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El conserje rockstar por Fullbuster

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La mirada de Sasuke se mantenía firme en las hojas del cerezo, cayendo algunas sobre el césped y otras sobre sus rodillas. Naruto, en cambio, no podía apartar sus ojos de él. Le miraba con incertidumbre y con cierto toque de lástima. No se imaginaba que un chico tan joven como él pudiera haber pasado por algo así.


- Sas... - intentó hablar Naruto pese a que fue cortado enseguida.


- Ya puedes marcharte a casa si quieres. Te he contado lo que querías saber.


- Yo... no sé lo que es una fusión espinal, Sasuke y no puedo hacerme una idea de lo que has podido llegar a sufrir durante todo ese tiempo. Creo que no es fácil para un chiquillo permanecer tanto tiempo en un hospital, sin poder ir a clases ni hacer vida social.


- No soy muy sociable que digamos, pero supongo que ya eres consciente de ese detalle. De todas formas, preferiría que nadie se entere de... mi cicatriz.


- ¿Por qué? No tiene nada de malo.


- No me gusta.


Resopló. No debía ser fácil para él volver a ese hospital donde debió pasar tanto tiempo, pero aun así, tampoco parecía estar demasiado incómodo. Naruto casi creía que aquel lugar podía significar algo para Sasuke, quizá como un hogar. La academia para él no era nada más que eso.


- Si ya has entregado los regalos, podemos irnos – fueron sus palabras.


- Me gustas – aclaró Naruto al ver que Sasuke se levantaba del banco donde estaba, lo que hizo que el moreno se petrificase al instante, bajando la mirada a un rubio que ahora agachaba el rostro hacia sus dedos entrelazados.


- ¿De qué hablas?


- Sé que odias esa cicatriz pero... a mí no me importa. Es decir, no me importa más allá de lo que es, no te define. Tú eres un gran artista y aunque seas un poco idiota en algunos momentos y me saques de quicio, me gusta estar contigo y hablar de música. Me dan igual las marcas que tenga tu cuerpo, yo... me enamoré de la persona que eres tú.


- No entiendes nada.


- Lo que entiendo es que fue una muy mala jugada lo de tu espalda y que no pudieras practicar deportes y que no sepas nadar – sonrió Naruto – pero... a mí todo eso me da igual, de hecho, lo veo casi como una oportunidad para enseñarte.


- No pienso meterme en el agua.


- ¿Porque no sabes nadar o porque te da miedo enseñar la cicatriz? – preguntó con una sonrisa burlona en su rostro.


- Ambas.


Aquella respuesta, Naruto no se la esperó. Creía que le contestaría con algún insulto o simplemente, ni lo haría, pero no esperaba en absoluto que fuera tan sincero como para confesar una debilidad como aquella.


- No me mires de esa forma – se quejó Sasuke con cierto rubor en sus mejillas, apartando la mirada hacia otro lado.


- ¿Puedes hacer deporte? – preguntó Naruto por curiosidad.


- Supongo... me dijeron que podía hacer vida normal pero...


- ¿Aún te duele?


- Sólo a veces. Sobre todo cuando cambia el tiempo por la presión atmosférica. Al fin y al cabo, me abrieron prácticamente toda la espalda en la operación.


- Entiendo. Oye, Sasuke... sobre el tema de la música y eso... ¿Aprendiste aquí en el hospital?


- Mi padre era guitarrista en un grupo. Recuerdo que cuando yo era más joven él solía estar ausente. Iba de giras y esas cosas pero cuando me ingresaron, dejó el grupo y empezó a enseñarme a tocar la guitarra. Era muy aburrido estar en la camilla sin nada que hacer.


- Me imagino eso también.


- Ni siquiera recuerdo la escuela – susurró Sasuke – pero sí recuerdo tener un profesor privado que venía ciertas horas al día al hospital para estudiar. Me gustaba escuchar a mi hermano cuando me contaba las cosas que hacía con sus amigos. Ellos iban al karaoke, jugaban a baloncesto... no sé, hacían muchas cosas pero, yo no tenía nada con lo que entretenerme, al menos hasta que mi padre me enseñó a tocar la guitarra. Poco después empecé a componer también con él. Me divertía mucho estando con mi padre.


