursal de la capital, qué haces aquí? Digo, tú siempre has sido obsesivamente cuidadoso en cuanto a lo que trabajo se refiere. Me extraña que no te hayas ido- su hermanito lo conocía bien.


-La verdad es que he ido algunas veces, pero Atemu está allá, supervisando todo con ayuda de Yugi. Con ellos a cargo, se que no tengo nada de qué preocuparme- Yami Atemu había pasado de ser el guardaespaldas personal de Seto Kaiba, a ser su mano derecha y amigo.


Trabajaban en todos los proyectos juntos, y el resultado final siempre superaba las expectativas del CEO.


Aún recordaba el día que lo había contratado. Le había llamado la atención un destello de seguridad personal que vio en su mirada, y cada vez que el tricolor le entregaba un trabajo bien hecho, lo felicitaba y se felicitaba a si mismo por haberlo contratado.


-Vaya, se ve que le agarraste confianza- el pelinegro se recargó en Noah, quien lo abrazó.


-La verdad es que siempre demostró ser digno de mi confianza. Y con los resultados que me entrega, no tengo nada más que decir que cosas positivas- Seto era sincero cada vez que hablaba, por lo que Mokuba supo bien que a Yami le confiaría su vida.


Lo había visto a través de los años, pero escuchar a Seto hablar así de alguien, era casi nuevo para él.


-Por cierto, miren esto. Son fotos de la casa nueva- Mokuba les extendió los papeles que traía a su hermano y cuñado.


Ambos compartieron las fotos para verlas todas, y a Joey le llamó especial la atención la foto del jardín.


-Oigan, es mi imaginación, o este lugar se parece mucho a donde fue su boda?- el pelinegro sonrió y se sonrojó. Noah hizo lo mismo, y le dio un pequeño beso a Mokuba en el cabello.


-Así es, fue diseñado tomando el otro lugar de inspiración. No son iguales, pero sí se parecen mucho- Hacía poco más de un año y medio que Mokuba y Noah se habían dado el «sí» para compartir sus vidas. Había sido una fiesta grande. Seto no había escatimado lo más mínimo en gastos para el día especial para su hermanito, cosa que le agradecía de corazón.


-Y ustedes dos, para cuando la boda?- al peliverde le gustaba ponerlos en situaciones incómodas.


-Pregúntale a Joey, es él quien no quiere- Seto dijo esas palabras de manera tan natural y sin molestia, que les causó gran sorpresa a los otros dos.


-En serio Joey? No te quieres casar con mi hermano?- Mokuba tenía casi la boca abierta. Sabía del gran amor que el rubio le profesaba a su hermano, y por eso mismo es que estaba tan sorprendido.


-Bueno, la verdad es que Seto está planteando una verdad a medias- el rubio se sonrojó, y Seto pasó su brazo por sus hombros para abrazarlo de manera posesiva.


-Bueno, es oficial. No te entiendo, y creo que no soy el único- esta vez fue Noah el que habló.


-Bueno, la mera verdad no es que no me quiera casar con él. Es solo que yo no creo en el matrimonio. Respeto a quien lo hace, pero yo no- por la expresión facial y corporal del CEO de Kaiba Corp, parecía ser un tema que ya habían tratado y hablado más de una vez, porque estaba demasiado tranquilo.


Y por su parte, Mokuba y Noah estaban cada vez más confundidos.


-A qué te refieres con eso?- esa era la curiosidad nata del Kaiba menor.


-Sí, es decir... Seto y yo estamos juntos. Ya tenemos varios años desde que él se mudo conmigo y vivimos juntos. No hay nada que el matrimonio nos pudiera aportar que no tengamos ya. Es solo un papel. Un acuerdo para las cosas materiales en determinado caso que ya no queramos estar juntos. Y no lo necesitamos, porque yo no me junté con Seto para ver qué le podía sacar con un divorcio, sino para hacerlo feliz y yo también serlo. Los acuerdos que necesitamos ya los tenemos. Como que si va a llegar tarde por las noches, me avisa con tiempo, igual cuando quiere que salgamos a comer me avisa con un día de anticipación. O si yo tengo mucho trabajo, le aviso para que no cuente conmigo en todo el día. Cosas así. Esas cosas se deciden en pareja, con el día a día. No necesitamos ninguna tercera persona que nos diga que ya podemos estar juntos por el resto de nuestras vidas, o cómo debemos llevarnos, y que si decidimos tomar caminos diferentes le voy a quitar media vida de su trabajo. No es necesario- las palabras del rubio sorprendieron a todos.


