Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Joey´s Pizza por Iztaxochitl

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hace mucho, pero mucho tiempo que no vengo por acá.

Después de muchos cambios en mi vida, estoy de vuelta, y espero darle más y mejor seguimeinto a esto.

Gracias a tod@s los que me leen, y gracias por la paciencia.

 

 

Una semana había pasado desde que Mokuba comenzara a trabajar en la pizzería de Joey.

Y Seto estaba en su espaciosa oficina en KC, divagando mentalmente como pocas veces se lo permitía.

 

Al principio al CEO le pareció casi como un juego de niños, pero al ver que su hermanito por primera vez en mucho tiempo estaba verdaderamente motivado por algo, decidió impulsarlo y apoyarlo incondicionalmente.

Mokuba salía todos los días de sus clases y se iba directamente a la pizzería.

Ahí trabajaba con Joey hasta eso de las 8:30 y después tomaba camino a casa. En el camino alcanzaba a hacer algo de tareas, y lo demás lo dividía entre en la casa por la noche y a la mañana siguiente en la escuela, en pequeños espacios que tomaba para eso.

No había hecho el más mínimo intento de salir o de fugarse como en días anteriores.

 

Eso mantenía al castaño satisfecho, y curioso a la vez.

Cómo podría ser que un empleo mantuviera a Mokuba tan ocupado? Tan tranquilo? Tan satisfecho?

Digo… es que el adicto al trabajo era él, no su hermanito, no?

Entonces le entró una gran curiosidad por conocer a “Joey”, el jefe de Mokuba que siempre estaba en las pláticas del más joven. Porque, aunque era poco el tiempo que habían podido compartir desde que Mokuba entrara a trabajar, en ese poquito tiempo no había callado con su maravilloso jefe.

 

Entonces, ese día, viernes, decidió que sería él mismo el que recogiera a Mokuba de su empleo.

Presionó el botón de comunicador y pidió a su secretaria que hiciera pasar a Yami.

 

El joven tricolor ingresó en la habitación con ese porte tan distinguido que le caracterizaba.

 

-Iré a recoger a Mokuba a su trabajo- dijo secamente el castaño.

-Quiere que prepare la limosina?- Preguntó amablemente el guardaespaldas.

-No. Iremos en mi auto. Pero quiero que me acompañes esta vez- El chico asintió y salió de la oficina para ultimar detalles y preparar la salida.

Yami también tenía una semana en su nuevo empleo, y a los ojos del castaño era impecable. No sabía cuántas veces se había auto-felicitado por contratarlo a él. Pues si bien no era que lo hubiera salvado de un atentado ni mucho menos, la confianza que le hacía sentir el guardaespaldas era excepcional. Incluso, mentalmente el ojiazul se atrevía a compararlo con Rolan, y no salía mal librado.

 

Tomó sus hojas, ultimó algunos detalles, y dejó todo por ese día. Mañana continuaría y habría más papeleo, firmas y proyectos. Pero para él, ese día en la oficina había terminado.

 

Bajó al estacionamiento, y su guardaespaldas y estaba esperándolo eficientemente con el auto encendido.

-Gusta que maneje?- Preguntó Yami.

Al CEO le pareció buena idea y asintió. Subió al asiento del copiloto y ambos emprendieron su paseo.

 

 

 

 

 

Por otro lado, Mokuba estaba ocupado poniendo todo su esfuerzo en amasar para dejar una masa perfecta y poder seguir con las bases de las pizzas. Sabía que era casi su hora de salir, pero aún veía como que había mucho trabajo por delante. Y es que, habían tenido algunos pedidos más temprano, y se les había atrasado el trabajo de la masa.

Unos minutos más, y se limpió el sudor, sonriendo satisfecho.

-Así Joey?- El rubio se acercó, sintió la masa con su mano, y empezó a trabajarla más.

-Le hace falta más trabajo. Entre más la amasemos ahorita, más fácil será hacer las bases para pre-hornearlas y que queden más parejas- Mokuba observó cómo su jefe amasaba.

La verdad es que lo hacía ver fácil, pero todas las veces que lo había hecho, Joey le había dicho lo mismo: Le falta más trabajo. Mokuba era de alta autoestima, pero de repente se preguntó si podría llegar a hacer bien eso.

Se escuchó que alguien habló desde la entrada, y Joey gritó “un momento” y se limpió las manos.

-Muy bien Mokuba, entonces dale unos minutos más, y cuando termines la tapas con estos costales y la dejamos reposar. Además, es casi hora de que te vayas-. El pelinegro quiso protestar, pues no le gustaba nadita irse y dejar tantos pendientes, pero en eso su jefe desapareció por la puerta que dividía la entrada de la cocina.

Siguió con su trabajo, con total atención, pensando y preguntándose si alguna vez había hecho algo tan difícil como eso.

De vez en cuando, cuando era un niño, acompañaba a su hermano a KC, pero no hacía más que probar videojuegos nuevos, que por cierto no eran para nada difíciles para él. Solía pensar que era el mejor empleo del mundo, y que de grande quería ser probador de videojuegos, de esos muchachos que se dedican a probar y buscar errores en nuevos juegos y programaciones.

