Otro que vagaba por el Santuario era Dohko. Buscaba a Shion, su aroma, su cosmos, que había perdido de vista hacia horas.
-Degel de Acuario… - era la segunda noche que lo interrumpían. La segunda sin coger, y con la luna llena. - ¿esta Shion contigo?
-¿Y porque habría de estarlo? – alzo la vista de su libro.
-Porque le gustas, y siempre que tiene oportunidad te acosa.
Cerro su libro, molesto. Ese chino se lo tomaba con tanta naturalidad. Como debería de hacerlo el, que, incluso, era turra. Kardia no guardaba sentimientos por nadie mas, pero que guardara su polla era otro cantar.
-No lo he visto desde que se comio la gelatina gigante.
Se tiro a nadar en ella, sin importarle que ahí hubiera peleado con la Sisi. Daba brazadas con la boca abierta, engullendo…
Malditos calores del celo, se abanico con el libro. Dohko sigio con la vista el aire, que acaricio su cuello.
La princesa era bellísima, comprendia perfectamente porque le gustaba a Shion, a el mismo. Y sabia que sus posibilidades de lograr un trio con las dos bellezas eran poquísimas.
Dohko andaba topless, con la falda de la armadura y las botas únicamente, pues era bien conocido, y estaba en los tratados lemurianos, que la armadura de libra era enemiga de las mallas.
Tenia un torso bien definido, musculoso, y con el cabello negro se veía muy apuesto.
-¿Qué mas quieres? – le pregunto, sin darse cuenta de que lucia afiebrado, sonrojado.
Dohko, con esa astucia innata de los chinos, decidio que imitar la técnica de Shion seria lo ideal.
Tratando de hipnotizar a la victima con los ojos se subio a gatas al sofá, donde Degel leia.
Este lo miro, fascinado, aunque esas hormonas, y esa abstinencia, le hubieran hecho mirar fascinado a cualquiera. A cualquiera seme. La falda de la armadura le rozaba los muslos y sentia el calor de la cercanía de Dohko.
¡Al diablo con Kardia! Que recibiera una sopa de su propio chocolate.
Se estiro para poner el libro sobre el burosito de noche, y al hacerlo, expuso su cuello y parte de su escote, visible por entre la tela de la bata de cuello alto que usaba.
Dohko se dirigio ahí, temiendo perder la cabeza, pero al contacto de sus labios con la piel recibio calor y no frio. Calor que pasaba por sus labios hacia su cuerpo, encendiéndolo. Lamio la piel calida y un bouquet de fragancias florales apareció en su mente.
Degel, mucho mas pasivo que Shion, no hallaba como ofrecerse. Afortunadamente, sus feromonas lo hicieron por el. Luego de aquella lamida un beso intenso, saboreando gran cantidad de cuello. Las manos cuadradas y fuertes se fueron sobre el lazo de su bata. Abrieron las hojas liberando mas fragancia, se deslizaron sobre brazos desnudos, delgados.
Degel lo rodeo con ellos, buscando un beso boca a boca, agachándose para hacerlo, dando rienda suelta a Dohko que de inmediato tomo el poder. Introdujo su lengua en la calida cavidad, tan lisa contra la textura de la lengua. Baile comandado por el, en vez de la batalla que tenia con Shion.
La hermosa princesa lo rodeo con una pierna, que el recorrio alzando y alzando el camisón, revelando, desde aquel lado, las bolitas y polla, la puntita expuesta, sobresaliendo del borde bajo del calzoncito. Dohko se lo jalo, un lateral del mismo, descubriendo mas de la polla, tirando abajo hasta que fue imposible, descendiendo entonces para quitarle los calzones y repasar sus piernas en su camino de vuelta arriba.
El peliverde no sabia si subir o bajar sus manos, que estrujaban el camisón arrugado; el deseo lo hacia querer ir arriba y el pudor abajo. Con el beso habia recordado lo diferente que besaba Kardia, lo acostumbrado que estaba a el. Dohko alzo mas una de sus piernas, recostándolo, dándolo la vuelta, dejándolo recostado de costado sobre la cama, acomodado el entre sus muslos, adentrándose entre ellos, entre sus nalgas. ¡Que vergonzozo que descubriera como estaba!
La fuente del elixir estaba ahí. Manaba dulce, poco viscoso, transparente. Lo recolectaba con la lengua, lamiendo los alrededores, comprobando lo que habia imaginado al estrujar el calzon y sentirlo mojado. Los jadeitos de Degel eran suaves y excitantes, como su culito… su polla punzaba, comenzó a jalársela con la falda de la armadura alzada.
El chino exhibicionista ese estaba dándole un espectáculo. En su punta brillaban gotas que tenia ganas de lamer. Sus bolas eran grandes, casi obcenas, su polla gruesa y tosca. Que distinto de la belleza flexible, mas flexible del santuario. Sus dedos ayudaron a su lengua, toqueteando el borde, urgando de a poquito, penetrando y saliendo. La sensación en el borde acabo de volverlo loco. Se quito el camisón, apreciando la caricia de la tela contra su piel.
Degel estaba desnudo y listo. Si comia mas de ese elixir podría lastimarlo. Se quito la falda de la armadura, manualmente, sin poderse creer que estuviera a punto de follarse a esa belleza gélida. La nena lo veía con ganas, sabia que no era lo que quería, pero quien sabe si volveria a tenerlo asi. Avanzo, con las rodillas a los lados de sus costados, acercando su polla a su boca, jalándolo por ese suave, dócil cabello. Ese verde tan delicado, clásico. Todo lo contrario a la explosión de irreverencia que era Shion.