- ¿Qué le ocurrió?


- Él... cayó muy enfermo, por aquel entonces tampoco teníamos ya demasiado dinero aunque intentaba ahorrar todo lo posible pero... con mi estancia en el hospital, médicos, rehabilitaciones... entre que dejó el grupo... sumando las medicaciones para su enfermedad... todo se complicó, aun así, él siempre venía a verme y tocábamos juntos. No superó la enfermedad. Itachi me contó lo sucedido y bueno... lo que me queda de él es su guitarra.


- ¿Y tu madre? – preguntó Naruto algo confuso y aunque no quería hacerle daño reviviendo todo aquello, necesitaba saber su pasado.


- Ella falleció en el parto. Quizá también por eso mi padre dejó la banda, intentó mantenerse al principio, nos dejaba con niñeras y eso pero al final... decidió que quería estar con nosotros.


- Suena a que era muy buen padre.


- Lo era – susurró Sasuke con una voz melancólica.


- Sé que esto puede ser una pregunta complicada pero... ¿Cómo acabasteis tu hermano y tú en esa academia?


- Tras fallecer mi padre, mi hermano tuvo una muy mala racha, supongo que yo también pero... a diferencia de él, yo estaba recluido en el hospital. Itachi empezó a meterse en ciertos problemas. Hace un año más o menos, le dio por ir a beber a la academia, según él, no ocurriría nada y estaríamos mejor, porque fuera llovía y eso. Yo hacía poco que había salido del hospital y aunque me pareció una pésima idea, no podía dejarle solo. No sé... la cosa se fue torciendo, de unos tragos pasó a pintar las paredes y a hacer algunos graffitis. Evidentemente nos pillaron. Yo aún tenía excusas pero... mi hermano ya tenía antecedentes por vandalismo así que hicimos un trato con el director. Aún estamos pagando por los destrozos a la academia.


- Sasuke... tienes talento con la guitarra y creo que no deberías desperdiciar ese talento conformándote con ser sólo un conserje.


- Yo no me conformo, pago por lo que hicimos, nada más. Cuando me libre de esto supongo que empezaré a pensar sobre mi futuro.


- Ése es el problema, creo que deberías pensarlo ya.


- No pienso hablar esto con un dinosaurio – sonrió Sasuke, consiguiendo que Naruto sonriera al darse cuenta de que seguía metido en aquel disfraz que dificultaba mantener una conversación seria.


- De acuerdo. ¿Qué tal si nos vamos a la carnicería?


- ¿Vas en serio? ¿Quieres salir por la ciudad con esas pintas?


- Si lo dices por ir a pasear por la ciudad... no, no quiero, pero sí quiero ese beso que me prometiste, así que hagámoslo cuanto antes.


- No serás capaz...


- Ponme a prueba. Por ese beso me cruzaría hasta el pacífico a nado vestido de dinosaurio – sonrió, aunque estaba claro que exageraba –. Además... mañana por la mañana no tendrás más remedio que perdonarme. No pienso quitarme esto en todo el día.


- ¿Ni para mear? – preguntó Sasuke con diversión.


Aquella pregunta pilló un poco por sorpresa a Naruto. Iba a ser complicado mear con ese disfraz, eso no podía negárselo, pero aun así, no iba a rendirse.


- Mearé a cuatro patas si es necesario a estilo dinosaurio. Te prometí que no me lo quitaría en veinticuatro horas y lo voy a cumplir.


¡La sonrisa de Sasuke le encandiló! Tan poco la mostraba y tanto le gustaba a él. No era de los chicos que reían demasiado, imaginaba que en parte por su pasado pero... tenía la sonrisa más inocente e infantil que jamás había visto, una sonrisa completamente sincera. ¡Era única! Así la veía él.


- Y por cierto... voy a enseñarte a nadar y quizá practiquemos algún otro deporte.


- Ya te he dicho...


