El día había llegado, Yuuri no podía estar más nervioso. Hoy se definía su futuro como Administrador, cinco largos y arduos años; siempre fue buen alumno pero la universidad era otra cosa, pensaba en su familia ellos querían un heredero que manejara la empresa cuando padre falleciera. Pero Yuuri solo quería tocar piano, no lo malentiendan él gustaba de su carrera y sabía que era un salvavidas si lo del piano no funcionaba.
¿Pero existía algo más placentero que presionar suavemente las teclas frías, sentir vibrar las cuerdas y tu alma?
Y pensar que hace años estuvo a punto de renunciar, pero gracias a los insistentes seres que apoyan su vida logro volver y con qué fuerza.
- ¿En qué piensas Yuuri?
Estaba tan metido en los recuerdos que no escucho a su hermana entrar.
- Mari... en nada. Solo cuando casi abandono la música.
- No pienses en eso. Le dijo mientras le acariciaba esas delicadas manos con cicatrices. - Hoy es tu día. Vamos.
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Yuuri llego a la Universidad con su hermana, ahí lo esperaban Yuko, Pichit y Yoichi este último corrió a los brazos del Omega.
- ¡¡Yuu-kun!! Mucha suerte. Te ves guapísimo con ese traje.
- Jaja gracias Yoichi. Pero tú deberías estar en la escuela.
-Ups. Pero Yuuri no te puedo abandonar. Cuando salgas te invito un dulce.
Los mayores reían. Ese niño era un ángel. Todos lo querían. Y muy en el fondo para Yuuri era su cachorro.
El turno de katsuki llego entro motivado después del ánimo de sus amigos incluido el mensaje de Otabek. Amigo de estos. A un paso de ser médico y que ahora se encontraba en Kazajistán. Después de cuarenta minutos, Yuuri salio como un nuevo y flamante titulado con honores. Todos fueron a un café cercano a celebrar, ya habría tiempo para una merecida fiesta.
Luego de un tiempo considerable de celebración tanto Yuko como Pichit se retiraron. Ellos también estaban a portas de terminar. Una diseñadora y un kinesiólogo respectivamente. Mari también se fue ya que se excusó que se sentía muy cansada. Yuuri y Yoichi pasearon por un parque. Después de tanto jugar ambos estaban acostados bajo un cerezo. Ambos en una pose relajada. Yoi sin zapatos y Yuuri sin saco y con la camisa arremangada.
El pequeño alfa se quedó dormido en las piernas de su compañero mientras Yuuri le acariciaba el cabello y soltaba su olor para tranquilizarlo.
Yuuri Katsuki rememoro como lo conoció.
Yuuri iba a clases de piano como siempre. Cuando la directora les dijo que un curso iría a conocer el conservatorio. Y asi fue muchos niños pequeños de no más de ocho años miraba todo con gran interés. Después de variadas presentaciones. Yuuri caminaba hacia la salida con intenciones de ir a casa cuando vio a un pequeño aislado. Algo se prendió en él. Su omega interior estaba feliz. Se acercó y luego de conocerlo se ofreció a llevarlo a su casa. No sabe cómo pasó bien pero cada vez se acercaba más al niño. Yoichi lo cautivo. Y no solo a él a su familia, amigos hasta Minako- sensei lo consentían.
Yoichi vivía solo con su abuelo, sus padres estaban muertos. Shinya el omega y madre murió cuando el nació y Guren su padre no soporto la pena de perder al amor de su vida y se suicidó. Pero Yoichi era un niño muy muy feliz eso lo saco de Shinya y era muy bondadoso eso de Guren.
El señor Felix lo crio y educo con todo el amor. Cuando llego Katsuki se alegró porque su adorado nieto no estaría tan solo.
Un día cualquiera el señor Felix enfermo. Yoichi se quedó a vivir con Yuuri mientras se recuperaba. Viendo que Yoichi estaba solo si es que algo le pasaba a su abuelo. Yuuri se convirtió en el tutor legal después de arreglarlo con el abuelo de este. Asi si algo malo pasaba Yoi se quedaría para siempre con él. Al principio familia y amigos quedaron en shock que diría la gente de un omega solo y con un cachorro. Pero a Yuuri eso le importaba nada. Era un secreto para el niño. Y era mejor asi se le diría cuando llegara el día mientras tanto seguiría velando en todos los sentidos por él y su abuelo.
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Yuuri suspiro.
- Eres mi Ágape y espero de corazón ser el tuyo. Se levantó con el pequeño alfa en sus brazos aun durmiendo y se encamino a casa. Su abuelo lo esperaba.