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EL MONSTRUO DEL LAGO NEGRO por ShizukaBeth

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Notas del capitulo:

Aquí les tengo otro capítulo, espero que les guste y lo disfruten, gracias por leerme :3 besos.

Por cierto, si encuentran faltas de ortografía, por favor perdonenme, no soy muy buena en ella.

De niño nunca entendía lo que me rodeaba, todo era muy confuso y por más que trataba hallarle una explicación era imposible. Mi madre y yo vivíamos en un pequeño cuarto, pero siempre nos mudábamos ya que el pagar la renta era complicado para Carla, mi madre.

En las noches mi madre nunca estaba, nunca olvidaré su rutina en el día, se despertaba a las 7 am, me daba de desayunar, me alistaba para asistir a una pequeña escuela pública y al dejarme en ella se despedía con esa hermosa sonrisa que tanto me encantaba ver.

-¡Eren te espero en casa!- gritaba mi madre mientras yo entraba a las pequeñas puertas de esa escuela.

-¡Regreso pronto!- le correspondía siempre esa sonrisa.

Al terminar la escuela tenía que regresar solo a mi casa, pues mi mamá a partir de las 4pm ya no la volvía a ver. Mi camino en el trayecto al pequeño cuarto donde vivía me la pasaba jugando con los pequeños charcos que encontraba o uno que otro perro que vagaba. Casi todas las personas que vivían cerca de mí me conocían porque yo siempre les ayudaba a lo que necesitaban, es algo que siempre me enseñó mi madre (también era muy aburrido estar solo en ese cuarto todo el día). Recuerdo perfectamente a Hanji, era una chica extrovertida que vivía a unos 10 metros de mí, siempre me pedía ayuda para armar rompecabezas o ayudarle en los quehaceres de su casa, a cambio siempre me invitaba a comer y cenar, para ser sinceros todo el día me la pasaba con ella.

-¡Eren, por fin llegas!- me gritaba Hanji mientras hacia una clase de movimientos extraños con sus brazos.

-Señorita Hanji, ¿Qué hace afuera?- era lindo ver que alguien te esperaba.

-Pues esperándote chiquitin, además ya te dije que dejes eso de ‘’señorita’’- pone sus manos en su cintura mientras me ve con una mirada amenazadora.

-Lo siento seño… Hanji- a veces ella da miedo.

-Vale, anda pasa, compre un nuevo rompecabezas, pero este es especial ya que se trata de ver quien lo acaba en el menor tiempo posible y quiero competir contigo- siempre se veía feliz.

Pasar el tiempo con ella era muy divertido, aunque era extraña y por ello casi ningún vecino entablaba conversación con ella, para mí era como mi hermana mayor.

-Cómo puede ser posible que un niño de 7 años de edad me gane en esto- no dejaba de quejarse aunque el juego del rompecabezas ya tenía rato que había terminado.

-Hanji, tu esposo nunca está en casa verdad- me daba curiosidad saber porque la dejaba sola igual que mi madre a mí.

-¿Erwin?, no puede estar mucho tiempo en casa, debe trabajar o si no como vamos a comer y cenar tú y yo- ella era muy compresiva.

-Ya veo…- para ser honesto estoy muy consiente que el trabajo de mi madre era de tiempo completo, y requería de todas sus energías, así que debía comprender su ausencia en mi vida. Para muchos la labor en la que se dedicaba mi madre no era bien vista, todos la juzgaban por ello y a mí no dejaban de molestarme en la escuela, que la verdad no entendía muy bien el porqué, ella sólo era una vendedora de caricias.

-Ya llegue a casa- entra un hombre alto con su cabellera dorada y sus ojos tan azules como el cielo de la mañana.

-¡Querido!- grita Hanji mientras corre a abrazar a su esposo.

-Bienvenido a casa Erwin- me levanto y sonrío.

-Eren, me alegra verte de nuevo, cada día creces más- me responde mientras pone su mano en mi cabellera y me despeina.

-Llegaste temprano, ¿a qué se debe eso?- lo mira Hanji dudosa de su hallazgo.

-Sabes que nunca llego temprano, ya es tarde Hanji- Erwin señala el reloj, y tenía razón eran las 11 pm, ¿Cómo es posible que un rompecabezas te robe tanto el tiempo?, aunque mi madre llegará aún más tarde, si descubre mi ausencia a estas horas posiblemente me prohíbe volver con Hanji.

-Debo irme, ¡muchas gracias por la comida!- gritó mientras salgo corriendo de la casa sin poder escuchar las palabras que Hanji iba a pronunciar por el movimiento de sus labios.

