Una semana había pasado desde que Himchan y Jin se mudaron, la casa estaba casi impecable, compraron colchones y algún que otro mueble nuevo. El mayor prácticamente no durmió por dejar la casa brillando, lo necesitaba para descansar en paz. Por otro lado, Jin durmió de lo más satisfecho, hace poco había hablado con su vecino, eligió bien la habitación ya que coincide con la del chico así que fue inevitable que se conocieran. Lo poco que sabe de él es que se llama Suga, que Jin supone es un apodo pero no le importa, tiene 16 años, es hijo único y vive con sus padres. No le dijo más y Jin tampoco le dijo mucho de él, no conto su pasado ¿Qué iba a decirle? Lo pensó: Hola, soy un ricachón, tengo un coeficiente intelectual de 166, nací para ser exitoso pero antes de eso quiero jugar a ser normal y por eso estoy en está horrible casa. ¡Ah! Y por cierto me masturbo pensando en ti. Seamos amigos.
¡Bravo Jin! Eres una bestia haciendo amigos.
Obvio que no le dijo eso porque Himchan le dio una cachetada cuando le expreso su discurso.
Se presentó como un extranjero que volvía a su país de origen, eso sonaba más convincente, sí, en parte porque no era mentira. Es gringo, viene de EE.UU, allá estudiaba cuando lo sacaron de su hermoso departamento.
Aunque ahora que lo piensa, Suga se veía algo solitario, fue difícil sacarle toda esa información, no hablaba mucho y ni mucho menos sonreía, parecía siempre estar solo en casa pero salía a la noche con unos chicos del barrio. Seguro era su pandilla. Chico malo, a Seokjin le gusta.
Cada vez que Suga salía, Jin pensaba en colarse por la ventana y meter cámaras por toda la casa, pero eso sería como estar acosando, rompería una regla y él no quería perder así que se contenía, noche tras noche.
Luchar contra su enfermedad no le duro más de dos noches seguidas.
Himchan había propuesto plantar flores y a Jin le pareció una magnífica idea, ambos son amantes de la naturaleza, así que ahí estaba él escarbando en la tierra del patio delantero, con su palita rosa intenta hacer un gran círculo y así ir plantándolas por color. Sonríe como un niño mientras juega, hasta tiene un gorro para protegerse del sol, se ve tan naturalista y normal, nadie pensaría que es un ninfomano. O casi uno. Levanta la cabeza al escuchar un ruido, es su suculento vecino saliendo de su casa, esa chaqueta negra de cuero y esos jeans ajustados lo hacen ver aún más sensual.
—Hola, Suga —le saluda alegre Jin desde su patio, se pone de pie y se apoya sobre el carrito que tiene las flores.
—Jin —Suga hace un movimiento con la cabeza en forma de saluda. Jin se derrite al escuchar su nombre salir de esos labios y con esa voz grave. Se imagina como sonaran sus gemidos roncos y... Sale de su ensoñación al notar como Suga mira sus flores.
—¿Te gustan? —el chico desvía la mirada incomodo al ser descubierto, si le gustan las flores pero su padre decía que eso es cosas de chicas. Vuelve a mirar a su vecino cuando lo escucha reír—. No te avergüences a mí me encantan. Te regalare una —Seokjin agarra una de las masetas de flores, es una petunia púrpura.
—No, no, no quiero —Suga se niega pero el otro no le hace el menor caso, se acerca y deja la maseta sobre su mano—, te dije que no —calmado intenta devolver la flor.
—No, no, no la quiero —Jin le remeda divertido, el chico bajito lanza una mirada fulminante—, es tuya ahora —sonríe y se aleja un poco, pudo sentir su perfume y le encanto. Suga huele bien y eso lo tentó mucho, sólo necesitaría una sonrisa de ese chico para cometer una locura.
—Jin —Suga suena fastidiado, pero no puede quejarse porque al mayor su primo lo llama y éste corre adentro de la casa, no sin antes despedirse. Él se queda mirando la flor, no puede quedarse con ella pero fue un regalo, además es bonita.
Decide quedársela y ocultarla en su habitación. La deja escondida entre medio de dos muebles antes de salir, esa noche no volvería a casa tenía cosas que hacer y sus padres estaban de viaje así que... era momento para que Jin hiciera lo que hace dos noches quiere hacer.
Al día siguiente.
Suga no es tonto, nota la mirada de Jin sobre él, su vecino nuevo era raro, a veces se le quedaba viendo desde la ventana hasta que él corría la cortina impidiendo que el otro le mirase. Era incomodo cambiarse en su habitación, últimamente sentía que Jin igual podía verlo aunque su cortina estuviera tapando el vidrio. Siempre sentía escalofríos y miraba a todas partes comprobando que nadie le estuviera viendo pero era absurdo él estaba sólo en la habitación.
Su madre y su padre pronto volverían de sus 'negocios' así que él aprovechaba todo lo posible para salir y divertirse con sus amigos. Ahora mismo se arregla para encontrarse con ellos: Yong Guk, Rap monster, Jimin, Jong Up y V son sus hermanos de corazón, aunque él nunca se los dirá, primero muerto antes que admitir algo tan cursi.
Sale y se divierte con ellos, se juntan en su "guarida", comen frituras y beben lo que esté al alcance del presupuesto, en este caso con dinero que le habían robado a otros chicos. En el barrio nunca debes andar solo.
Casi a media noche después de asegurarse de que los demás estaban a salvo en sus respectivas casas él vuelve a la suya, mareado, sucio y con mal olor, de milagro no se cae por las escaleras y sube a su habitación.
Una vez ahí se le da por quedarse mirando las cortinas de su ventana "¿Estará despierto?" se pregunta recordando a su vecino raro de cara bonita. Decide comprobarlo así que camina hasta la ventana y corre la cortina, se muerde el labio y niega con la cabeza. No hay nadie allí pero en el vidrio de la ventana está pegado un papel que con letras negras dice: Buenas noches, papacito.
No puede evitarlo, sonríe feliz por ese gesto tan tonto. Cierra su cortina y se dirige al baño. Jin siempre lo despedía con un "Buenas noches, papacito" o lo saludaba con un "Buenos días, papacito" eso le hacía gracia pero nunca lo admitiría. El chico le había confesado que cuando llego lo vio lavar el auto, le dijo que se veía sabroso con ese pantalón. Las palabras que empleo y la forma en que lo dijo le parecieron muy particulares, sin dudas ese chico es muy raro, tanto así que le daba curiosidad, a Suga le daba curiosidad saber más de Jin y eso sí que era una locura. Suga nunca se interesaba en las personas, pero Jin era particular, particularmente raro, así que le daría una oportunidad. Hasta podría cáele bien si no fuera porque se siente acosado.