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El conserje rockstar por Fullbuster

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Tomó la moto, subió la cremallera hasta el cuello y se puso el casco para salir en dirección a la casa que compartían todos. Era tarde, pero siendo sábado, muy posiblemente, Sasuke aún estaría despierto practicando con la guitarra. Era un apasionado de la música y eso era algo que a Naruto le fascinaba de ese chico. ¡Su alma gemela! Estaba convencido de ello.


Sus compañeros aún no habían llegado a casa, seguramente tardarían y cuando lo hicieran, se resguardarían en sus cuartos tras aquella infernal noche. Si estar con Sasuke era el paraíso... unas horas con Kabuto eran un infierno. Dejó la moto en el garaje y subió con rapidez por la casa quitándose el casco.


Todo estaba en silencio y era raro. Miró el reloj de la pared. Casi la una de la madrugada. ¿Era posible que Sasuke se hubiera ido a dormir? La última vez parecía muy cansado y tuvo que cargarle hasta su habitación puesto que no sabía dónde estaba durmiendo Sasuke.


Decidió que pasaría primero por la cocina a beber algo y luego daría una vuelta por la casa por si acaso le encontrase. Si no tenía esa suerte, no le quedaría más remedio que irse a dormir y mañana intentar encontrarle.


Tras beber un vaso de agua bien fría, se encaminó hacia los pasillos de la gran casa. Los estudios estaban vacíos, los pasillos desiertos y finalmente, decidió dar una última vuelta por el jardín aunque dudaba que estuviera fuera con el fresco que hacía. No fue hasta que llegó al porche, que unos acordes llegaron a sus oídos. ¡Era Sasuke! Estaba convencido de que era él, pero no venía del jardín, estaba en el interior del edificio. Quizá en el ala destinada al personal.


Fue directo hacia allí, dejándose guiar por los acordes. Era increíble cómo tocaba ese chico, le tenía sumamente fascinado, más sabiendo que aprendió tocando en el hospital con su padre. No había tenido profesores, tan sólo su padre y vídeos de artistas famosos de los que aprendía.


Al llegar al cuarto de lavandería, abrió la puerta sin siquiera llamar. El sonido provenía de allí. La luz estaba encendida pero era demasiado débil, casi como si estuviera a punto de fundirse la bombilla. Aun así, Naruto pudo ver cómo Sasuke estaba trabajando en una partitura, seguramente algo suyo personal.


- ¿Naruto? – preguntó Sasuke al verle entrar.


Quiso responderle y sobre todo... sonreír al verle, pero la mueca de sonrisa se congeló en su rostro al ver un pequeño futón tirado en el suelo. Olía a químico, seguramente de los detergentes que utilizaban para la ropa y eso no podía ser bueno para su salud.


- ¿Por qué... tienes un futón aquí? – preguntó con dudas.


- Naruto, yo...


- ¿Estás durmiendo aquí?


- Es el cuarto que me asignaron, sí – comentó Sasuke.


- Recoge tus cosas, te vienes a mi cuarto.


- Naruto, espera... no puedo...


- Esto no es debatible, Sasuke. No es bueno para tu salud así que te cambias de cuarto ahora mismo. Mañana tendré una seria conversación con Orochimaru. Si es tu tutor, no debería dejarte dormir en un lugar así.


Una sonrisa detuvo a Naruto y todo el enfado que tenía encima en ese instante. Estaba seguro de que Sasuke había entendido su preocupación, pero sonreía, mejor dicho... empezó a reír.


- ¿Por qué te ríes? – preguntó Naruto con cierto enojo a la vez que sonrojado al verle en ese estado. ¡Le gustaba cuando reía!


- Me gusta cuando te enojas – se reía Sasuke.


- No tiene gracia, Sasuke.


- Sí la tiene, pones esa cara y ahora te sonrojas.


- Porque te estás riendo – se quejó.


- ¿Qué tal tu cena?


- No hablemos de ese infierno. Ha confundido al gran John Forgety con John Forsythe.


- ¿Con quién? – preguntó Sasuke algo confuso también.


- ¿Ves? Con ese mismo, ni tú lo conoces. Según Neji... un actor.