Al llegar a mi casa mi peor pesadilla se volvió realidad, mi madre se encontraba en la sala, así que entre lo más cuidadosamente posible, pero mientras avanzaba me di cuenta que había otra persona, una mujer de baja estatura con su largo cabello y tan oscuro que pareciera el cielo negro que adorna el cielo, dos hermosos ojos tan brillantes como las estrellas.

-¡Eren!, ¿Dónde estabas tan noche?, en fin ahorita hablamos tú y yo, quiero presentarte a una compañera de trabajo, ven acércate- me dijo mi madre mirándome fijamente con esos grandes y hermosos ojos que la caracterizaban.

-Si mamá- me acerco lo más lento posible hasta quedar frente a la hermosa desconocida.

-Mucho gusto Eren, mi nombre es Kuchel Ackerman, es un placer conocerte- su voz era tan dulce y fina que dudo que fuera un humano y no un ángel.

-Es un placer- mi mirada se desvió de ella cuando otra figura apareció de las sombras, me intrigaba y me daba miedo esa presencia tan dominante e impotente.

-Él es mi hijo, su nombre es Levi Ackerman, es muy amable así que no tengas miedo- era imposible no apartar la mirada de aquel chico, era de cabellera negra con una blanca piel que reflejaba lo puro que su alma, aunque sus filosos ojos la corrompían.

-Se quedaran un par de días con nosotros mientras encuentran un lugar estable, así que pórtate bien Eren- sin duda alguna era algo nuevo, por fin ya no estaré sólo.

-Por cierto Levi, dormirás con Eren, espero que no te moleste- sonríe mi madre.

-No te preocupes Carla, muchas gracias- dijo el chico seriamente sin mostrar alguna expresión.

 Al estar en mi cuarto con ese chico me sentí un poco incómodo, ya que sólo había una cama y nunca había compartido una.

-Oye mocoso- volteo rápidamente.

-¿Qué nunca limpias tu cuarto?- apenas nos conocemos y ya me está dando lecciones de qué hacer con mi cuarto.

-Intento mantenerlo en orden, por cierto me llamo Eren, no mocoso- le digo un poco molesto.

                                                                          .        .        .

 

Yo nunca creí en los fantasmas, siempre pensé que eran tonterías, historias vagas de la gente que inventaba para poder tener un poco de drama en su vida, pero me equivoque, si existen y justo hay uno al otro lado de la alberca, con un traje de baño en camino al agua para aventarse de un clavado y mostrar sus habilidades.

-Eren, ¿te encuentras bien?- me pregunta Reiner.

-Levi…- susurro sin dejar de mirar como Ackerman se sumerge al agua y nada acercándose cada vez más.

Levi siempre fue un veloz y fuerte nadador, fue el mejor, nadie le podía ganar y por lo visto su condición ha mejorado y si antes ira inalcanzable ahora es como un dios…que digo, es como un monstruo.

De repente siento un golpe en la cabeza. -Idiota, piensas quedarte ahí parado, vamos a practicar, las competencias se acercan y no volveremos a perder por tu culpa- se queja Jean.

-No fue eso necesario idiota- volteo enojado.

-Ya chicos, déjense de tonterías y vamos a practicar, Jean tiene razón las competencias son muy pronto- nos interrumpe Bertholdt.

En la última competencia perdimos por mi culpa, en un momento mientras nadaba me quede paralizado lo que provoco que me hundiera, veía como la luz que se reflejaba en el agua se alejaba poco a poco, tuvieron que sacarme de ahí, los médicos no encontraron explicación alguna, me dijeron que posiblemente era ‘’psicológico’’.

Escucho el silbatazo y me aviento de un clavado a la alberca, cuando las puntas de mi dedo penetran el agua pude sentir que era diferente, era más pesada y cálida,  me costaba dar mis brazadas y deslizarme en ella, mi cuerpo se sentía raro, esa sensación tan extraña que nunca entendí él porque me estaba dominando. Al llegar al otro extremo de la alberca me quite la gorra y los goggles y comencé a respirar como si nunca lo hubiera hecho, me sentía exhausto, pero decidí continuar.

Por fin el entrenamiento acabo, salí de la alberca y sin poder hacer algo más busque a ese hombre pálido por todos lados, mi corazón no dejaba de latir fuerte, tanto que juraba que en algún momento se saldría de mi pecho desgarrando mi piel. Ahí estaba Levi, saliendo del agua, como si estuviera renaciendo, las gotas se derramaban y recorrían cada parte de él, era una vista espectacular.

