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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Un largo tiempo ha pasado, pero la idea y el fic siguen en pie hasta el final. Por seguro

Una disculpa por la tardanza, de corazón

 

Espero que lo disfruten

Mientras el menor de los Kaiba se embarcaba en la aventura de conseguir un empleo, el mayor, Seto, estaba en la suya propia.

Ahora que forzosamente habían prescindido de los servicios de su guardaespaldas número 1, tenía la tarea de encontrar otro. Él pensaba que no había nadie lo suficientemente bueno en su trabajo como lo era Rolan. Pero a la vez, no tenía opción, pues no le gustaba la idea de andar solo por ahí. Ya habían sido diversas las ocasiones en que había recibido amenazas, principalmente de empleados ineptos que había despedido por eso… por ineptos, y que después lo amenazaban con hacerle daño.

 

Era por esa razón que se había pasado toda la mañana viendo curriculums de muchos guardaespaldas, de los cuales había decidido seleccionar los 3 más sobresalientes.

A estas alturas del día, y después de que su secretaria se comunicara con ellos, ya había entrevistado a dos de ellos, quedando con un mal sabor de boca.

Es que todos eran tan ineptos?

Al menos para el medidor de efectividad que manejaba Seto Kaiba, uno muy exigente por cierto, así era.

 

Entonces se comunicó con su secretaria para que hiciera pasar al último de los prospectos, esperando ser totalmente sorprendido.

Un minuto después, entró a su oficina un chico de estatura mediana, con semblante serio, y con un cabello que parecía una caricatura… era una broma? Porque si lo era, era una de muy mal gusto… como ir por la calle con un guardaespaldas que llama la atención de esa manera? Era totalmente irracional, insano y… anti-Kaiba.

El joven se acercó al escritorio, y extendió su mano para estrechar la del CEO, viéndolo directamente a los ojos sin sentirse menos en ningún momento… punto para el contrincante, pensó el castaño.

-Buenas tardes Señor Kaiba. Permítame presentarme, mi nombre es Yami Atemu- La seguridad con la que el otro lo veía y le hablaba lo tenía asombrado. Nadie lo trataba tan directamente con semejante seguridad.

La verdad es que este podría ser un interesante descubrimiento, pensaba el castaño, sin expresar emoción alguna en su rostro.

El tricolor tomó asiento, sin dejar de hacer contacto visual con el ojiazul.

-Y bien, Atemu. He revisado su curriculum, y me ha parecido interesante, por eso lo mandé llamar. Solo me falta la respuesta a una pregunta para poder tomar mi decisión- El otro chico lo miraba fijamente. Casi se podía decir que ni parpadeaba.

-Adelante Señor Kaiba, pregunte con toda confianza- Entre seguridad y soberbia… eso fue lo que captó el CEO.

-Por qué debería elegirlo a usted por encima de los demás?- Yami lo meditó un poco, y emitió su respuesta con la seguridad que lo caracterizaba hasta ahora.

- Porque soy un hombre, hecho y derecho- Ok… esa respuesta, no sabía si era la correcta o no. El castaño estaba debatiendo internamente entre reír o correr al otro a patadas, pero simplemente enarcó la ceja pidiendo una explicación.

-Soy un hombre, por lo tanto, para mí lo más importante que hay es mi palabra. Siempre cumplo lo que digo. Siempre pienso antes de decir si puedo cumplir con algo, pues no me gusta quedar mal. Y le puedo dar mi palabra Señor Kaiba, conmigo estará seguro. Yo me   dedicaré a que usted pueda hacer y deshacer con tranquilidad, yo me ocuparé de su seguridad- La mirada del entrevistado estaba fija en el CEO de KC.

Y a Seto Kaiba le recorrió un escalofrío por toda la espalda.

 

Hacía mucho… en verdad mucho, mucho tiempo que no se sentía así de sorprendido. No articuló palabra alguna, pues no sabía que decir. Es más, no recordaba la última vez que alguien lo dejó sin habla.

 

Simplemente observó los ojos de el que parecía ser su futuro guardaespaldas, para ver rastros de mentiras, temor o falsedad… Y no encontró nada.

