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El conserje rockstar por Fullbuster

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Era tarde, pero seguía investigando en Internet. ¡Había visto esa guitarra antes! No podía equivocarse. Una Fender Stratocaster de los años setenta. Era una maravilla de guitarra, pero estaba completamente seguro de que la había visto, no era fácil olvidar una guitarra así y aunque había nuevas y muy parecidas… ésa en concreto… tenía algo.


- ¿Sabes qué hora es? – preguntó Neji a su espalda con pijama y un vaso de agua en la mano.


- ¿Las doce? – preguntó Naruto.


- Las cuatro de la madrugada. ¿Acabas de llegar?


- Ya sabes… una fiesta de patrocinadores, querían que fuera en representación del grupo y me han enredado. No he podido fugarme – sonrió – y mañana tengo que impartir clases, más el casting y un par de fotos que quieren sacarnos para no se qué revista.


- Sí, sé lo de las fotos. A Gaara no le hace precisamente mucha ilusión, aunque Kiba está que rebosa energía. ¿Y qué estás haciendo?


- Es que…


- ¿Quieres cambiar de guitarra o te ha dado por comprarle la suya a algún famoso de los setenta? – preguntó con tono burlón, tomando asiento a su lado para ver las imágenes en Google.


- Sé que parece una locura, ¿vale? Pero… conozco esa guitarra. Es decir… no conozco todas las guitarras pero sí las que son muy caras – sonrió Naruto – y ese chico tiene una de las caras, te lo aseguro. Una Stratocaster de los setenta, azul oscura, con cuerpo de fresno, con clavijas Vintage F – siguió Naruto.


- Sí que la has visto bien.


- He estado ensayando con ese chico. He visto bien su guitarra. Te aseguro que la he visto antes. ¿Recuerdas el grupo Konoha Force? Tocaban en los años setenta. El guitarrista que tenían era brutal, pero así sin más, estando en la cumbre, abandonó el grupo – Naruto señaló una imagen del grupo donde salía esa guitarra – su guitarrista utilizaba una Stratocaster y era considerado una gran estrella, su guitarra fue valorada en cuarto de millón de dólares.


- Sí que parece la misma – tomó Neji el ratón para ampliar la fotografía, buscando información sobre el grupo disuelto hace ya años – Fugaku Uchiha, era el nombre original del guitarrista. ¿Te suena?


- Él no, ya te he dicho que sólo me acuerdo de las guitarras y porque son famosas en el mundo de la música.


- Pero Naruto… no puede ser la misma guitarra, ese chico es conserje, apenas tiene dinero, creo que habría vendido la guitarra por necesidad si valiese todo eso que dices.


- Y es huérfano – susurró con cierta tristeza – necesita dinero, es cierto que la habría vendido pero… ¿Y si es lo único que tiene de sus padres? Quizá no la ha vendido por cariño.


- No lo sé. Eso suena a conversación tuya con él – sonrió Neji – yo me voy a dormir. “Cuarto de millón de dólares”. ¡Wow! – se fue pronunciando la cantidad de dinero, haciendo sonreír a Naruto.


Neji le había dejado con la duda, no sabía si era la misma guitarra pero en las imágenes parecía exactamente igual. Había estado ensayando con él, vio de cerca la guitarra. ¡Tenía que ser la misma! Pero quizá… sólo sería una imitación o una del mismo modelo aunque no fuera la original de aquel guitarrista.


Su teléfono sonó en aquel momento, con un número que conocía muy bien y que identificó al instante. ¡Su padre! Seguramente debía estar demasiado lejos de casa para llamar a esas horas, pero aún siendo tan tarde, una sonrisa surgió en su rostro, contestando al instante.


- ¿Papá? – preguntó Naruto con gran optimismo - ¿Dónde estás?


- En la república sudafricana – le comentó su padre - ¿Cómo va todo por allí? ¿Estás comiendo bien?


- Sí – se quejó ya que siempre se preocupaba demasiado por su alimentación – estoy en la residencia con los demás.


- ¿No has ido a casa? ¿Y eso?


- He estado ensayando hasta tarde con un compañero en la academia de artes de aquí y… he preferido que la residencia del grupo estaba más cerca y cómo tengo cama aquí – sonrió – pues eso…


- Y estás trasnochando. Como siempre – sonrió Minato.


- ¿Cuánto vuelves, papá? – preguntó esta vez con seriedad.


- Tengo unos días de permiso en un par de semanas. No sé cuánto podré quedarme pero… intentaré que sea más de una semana.