La risa de Sasuke se intensificó todavía más y tras unos segundos de dudas en Naruto, éste empezó a reírse también.


- No tiene gracia – se quejó entre risas.


- Sí la tiene.


No podían parar de reír, sin embargo, Naruto aprovechó para acercarse los últimos pasos hasta Sasuke y llevar su mano al rostro del moreno, apartando un mechón de su cabello con el dorso y acariciando su mejilla con las yemas de los dedos. Aquello hizo que Sasuke detuviera la risa al instante, centrándose en cómo su corazón se aceleraba al tenerle tan cerca.


- Sé que tienes miedo – afirmó Naruto – pero no eres un juego para mí, Sasuke. Muchos artistas y famosos se pierden en un mundo de drogas, sexo, cambios de parejas constantes... es un mundo al que no quiero entrar. Te quiero a ti. Contigo siento que puedo ser yo mismo, no estoy solo en este mundo de fama, firmas, música y representantes que dicen lo que tengo que hacer. Para ser sincero, me da mucho miedo que la gente se acerque a mí sólo porque soy famoso y no se den cuenta de cómo soy en realidad, tengo miedo a quieran aprovecharse y luego desecharme cuando alcancen la fama. Quiero arriesgarme contigo, Sasuke. ¿Qué me dices?


Aquella confesión pilló desprevenido a Sasuke. Sabía perfectamente que la vida de los famosos era caótica a veces. Su representante no dejaría que estuviera con un conserje por su marketing y su imagen pública, quizá porque prefería que siguiera siendo soltero cotizado y dar esperanzas a las fans, tampoco sabía si Naruto realmente no cambiaría de parecer en unos días, o meses... pero entendía que él también tuviera miedo. ¿Cuántos querrían aprovecharse de que fuera famoso para ascender a la fama?


Con un ligero movimiento, Sasuke dejó la guitarra a un lado, acercando entonces su rostro hacia el del rubio para poder hablar con mayor suavidad. Lo último que quería era poder despertar a alguien. Sus manos sudaban, su corazón se aceleraba y un sonrojo apareció en sus mejillas. Miró fijamente los labios de su compañero. Ligeramente entreabiertos, casi era una petición para que los besase. ¡Dos veces le había besado! El primero... prácticamente se lo robó y, sin embargo, sintió su calidez y sinceridad, un beso fugaz, tímido. El segundo, fue pasión en su estado más vivo, en ese... sabía que ya había caído en la red de Naruto y que no podría olvidarle fácilmente, fue el segundo beso el que le dejó deseando por más, un beso que indicaba que quizá... podría ser el último y quería disfrutarlo al máximo, y ahora... allí estaba. Ese cuarto de lavandería sería testigo del tercer beso que ansiaba saber cómo sería.


- Arriesguémonos – susurró Sasuke.


¡Decidido! Los labios de Naruto tomaron posesión de los suyos con total decisión, confirmando que ya había caído, su corazón ya le pertenecía. Era un beso que dejaba claras sus intenciones, quería estar con él, en ese instante, en ese preciso segundo pero que daba a entender... que sería así para el resto de su vida. Fue lento, porque no necesitaba correr, no iba a irse a ninguna parte, quería tomarse su tiempo para saborear una boca que siempre iba a ser suya y por la cual tenía todo el tiempo del mundo para disfrutar. Por eso, aquel beso, fue sin duda el mejor que Naruto le había dado.


Un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir las cálidas manos de Naruto colándose bajo su camiseta de manga larga. Su cabeza pensaba demasiadas cosas en ese momento, desde que sólo quería sentir un poco el roce, hasta que acabarían manteniendo sexo, no estaba seguro si estaba preparado para aquello.


- Naruto... - intentó hablar.


- ¿Qué ocurre?


- Es que... no quiero ir demasiado rápido en todo esto y...


El rubio sonrió al escuchar aquellas palabras. Sin duda alguna, había pensado en sexo. No negaba que se moría de ganas por tenerle entre sus sábanas pero... tampoco creía ni por asomo que aquel fuera el lugar ni el momento. Acababan de acordar salir juntos, era... demasiado rápido y no quería asustarle. Nunca fue su intención tener sexo con él tan pronto.