- Me da igual si tengo que alquilar toda la piscina para que nadie te vea, pero de mí no te escaparás.


- Naruto, en serio... la...


- Me da igual la cicatriz. Te lo repetiré las veces que haga falta hasta que te mentalices que me gustas tú, con todas tus marcas, tus heridas y tus enfados.


- Eres realmente idiota. Si tu manager se entera de esto...


- ¿De que me gustas? Bueno... posiblemente tendríamos una larga y aburrida charla, pero quiero dejarte algo muy claro, mi representante es sólo eso, no controla mi vida, puede aconsejarme lo que crea mejor para mi carrera, pero nada más.


- Estaría muy enfadado si tiene que limpiar tu imagen.


- Ése es su problema, no el mío – sonrió Naruto antes de levantarse – entonces... admites que te gusto...


- Yo no he dicho eso.


- Pero te has planteado la posibilidad de salir conmigo si has llegado a pensar en mi manager – sonrió como todo un niño pequeño que se sale con la suya, sonrojando más a Sasuke.


- No es cierto, tú a mí no me gustas nada. Ni un poco.


- ¿Ni un poco? Qué malo eres. Aunque no te creo del todo.


Ambos se giraron para entrar de nuevo a la sala, viendo entonces a todos los niños pegados al cristal esperando a que el "dinosaurio" entrase una vez más a jugar con ellos.


- Creo que tienes un nuevo grupo de fans – sonrió Sasuke.


- Ya... y es raro que no me pidan hacer mi famosa nota musical. Creo que prefiero a este público.


No se quedaron demasiado tiempo en el hospital, sobre todo porque Naruto quería terminar cuanto antes la prueba de la carnicería y volver a casa para terminar el día tirado en el sofá, como un buen dinosaurio.


La carnicería que eligieron estaba en pleno centro pero por suerte para Naruto, ese disfraz ocultaba su rostro así que... nadie le reconocería, o eso esperaba. Sasuke entró tras él, riendo sin poder parar cuando le vio iniciar una conversación tratando de hacerle entender al carnicero, que "la carne de dinosaurio era la mejor de todas" y por tanto, su establecimiento debería comprar su carne. Los clientes a su alrededor, contuvieron la risa al principio, pero finalmente, todo el local estalló en carcajadas, incluido el propietario al ver cómo Naruto movía la cola de dinosaurio y su trasero para intentar convencerle de que su carne tenía un gusto suculento por el ejercicio que hacía.


Sasuke se tapó los ojos con la palma de su mano, intentando contener la risa al escuchar a Naruto decir que "sus cuartos traseros" eran los mejor trabajados debido a todo lo que corría detrás de sus presas. Claro... que verle salir corriendo tras una paloma en la plaza principal terminó por conseguir las risas de la mitad de la gente. ¡Ya había hecho suficiente el ridículo! O eso pensó Sasuke, al menos podría perdonarle. ¡Se había ganado su apuesta! Con eso en mente, volvieron al coche.


Nada más entrar por la puerta y estando a salvo de las miradas de todos, Naruto fue directo al sofá. Allí estaban todos sus compañeros viendo un programa absurdo, pero él, sin miramiento alguno, se sentó en medio, empujando con la cola de dinosaurio y su "gran trasero" del disfraz a Kiba y a Neji.


- Ey, ey... reptil... ten cuidado dónde te sientas – se quejó Kiba.


- Lo siento, hacedme hueco... hoy estoy muy gordo.


- ¿Por qué no te quitas ya ese trasto? – preguntó Gaara en un sillón de una plaza a su lado derecho.


- ¿Y que Sasuke no me perdone? Ni de coña. No me lo quitaré hasta mañana por la mañana.


Todos miraron a Sasuke, pero éste sólo encogió los hombros como si el tema no fuera con él. Kabuto fue el único al que aquella conversación no le hacía ni pizca de gracia. No quería que Sasuke perdonase a Naruto, pero todo parecía conducir a que acabarían hablando de nuevo. Ni siquiera sabía cómo habían logrado hablarse y arreglar el asunto de la grabadora, pero algo debía hacer.


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