- Vale. Avísame e iré al aeropuerto a por ti.


- Seguramente me llevarán los compañeros, aterrizaré en el aeropuerto militar – le confirmó Minato – no te esfuerces demasiado, Naruto y cuídate.


- Sí, papá – sonó como un niño pequeño al que sus padres le dicen lo que tiene que hacer, lo que causó risa en Minato. Al fin y al cabo, su niño ya estaba creciendo aunque para él… siguiera siendo su niñito.


***


Itachi dormía a su lado profundamente, agotado tras un largo día de recados, sin embargo, Sasuke todavía mantenía el bolígrafo apresado entre sus labios. Había conectado los grandes auriculares a la guitarra y pasaba su nueva púa entre las cuerdas, dejando que el sonido pasara a través del cable, componiendo esa canción que presentaría al casting y con la que esperaba… Naruto le reconociera.


Detuvo sus dedos una vez más y tomó el bolígrafo de su boca para cambiar la última estrofa musical que no terminaba de convencerle. La tos, en cambio, no se detenía. Ésa era la peor parte y había ido a peor tras haber estado en la sala de grabación con Orochimaru toda la tarde. Su voz ahora estaba un poco ronca y de vez en cuando carraspeaba como si intentase sacar la poca voz que tenía. Por eso mismo, había mantenido silencio el resto del día y a su lado, reposaba un vaso de agua caliente con miel y limón.


Miró el papel una vez más. Tenía todo el inicio de la canción compuesta, incluso la letra que respondía a la canción de aquel rubio, pero hoy… ya no podría hacer nada más que no fuera componer el estribillo. Con la voz como la tenía le era imposible cantar y comprobar la letra.


¿Cómo iba Kabuto a cambiar su voz? No estaba seguro, quizá por algún programa informático o puede… que ni se molestasen en cambiarla, al fin y al cabo, nadie le escucharía a él cantar, así que podría decir que era su entonación.


- Sasuke, apaga la luz de una vez y vete a dormir.


- Lo siento – se disculpó Sasuke con su hermano – no quería molestarte.


- No me molestas, pero tienes que descansar. Duérmete y mañana continúas con esa canción.


No quería discutir con su hermano y menos sabiendo que tenía razón, por lo que apagó la luz y se recostó bajo aquella manta. No era una cama cómoda. ¡De hecho no era una cama! Simplemente un fino colchón tirado en el suelo, pero era mejor que no tener nada. La tos continuó un rato, hasta que finalmente, consiguió dormirse por completo.


Cuando abrió los ojos, su hermano ya parecía haberse despertado. A su lado, en el fino colchón sólo un revoltijo de manta es lo que quedaba. Era posible que Orochimaru le hubiera mandado a hacer más recados. La tos inició ya desde primera hora de la mañana y sus ojos se fijaron en la bufanda que Naruto le había prestado hacía unos días. ¡Debía devolvérsela!


Él le había dicho que se la quedase, pero le sabía demasiado mal. Nunca se había quedado con algo que no fuera suyo y ahora mismo, sus cosas cabían en una mochila. Por una parte, le hacía ilusión quedársela como un regalo, por otra parte, sentía que estaba mal quedarse algo ajeno. Se vistió y tomó la bufanda en su mano para ir a entregársela en cuanto le viera.


Los pasillos estaban desiertos, todavía faltaba unos diez minutos para que las clases dieran inicio, sin embargo, en la puerta de acceso a su pequeño cubículo donde guardaba los trastos de limpieza, había una nota con la letra de Orochimaru. Sacó la chincheta y el papel empezó a desdoblarse, lo que le hizo suspirar al ver todo lo que le pedía hacer ese nuevo día.


- Con todo esto… no acabaré en todo el día – se quejó, puesto que sólo pensaba en encontrar un hueco para ir acabando su canción.


Estaba por abrir la puerta cuando sintió que alguien le empujaba contra ella, quedando el agresor a su espalda mientras agarraba su cabeza contra la madera. Por su mano se deslizó la bufanda hasta que sus dedos no pudieron sostenerla más, soltándola irremediablemente.


- La bufanda de Naruto, ¿eh? – sonrió Kabuto – no sabía que tenías esta clase de trato con él.


- ¿A ti qué más te da? – preguntó Sasuke.


- Verás, Sasuke… estás en medio, siempre estás en medio de mis planes.


- ¿Yo? Tienes mis canciones, mis composiciones y mi voz, ¿qué más quieres?