Esos labios, carnosos y rosados, encontrándose con su polla. Besando la punta de manera tan suave, masajeándola, llevando dentro de ellos el liquido previo que la perlaba. Mañoso, comiendo poquito a poco, abriendo la boca, abriéndola mas de lo que estaba acostumbrado para comerse su polla, haciendolo hasta la base con facilidad, ese vello púbico que se habia visto obligado a teñir.
Los anteojos eran la cereza del pastel. Que ganas de ensuciarselos, de batir todo su hermoso rostro. Que bello se veria sonrojado, cubierto de lechita.
Las mamadas estaban bien, lo habia podido probar, pero no era eso lo que necesitaba. Se escurrio, de debajo de Dohko, poniéndose de ladito, volteándolo a ver sensual. El pelinegro se acostó detrás de el y le doblo una pierna, arriba y al frente. Era mas bajito por lo que podía besar su hombro, cerrando los ojos mientras arrimaba su verga a buen puerto.
Degel chillo al sentirla, abriéndose. Lo deseaba tanto dentro que su culito palpito, estimulando la punta nuevamente brillante de fluidos. Dohko gruño e hizo presión contra la entrada, no para penetrar sino para sentir mejor el estimulo del hábil ano de Acuario, lo bien que lo pasaría ahí. Hizo tanta fuerza que penetro. Ambos gimieron y Degel hecho la cola atras, meneándose, clavándose la polla de Dohko, ayudándolo a entrar. Cuando estuvo completamente adentro Dohko se meneo, enseñándole que el también tenia trucos: sacudir su gruesa polla dentro del recién penetrado culo del amante no fallaba.
Degel solto otros jadeitos, y luego, avergonzado, se cubrió la boca. Dohko le acaricio el brazo para que se relajara, hundio la nariz entre sus cabellos, aspirando cuanto de su fragancia podía. Era realmente intenso, acogedor. Tan estrecho, a pesar de tanto… que se lo follaban. Kardia tenia un bocadito realmente exquisito y Degel sabia como cooperar. Rodeo con su mano tosca la pancita de turra, pancita principesca, nido de la realeza en el que podría empollar si no ponía cuidado.
¡Oh si! Era muy cuidadoso de no tener familia antes de tiempo. Embistio llevando a Degel consigo hacia delante. Luego se hecho atras el solito, se hubiera salido del todo como era su intensión si Degel no hubiera hechado el culo atras, buscando mantener el contacto. Se lo dio todo, hasta el fondo. Hacia delante. Atras de nuevo, lento; adelante, intenso. Frecuencia que los hacia jadear, gozándolo.
Esa polla gorda y desconocida estaba dándole justo lo que necesitaba. Desfogaba su borde, la necesidad que tenia de hacer arder su culito. Dilatandolo mas de lo acostumbrado le daba una nueva sensación. Mas friccion, y cuando se apretaba!
Ambos jadeaban. Dohko daba esporádicos besitos a la blanca piel. Toques con su lengua. Pero su mano habia bajado de la pancita a la polla. Masturbaba a la princesa con ímpetu, como lo hacia con Shion, seguro de que le gustaría el cambio. Se la jalaba casi como si fuera un seme, y la princesa soltaba babita ante la intensidad de esas caricias, que, no obstante, no se comparaban a lo que sentia por detrás, aunque el ritmo fuera menos rápido.
Mas rápido lo quería, y se lo procuro. Rapido, intenso, apretando. Chupandose los propios labios para contener los gemiditos, resbalando los anteojos por su nariz de tanto que sacudia la cabeza. Sobaba con sus pompas el pubis del chino, haciendolo asimismo con su interior. Sobaba con su culito hábil, buscando su propio placer, turra en celo que era. Apretando, frotando, recibiendo embates. Vigorosos embates, uno tras otro, jadeito tras jadeito, hasta los gritos convulsos, cortados, porque no quería gritar asi, aunque si quisiera correrse asi. Con el segundo, su sabana quedo salpicada de semen. Su semen, que el seme mañoso ahora comia, chupando sus propios dedos mientras le daba.
Luego, reconcentrado en darle, Dohko lo hizo quedar bocaabajo en la cama, montándosele e imponiéndole su vigor. Lo taladraba contra el colchón suave que lo recibia, medio desaparecido cada vez. Su cabello se movia en ondas seductoras, como de un estanque. Verde hermoso, tranquilo, elegante.
Jadeo abrazado a sus costados, respirando su cabello, saboreando todavía su interior, que sentia anegado. Salirse de el seria glorioso. Le puso una mano sobre el inicio de las nalgas para moderar lo que le empinaba el culo con la otra.
Degel trataba de cerrar las piernas, pero aun asi se mantenía la forma de V entre ellas. Por sus muslitos carnosos, de entre sus nalgas sonrojadas, escurrían caminitos blancuzcos, muy liquidos. Dohko volvió a hundir su rostro entre ellas, pringándose las mejillas con la humedad que los volúmenes habían esparcido entre ellos. El agujerito sodomizado de Degel sabia mejor que sin sodomizar. Todo el bello caballero gimoteaba y hechaba la cola para atrás, pidiendo mas, necesitando mas.
Y Dohko tenia cuatro buenos dedos en cada mano para darle mientras se le volvia a parar.
Continuara...