Seto, quien ya conocía la postura de su novio al respecto, lo atrajo hacia él y le dio un beso corto y cariñoso.


-Vaya. Que interesante punto de vista- Noah se quedó pensando en eso.


-Además, a mi parecer, para mucha gente el matrimonio es como un título de propiedad. Seto no es mío. Ni yo soy de él. Solo somos dos seres que han decidido compartir sus vidas para tener más experiencias felices. No necesitamos ir anunciando que estamos juntos, ni hacer una fiesta para eso. No me gusta, lo encuentro estúpido, la verdad- algo hizo click en la cabeza del pelinegro.


-Ahora entiendo por qué nunca presentaste a Joey como tu novio en ninguna fiesta. Siempre me pareció curioso- el pelinegro acomodaba sucesos pasados en su cerebro, entendiendo un poco mejor las cosas.


-Yo quería hacerlo, pero Joey nunca quiso. Por eso al final no dije nada. Se fue sabiendo por que hemos asistido a eventos y fiestas juntos, pero nunca ha habido una presentación oficial por que él no quiere- Noah pudo entender un poco mejor el pensamiento del rubio.


-Oye, pero luego hay muchas cosas que se dicen de ustedes. Cosas en verdad desagradables. No es que yo les preste atención, pero en cada puesto de revistas siempre hay alguna diciendo porquería de esa situación. Muchas dicen que a Seto no le importas mucho y por eso no te ha presentado- Joey le sonrió al pelinegro. Entendía que le decía eso por preocupación, pero Mokuba no alcanzaba a dimensionar todo.


-Digan lo que digan eas revistas, o quien quiera que lo haga, eso no cambia la realidad. Yo amo a tu hermano, y se que él me ama a mí. Puedo sentirlo todos los días, como en este momento a través de su abrazo. No importa lo que digan, no modifica mi realidad. Seto es Seto, yo soy Joey. Y lo demás es solo algo externo y superficial, y piensen lo que piensen o digan lo que digan, no modifica ni afecta mi realidad- la profundidad de las palabras de Joey dejaban ver cómo había madurado en estos años.


Nunca le había importado mucho lo que los demás pensaran de él, pero ahora lo demostraba con mucha más seguridad.


-Bueno, mientras los dos estén de acuerdo y no haya resentimientos ante esas decisiones, entonces todo esta bien- Tanto Seto como Joey sonrieron ante el comentario del peliverde.


-Papi!!- se escuchó la voz del niño desde el cuarto, y Mokuba se puso de pie para ir a ver qué sucedía.


-Se ve que ya está bien adaptado a ustedes- Noah sonrió ante el comentario.


-Es un niño muy inteligente. No te puedo decir que no pasamos momentos difíciles, porque sería mentir. Pero ya tiene un par de meses que la cosa está estable. Está aprendiendo muy rápido, y nos va tomando más confianza cada vez- Noah se veía feliz al hablar de Sora.


-Bien, cachorro, creo que es hora de irnos- el rubio se dio cuenta de que ya casi estaba oscuro. Era hora de marcharse.


-Tan pronto?- fue la voz del pequeño Sora que hizo a todos voltear de donde venía, y luego él corrió hasta los brazos de Joey.


-No es pronto. Ya nos tenemos que ir. Además, debes de ayudar a empacar tus cosas para que vayan a la nueva casa. Ahí tendrás mucho lugar para jugar, además de tu propia habitación- el tono de voz de Joey era muy paternal.


-Sí!!- el pequeño se emocionó ante la idea, y una vez más se puso a correr de la emoción.


Seto y Joey se despidieron de Mokuba y Noah.


Estarían al pendiente de cualquier cosa, y podrían quedarse con Sora en caso de ser necesario, en especial esos días de mudanza.


También con mucho cariño se despidieron de su sobrino, y se retiraron a su departamento.


Iban en silencio en el carro. Pero no era incómodo. Al contrario, era cálido.


-Sabes cachorro? Aunque ya hemos hablado de eso, no me deja de sorprender tu postura ante el matrimonio- Joey se le quedó viendo, como pensando en sus palabras.


-Por qué lo dices?- parecía que el pizzero no se daba cuenta de lo radical que eran sus ideas.


