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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

No me había dado cuenta!!!!!

Me salté este capítulo cuando subí la vez pasada!!!

 

A tod@s una gran gran disculpa, y aquí va este, ya reacomodado capítulo, para darle más coherencia a todo.

 

 

 

Pesado.

Era la única y perfecta descripción de cómo se sentía en ese momento. Sentía que estaba despertando, pero como si hubiera dormido 1 semana.

Se sentía extraño, pues aunque poco a poco iba tomando consciencia, no podía empezar a abrir los ojos. Tenía que esperar un poco más para ello.

Escuchaba un ruido extraño. Un zumbido tal vez? No… era algo distinto. Pausado. Rítmico. Pero no logró descifrar que era.

 

Pasaron varios minutos, y poco a poco iba recobrando el sentido un poco más. Eso sí, se sentía pesado como un tráiler. Y no podía recordar nada. Se sentía tan extraño.

 

Con un poco de esfuerzo, abrió lentamente los ojos, para encontrarse con la vista totalmente borrosa. Parpadeó varias veces, y todo fue tomando forma. Pero… era tan raro.

 

Estaba en una habitación de techo y paredes blancas. Frente a él, colgaba una televisión del techo. A su derecha, una ventana de buen tamaño, y debajo de ella un sillón. A su izquierda, un buró y la puerta de entrada a esa habitación, que se encontraba emparejada.

Parecía que se encontraba sólo. Sólo con ese “zumbido”, que se había convertido en un sonido muy parecido a un latido, y que por cierto lo tenía confundido.

Seguía sintiéndose muy pesado. Movió su mano derecha para tallarse los ojos y ver mejor. Sintió como si ésta pesara 70 kilos. Se talló los ojos y se quitó lagañas. Y los volvió a abrir, pudiendo ver más claramente.

 

Frente a él, por un lado de la televisión, se encontraba una puerta cerrada. Blanca.

 

Levantó su otro pesado brazo, y una punzada de dolor hizo que volteara hacia él. Tenía, por la parte externa de la muñeca, una gran aguja, sostenida por lo que parecía cinta adhesiva, y con un tubito que lo mantenía conectado a una bolsita de líquido que estaba colgada de una especie de perchero que tenía a un lado… Pero que…?

 

No tuvo tiempo de procesar tanta información, pues se escuchó un ruido, y se abrió la puerta que tenía enfrente.

Lentamente, vio como alguien salía del baño. Por un momento, no supo ni quien era el hombre que veía salir del baño, ni quien era él mismo. Su mente estaba totalmente confundida.

Intento decir algo, pero no pudo articular palabra alguna. Fue entonces que se dio cuenta que estaba conectado a un respirador… Qué había pasado?

 

Los ojos del hombre que salió del baño se cruzaron con los suyos.

 

En una fracción de segundo, y detonado por la mirada del otro hombre y el respirador al que estaba conectado, imágenes de lo anterior sucedido pasaron por su mente.

Él y Duke, bebiendo y divirtiéndose en una fiesta. Rolan golpeando y noqueando a su amigo y amante. Y por último, imágenes de él gritando y pataleando, justo antes de un choque muy fuerte.

No pasaron más de 2 segundos, pero estaba en shock.

 

Empezó a llorar.

Necesitaba saber cómo estaba Rolan, y Duke también.

 

Empezó a desesperarse y a alterarse.

 

Su hermano, el hombre que había salido del baño, se había dado cuenta que algo no estaba bien. Rápidamente sonó el timbre que hace que una enfermera se presente, y se acercó para intentar calmarlo.

-Tranquilo Mokuba, estás bien, no te hagas daño- Su voz era firme y a la vez tierna, tratando de llegar a la conciencia del menor, pero el viaje de desesperación en el que estaba metido el pelinegro no era fácil de detener.

Empezó a llorar.

Empezó a temblar.

Todo iba empeorando.

 

Llegó una enfermera, y el castaño le indicó que el menor había despertado y estaba muy alterado. Necesitaban tranquilizarlo.

 

Rápidamente, la enfermera salió, regresando unos momentos después detrás de un médico que hábilmente inyectó una sustancia a Mokuba a través de su suero.

