Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Contando a mis ex por Aranel Poli

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Muchas gracias a todas las personas que se dedicaron a leer ésta adaptación, espero les haya gustado tanto como a mi.

Saga tuvo que ir a terminar aquella fiesta para que su nombre no quedara en mal, claro, con Mu detrás sonriéndole como un bobo mirándolo trabajar.

El menor sonreía porque por fin algo en su vida resultaba de la manera esperada. Tenía a un hombre que lo valoraba tal cual era, sin fingir en absolutamente nada y claro, con ese número sobre su frente sin juzgarlo.

-¿Nos vamos?- preguntó el griego interrumpiendo sus pensamiento extendiendo su mano frente a sus ojos. Mu sonrió y asintió tomando esa nueva oportunidad que la vida le brindaba de hacer bien las cosas esta vez.

-----------------------------

Llegaron al departamento de Mu gracias a la motocicleta, ya la devolvería algún día.

-¿De verdad hiciste todo eso?

-Lo hice, creo que me quieren contratar en la pizzería. Llegué antes de treinta minutos- reía Mu mientras Saga lanzaba una carcajada en lo que el pelilila abría la puerta.

-Oye, Mu ¿Estás seguro de esto? Es decir, estoy seguro de que te amo y que te seré fiel, pero no tengo el dinero de Shaka y…

-Estoy seguro- interrumpió colocando su mano de nuevo en esa boca que lo único que quería ahora era devorar, por ello tomó la mano del peliazul para conducirlo dentro de su hogar. Estaba listo y no quería esperar más.

Sus labios se encontraron en medio de la oscuridad, conocían a la perfección ese lugar que no necesitaron más que sus pasos para llegar hasta la cama del menor.

Se besaron con devoción, conociendo esa piel que se abría a nuevas cosas, porque a pesar de sus experiencias ambos se sentían como dos chiquillos descubriéndose, porque era amor, ahora lo era.

-Así que ¿El mejor sexo de mi vida?- sonrió Mu subiendo a su cama y colocándose de rodillas para comenzar a quitarse la estorbosa corbata.

-Lo será, bebé, lo será- prometió el griego mirando de una manera pecaminosa al pelilila, quien estaba quitándose el saco.

Una vez fuera, Saga se acercó a la cama y sus manos fueron hacia la camisa de Mu para quitarla y arrojarla al suelo. El menor también se movió para quitarle el saco y la camisa admirando sus ya muy conocidos abdominales, pero ahora de cerca y sólo para él.

Saga lo miró como si se tratara de a cosa más hermosa y dulce de la tierra, no podía creer que nadie valorara su belleza, tanto física como humana, pero también lo agradecía porque ahora era sólo de él.

Fue directo a los botones rosados que adornaban la cremosa piel, tomó uno de ellos entre sus labios, succionó, mordió y lamió al igual que el otro botón. Los labios de Mu lanzaban gemidos mientras sus manos acariciaban el largo cabello de Saga, pero también quería hacer disfrutar al otro, así que lo tomó del mentón alejándolo de su pecho para besarlo de nuevo mientras sus manos paseaban de manera sensual por todo su torso, tocando esa suave piel y esos músculos trabajados, así como rozar el cinturón que pronto desapareció.

-Eres travieso.

-No sabes cuánto- gruño el pelilila arrojando el cinturón para después llevar sus manos al botón del pantalón y al zipper.

-Mi turno, cariño- susurró Saga saliendo de la cama quitándose el pantalón quedando sólo en ropa interior. Se acercó a Mu para tomar sus piernas y hacerlo caer sobre la cama entre risas. Llevó sus manos al blanco y lechoso vientre así como sus labios, besando todo a su alcance mientras con sus manos quitaba el pantalón deslizándolo por las tersas piernas.

-Lindas piernas- le dijo mirándolo desde la orilla de la cama. Mu se alzó de hombros recostado en la cama sonriéndole, invitándolo.

-Soy bastante flexible, por cierto.

-Mmm… delicioso- sonrió el mayor casi ronroneando acercándose de nuevo, acariciando en el proceso las suaves y lampiñas piernas del menor, rozando sus labios contra las pantorrillas, los muslos y su parte interna haciendo que lanzara suspiros entrecortados.

Cuando retiró la última prenda, se alejó de nuevo para admirar su cuerpo. El pelilila lo miraba desde la cama con una sonrisa, no le apenaba que lo viera. Habían pasado por tanto que eso ya era algo sin importancia aunque al ver el enorme bulto de Saga, sintió un cosquilleo en su parte baja.

-Eres muy apuesto Mu, y no lo digo yo, lo dice mi pene- sonreía sobándose la dolorosa erección y sacándole una carcajada al pelilila.

En segundos su ropa desapareció quedando completamente desnudo frente a Mu, quien parecía satisfecho con lo que veía. Saga era un buen espécimen, muy bueno, quizá el mejor de los veintiuno, o al menos de los que recordaba.

El mayor subió a la cama para iniciar con aquello que tanto deseaban. Estaban excitados no necesitaban de más preámbulos. Mu se acercó para tomar en su mano la erección del griego, quien gruñó ante la acción, pero después sonrió tomando su mano.

-Recuerdo lo que dijiste sobre tu labor con la mano. Deja que te muestre un experto- soltó, haciendo que Mu sonriera rodando los ojos.

Tomó el miembro rosado del pelilila para comenzar masturbarlo, y este dejó caer su cabeza hacia atrás mientras soltaba gemidos ante las caricias del griego, y no sólo por eso, le excitaba de sobremanera que fuera él quien deseaba darle ese placer.