-Porque eres la primera persona que dice lo que tú dijiste hoy acerca de eso, y la única persona que si yo le ofrezco casarse conmigo, me dirá que no. Eres todo un caso- el castaño rió un poco ante sus propias palabras.


-Pues así pienso yo. El que no quiera, que no me vea. Yo a tu lado, con eso es suficiente. Lo demás se da poco a poco- la sonrisa sincera de ese rubio le hacían sentir una calidez en el pecho a Seto.


Llegaron a la pizzería. Se veía tan bien como el primer día.


Todo seguía más o menos igual. Empleados habían ido y venido, pero la escencia de todo seguía intacta. Esa que le daba Joey al lugar.


Atravesaron todo y llegaron a su lugar. A su nido de amor. Ese lugar que los había visto enamorarse y desarrollar toda su bella historia de amor.


Seto se fue a la habitación, y Joey directo a tomar un baño.


Unos 20 minutos después entraba el rubio a la habitación, con solo una toalla en la cintura, y con el cabello aún goteando un poco.


-Vaya- fue una simple expresión de parte del ojiazul, pero Joey entendía bien todo lo que implicaba.


-Sabes algo? Siento un poco de envidia de Mokuba y Noah- exclamó el rubio mientras entraba al clóset para buscar su pijama.


-Ah sí? De qué?- el CEO estaba recostado en la cama, trabajando un poco con su laptop, pero la hizo a un lado para prestarle atención a su amante.


-Pues, lo digo por Sora. Ese niño es tan lindo, y de seguro aporta muchas cosas y experiencias en su vida diaria- el castaño se quedó pensando.


-Entiendo a lo que te refieres, pero bien sabes que no todo ha sido tan fácil. Recuerdas cuando le dieron la noticia a Mokuba?- Joey salió del clóset y puso sus cosas de su lado de la cama.


-Cómo podría olvidarlo? Llegó un día a trabajar, y después de estar todo tenso, habló conmigo entre lágrimas pidiéndome para enfrentar toda la situación- el ojiazul se le quedó viendo.


-Espera, nunca me habías dicho eso. Pensé que solo te lo había dicho y ya- Joey negó con la cabeza, y sonrió con melancolía.


-Oh, no recordaba eso. Te digo que un día estaba todo raro. Entonces al final de la jornada me lo llevé para platicar con él. Rompió en llanto. Estaba preocupado porque pensó que tú reaccionarías de una manera muy negativa, o que ya no le hablarías. Estaba sobrepasado por el tema- Joey pudo escuchar al ojiazul suspirar.


-Claro que no hubiera hecho eso. Sí fue un shock saber que tenía un hijo del que él ni siquiera sabía, pero de eso a no volverle a hablar, son dos cosas muy distintas- Joey terminó de vestirse y dejó la toalla colgada detrás de la puerta.


-Pues fue lo que yo le dije. Hablé con él, me explicó toda la situación, y ya lo convencí para que hablara contigo. También estaba muy tenso porque no sabía como reaccionaría Noah. Tenían poquito de haberse casado y temió que Noah lo dejara- Joey se recostó junto al castaño, pero él estaba boca abajo, con sus antebrazos en la cama para poder ver directo a su novio a los ojos.


-Bueno, creo que nos subestimó a ambos. Noah no lo dejaría por algo así, menos que no fue su culpa no haberse hecho cargo del niño desde el principio. La chica quedó embarazada y nunca se lo dijo- el castaño tomó un poco de agua.


-Supongo que ha de haber sido en esa época en la que tuvieron tantos problemas- el castaño asintió y volvió a suspirar.


-Sí. Mokuba iba de fiesta en fiesta, con mucho alcohol en la sangre y sin saber bien qué estaba haciendo. Y fue cuando entró a trabajar contigo que empezó a madurar y a entender mejor las cosas- Joey le sonrió a su amante y le dio un corto beso en los labios.


-Supongo que fue muy duro para él. De un día para otro su mundo cambió. De repente tenía un hijo que no lo conocía y que por lo mismo lo rechazaba, que tenía que cuidarlo porque su madre lo había abandonado, con poco tiempo de haberse casado y por fin algo de estabilidad en su vida. Fue un fuerte golpe- Seto asintió.


-Y de seguro algo que lo hizo madurar mucho más que todo lo que vivió antes. De repente se vio reflejado en ese niño. Recuerda que nosotros quedamos huérfanos muy pequeños, él en especial, y esa parte le conmovió. Por eso se propuso acercarse a Sora para ganarse su confianza. Y te lo digo porque él me lo platicó una vez- esta vez fue Joey el que suspiró.