Era increíble! Pero cierto.

 

Y si algo caracterizaba a Kaiba, era que no tomaba decisiones apresuradas. Podía parecer rápido a veces, pero media y calculaba cada aspecto que podría suceder con las decisiones que tomaba. Lo reflexionaba todo en cuestión de minutos, y siempre tomaba la mejor decisión posible.

 

Con esa capacidad que tenía de reflexión profunda, vio al tricolor a los ojos, y le dirigió unas palabras.

-Muy bien, Yami Atemu, a partir de mañana estarás a cargo de mi seguridad, y la de mi hermano. Te espero temprano- Ninguno de los dos se inmutó. El guardaespaldas no se sorprendió. Simplemente sonrió con satisfacción, se levantó de su asiento y estiró su mano para estrechar la de su nuevo jefe.

-Así será señor Kaiba, lo veré aquí mañana temprano- Después, dio media vuelta y salió del lugar con la misma seguridad con la que había entrado.

Por un momento, Seto se preguntó si no se había apresurado en la toma de esa decisión. Luego recordó que él era Seto Kaiba, y siguió con su trabajo, sin dejar que nadie lo molestara.

 

 

Unas cuantas horas más tarde decidió irse a su mansión. Era temprano para lo que normalmente se retiraba, pero la verdad es que tenía mucha curiosidad por ir a ver a Mokuba. Sería que habría conseguido un empleo verdaderamente?

La verdad es que Seto sabía que había sido muy duro con su hermanito al castigarlo y condicionarlo de la manera en que lo hizo, pero estaba pensando en el futuro del menor, y en lo mejor para él. Por esa razón, aunque de repente se asomaba alguna fibra de arrepentimiento o compasión por el pequeño, inmediatamente la desaparecía, sintiéndose bien por hacer algo por la buena y sana educación de su hermano.

 

Avisó por el intercomunicador a su secretaria que se retiraría en ese momento, y que cualquier cita, proyecto, junta o pendiente, simplemente lo agendara para un mejor momento, avisándole todos sus compromisos.

Salió de la oficina por otra puerta y tomó su ascensor privado. Uno que lo llevaba directamente a su vehículo, evitando pasar por todo KC y también por reporteros cuando estos los buscaban.

Subió a un BMW color azul oscuro. Era su vehículo favorito, y lo usaba cuando la limosina no estaba disponible.

Y ahora que ya no contaba con los servicios de Rolan, había estado usando su propio carro.

Subió en él, ajustó el aire acondicionado para que tuviera una temperatura agradable, y arrancó rumbó a su hogar… hogar? Sería que su mansión era su hogar?

Definitivamente era su casa… pero, se preguntó si realmente la sentía como su hogar. No era que no sintiera alivio al llegar a casa todos los días, pero… no estaba seguro de que lo pudiera considerar su hogar.

Es más, lo que llamaba aún más su atención era que no recordaba haber tenido algún hogar en su vida. No estaba seguro de saber de qué hablaba la gente que al llegar a casa expresaba “Hogar, dulce hogar”. Definitivamente sentía agradable al llegar… pero llegó a la conclusión de que, aún así, no lo consideraba su hogar.

Se tomó la libertad de sacar un cigarrillo de la guantera y encenderlo con el encendedor del carro. Era un gusto que solamente se permitía estando en total intimidad, y solo en ciertos momentos. Ni siquiera estaba seguro de que su hermanito Mokuba supiera que a veces fumaba.

El humo del tabaco le llenó los pulmones y al exhalarlo sintió una tranquilidad interna, a pesar de también sentir mucha tensión en los hombros.

Encendió la radio, y al dar vueltas y no encontrar nada, decidió poner su propia música.

Concentrado en escoger algún disco de su agrado, no se dio cuenta de que el semáforo más próximo a él estaba en amarillo, y llegaría al rojo antes de que el CEO pudiera pasar.

Por primera vez en mucho tiempo, Seto Kaiba cometió un serio error.

 

Cuando sus ojos volvieron al camino, vio a un chico cruzando la calle… esa calle por la cual él estaba transitando… y él se estaba atravesando!