- Una cita con Naruto y tú me estorbas.


- Puedes invitarle a salir cuando te dé la gana – se quejó Sasuke, aún removiéndose contra la puerta para poder darse la vuelta y enfrentarle, pero sin conseguirlo. Él era más alto y corpulento.


- Ahí está el problema… ¿De qué crees que hablaríamos él y yo?


- ¿De lo idiota que eres?


Un golpe, eso es lo que Sasuke recibió, un puñetazo en la cintura bajo sus costillas que le hizo quejarse al instante.


- Respuesta equivocada. Verás, Sasuke… voy a salir con Naruto esta noche a cenar y quiero que te pongas esto.


La mano de Kabuto pasó frente a sus ojos mostrándole un pequeño aparato de escucha para su oreja.


- ¿Ahora quieres que espíe tus conversaciones?


- Tú me dirás qué responderle.


- No sabes cantar ni ligar. ¿Qué es lo que sabes hacer? – preguntó con su afilada lengua, por lo que se ganó un segundo puñetazo que le hizo perder la respiración durante unos segundos y toser con mayor violencia.


- Él seguramente hablará de música y yo no tengo ni idea del tema, así que tú me dirás qué decirle. ¿Queda claro?


- Clarito – susurró Sasuke aunque no le gustaba nada la idea.


Kabuto le soltó finalmente, dejando aquel aparato en el bolsillo de la sudadera de Sasuke y la bufanda colgada de su cuello antes de marcharse. El moreno aprovechó para alejarse de la puerta y esperó hasta que aquel indeseable se perdió de su vista para poder finalmente volver a sus quehaceres, aunque otra fuerza le empujó con intensidad hacia el interior del pequeño recinto justo cuando el timbre sonaba dando inicio a las clases.


¡Ni siquiera quiso preguntar! Sólo había una persona que parecía disfrutar con estar en ese cuartucho de mala muerte rodeado de fregonas. La puerta se cerró con rapidez tras ambos y los alumnos al otro lado empezaron a circular hacia sus clases.


- Hay que dejar de vernos así – sonrió Sasuke, esta vez con la espalda apoyada contra la pared del fondo y un Naruto que sostenía sus manos a cada lado de su rostro, con la puerta fuertemente cerrada tras él.


- Lo siento – sonrió Naruto.


- ¿Podrías soltarme… las manos? – preguntó Sasuke al ver que Naruto no se movía.


- Oh… lo siento – soltó sus manos, por lo que dejó libre al moreno para que pudiera deslizar la bufanda por su cuello y colgársela a Naruto del cuello.


- Toma, es tuya.


- Te dije que era un regalo.


- Odio cuando la gente se queda cosas que no son suyas – sonrió Sasuke – además, la necesitarás para salir a tu cita de esta noche.


- No tengo ninguna cita.


- Kabuto dice que ha quedado contigo a cenar y no estaba apuntado en el horario que me mandaste, así que imagino que ha sido algo de última hora.


- No es una cita – dijo Naruto con una sonrisa – dentro de dos días cerramos el casting, Sasuke y por ahora, debo reconocer que la prueba de Kabuto ha sido la mejor, me han pedido que hable con él y le conozca un poco mejor por si al final, se queda con el puesto. De hecho, no es sólo él… tengo que verme con dos o tres más, los más destacados.


La cercanía de ambos hizo que los dos se callasen, observándose fijamente a los ojos y dejando que sus corazones se acelerasen. Naruto estaba realmente perdido en aquel rostro angelical pero de afilada lengua, en esos ojos oscuros aunque hipnotizantes, en ese brillo que rara vez conseguía ver en él excepto cuando disfrutaba realmente… lo que le conducía a la música y su guitarra. Por algún motivo que ni él mismo entendía, se sentía atraído y finalmente, bajó sus ojos hacia los labios del moreno. ¡Deseaba besarle! Estaban ambos encerrados, era la tercera o cuarta vez que se encerraban allí y cuanto más lo hacía, más deseo tenía de atrapar esos labios, aunque el miedo a que Sasuke le rechazase era demasiado intenso como para terminar de dar el paso.


- Yo… - suspiró Naruto, humedeciendo sus labios con la lengua como si quisiera prepararse para besarle – creo que…


- ¿Habría que salir? – preguntó Sasuke con una sonrisa.


- Sí – suspiró Naruto con otra sonrisa, todavía cerca del rostro del moreno – creo que sería lo más… conveniente.


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