-Lo bueno es que logró ganarse el cariño y aceptación del pequeño, y Noah también, y ahora son una linda familia. Y esa es la parte que envidio un poco- Seto se acercó y le dio un profundo beso.


-Te gustan los niños, no? Quisieras tener uno?- la pregunta lo tomó de sorpresa. Era un tema que nunca habían abordado, en todo el tiempo de relación que tenían.


-No lo sé. Tener un niño es una responsabilidad muy grande. Tenemos las facilidades económicas para tener 25, pero la cuestión emocional es tan delicada, que no me siento muy capaz de ser papá- Seto levantó su mano y acarició la mejilla del rubio.


Se recorrió al centro de la cama y jaló al rubio para que quedase recostado sobre de él, mientras se besaban.


-Sé que estás al tope con todo el trabajo de las pizzerías, y más aún con la próxima apertura allá en la capital. Pero hay algo que quiero que tomes en cuenta- ambos se miraban directo a los ojos, con una mirada brillante y llena de amor.


Joey suspiró y no dijo nada, solo esperó a que el castaño hablara.


-Si en algún momento tuvieras la inquietud de que tengamos un hijo, háblalo conmigo. Porque si te soy sincero, la idea nome disgusta, si es contigo por supuesto- después de esas palabras que tomaron al rubio por sorpresa, Seto volvió a besar a su amante, profundizando cada vez más el beso, y acariciando su espalda con ambas manos.


La cosa empezó a subir de tono, y el rubio tuvo que romper el beso para poder gemir cuando su amado castaño metió su mano dentro de sus boxers, apretando su trasero con fuerza.


-Me encantas. No importa cuanto tiempo pase, me sigues calentando igual que el primer día- le susurró el ojiazul al rubio en el oído, sacándole un gran gemido.


De manera automática y sin pensarlo, Joey movió su cadera, haciendo que los miembros de ambos chicos se rozaran, y logrando que el castaño gimiera como a él le gustaba.


No importaba cuántas veces hubieran hecho el amor.


No importaba cuántas veces hubieran estado juntos.


Siempre era un festín, un momento lleno de placer y atención al otro.


Ratos de entrega total, cubiertos de amor y seducción.


Y vaya que lo disfrutaban.


 


No fue hasta dentro de 1 hora que ambos chicos estuvieron satisfechos, y quedaron abrazados en la cama.


Joey estaba acostado del lado, y Seto lo abrazaba por la espalda.


-Me encantas, cachorro- le decía mientras acariciaba su cabello. Joey sonrió.


-Te amo, Seto. Gracias por la felicidad que construyes a mi lado- Seto besó sus cabellos a manera de corresponder sus palabras.


-Sabes algo Seto? Voy a pensar en eso que me dijiste- el castaño sonrió, sabía con exactitud a qué se refería.


-No te sientas presionado, las cosas se darán en el mejor momento- el rubio sonrió aún más, aunque el castaño no podía verlo.


-Mientras estemos juntos, todo estará bien- dijo el rubio mientras cerraba sus ojos. Estaba cansado. Había tenido una agotadora semana, y tenía aún más trabajo por delante.


-Lo se cachorro, yo me encargaré de eso- Seto lo pegó hacia él y cerró los ojos también.


Ambos se quedaron dormidos.


Compartían mucho más que un departamento, un sueño, o incluso una vida.


Compartían amor.


El amor, la fuerza que todo lo puede.


Lo que los había sacado adelante en varias ocasiones a lo largo de sus vidas.Lo que los unía y les daba una razón para despertar y levantarse de la cama cada mañana.


Era amor, porque no esperaban nada a cambio, ni del otro ni de nadie.


Solo amor. Solo dar.


Y al dar, recibían.


Tenían toda una vida por delante. Y ambos estaban seguros que, con amor y respeto, como siempre lo habían tenido, llegarían a viejos juntos.


Quien sabe, igual y hasta continuaban a través de otras vidas.


Con el amor uno nunca sabe, porque solo se trata de dar.


 


 


 


 


 


 

Notas finales:

Les deseo a todos y todas que tengan mucho amor en su vida.

El amor es lo único que crece a medida que se reparte, y es la fuerza que cambiará nuestra realidad.

 

Hermoso día!

Bonita noche!

 

AMOR PARA TODOS!!!


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