A pesar de que disfrutaba las caricias que Saga le brindaba, además de que su boca viajaba por su cuello y pecho, lo detuvo, necesitaba hacer algo más.

-También recuerdo decirte que era bueno haciendo otra cosa- sonrió Mu dejando a Saga sobre su espalda y con una enorme sonrisa.

Se incorporó para colocarse entre las piernas del mayor. Lo besó tomando su rostro demostrándole lo excitado que estaba con todo eso y lo miró con una sonrisa traviesa para después besar su cuello, su pecho y más abajo, hasta llegar a la masculinidad erguida.

Tomó con sus labios la punta para presionar mientras su mano jugaba con los testículos. Su lengua comenzó a delinear el glande hasta que lo metió por completo en su boca. El griego se sentía en el cielo, Mu lo excitaba demasiado, no había mentido en ninguna de esas veces que le había ofrecido acostarse con él, ahora no recordaba desde cuando lo deseaba, pero lo hacía y esa sensación en su bajo vientre se lo demostraba.

Mu subía y bajaba, lamiendo y succionado el sexo de Saga o al menos lo que cabía en su boca. Su mano viajó hasta su entrada para comenzar a prepararse con la saliva que dejaba caer en su labor y con ella ayudarse a dilatarse.

Al ver aquello, Saga no pudo más que sonreír dejando escapar un fuerte resoplido. Mu era un demonio bastante sensual.

Se incorporó para llevar una de sus manos hasta la entrada del pelilila, quería sentirlo y el menor dejó su labor para incorporase sobre sus rodillas y llevar la mano del griego hasta su entrada. Uno de los dedos del griego se deslizó con facilidad, así que comenzó a mover su mano mientras gemidos masculinos escapaban de su boca. Los de Mu eran atrapados por las succiones dadas, sintiéndose increíble y disfrutando lo que Saga hacía con él.

Pronto tres dedos estaban dentro, y Mu llevó su mano a la muñeca de Saga para empujarlo y así tocara su próstata.

-Dios…- susurró empujando y dando un fuerte gemido en cuanto Saga encontró aquel punto. Lo estimuló unos minutos dejando que Mu se excitara demasiado, listo para recibirlo, sabía que no sería fácil, así que necesitaba que el menor estuviera bien dilatado y excitado.

Mu estaba a punto de correrse de esa manera, ya ni siquiera estaba lamiendo la extensión de Saga, sólo estaba sobre el pecho de este jadeando como nunca.  Cerró los ojos con fuerza alejándose de la mano del peliazul sólo para empujarlo contra la cama y dejarlo sobre su espalda.

Se colocó sobre él dejando su entrada dilatada sobre el miembro de Saga, bajó poco a poco hasta estar por completo lleno. El peliazul gemía audiblemente ante la estrechez de su amante. Mu fruncía el ceño ante la enormidad que sentía en su trasero, vaya que era enorme.

-Ahora… ahora… entiendo a los… trescientos- susurró Mu cuando Saga estuvo por completo en su interior.

-Nunca más… sólo tu- jadeó Saga incorporándose sobre sus brazos para tomar el rostro de Mu para besarlo con algo de necesidad.

Las embestidas empezaron con lentitud, pero en cuanto Mu transformó su rostro a uno de completo placer, Saga tomó sus caderas y aceleró llegando a tocar la próstata. El menor tocaba su pecho y dejaba caer su cabello en cascada. Saga estaba completamente enamorado.

El cuerpo de Mu subía y bajaba rápidamente, hacia círculos con su cadera y de nuevo volvía subir y bajar volviendo loco al peliazul, quien gemía tomando sus caderas a punto de marcar sus dedos en la blanquecina piel.

Cambiaron de posición en varias ocasiones. El griego tenía un buen aguante y la flexibilidad de Mu era de gran ayuda, pero el orgasmo estaba por alcanzarlos y no querían retrasarlo, tenían toda la vida para disfrutarse.

Pronto el clímax los alcanzaba, ahora Mu estaba debajo con sus piernas sobre los hombros de Saga, quien embestía rápidamente. El menor tomó su miembro para masturbarse al ritmo de las estocadas de su amante, quien con sólo verlo sentía que no podía estar más excitado, así que tomó sus caderas con fuerza para aumentar el ritmo. Mu dio un grito dejando caer su esencia sobre el vientre de ambo y  Saga se corrió cuando sintió como esas paredes lo apresaban.

Cayeron rendidos, Mu sonrió para después lazar una carcajada con Saga sobre su pecho respirando entrecortadamente riendo.

-Te amo- dijo el peliazul mirándolo con una sonrisa.

-También te amo.

-----------------------

La contestadora los despertó. Mu y Saga se miraron en cuanto el mensaje comenzó a escucharse.

-Amm… hola, Mu, soy Donato, tu exjefe, creo que hubo un mal entendido y ahora todo viene a mi mente- Mu frunció el ceño- Tú y yo nunca lo hicimos. hiciste un baile extraño en el bar, después vomitaste en mi auto y te quedaste dormido en tu bañera. Te saqué de ahí y después fui al baño, pero me dio algo de calor y me quité la ropa, así que tú y yo nunca lo hicimos. Pero si quieres puedes llamarme, sigues siendo sexy.

El rostro de Mu comenzó a transformarse con cada palabra que escuchaba, primero con desagrado, después con sorpresa y al final en una infinita felicidad, tanta, que agitó su cabeza para después levantarse y comenzar a saltar sobre su cama con la sábana sobre su cuerpo y con un Saga lanzando carcajadas.

-¡Eres el numero veinte! ¡Sigo en veinte! ¡Sí! ¡Eres el veinte!

Notas finales:

Besos inmensos! Gracias a todos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).