-Eren es hora de irnos, el permiso no permite quedarnos más tiempo del permitido- me dice Reiner mientras toca mi hombro.

-Sí, ya voy- quiero hablarme, necesito volver a tenerlo a mi lado.

Fui un cobarde y un estúpido, en estos momentos me encuentro en el pequeño departamento en el que vivo, mirando el techo sin entender lo ocurrido, siete años después de que se alejó de mi vida, y justo cuando prometí empezar de nuevo, él regresa y mi vida ahora está más revuelta que los laberintos. De repente suena mi celular, así que lo checo y me doy cuenta que es un mensaje de mi estúpido padre.

Grisha Jeager:

Hola Eren, espero que te encuentres bien, sé que no me quieres ver pero me gustaría saber cómo te encuentras, y poder hablar contigo personalmente. Sé que las disculpas no bastan por mi comportamiento en toda tu vida, pero quisiera que me des una oportunidad de arreglar todo.

Ya pague el alquiler del departamento y te deposite dinero, si necesitas algo más dímelo.

Espero tu respuesta.

                                                                             .        .        .

 

Mi madre quedó embarazada de un cliente suyo, un doctor muy respetado que trabaja en uno de los mejores hospitales y con una familia, por lo cual mi existencia fue un grave error, él obviamente quería que mi madre me abortara, pero mi madre se negó, lo que provocó que no se hiciera responsable de mí, nunca quiso verme ni ayudar a mi madre económicamente, para él yo estaba muerto. Lo supe porque en la carta que ella me escribió antes de que se fuera de mi lado me lo explico, y me hizo prometer que recibiría el dinero de mi padre, posiblemente ella misma lo amenazo para asegurarse de que yo estuviera bien. Así que sólo acepto ese dinero por la promeso a mi madre, a Grisha nunca quiero verlo en mi vida.

 

                                                                              .        .        .

Eso me recuerda que debo ir a comprar la despensa, así que me levanto con las pocas fuerzas que me quedan para salir. En camino al supermercado me percato que el color de las nubes se torna de un gris oscuro, probablemente vaya a llover, así que decido tomar la estación del tren.

-¿Disculpa, me podrías dar tu hora?, voy tardísimo y el maldito clima no ayuda mucho- su voz me era conocida.

-Son las 6:20 pm- digo viendo el reloj que tengo en la muñeca.

-Maldita sea, ese tren no se apura, llegaré tardísimo-la mujer se voltea impidiéndome ver su rostro, pero su voz…

-¿Hanji?...

-Sí, esa soy yo, ¿Cómo sabes mi nombre?- me dice un poco confundida. –O no, no puede ser ¡Eren!, dios mío has crecido tanto, mírate, ¡eres todo un galán! – me dice mientras estira mis cachetes.

-También me alegro de verte hanji- intento sonreír mientras ella no para de tocar mi cara.

Por fin llega en tren y ambos subimos, Hanji me comenta que por fin decidió trabajar, pues quiere irse a vivir a la ciudad con Erwin y formar una familia, que de hecho hoy es su primer día de trabajo y que el llegar tarde le provocaría su despido. En todo el trayecto se la pasó hablando de cosas de su vida, otras sin sentido y sobre sus rompecabezas, yo sólo la escuchaba, me alegraba saber que estaba bien y que era feliz.

-Por cierto Eren, ¿cómo está tu mamá?, hace mucho que no la veo- me dice mientras se acomoda sus gafas.

-Ella…- me interrumpe el sonido de las puertas del tren que provocan al abrirse.

-¡Debo irme Eren, pronto nos veremos, me saludas a Levi!- me grita mientras corre por la estación.

Yo bajo en la última estación así que me siento en el tren y recuesto mi cabeza en la orilla para poder dormir un trayecto. Sin darme cuenta caigo en un profundo sueño…

-Ey mocoso, llegaras tarde a la escuela- me comienza a mover bruscamente.

-Ya voy mamá- digo mientras tallo mis ojos.

-Tch, no soy tu mami, ya levántate- me quita las cobijas y me avienta mi uniforme. –Cámbiate- miro mi uniforme y me percato que, ¿esta planchado?

Salgo de mi habitación y miro a Levi. –Oye tú planchaste mi…- antes que pudiera terminar de hablar Levi mete un pedazo de pan en mi boca.

-Te voy a enseñar a planchar para que ahora lo hagas tú, ¿Cómo puedes ir de esa forma a la escuela?-me toma de la mano y me jala a la salida (su mano es suave y fría…).