- Recoge tus cosas, te ayudaré a mudarte a mi cuarto. Y no te preocupes, sólo dormiremos juntos, nada más, te lo prometo.


***


Las diez de la mañana y Naruto no estaba allí. ¡Era el colmo! Tras una hora llamándole por teléfono, sólo saltaba el contestador. Al final su representante tuvo que cancelar la sesión fotográfica y rezaba por llegar a la entrevista con la revista Rolling Stone. Era la gran oportunidad de Naruto y él... no estaba allí. Como alma que lleva el diablo, su representante entró enfurecido por la casa, exigiendo tanto a Gaara como a Kiba que le dijeran en ese mismo instante dónde se encontraba su cliente. Ambos chicos señalaron el pasillo hacia su habitación sin decir palabra alguna.


Abrió la puerta, no tenía tiempo para formalidades y lo que vio le gustó menos. Estaba en la cama sentado como si se desperezase en ese momento, con el ruido de la ducha sonando desde el baño. ¿Se iba a la ducha ahora?


- Podrías tocar la puerta antes de entrar.


- ¿Estás de coña? – preguntó su representante – llevo una hora colgado del teléfono pidiendo disculpas porque no te has presentado a la sesión fotográfica y tienes en media hora la entrevista con la revista más importante de música. Vístete de una maldita vez.


- Se me olvidó – fue la respuesta de Naruto – sólo diles que tuve una indigestión a los de las fotos y yo mismo les pediré disculpas la próxima vez.


- No, si camelar a la gente se te da de lujo. Eres un zalamero pero no sé si de ésta te libras con zalamerías y palabras bonitas. Hay que llegar a la entrevista así que ni te duches ahora mismo, ya lo harás cuando regresemos. Nos vamos ahora mismo.


- ¿Puedo desayunar al menos?


- Te compraré un bollo y un café de camino – se quejó su representante, por lo que Naruto supo que estaba realmente enfadado.


Un portazo, fue lo que dio su representante al salir de allí, justo antes de que Sasuke sacase la cabeza por la puerta del baño con su cabello empapado.


- Es de armas tomar.


- Tiene mucho carácter, sí – dijo Naruto – no te preocupes, lo arreglaré.


- ¿Crees que es buena idea contarle que sales conmigo precisamente hoy?


- Bueno... ya está cabreado, no creo que pueda cabrearse más aún – sonrió.


- ¿Tú crees?


Naruto tomó la ropa del armario y empezó a vestirse con rapidez. No quería enfadar más todavía a su representante y llegaba realmente tarde a la entrevista. Sin embargo, llamó por teléfono a la empresa donde debían hacerles las fotografías para disculparse personalmente y excusarse con que había pasado una noche horrible, una indigestión que le llevó a tener pesadillas y no pegar ojo en toda la noche. Evidentemente... se lo creyeron y le comentaron que se recuperase cuanto antes para volver a su ajetreada vida normal.


- Sí que eres un zalamero. Era una excusa barata – le comentó Sasuke.


- Pero funciona. Tengo las fotografías mañana a medio día. ¿Ves? Todo arreglado.


- Ya puedes salir corriendo para hacer esa entrevista o tendrás más problemas.


- Voy, voy – dijo Naruto, terminando de colocarse la camisa y dirigiéndose a la puerta – te veo en un rato. ¿Comemos juntos?


- Si no estás ocupado con tus faenas de famoso... - dijo Sasuke con una sonrisa.


- Muy gracioso, espérame a comer.


Sasuke se volvió directo al aseo, cerrando la puerta tras de sí y apagando el grifo del agua para secarse. ¡Ahora se sentía culpable! Le estaba ocultando información importante a su novio. ¡Novio de una súper estrella! Eso iba a ser un gran problema también. Si la prensa se enteraba, estarían perdidos, al menos Naruto y su imagen. No quería traerle problemas a Naruto. Y luego estaba Orochimaru, ¿Qué haría cuando se enterase de que salía con Naruto?


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