Suspiró un poco mientras seguía amasando y nostálgicamente recordaba aquellos tiempos. Esos momentos de su vida en los que nada le preocupaba más que sacar buenas notas en el colegio y dedicarse a jugar.

Claro que, al ser un miembro importante de la familia Kaiba, siempre había tenido ciertas responsabilidades. Pero no se comparaba con su hermano por ejemplo. Ese sí estaba abarrotado de trabajo y responsabilidades.

De hecho, Mokuba siempre pensó que su hermano era un apático anti-social que no le gustaba relacionarse con nada ni nadie más allá de su computadora. Ahora con este empleo y la responsabilidad que le conllevaba, se daba cuenta que no todo es como lo pintan, y que hay muchas cosas y situaciones más allá por lo cual su hermano trabajaba tanto. Empezaba a empatizar con él, al empezar a empatizar y preocuparse por algo más que nada más sí mismo.

 

Durante un par de minutos más amasó la masa, y entonces consideró que estaba lista. Agarró unos costales vacíos y tapó la tina en donde estaba la ya muy amasada masa.

Se limpió las manos, se secó el sudor, y se dirigió para buscar a su jefe, cuando escuchó una discusión en la entrada. Se acercó a la puerta divisoria, y se quedó escuchando sin ser visto.

-Vamos, Señor Watanabe, le prometo que en estos días me pondré al corriente. Usted sabe que mi padre hizo hasta lo imposible para dejarme este lugar, y es lo único que tengo- Esa era la voz de su jefe, y no se oía en su típica tranquilidad.

 

Mokuba pensó que era mejor no inmiscuirse en lo que no le correspondía. Aunque consideraba a Joey más su amigo que su jefe, sabía bien que seguía siendo un empleado y que había ciertos límites que no debía pasar. Así que dio media vuelta y se dirigió a la cocina, y con unos costales vacíos de harina tapó la tina donde hicieron la mezcla.

 

Unos cuantos minutos después, un impaciente Mokuba esperaba curioso por saber qué había sucedido. Pero Joey no aparecía por ningún lado.

-Mokuba! Te buscan!- Escuchó la voz de su jefe, pero no sonaba como siempre. Estaba muy alterado.

El pelinegro salió de la cocina, y se topó con algo sumamente extraño.

Ahí, en ese mismo lugar, estaba su hermano típicamente serio y sereno, mientras era fulminado por la mirada del evidentemente molesto rubio. Mokuba los vio a ambos, e hizo lo que cualquiera haría.

-Hermano, qué haces aquí?- Seto enarcó una ceja, cuestionándolo en silencio.

-Hola Mokuba- El pelinegro sonrió.

-Bueno, no importa. Seto, quiero que conozcas a mi jefe. Él es Joey- Seto volteó la mirada a otro lado. Eso era algo tan raro, que Mokuba nunca había visto que lo hiciera. Siempre encaraba a cualquier gente en cualquier situación.

-Sí, lo conozco ya- Y ahora el de cara como de WHAT fue Mokuba. Volteó a ver a Joey.

-Conoces a Seto?-

-Claro, ya nos conocemos. Nos conocimos hace como una semana… Cuando casi me mata!- La voz de Joey subió más, estaba totalmente molesto. Mokuba solo volteó a ver a Seto con cara de ¿¿¿¿¿?????

-Hace unos días iba yo manejando, y me distraje un poco y él se atravesó- Esta vez, Seto sí fijó la mirada en los demás, pero lo que en realidad sorprendió al menor de sobremanera fue que su hermano mayor, el CEO de KC, genio entre genios, gran y joven, y además exitoso empresario, había admitido que se distrajo! Eso era casi tan raro como… bueno, era tan raro que Mokuba no tuvo con que compararlo.

Joey por su lado, expresaba molestias y enojo al recordar lo sucedido.

-Estás bien, Joey?- El rubio asintió.

-Bueno, técnicamente también fue tu culpa- Y ahí iba el ego del CEO, que no podía quedarse callado.

-QUÉ? ESTAS MAL DE LA CABEZA?- Hizo enfurecer más al jefe del lugar.

-Tú ibas caminando por la calle con unos audífonos con volumen insano! No te dejó oir lo que sucedía a tu alrededor! Eso es totalmente irresponsable de tu parte!-

-Aunque sea irresponsable, yo estaba cruzándola calle en mi turno! En mi momento! El que se equivocó fuiste tú!!-

Y de repente Mokuba se vio ahí parado, escuchando insultos y excusas, cada una más tonta que la anterior. Hasta que le colmaron la paciencia.

-SILENCIO!!- gritó el pelinegro y ambos lo voltearon a ver asombrados. –Seto, vámonos en este momento. Joey, nos vemos mañana. Ya después hablaremos con calma- simple y sencillamente tomó la mano de Seto y salió del lugar. Tenía muchas preguntas y reclamos que hacerle a su hermano mayor, pero ese no era el lugar adecuado, debían ir a casa, y no molestar más a Joey.

El pelinegro estaba molesto.

Seto le debía una buena explicación, y estaba ansioso por escucharlo.

 

 

 

 

Notas finales:

Hermoso día


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).