 

En cuestión de unos milisegundos, vio el semáforo, cayendo en cuenta de su error, sonó el claxon para avisarle de la situación, a lo que el muchacho ni volteó, y dio el volantaso!

Por suerte de ambos, freno a unos centímetros del imprudente desconocido.

Justo cuando se detuvo el auto fue que ese desconocido se dio cuenta de lo que sucedía. Por traer puestos sus audífonos y música a un volumen poco sano fue que no se había dado cuenta de la situación.

Y justo antes de que el carro se detuviera, cayó de nalgas para atrás en el pavimento, cerrando los ojos esperando un gran impacto que nunca llegó.

 

Dentro del auto, Seto Kaiba repasó todo lo que acababa de suceder. Sí, era cierto que era su culpa, pero… porqué el otro chico no se había quitado cuando le tocó el claxon para avisarle de su descontrol?!

Tomó aire profundamente y salió de su carro, dispuesto a ver si le había sucedido algo al imprudente ese, tratando de hacer acopio a toda su paciencia para no gritarle desmesuradamente.

Se paró frente al chico que aún estaba en el suelo, recuperándose de semejante susto. Y sin decir nada, simplemente le tendió la mano para ayudarle a levantarse.

Cuando el otro chico se dio cuenta, tomó la mano del castaño, y se levantó. Accidentalmente quedaron muy cercano el uno del otro, cosa que causó  un sonrojo momentáneo atravesó su rostro, sin tener en claro el porqué, pues estaba en estado de shock.

-Te encuentras bien?- Fueron las palabras que pronunció el ojiazul, y que regresaron a la realidad al desconocido.

-PERO QUÉ TE PASA???!!!- El CEO fue totalmente descolocado por el grito del chico evidentemente menor que él. Pero el orgullo Kaiba es el orgullo Kaiba, así que no podía quedarse atrás.

-Qué me pasa a mí? Digamos mejor, qué te pasa a ti? Yendo por una calle transitada con música a un volumen que te saca de la realidad!- El menor se quedó en silencio un momento. Y luego, explotó.

-A MÍ? QUE ME PASA A MÍ? YO VENÍA CRUZANDO LA CALLE CUANDO A MÍ ME TOCABA!! EL QUE METIÓ LA PATA FUISTE TÚ, NO YO!!! NO ME RECLAMES!!!- Kaiba observó al enfurecido chico que estaba frente a él.

Un chico de buena estatura, pero que ni de chiste lo alcanzaba a él. De ojos castaños, con un cabello rubio y evidentemente muy rebelde, pues estaba bastante despeinado. Un chico atractivo. Delgado, pero evidentemente fuerte. Parecía que le faltaban unos cuantos kilos para estar en su peso ideal, pero no se veía mal.

Cuando el rubio dejó de gritar se le veía exaltado, con la respiración entrecortada, y hasta sudando. El CEO supo que estaba canalizando el susto que tuvo. Pero no le agradaba nadita que le gritaran.

Haciendo acopio de toda su diplomacia, sacó una tarjeta de presentación suya, se la extendió al muchacho y le dijo.

-Si tienes algún problema o situación de salud a causa de lo sucedido, llámame y te referiré a uno de los mejores médicos especialistas y cubriré todos los gastos. Me disculpo por la situación- Una vez que el rubio recibió la tarjeta de presentación, estaba dispuesto a gritarle mucho más, cuando el castaño desapareció, se subió a su vehículo y arrancó por un lado.

Seto Kaiba tan solo alcanzó a escuchar un “PUDRETE” a lo lejos, y supo que era dirigido para él.

 

Normalmente no habría ofrecido disculpas, pero supo que había cometido un error que casi le había costado la vida al otro, y supo tragarse su ego y hacerlo.

 

Una vez encaminado en su trayecto, prendió otro cigarrillo. Trató de calmarse, pues el rubio no fue el único que se sacó un buen susto.

Manejó tranquilamente hasta la mansión.

 

Eso sí… esta vez, no quiso poner nada de música…

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Bonito día, hermosa noche


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