Seto tan solo abrazaba a Mokuba para intentar calmar ese remolino de emociones que surgió con tanta fuerza.

 

Poco a poco, las energías y fuerzas del menor fueron mermando. Se empezó a sentir pesado de nuevo. Su mente seguía 100 x hora, pero su cuerpo ya no le permitía hacer nada.

Tenía tanto que preguntar, tanto que saber…

Pero estaba cayendo inevitablemente dormido, y no pudo hacer nada por evitarlo.

 

Se durmió en brazos de Seto, como cuando era un niño chiquito.

 

 

 

 

 

Nuevamente sintió una pesadez terrible. En verdad, un camión debía de haberlo arrollado. Tenía que ser eso, porque… cuándo en su vida se había sentido así? No podía recordar otro momento.

Esta vez, al menos recordó que estaba conectado a un respirador, y que por lo tanto no podía hablar. Se sentía lento, y tranquilo. Debía ser el tranquilizante que le inyectaron en el momento álgido de alteración que tuvo. Parecía que todavía no había pasado.

Volteó a su alrededor, buscando a aquel en quien siempre podía confiar… su hermano. Pero no lo veía. No sabía en donde estaba Seto, y ni donde estaba él con exactitud.

 

Qué había pasado después de salir de esa fiesta?

 

Recordaba habérsela pasado muy bien con Duke y sus demás amigos.

También cuando llegó Rolan y como él se molestó.

Se acordaba muy bien cuando Rolan noqueó a Duke y lo sacó a fuerzas de la casa.

Y sí… también recordaba muy bien su berrinche en el carro, como gritaba y pataleaba…

 

Qué había pasado?

Acaso había sido  su culpa?

 

Silenciosa y tranquilamente comenzó a llorar. Esta vez no había alteración, no estaba temblando, ni siquiera estaba acelerado.

Más que nada, estaba llorando por la frustración que le daba el no saber qué había sucedido. Y también por la impotencia que tenía por no poder ni siquiera preguntar por Rolan y Duke.

 

Lentamente se abrió la puerta de su habitación. No podía girar su cabeza, pero con sus ojos pudo divisar a un hombre de bata blanca que venía entrando, seguido de cerca por el ojiazul de su hermano.

 

Verlo le infundó tranquilidad.

 

Él doctor lo miró a los ojos.

-Buen día Mokuba. Parece que has despertado- El pelinegro simple y desanimadamente lo veía a los ojos. De todas maneras, no podía hacer nada.

-Tuviste un accidente. Para que lo sepas, al llegar estabas muy mal, y después de intervenirte quirúrgicamente, entraste en un coma indefinido, que finalmente solo duró 23 días- Wow, eso fue un shock. Quizás por eso sentía el cuerpo tan entumido.

-Pero no te preocupes, pues gracias al descanso tu cuerpo se ha ido recuperando y poco a poco nos has mostrado mejoría. Si sigues así, mañana podré quitarte ese estorboso respirador que de seguro ya odias- Mokuba supo que, de no estar conectado a esa insoportable cosa, definitivamente se hubiera reído. Asintió de una manera muy suave.

El doctor volteó con el mayor de los Kaiba, y se dirigió a él.

-Mokuba aún está débil, y en proceso de recuperación. Es un chico fuerte, pero es de suma importancia que no tenga ninguna alteración. Le encargo su calma, señor Kaiba-

-Así será doctor. Yo cuidaré de mi hermano lo necesario, hasta que se recupere- El doctor asintió, volteó a checar y anotar un par de cosas en una hoja de registro, y salió de la habitación, no sin antes despedirse de Mokuba.

 

Cuando el doctor se hubo retirado, Seto tomó un banco y se sentó al lado de Mokuba. Puso su mano en la frente de su hermanito y suspiró. No le gustaba verlo así… tan vulnerable.

Mokuba por su parte, se relajó y cerró los ojos al contacto con su hermano. Se sentía muy débil, casi mareado.

A pesar de haber dormido varias horas, lentamente el sueño cobró poder en él una vez más, para que sus heridas siguieran sanando y su cuerpo descansando. Al fin y al cabo, tenía la certeza y la calma que mientras durmiera, su amado hermano mayor velaría por sus sueños.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Hermoso día y una disculpa de nuevo!


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