Mientras caminamos me percato de lo lindo que es, y provoca que me sonroje (¿qué me está pasando?, y ¿por qué con él?, pero si es un chico y…)

-Mocoso apúrate o llegaremos tarde de nuevo, ¿qué no puedes despertarte más temprano?, si no fuera porque tú mamá me pidiera de favor llevarte a la escuela no tendría que hacer esto- para ser sincero a veces me irrita el chico.

-Pues si tanto te molesta no lo hagas, nadie te obliga amargado- digo mientras volteo mi mirada un poco molesto.

-Ya llegamos a tu primaria, metete ahí y se alguien productivo mocoso- me dice mientras se aleja para ir a su secundaria.

Al meterme y avanzar unos metros más, un grupo de niños me acorralan. – miren quién es, es el perdedor con la madre que trabaja de puta- comienzan a decir mientras todos se ríen.

-Cierra el hocico idiota- los miro molesto.

-¿O si no qué, vas a llamar a tu mami para que te defienda?, cierto, no puede porque es una P-U-T-A, ¿verdad?- en ese momento mi lógica desapareció y me avalase contra ellos golpeándolos, pronto todos me rodearon mientras me empujaban provocando que me callera al suelo, lo cual permitió que todos esos niños empezaran a patearme.

-Déjenlo en paz idiotas- de repente pude oír los gritos de los niños y como dejaban de pegarme, cuando levante mi cabeza el suelo estaba lleno de todos esos estúpidos tirados y en el centro se encontraba Levi.

-¿Levi?...- lo único que sentí en ese momento fue como mi brazo fue tomado por él.

-Vámonos-  no pensé las cosas don veces y corrí detrás de él con mi mano rodeada por la suya.

Por fin nos detuvimos en una vieja alberca publica, la cual estaba solitaria y apenas se escuchaban los sonidos de los pájaros. –Levi, ¿dónde estamos?- al darme cuenta él se estaba quitando la ropa, dejando sólo su ropa interior.

-Quítate la ropa, te enseñaré a nadar- me dijo sin mirarme, así que obedecí y me la quite quedando sólo en ropa interior.

-Ahora metete al agua- me metí y pude sentir lo fría que era, mi cuerpo no dejaba de temblar. Levi se metió y comenzó a nadar, nunca olvidaré la primera vez que lo vi nadar, sus movimientos eran majestuosos, tan delicados que parecía que el agua nadaba en su cuerpo.

Después de un largo tiempo Levi se detiene y me mira a los ojos. –La mejor manera de sacar todo tus sentimientos es aquí, el nadar es entregarte al agua y el resto déjaselo a ella- mi amor por la natación no fue casualidad, fue por Levi, que me enseñó una forma de ser feliz.

Horas después fue tiempo de regresar, ese mismo día descubrí lo hermoso que era nadar y que la felicidad existía si Levi me acompañaba en ella. Las consecuencias eran obvias, los niños nos acusaron y nuestros castigos fueron puestos en marcha por saltarnos las clases e irnos de vagos según los profesores, aun así, limpiar la escuela diario y quedarme horas extras en la escuela ayudando a los profesores no hicieron que me arrepintiera del día que Levi me hizo amar el agua…

-Chico despierta, chico- escuchaba una voz gruesa.

-¿Levi?...- digo un poco dormido y bostezando.

-Oye chico, el tren llega hasta aquí, debes salir de él- me dice un guardia de seguridad.

-Claro, claro, discúlpeme- me levanto rápido y me dirijo a la salida (¿Por qué abre soñado esa parte de mi pasado?).

Salgo de la estación y noto que ha oscurecido, checo la hora en mi reloj y ya son las 8:00 pm, ¿Tanto tiempo me quede dormido?, voy al supermercado y llevo todo lo necesario para otra semana más y me voy a la caja a pagar con la tarjeta de crédito que me dio mi padre. Al salir de la tienda noto que las gotas de lluvia comienzan a caer, puedo quedarme y esperar o irme aunque me empape.

Me pongo la gorra de mi sudadera y comienzo a caminar, esta vez no tomaré el tren y me iré a pie, pronto comienzo a sentir como las gotas de agua se vuelven más pesadas y numerosas, al poco tiempo quedo todo empapado por ella, se siente como nadar. Levanto mi rostro y cierro los ojos para poder sentir la libertad que transmite el agua.

-Levi, ¿por qué me dejaste?...

Notas finales:

Tardaré un poco en subir el siguiente capítulo, sean pacientes y por favor, quisiera saber su opinión de este fanfic, si les gusta o lo odian, para poder mejorar en todo ello.

En fin, suerte en su vida <3


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